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La primera vez que me toqué en cámara y mis fantasías
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hoy he venido a confesar mi experiencia masturbándome y dando un show en vivo a personas desconocidas; una experiencia que resultó excitante. 

Mi nombre es Regina, recién cumplida la mayoría de edad me propuse como objetivo cumplir esta fantasía, para mí era cosa de autoestima, ¡me fascinaba el riesgo! pero me aterraba que la gente rechazar a mi físico. Y todo empezó así.

Compartir mi rostro blanco pero chapeado, mis cejas cafés y mi pelo lacio café con rayos platinados en un show sexual donde destapará mi intimidad fue un paso que di con temor a que no tuviera gracia para la mayoría de personas y adrenalina porque la gente reconociera quien soy. Hoy me abro a contarles lo que quería.

Yo siempre quise un cuerpo con más trasero y con un trabajo abdominal exagerado por lo cual me convertí en una mujer de cuerpo grande, soy alta, de espalda contorneada y una chica aficionada al ejercicio, creo que mis piernas son demasiado largas, mis muslos son grandes y sobresalen de mi mallas, mis pies son delicados y mis uñas siempre cortas y pintadas con sutil esmalte color negro, mi cabello en coleta y mi maquillaje al punto. Confieso que eh deseado que mi cuerpo se adapte a ser una guerrera sexual; seductora y una “depredadora”

Yo siendo una joven hormonal de manera temprana busqué gente que aceptar a mi cuerpo al desnudo, primero empecé a buscar por internet ligando con desconocidos en aplicaciones, después empecé a quedarme a dormir con esas personas y terminar teniendo encuentros sexuales en diferentes sitios de la ciudad ¡Cuanto más alejados de mi casa, mejor! Era una experiencia única despertar en casas donde por un día podías pretender que la vida de alguien era tuya por un instante

Esto me hizo experimentada en cuestión de poner mis límites y en ese proceso descubrir lo que otras personas harían porque yo les dejará rebasar los mismos. Lo cual me sentó genial. Así que empecé a buscar más atención y por lo tanto más recompensas que para mí fueran sencillas.

Me atraía la idea de mediante el sexo manipular a las personas.

Me atraía aún más la idea de tener dinero con tan poco esfuerzo.

Y un día por la noche había empezado temprano a cachondear con varios tipos por mensaje, para mí era tan sencillo como decir que estaba un poco caliente para empezar a recibir fotos de penes de toda clase de tipos, invitaciones a hacer toda clase de cosas y a ver a toda clase de personas evaluándome, esperando su oportunidad para poder arrancarme la ropa, hacerme suya. Descubrí que mientras unas personas se conforman con el quedarse con el recuerdo de una foto mía desnuda otras personas no; otras personas preferirían quedarse con la imagen de tenerme llena de leche en mi conchita, exhausta y jadeando boca abajo en su almohada. ¿Y que estarían dispuestas a hacer por mí en ese caso?

Con esta clase de estímulos en mi oído, pasaba horas masturbándome, llenaba mis dedos de suaves roces, de largas horas mojadas, de recios y rápidas penetraciones por parte de consoladores caseros forrados con un preservativo, lubricados resbalaban lo suficiente para meterlos inclusive por mi culito y darme un placer mezclado con un dolor que inmoviliza pero calienta. Calienta bastante ser autosuficiente y poder dominarte sexualmente a ti mismo, produce las mayores eyaculaciones el estar tan empoderada y en control de tu sexualidad

Veía por medio de una pantalla pequeña en mi mano como el mundo me regalaba todo el sexo qué quisiera y yo; tan sola en mi casa una noche, sin nadie que me llene, sin juguete que me consuele.

Pensé en compartir mi larga noche, impulsada por miles de hormonas que hervían dentro de mi, por el calor en mi rostro prepare mi sillón, una toalla por qué cuando le viniera iba a dejar un gran charco y espere a encontrar una manera de extender mi placer, posicione la cámara de mi celular apuntándome, un espejo y antes de iniciar a transmitirme en un sitio web popular.

Me duché y me puse la pijamada más cálida y cómoda que encontré; algo que me hiciera ver sexy y desaliñada después tomé el tiempo de seguir "practicando" como iba a tocarme frente al espejo. Vi la imagen de una chica chapeada del rostro, de mi delicadeza y flexibilidad en el cuerpo, de las ganas que notaba en la saliva de mi boca, de saber que la humedad de mi vagina era inmensa, lo noté cuando la abrí con dos dedos y me encantó el color de esos labios cafés claro, hinchados de excitación, notaba que detrás de la cómoda playera blanca del pijama podía ver unos pezones excitados, que cualquiera quisiera lamer.

Imaginaba a una persona haciéndome el sexo. Esto me excitaba y hacía que frotara mis dedos de arriba a abajo, si entiendo el roce de la suave piel resbalarse, Imaginaba a más de una haciéndome una corrida grupal, y esto me mojaba y me hacía buscar meterme mis dedos y explorar qué tan adentro podrían llegar, Imaginaba experiencias lésbicas donde mi cara estaba llena de eyaculación femenina y esto me hacía sonreír y mover mi dedos en círculos y perderme en un mar de placer donde la importancia la tenía yo y las paredes de mi vagina.

Con todo esto, sentí la urgencia de no poder más. Le di a play a la cámara y comencé a transmitirme en vivo.

Primero sentí miedo por qué nadie me veía, pero dentro de nada llegó la primera persona, y el veía mi figura de la cadera para abajo desnuda. Aproveché el silencio para llenarlo con gemidos, aproveché el miedo para tocarme con euforia. Aprovechaba comentarios de gente que entraba al azar para sonreír, para pasármelo bien, aprovechaba la soledad para gemir con la boca cerrada, mi camiseta para morder, mis tetas para enseñar, mi culo para modelar y lo mojado para resbalar mis dedos. Era éxtasis de placer.

Mis fantasías en ese momento eran sobre el placer que yo estaba compartiendo eran acerca de que lo único que importaba era que yo disfrutase lo que estaba haciendo de que me entregase por completo y de esta manera miles de personas que me estarían viendo, se entregaran conmigo. Yo quería ser retribuida de todas las maneras posibles por este espectáculo de placer; quería que todo este placer compartido se recompensara en mi economía, en mi salud, en mi gracia y elegancia que me llegaría después de que todas esas eyaculaciones mías y de todos y todas, las que me vieran cayeran en mi danza de seducción, sumisión y dominio.

Y conseguía de esta manera profundizar más en mi cuerpo y entregarme ante mis espectadores, les otorgaba momentáneamente ángulos de mi cuerpo, les regale la visión de “corazón” que hace mi redondo trasero cuando me ves en cuatro patas, lamí mis dedos llenos de fluido de manera perversa y después lubriqué mis pezones y me mostré cada vez con la espalda más recta y el cuerpo más sucio. Me propuse terminar lo que había empezado así que aproveche todo la calentura de mi cabeza para concentrarme en mis ganas de sacar todo ese cosquilleo en un líquido que olía a mi esencia más pura de mujer; me posicione de la manera que la cámara pudiera captar un primer plano de mi vagina y la dejé explotar.

Solo sentí felicidad y cansancio al ver como todo ese mundo se desvanecía. Yo apague la cámara lo más rápido que pude y en general todas las luces de la casa, estaba exhausta como cuando haces el mejor de los trabajos y me fui a dormir como la reina más hermosa que enfrento la aventura más amorosa consigo misma.

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