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La primera vez. Choque con la cruda realidad
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Llevábamos tiempo jugueteando con fantasías. Ella es una mujer de 35 años, poderosa, con curvas, una mujer de bandera o una jamona, como muchos dicen. Melena rubia. Grandes y bien puestos pechos naturales que siempre iba mostrando con generosos escotes. caderona con un culazo grande y alto por sus largas piernas de poderosos muslos. Sus andares delataban a una mujer sensual y caliente por dentro. y yo su novio. un chico normal, buena gente, buen novio, romántico, dedicado a ella, pero insuficiente macho para tanta hembra. nunca fui capaz de satisfacerla del todo en el sexo.

Lo intentaba y hacíamos bien el amor pero yo notaba que ella tenía mucho mas por explotar deseando que se lo sacaran pero era una puerta que yo, por falta de carácter e incapacidad, jamás me atrevería a abrir. Por ello había desarrollado en la intimidad de mi imaginación un mundo de fantasía en el que ella me era infiel y estaba a disposición de otros hombres cualesquiera. Poco a poco me fui viendo en la necesidad de hacérselo saber de alguna manera aunque me daba pánico contárselo por si me entendía mal y afectaba a nuestra relación sentimental.

Primeramente yo estoy locamente enamorado de ella y lo último que quisiera es perderla. Pero poco a poco me fui atreviendo a dar pequeños pasos. Le fui explicando que me sentía orgulloso cuando otros hombres la miraban. Luego le dije que me excitaba un poco. Durante el sexo con ella fui poco a poco introduciendo algunas fantasías suaves y ella fue aceptándolas y reaccionando bien a ellas, excitándose cuando las contaba. Ella al poco tiempo fue añadiendo contenido a esas fantasías lo cual me hizo comprender que posiblemente con paciencia podría llegar hacerlas realidad algún día.

Al poco tiempo empezaron los juegos morbosos de ese estilo en la calle. Cuando salíamos de copas y ella estaba arreglada y sexy, como siempre va, ejercía de calientapollas para los machos que pululasen a nuestro alrededor. cuando notaba que alguno/s la miraban ella correspondía las miradas, las sonrisas, se colocaba en ángulo para ser mejor vista, ofrecía su escote y sus piernas a los mirones, etc.

Luego empezó a pasear por los bares y pubs alejándose de mi, dejando que le entrasen, flirteando, dejando que ligasen con ella mientras yo me tomaba algo, observando. Todo llegaba a su fin cuando ellos querían algo más y ella ya les decía que tenía novio que la estaba esperando por allí, dejándoles con el calentón (y ella también, pues muchas veces acababa con la entrepierna mojada por la situación). Cuando llegábamos a casa disfrutábamos del sexo hablando de qué hubiera podido pasar con esos tipos.

Pero como dice el refrán, tanto va el cántaro a la fuente… y un día no hubo vuelta atrás. Salimos en pareja, pensando en tener otro calentón de calientapollas y novio observador. Ella se vistió para la ocasión, sexy, quizá incluso demasiado para lo que solía, ya que ella, o bien enseñaba muchísimo escote o muchas piernas, raramente ambas cosas a la vez. Estigmatizada por la idea que le habían inculcado de que eso era de putas. Pero ese día sí que parecía un verdadero putón. Una mujer alta con mucho pecho y piernas, llevándolo casi todo al aire con su vestido rosa chicle de tirantas, apretado, ceñido, que estrujaba sus melones por encima del escote y quedaba demasiado corto, cercano a las nalgas y tacones de aguja. Yo iba entusiasmado al pub pensando que ella iba a causar sensación, y así fue. Elegimos el típico pub de moda entre los cuarentones y cincuentones que tiene un ambiente muy cargado de hormonas de los separados y solterones deseando mojar como sea. Ella allí era como un faro por su altura y sus andares y aspecto de guarra. Era un imán de moscones.

Como siempre, bebimos muy rápido para desinhibirnos y cuando ella ya estaba tocada decidió ponerse manos a la obra. "Voy a pasear" me dijo. Fueron las últimas palabras que me dirigió esa noche. Estuvo alternando con varios tipos que intentaban ligar con ella y se la comían con los ojos. Bailando en la pista sola mientras yo observaba se le pegaban algunos tíos aprovechando para rozar paquete en su culo. Había estado caldeando demasiado en especial a un grupo de cincuentones separados que fueron tras ella cuando se fue a la barra a pedir.

Mientras ella descansaba sus tetas en la barra para pedir uno de los del grupo que tenía pegado detrás empezó a hacer gestos a sus amigos y se puso detrás de ella pegado, rozando su bulto contra su trasero, esperando la reacción de ella. Ella giró un poco la cabeza pero no para decirle nada ni mirarle a él, sino a mi. Me vio a lo lejos en mi mesa sonriéndola y tocándome el paquete salido perdido y ella me devolvió la sonrisa y volvió a mirar para delante. El tipo viendo que tenía pista libre hacia gestos a sus amigos y reía. Entonces pasó a mayores. Metió su mano bajo el vestido y yo noté por el gesto que no buscaba culo, buscaba apartar el tanga y tocar su sexo con sus dedos.

Ella seguía impasible y se dejaba hacer. Los demás del grupo flipaban y reían. Tras un minuto de tocarla y hablarle a la oreja la agarró de la muñeca y se la llevo hacia una puerta de emergencia. Ella parecía en trance, irreflexiva y entregada. Me quedé paralizado. No sabía qué hacer pero pensé que había llegado el momento de dejar salir mis cuernos y me quedé sentado bebiendo. Solo observaba al grupo de amigos del calvo barrigudo que se la había llevado fuera. Estaban todos mirando sus móviles y de repente todos se dirigieron a la puerta de emergencia para salir del local. Ahí pensé que algo raro estaba pasando y tomé la misma dirección.

Cuando salí por aquella puerta trasera del local la imagen que vi fue el impacto más grande que he sentido en mi vida. Era un callejón oscuro y húmedo con poco más que los bidones de basura del local El grupo de hombres estaba alrededor de su amigo, que estaba encima de mi novia. Ella estaba tirada en el asfalto boca abajo la cara y la palma de las manos en el suelo, el vestido arremangado, las piernas semiabiertas y el tanga en las rodillas. El macho salido estaba encima de ella empujando como un animal y gritaba "toma, puta, ya tienes lo que te hacía falta, toma polla, cerda".

Sus amigos reían y jaleaban que le diera mas fuerte. Yo intenté mirar desde lejos si ella estaba en condiciones. Solamente veía su mirada perdida y sus jadeos. Gemía, estaba disfrutando de aquello sin duda. Para cuando el cerdo salido empezó a correrse dentro de ella sus amigos ya estaban grabando con los teléfonos móviles toda la escena. Se preguntaron que quién sería el siguiente. Nada más dejarla abierta de patas en el suelo el segundo le dio la vuelta y boca arriba le arrancó el tanga y le bajó el escote para morder y chupar sus tetas antes de meter su sucia polla desnuda dentro de mi novia.

Cuando todos hubieron acabado de vaciar sus huevos dentro de ella, algunos en sus tetas y otros en su cara ella estaba como en un trance profundo de disfrute y orgasmos que la dejó sin fuerzas ni para moverse. ellos aprovecharon entonces para hacerle muchísimas fotos y ponerse alrededor de ella para ir todos meándola apuntando a su cara, sus tetas, su coño bien abierto, empapando su vestido y dejándola allí en un charco de pis.

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