Es una noche poco fría de finales de marzo, Silvia y yo quedamos en vernos un sábado después del trabajo. Ya marcaban las 7 pm mientras la esperaba que su ex la dejara en casa después de su culto en el templo. Silvia estaba sin carro por haber tenido un accidente así que estuvo dependiendo de Andrés a que la lleve y traiga de todos lados, él muy contento porque así la podía controlar. Andrés sabía de lo nuestro, pero todavía no aceptaba que ya su “mujer” no le perteneciera, ni siquiera como compañera de cuarto. Hoy era la noche. Andrés extrañamente se mudó rápido del apartamento y hoy le tocaba quedarse con los niños. La cola de Silvia por fin iba ser mío.
Estando estacionado a unas cuadras del apartamento de Silvia recibí su llamada dándome luz verde para ir a verla. Silvia temía que Andrés usara lo nuestro para quitarle a sus hijos, pero hasta hoy tengo dudas si esa era la verdadera razón de ocultar nuestra mutua atracción. Estando abajo, como muchas de nuestras noches, le dispare un texto para que me abra la puerta de su edificio. Me abrió con una sonrisa muy nerviosa, pero con su pantalón de yoga en la cual se veía riquísimo su colita cuando subía las pequeñas escaleras que daban a su apartamento.
A sus 42 años Silvia estaba como para meterle la polla por todos lados, no era un cuerpo escultural, pero si bonita figura, con un culo bien formado, y tetas muy bien conservadas. No tenía el cuerpo de sus 30 años cuando la conocí pero, estaba en su mejor momento, ella sabía lo que quería (Eso pensaba) y como obtenerlo, estaba apasionada, pero… siempre había algo extraño.
Después de menear su culo en mi cara y yo casi degustándolo, entre a su apartamento y cerrando su puerta me dio un beso apasionado con sabor a pasta dental que estuvo riquísimo. Le di su apretón a su nalga derecha y me senté en el sofá no si darle antes la caja de preservativos que ella recibió horrorizada y mordiéndose el labio al mismo tiempo… Nunca imagine que sea una mujer tan coqueta a pesar que siempre me gustaba verla sonreír.
Ella estaba nerviosa, no había recibido a ningún otro hombre a solas en su apartamento, y allí estaba yo con casi una erección con solo verla en ese pantalón yoga que se lo compró para recibirme. Mi fantasía era tenerla frente mío totalmente desnuda y yo sentado con ropa en su sofá indicándole que hacer con su cuerpo. Pasaron unos minutos de conversación cotidiana y me dijo:
-Te gustaría bañarte? -Me pregunto como si yo me hubiese a negar.
-Solo si me acompañas -mientras me sacaba el sweater le dije sin menor duda.
Ella me miraba sorprendida mientras me desnudaba, me gustaba ser atrevido con ella y verla ponerse roja de pasión o de vergüenza. Me calentaba verla morderse el labio. Me quede totalmente desnudo en la sala de su apartamento y camine hacia la ducha con una dura erección que ella trataba de no mirar. Al entrar le pregunte si venia y me dijo que si pero que no la viera cuando se quitaba la ropa. Ella ya estaba bañada y yo venía de trabajar, pero no estaba sucio. La invitación a bañarse fue una prueba de ella pensando que me iba a negar, pero quien se va negar que una mujer bella te vea desnudo.
Ella por fin entro con su pierna izquierda cubierta de vendas, revelando cuál de las dos fue del accidente. Toda tímida me pidió que no le vea su chucha, era el segundo hombre que la veía desnuda y acepte para no incomodarla y se aleje. Cuando estuvo cerca comenzamos a besarnos bajo el agua, los dos llenos de pasión. Intenté bajar para comerme su vagina, pero no quería que se la viera. Igual se la vi, y estaba riquísima, con labios anchos y con pocos pelitos, un claro intento de ponerse rica para mi (Aunque a mi gusta peludita).
Le mordía las tetitas apasionadamente y le metido dos dedos en su chucha que la hizo saltar, abrir la boca y los ojos y decirme: “Ummm, si… sigue así bebe”. Ella me manoseaba la polla, los huevos, con su mano delicadamente me estaba dando una paja mientras yo aumentaba el ritmo del mete y saca de mis dedos haciéndola gemir del placer.
Silvia estaba a mil, justo para venirse cuando me pidió que parara, yo seguí follándola con mis dedos ahora con más intensidad. Me soltó la polla y me abrazo acercándome mi cabeza a la suya para besarnos apasionadamente mientras ella se venía, no una vez, pero 2 veces estuvimos masturbándonos mutuamente bajo la regadera.
Estuvimos en la ducha 20 minutos comiéndonos nuestras lenguas y tocando nuestros cuerpos sin parar, era una pasión increíble, la mujer estaba arrecha.
-Uhmm, bebe. Sigues armado. -Silvia dijo al ver que mi erección seguía intacta.
-Con tremenda mujer, solo el tarado de tu ex, busca otra. -Le conteste provocando un dulce beso de parte de ella.
Salimos de la ducha y después de secarnos Silvia me llevo a la cama.
Echados en la cama comenzamos a besarnos, me puse encima chupando sus pequeñas pero maravillosas tetas, mordiendo sus ricos pezones que soltaban lechita cuando Silvia se excitaba. Baje hasta su ombligo, pero otra vez no me dejo ir más allá. “No me mires, bebé”, me dijo. Subí a sus labios y con un beso profundo, dijo que ahora era su turno. Quería sentirme dentro de ella.
Abrimos la caja de preservativos y le pedí a ella que me lo pusiera para ver si me daba una mamada antes de follarla. Me puso el condón delicadamente sin hacer nada más que respirar hondo ya pensando que su chucha se la iba a comer toda. Me tiro a la cama boca arriba diciéndome que le gustaba como le metía los dedos, pero siempre ha querido sentir mi polla y ahora era el momento y quería disfrutarlo al máximo. Le encanto que mi miembro estuviese erecto toda la noche esperando su vagina. A este mujeron le gustaba sentirse desaseada.
Silvia, la mujer de unas de mis fantasías sexuales, comenzó a cabalgar mi polla lentamente, suave, con ritmos variados buscando ella su placer y yo dándoselo, apretándole sus tetas, manoseando su ano lento para que dure.
-Uhmm… que rico la tienes niño. -Me decía mientras aumentaba la frecuencia de la cabalgada.
-Tanto he esperado para tenerte adentro bebé. -Silvia buscaba disfrutar cada segundo.
Mi polla de estar erecta por mucho tiempo ya me estaba doliendo, al verla hecha toda una puta, no me importó y comencé manosearla más. Silvia comenzó a encontrar su ritmo y a cada rato soltaba un suspiro indicando que estaba cerca.
Estoy cerca bebé. Vengámonos juntos. -Dijo la bella Silvia.
Me excita ver a una mujer llegando al orgasmo, la agarré de la cintura para ayudarla a cabalgar más rápido pero, la calentona comenzó a moverse en un ritmo muy difícil de abandonar y nos venimos juntos después de unos segundos.
Se tiró a mi lado, yo fui a quitarme el condón empapado de sus jugos y mi semen. Al volver, ella tenía un color de piel rojizo, estaba más sensual que nunca. Nos aseamos y ya era hora de irse. Se paró a buscar una faldita y pude ver su rico culo. Le dije que quería comerme su colita, sonriendo ella me dice que para la próxima que mañana tiene que ir temprano al templo.
Me quedé con las ganas de que me la mame…
Continuará.