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La paja
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Agosto, una y media de la madrugada, mucho calor y Silvia no puede dormir. Durante un rato estuvo observando el cuerpo desnudo de Luismi, que sí dormía a su lado boca abajo. Las persianas semi cerradas para que entrase algo de aire en aquella calurosa noche también dejaba entrar luz suficiente para verle perfectamente.

Le observaba el culo. Un buen culo pensó. A ella le gustaba mucho. Le gustaba agarrárselo fuerte cuando lo hacían. Alargó la mano y se lo acarició. Él reaccionó suspirando y dándose la vuelta aunque aún dormido. Ahora ella le podía ver la polla. No la tenía grande pero si era gorda y a ella le daba mucho placer. Sintió el deseo de acercarse y besarla, de lamerla, de darle una buena mamada. Pero no le iba a despertar.

Se tumbó mirando al techo y comenzó a acariciarse con las yemas de los dedos. Se rozaba los labios rasurados. Hacía pasar sus dedos por su rajita, sintiendo el calor que desprendía. Un calor que comenzaba a subirle desde el coño hasta su cabeza. Una humedad ardiente empezaba a manar de su sexo mojándole los dedos que recorrían toda la zona. Desde la entrada junto al ano hasta el final donde su clítoris comenzaba a reaccionar al roce.

Suspiró profundamente antes de girarse y ponerse boca abajo. Estaba excitada.

Colocó la cabeza al lado contrario de donde estaba Luismi, encogió un poco la pierna derecha. Metió su mano bajo su cuerpo y comprobó que se podía manejar con facilidad. Se palpó todo el coño con la palma de la mano. Introdujo dos dedos en el interior de su vagina y luego los pasó por su clítoris. Ahora solo faltaba algún recuerdo que le facilitara llegar al clímax.

Hacía un momento le había deseado mamar la polla a su novio, así que a su mente vino el recuerdo de la primera polla que mamó. El mismo día que perdió su virginidad.

Comenzó a rozar su clítoris levemente en círculos y comenzó a revivir su pasado.

Su hermano Miguel Ángel, cuatro años mayor que ella tenía un amigo llamado Franky. Ambos jugaban al baloncesto. Todo el mundo estaba con la fiebre del baloncesto a finales de los ochenta. Iban al mismo instituto y salían de copas juntos.

Cuando ellos estaban en COU, Franky venía a casa y se metían en la habitación a estudiar. A ella y a su íntima amiga Genia les encantaba Franky. Era un tipo bastante alto y fuerte, pelo largo y rubio. Ojos azules y una sonrisa perfecta. Tenía pinta de surfero sacado de alguna serie americana.

Cuando los chicos salían de la habitación y se iban a la calle. Ellas dos entraban en busca de alguna foto de los dos amigos para quedársela. Un día en uno de esos registros descubrieron un gran secreto. En un rincón, dentro de una caja de zapatillas de baloncesto Reebok, encontraron unas revistas porno que no dudaron en ojear juntas. Aquello cambió por completo la situación. A partir de ese día descubrieron la sexualidad. No tenían muy claro lo que veían en aquellas revistas, pero empezaron a notar lo que era la excitación sexual y la masturbación. Durante los siguientes tres años se apañaron para robar las revistas y masturbarse viéndolas. Por entonces Franky era todo un mito sexual en el barrio.

A los quince años las dos amigas ya salían de marcha con todo lo que ello conlleva, primeras borracheras, primeros rollos, primeros besos… En el caso de Genia, su precocidad le llevó a perder la virginidad a los quince con un primo suyo.

Los años de instituto pasaban rápido. Miguel Ángel y Franky se habían ido a la universidad seguían jugando al baloncesto y para sacarse unas pelas Franky trabajaba en un bar de copas, el No Ve No Ve.

Así llegó el gran día. Faltaban poco más de un mes para su dieciocho cumpleaños. El año en el instituto había ido fenomenal y al año siguiente iría a la facultad. Durante todo el verano había intentado entrarle a Franky así que, aunque siempre terminaba con todos sus amigos de la pandilla en el Flying Golden Cat, no había noche que no se pasase por el bar de Franky a tantearle.

Pero ésta noche sería el momento. Genia sería su cómplice para ejecutar su plan. Era domingo y sabían que sobre las cuatro de la madrugada cerraría el bar él solo. Su novia Teresa, una rubia impresionante no se quedaría ya que al día siguiente trabajaba. A sus colegas les daría esquinazo a la mínima oportunidad.

Según lo previsto por las dos amigas, estuvieron con el resto de la pandilla hasta hora y media antes del cierre en el bar de Franky. La pandilla estuvo allí con chupitos de tequila y risas hasta que Genia propuso ir ya al Flying. Se fueron todos al bar de siempre donde la pandilla se lo pasaba en grande. Esa noche fue en la que Genia y ella al son de Una rosa es una rosa de Mecano se marcaron un bailecito que puso caliente a todo el personal.

Cuarenta minutos después de haberse ido, las dos amigas volvían a entrar en el No Ve No Ve. Franky con gesto confuso preguntó:

-¿Qué hacéis aquí?

-Estábamos un poco cansadas -dijo Genia.

-Hemos venido a ayudarte -comentó Silvia

-¿Os pongo un chupito? -el chico se olía la movida.

-Vale -aceptó rápido Silvia.

-Uf yo casi mejor me voy que mañana he quedado – se quitó de en medio Genia volviendo al Flying ya que en la segunda parte del plan tendría que justificar la ausencia de su amiga.

Franky puso media sonrisa y le puso el chupito a Silvia. Luego siguió a Genia hasta la puerta, tras despedirse de ella con un beso, bajó el cierre y cerró la puerta del local para que no entrase nadie más.

Silvia le miraba desde la esquina de la barra cerrándole el paso hacia el interior. Mientras él venía hacia ella se miraban fijamente y se sonreían. El chico la cogió por la cintura y la apartó con cuidado para poder pasar.

Ella suspiró hondo. Él cogió dos cajas de coca-cola vacías y le dijo que le siguiera. Abrió una puerta junto a los servicios y encendió la luz. Era el almacén. Una vez dentro se miraron fijamente. La chica se abalanzó sobre su cuello y le besó. Franky le rodeó con los brazos y le devolvió el morreo metiéndole la lengua.

Comenzaron a tocarse y él metió la mano por debajo de su camiseta, buscando sus pequeñas tetas.

Al sentir que la mano del chico salvaba el sujetador y tocaba sus pechos ella tuvo una sensación de placer inmenso. Sus pezones se endurecieron de inmediato. Franky, al notarlo comenzó a pellizcarlos suavemente lo que aumentó la excitación de Silvia.

Franky paró un momento para quitarse la camiseta. Silvia besó su bien formado torso y comenzó a descender hasta colocarse de rodillas ante él. El amigo de su hermano le miró y comenzó a bajarse los vaqueros y el slip. Su polla saltó con una tremenda erección.

A Silvia, en ese momento, le pareció muy grande, luego supo que era normal. Torpemente y con la cara iluminada trataba de metérsela en la boca. Franky la detuvo:

-Tranquila, como si fuera un chupa-chups, lentamente, con los labios y la lengua.

Silvia la notaba ardiendo. Tremendamente suave y ardiendo. El líquido pre seminal le daba un sabor muy intenso y nada agradable. La chica se sintió que se humedecía.

El chico le aguantó la cabeza y le marcó el ritmo. Ahora más pausada movía rítmicamente la cabeza adelante y atrás:

-Así, así, tranquila…

Le tomó la cabeza con las dos manos y comenzó a follarle la boca. Silvia se dejaba hacer. Para evitar que le llegara muy adentro la chica ponía la mano como freno. La saliva se le salía por la comisura de los labios:

-Sigue Silvia, sigue…

Franky aceleró y estaba a punto de correrse:

-Aaaahhhggg, siii, joder que bien Silvia.

Ella notó como el semen le llegó a la garganta y empezó a toser. Tuvo que sacársela y Franky terminó haciéndose una paja. Él se apoyó en la puerta y ella se levantó para limpiarse los restos de semen que salían de su boca:

-Es la primera polla que te comes, ¿no?

Silvia le miró de reojo muy excitada. Acaba de hacer su primera mamada y al mejor amigo de su hermano:

-Tienes una boca riquísima… -la agarró por la cintura -ahora te toca a ti…

Le quitó la camiseta y el sujetador. Le besó sus preciosas tetas y la tumbó boca arriba sobre una mesa. Luego le subió la minifalda. Silvia le miraba y se mordía el labio inferior:

-Te lo voy a comer…

Lentamente le quitó las bragas dejando a la vista un coño cubierto de una capa de rizos negros. Franky le sonrió y se inclinó sobre su entrepierna con los dedos buscó la raja separando los vellos. Abrió los labios y allí estaba su clítoris erecto y su vagina virgen todavía.

Pasó la lengua por toda la raja y a ella se le escapó un suspiro. Silvia notaba la ardiente lengua de Franky entrar y salir de su raja y unos escalofríos cada vez que se entretenía con su clítoris. Así su excitación fue “in crescendo” hasta que no pudo controlar la situación y supo que iba a tener un orgasmo descomunal que trató de disimular tapándose la boca con las dos manos.

Ella estaba relajada cuando vio que el chico se incorporó con otra erección. La bajó de la mesa, la besó fuerte y la abrazó:

-Ten cuidado, Franky.

-Tranquila, no te preocupes.

Hizo que se apoyara sobre la mesa y se puso detrás de ella. Pasó la punta de su polla en el coño para lubricarse con los flujos. Poco a poco fue penetrándola hasta topar con el himen. Silvia se notaba totalmente ocupada. Franky empezó a forzar la penetración:

-Para, para, que me duele.

-Tranquila, que te lo hago despacio.

-No, que me duele mucho, Ayyy no me cabe.

Él siguió haciendo fuerza hasta que fue notando como se la iba metiendo. La chica respiraba muy fuerte:

-Ahora, Silvia ahora te entra -y se la metió entera. -ella gritó. Acababa de desvirgar a la hermana de su mejor amigo.

Ella sentía un dolor enorme mientras que él comenzó un mete-saca. Estuvo bombeando sobre Silvia durante un rato hasta que comenzó a correrse dentro de su coño recién desvirgado.

Ella comenzó a correrse sobre la mano con la que se estaba masturbando en la cama recordando como el mejor amigo de su novio se corrió dentro de su coño sin condón. Mordió la almohada para no gritar y despertar a Luismi.

Finalmente se quedó dormida con la relajación de la paja.

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