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La nueva profesora de inglés (4): La putica del Director
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Cuando Sandra llegó ese día a su casa iba totalmente asustada, no sabía hasta donde había escuchado al teléfono su esposo, acaso la había escuchado mientras cogía con el viejo Ernesto. Entro al apartamento y su esposo estaba en la cocina, estaba preparando un batido de fresa con cambur que solía hacer para tomar los fines de semana, está vez no era fin de semana pero igualmente estaba de buen humor cantando mientras picaba las frutas, a Sandra le pareció extraño que su esposo estuviera tan temprano en casa pero el le dijo que habían salido temprano porque todos se fueron a un acto político y el se escabullo para ir a casa. Se besaron cuando se saludaron y el beso fue más intenso que de costumbre, a Sandra no le había dado tiempo de lavarse la boca después de haber estado con el viejo director pero aun así su esposo le comió la boca y no pareció sentir ningun gusto diferente.

Sandra le dijo a su esposo que se iba a bañar rápidamente y regresaba para tomarse juntos el batido. La mujer se quitó la ropa en el baño y se vio al espejo, se sentía viva, joven, llena, se vio y se veía los senos duros, levantados igual que ese par de nalgas de volvía loco a los hombres, una cuquita depilada totalmente, aún sentía un poco adolorida en la cuca y en el culo por la ración de guebo que le había dado el viejo Ernesto unas horas antes pero igual sonreía porque le había gustado, le había encantado como se la había cogido el viejo, no podía negarlo, el viejo se la había cogido y ella estaba más feliz que nunca, feliz de ser la nueva putica del director.

Al salir del baño su esposo estaba en el cuarto esperándola con el batido de frutas, ambos se lo tomaron y se recostaron a ver juntos capitulos de Friends, la sería favorita de Sandra. Pasaron todo la tarde a costados viendo tv, acurrucados. Sandra veía tv pero si mente estaba en otro lado. Recordaba las palabras del viejo diciéndole que era una puta, diciéndole que era su puta, aún sentía como le latía en ano mientras el viejo la sodomizaba y como ella los disfruto estaba pensando que iba a pasar al siguiente día, pero de algo estaba segura se iba a vestir bien perra para su macho.

Si esposo Ernesto veía la tv con ella pero también pensaba en otra cosa, recordaba la llamada de teléfono que le había hecho, pero lo que su esposa no sabía es que había escuchado de más, había escuchado todo, la había escuchado gemir y pedir guebo, había escuchado como llamaban perra a su esposa y como ella lo disfrutaba y al recordarlo le pasó lo mismo que sucedió cuando lo escucho por teléfono, se le volvió a parar el guebo y volvió a excitarse, se había convertido en un cornudo y lo estaba disfrutando.

Al otro día cuando Sandra llegó al colegio estaba radiante, feliz, llegó 5 minutos antes del comienzo de la jornada, cuando el viejo director la vio se sonrió al verla como iba vestida, con una falda de cuadros un poco más arriba de las rodillas y una blusa entallada, blanca pegada al cuerdo que dejaba a la vista parte de sus poderosas tetas, Sandra lo vio y le devolvió la sonrisa y le dio la espalda y camino a su aula de clases, moviendo el culo lo más que podía.

Al terminar la jornada escolar Sandra lentamente fue acomodando las sillas y recogiendo el aula de clases, lo hacía lento esperando quedarse de última con el director. Luego de un rato al no escuchar a nadie se dirigió a la oficina del viejo, tocó la puerta y entro. El viejo sonreía sentado en su silla.

– Hola putica, sabía que vendrias por más. Le dijo el viejo, la estaba esperando desnudo sentado en su silla tras el escritorio. Cierra con candado y ven de rodillas a mamarle el guebo, fueron las palabras del viejo director

La mujer no dijo nada, simplemente se apresuró a cerrar con seguro y se agachó y tomo rumbo al escritorio. Mientras iba gateando aún no entendía como había llegado a esta situación pero no podía negar que el gustaba, se apresuró a llegar y apenas pudo se abalanzó sobre el miembro del director y se lo metió en la boca, y comenzó a darle un mamada de la que se iba a recordar el director toda su vida.

El viejo Ernesto estaba sentado en su silla, tenía la cabeza recostada hacia atrás, una mano guiaba la cabeza de su putica en la tremenda mamaba que le estaba dando y con la otra le manosea las tetas. El viejo aún no podía creer como estaba emputeciendo a Sandra, una mujer con pinta de modelo, con un culo escultural, redondo, carnoso y unas tetas de infarto y allí estaba mamándole el guebo a el, un viejo que podía ser su padre, que le doblaba casi su edad, flaco casi al punto de desnutrido, arrugado, ya con una calvicie, pero que tenía un guebo de bien tamaño y eso era lo único que necesitaba para emputecer a la mujer.

Sandra seguía mamando el guebo del viejo Ernesto, solo se lo sacaba de la boca para chuparle las bolas, el viejo ya no podía más y quería cogerle otra vez ese culo antes de acabar, hizo incorporar a Sandra, le quitó la blusa y luego la falda, casi le da un infarto al ver lo que llevaba bajo la falda, un hilo dental minúsculo, que se perdía en el culo y se metía en la cuca de Sandra, era un hilo vulgar, perrísimo, cómo le gustaban a el.

El viejo la recostó en el escritorio y le dijo que parara el culo, la mujer obedeció y le pedía que fuera con cuidado, el viejo se reía, sabía que la tenía dominada y que haría todo lo que le pidiera, el viejo se agachó y metió su cara entre las nalgas de la mujer y comenzó a rozarle el ano con su lengua. Sandra se retorcía, sentía que las piernas le flaqueaban, le estaban chupando el culo y aun así sentia que se me mojaba la cuca, sentía que se chorreaba.

– si papi cógeme, cómeme el culo, eran las palabras de la profesora, hazme lo que quieras que soy tu perra.

– claro que eres mi perra le dijo el viejo colocándose de pie, y fue acomodando el guebo en el ano húmedo de la mujer

La mujer gemía y respiraba fuerte mientras sentía como centímetro a centímetro el viejo la iba enculando, cómo iba metiendo poco a poco el guebo en su culo, era un dolor intenso pero a la vez sentía placer de obedecer a su macho. Cuando el viejo logro meter todo el guebo se quedó quieto unos segundos, y luego coloco sus manos en los hombros de la.luner y comenzó un mete y saca infernal.

– ohhh

– así no. Tan duro no. Sácamelo viejo sucio.

Eran las palabras de Sandra que sentía que la estaba partiendo en dos.

Jajaja el viejo se carcajeaba mientras seguía en su mente y saca cada vez lo más rápido que podía, parecía que se iba a desarmar el escritorio, al viejo le encantaba ver cómo sufría Sandra, le encantaba como le pedía piedad y lo hacía excitar más. Y le daba más duro.

– Sácamelo por favor le decía Sandra ya más tranquila.

– me duele sácalo, me estás matando papi.

– más despacio papi, cada vez la mujer iba cediendo poco a poco y el dolor iba pasando.

El viejo sabía que lo peor había pasado y sabía que ya la mujer estaba comenzando a sentir placer, así que continuando con su ritmo comenzó a hablarle sucio tal como a él le gustaba y ahora también le gustaba a Sandra.

– Te gusta perra, te gusta como te cojo por el culo.

– me encanta papi, soy tu perra cógeme cómo quieras.

– Me vas a dar culo todos los días, preguntaba el viejo.

– Si papi, cada vez que quieras te voy a dar cuca o culo y te lo voy a mamar como una perra.

– vamos a ir a culear en tu casa perra, en la cama donde duermes con tu esposo, pregunto el viejo para ver a dónde podía llegar.

La mujer no dijo nada así que el viejo le dió una tremenda nalgada y le gritó.

– respóndeme cuando te pregunte perra!!!

– Si papi, vamos a ir a culear en mi cama cuando quieras. Era tanta la excitación que le producía dolmpensar en eso y en sentir como le perforaban el culo que la mujer comenzó a sentir convulsiones, sentía que se derrumbaba, sentía que se orina, y comenzó a tener el orgasmo más fuerte de su vida mientras gemía a ojos cerrado

-Ah

– Ahh que rico. Ahhh dale duro. Parteme el culo.

– Ah no pares papi

Jaja el viejo se reía y se sentía triunfador, ya tenía a la mujer como el queria. Era su puta y comenzó a regar su semen en el fondo del culo de la mujer

Ambos quedaron exhaustos, bañados en sudor, el viejo de sentó en su silla mientras la mujer aún adolorida poco a poco comenzaba vestirse.

El sábado preparas algo rico en tu casa que voy a visitarte a horas del almuerzo, fueron las palabras del viejo. Si papi, fue lo único que dijo Sandra pero sintió una punzada en el estómago…

Continuara…

Gracias a todos por sus comentarios en los anteriores relatos. Había estado ausente pero ya retomamos la historia. Para comentarios [email protected].

P. D.: para colaboración o críticas.

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