back to top
InicioConfesionesLa noche que fui a Pinar de Rocha

La noche que fui a Pinar de Rocha
L

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.

Esa vez no mostré mayor interés, pero tampoco rechacé del todo su propuesta.

Varias veces yo le había contado a mi pareja que me encantaba bailar. Pero cada vez que él me proponía ir a un boliche, me negaba por temor a incomodarlo.

Él nunca fue una persona celosa, ni mostró síntomas de ser un hombre posesivo. Al contrario, siempre me animó a vestirme como a mí me gustaba y creo que eso fue lo que me inspiró para aceptar su invitación.

Meses atrás, mi pareja me había regalado un vestido floreado ajustado al cuerpo, pero aún no se había presentado la ocasión para ponérmelo. Así que esa noche aproveché la ocasión para estrenarlo.

Si bien yo soy algo petisa, tengo muy buenos atributos de ida y de vuelta y cuando me vio con el vestido me comió con su mirada.

Mi pareja tiene una discapacidad y está en silla de ruedas, pero siempre que podemos salimos a tomar algo.

Pinar de Rocha es un boliche que queda entre Haedo y Ramos Mejía Buenos Aires, por lo que, a nosotros, nos quedaba relativamente cerca para ir en un Uber.

Al llegar al boliche nos sentamos en una de las mesas que estaba cerca de la pista de baile, para que él pudiese disfrutar mejor.

A los pocos minutos, empezó a sonar un clásico de Elton John “Sacrificio” y lentamente comenzaron a bajar las luces.

Algunas parejas subían a la pista para bailar. Poco a poco la magia de la música se iba apoderando del lugar y las personas se movían casi hipnóticas al ritmo de los lentos.

La velada se presentaba apacible y se extendía sin mayor apuro, así que pedimos algo de tomar para irnos poniendo en situación.

Siempre que salimos con mi pareja, la gente cree que soy su hermana y eso da pie para que muchos hombres me miren.

Al rato un hombre con una hermosa mirada se acercó a nuestra mesa. Yo creí que quería preguntarnos algo, pero muy discretamente se puso hablar conmigo. Gire levemente la cabeza para ver a mi pareja, pero él estaba entretenido hablando con unos amigos. Además, él nunca se molestó cuando yo hablaba con otros hombres.

No sé cómo empezamos a charlar, pero lo cierto es que la charla se volvió cada vez más interesante… Hablamos un poco de todo… De películas, de música. Le conté que amaba bailar, pero como mi pareja no podía acompañarme debido a su condición, yo había dejado de hacerlo para no incomodarlo. El me comentó que estaría unos meses en Buenos Aires por trabajo y que a él también le encantaba bailar.

El hombre era bien parecido, tez blanca y unos labios carnosos que me encantaban.

En un momento de confianza, el hombre me propone bailar, yo me negué diciendo que estaba con mi compañero. Pero luego de varias insistencias, accedí.

La verdad es que moría de ganas por bailar y como vi que mi pareja estaba hablando con unos amigos acepté subir a la pista.

Comenzamos a bailar un tema de Michael Bolton When a Man Loves a Woman. Debo confesar que al principio nos costó entrar en confianza. Pero a medida que pasaban los lentos, fuimos relajándonos y nuestras manos fueron encontrando el ritmo de la música vibrando en nuestros cuerpos.

Luego de bailar un par de temas, empezamos a mirarnos profundamente a los ojos y algo cambió en nosotros. Comencé a sentir levemente sus manos descender sobre mi cintura. Lo volví a mirar a los ojos, esta vez con cierta discreción. El ritmo de la música nos iba alejando cada vez mas de los ojos de mi pareja. Sinceramente yo quería volver a la mesa, pero el perfume de su cuerpo me atraía muchísimo y entonces lentamente me dejé llevar.

Nos hicimos lugar por entremedio de la gente y entonces puse mis brazos sobre su cuello y lentamente comenzamos a bailar abrazados.

Era una situación rara, lo sé, pero me gustaba. No había bailado hacia años, sin embargo, mi cuerpo respondía al estímulo mágico de la música.

En un momento me hace girar y quedo de espaldas a él. Sentí su miembro crecer entre mis nalgas. Lo sentía muy duro y fantaseaba en mi mente con tenerlo dentro de mi cuerpo, pero estábamos en el medio de la pista de baile. Quería impregnarme del perfume que brotaba por su cuerpo. Quería desnudarnos y coger ahí mismo, en esa pista, frente a todos.

Después volvimos a la mesa, no sin antes pasarnos el número de WhatsApp.

Ese fue el inicio de mi relación extramatrimonial intensa, mágica que iré contando…

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.