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La mujer del pastor (Parte 3)
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Tres semanas, un lunes, después de nuestro encuentro con Rocí, me encontré con Alicia, en el parqueadero de un centro comercial, estaba sola y cargaba unas bolsas, me acerque y me ofrecí a ayudarle con ellas hasta su automóvil. A diferencia de las dos ocasiones que estuve con ella, hablamos, le pregunté por su marido, y sus dos hijas de 18 y 21 años. Me dijo que el pastor había viajado con el tesorero a buscar donaciones en otra ciudad y regresaría el próximo sábado.

La invité a tomar un café y charlar y muy cautelosamente accedió. Nos sentamos en un Starbucks a hablar, le pregunté por qué no decía mucho cuando estuvimos disfrutando del sexo, y me contó que así trataba de no crear mucho vínculo.

Le dije que no tenía que preocuparse, yo solo quería experimentar y darle placer, mi esposa aunque algo abierta a nuevas ideas no tenía idea de mi relación solo sexual con ella.

Le pregunte sobre Rocío, y me contó que su relación con ella, fue el resultado del mutuo conocimiento de la falta de sexo en casa con sus maridos.

Me avente y le pregunte si quería divertirse un rato antes de irse a casa, sus ojos brillaron, estaba ávida de recuperar tiempo perdido. Le dije me siguiera en su auto y me fui a un lado de la ciudad donde no hubiese peligro de que nos vieran. Parqueamos, y la tome de la mano y camine por una avenida de pequeños negocios y cuando ella se dio cuenta, estábamos en una tienda de sexo. Se pegó a mí y miramos lo que vendían, le dije que escogiera algunas cosas, terminamos comprando, un arnés, un vibrador de bolsillo, y uno largo, unas esposas y lubricante saborizado.

Pagué y nos metimos a un cuarto pequeñito donde se puede ver porno de 20 minutos. Una sola silla así que se sentó en mis piernas. Empezó el corto y en pocos minutos nos besábamos, mi verga se puso dura, así que aprovechamos me la saque, se subió la falda y el panti a un lado y se sentó, siendo penetrada en su coño, que rico, viendo un porno en un sex shop con la mujer del pastor. Saque el vibrador de bolsillo y mientras subía y bajaba se lo puse en el clítoris, a los pocos minutos ambos nos vinimos, nos vestimos y riendo nos fuimos a los autos. Le pregunte cuando la podría ver de nuevo, me dijo que sus hijas tenían planes esta semana la mayor salí hoy y regresaba el miércoles, y la menor hasta el jueves. Así que quedamos para mañana martes. Esta pastora tenía una libido reprimida.

Amaneció, el llame a confirmar nuestro encuentro, me dio la dirección de su casa, y quedamos para las 4 pm.

Llegue a las cuatro, la casa en una calle sin salida y al fondo, y espaciada de otras casas. Parque algo lejos y camine, para llamar la atención. No alcance a tocar cuando la puerta se abrió y entre. Alicia estaba, esperando, estaba vestida como una dominatriz, de negro, botas con tacón de estileto, un top pegado acentuando sus senos, me dio un beso y me invito a sentar en el sofá, note una bolsa del sex shop, Alicia había ido a comprar ese atuendo, recuerdo que ayer lo miro varias veces.

Me dije a mi mismo, que le seguiré la corriente. Menos mal sus hijas Angélica y Piadosa se habían ido temprano, no me imagino la escena donde vieran así a su madre. Hahaa.

Me ofreció un traguito de whisky y luego, poniéndose en carácter, me ordeno ir a su alcoba, desnudarme y bañarme. Como mandoncita la pastora esta vez, creo quería ser mandona al ser sumisa con su marido.

Llegué a la alcoba me desnude y me metí a la ducha me bañé salí me sequé y entre de vuelta a la alcoba. Sobre la cama había una tanga para hombre de cuero con taches plateados. Me dijo Alicia que me la pusiera me quedaba algo pequeña era como un hilo dental atrás y un frente donde dé a vaina cabía mi miembro y testículos.

Me ordenaron acostarme en el piso y Alicia se sentó en mi cara y con su panti de orificios me ordeno le lamiera el coño, que obligación tan deliciosa. Lamí, chupe y mordí, Alicia quería correrse, solo me permitía usar mi boca, mis manos quietas. Llego el momento de correrse y esta mujer, que de templo para adentro es recatada, aquí es una aventurera sexual, se vino, sobre mi cara, chorros de orgasmo inundaron mi boca y nariz, me ahogaba y Alicia no me dejaba de presionar. Al fin se levantó y bajo a comerme, que rico, Su piadosa boca, y serpentina lengua hacían maravillas.

La pastora dominante me amarró a la cama boca bajo y siguió dándome sexo oral, me arranco la tanga narizona, y me lamio desde el cuello hasta los pies, subió y me comió el culo, jugaba con el ojete y metía su lengua, alternando con un dedo o dos, esto lo sentía, ya que no podía ver tenía una pesada almohada sobre mi cabeza, y además le seguía el juego.

Sentí como se bajó de la cama y por varios minutos no se a donde fue si es que se fue.

Sentí el peso de su cuerpo sobre la cama, sentí cómo acariciaba mis piernas, me tocaba las nalgas, sentí cómo introducía uno de sus dedos en mi culo. Deslizó sus manos sobre mi espalda y sentí algo duro a la entrada de mi ano,

Te empujó suavemente y sentí como algo penetraba caí en cuenta qué Alicia estaba metiéndome el falo en el arnés que habíamos comprado el día que estuvimos en la tienda del sexo.

Gemí de dolor y me queje un poco me dijo tranquilo déjame disfrutar tu culo, me lo metía espacio y me los sacaba rápido, Alicia estaba disfrutando de mi cuerpo y de su sexualidad. Al poco tiempo se retiró, me quitó los amarres y nos fuimos a dar una ducha.

Nos duchamos juntos nos acariciamos metimos nuestros dedos por todos nuestros orificios me la comí un rato y luego nos secamos y nos metimos en la cama.

La empecé acariciar de vuelta en pocos minutos el frío de la ducha había desaparecido dándole entrada nuevamente al calor y placer del sexo por venir.

Quería comerme a Alicia en cuatro, la coloque en posición y me lo comí su sexo y su culito hermoso y casi santo, ella jugaba con mi miembro mientras me la comía, ya erecto y tieso me puse detrás y penetre su dulce coño, y empecé a darle deliciosamente. Ambos hacíamos ruidos de placer y Alicia gemía y me pedía amas duro dame más duro, lo cual producía en sus nalgas el sonido de unos aplausos a nuestra faena.

Por el rabillo del ojo, note un movimiento hacia donde está la puerta de la alcoba y alcance a ver un pie que se escurrió escondiéndose, alguien estaba allí. Seguí dándole a Alicia y pendiente de la puerta, en un momento dado logre ver a una chica, no sé quién era, debía se runa de las ovejitas del pastor y la pastora, cual no sé. Ella no se dio cuenta que la vi estaba con los ojos cerrados masturbándose con la mano entre el pantalón y su piel. Volvió y corrió hacia atrás. Deje de mirar y me concentre en llenar de semen ese coño hermoso de Alicia, metí la mano por debajo y le di dedo duro a su clítoris hasta que casi al mismo tiempo nos venimos ruidosamente y caímos a la cama. La que fuera que estaba observándonos, debía estar viendo mis huevos sobre la cama y mi verga embutida en el coño de Alicia.

Nos dormimos un rato y desperté con la lengua de Alicia en mi verga, en vez alta le dije –Alicia quiero comerme ese culo tuyo, pónmela dura y traviesa. (Esperaba que quien fuera que nos observaba hace un rato regresara si es que no estaba esperando allí afuerita).

Alicia se puso boca arriba y le puse unas medias de seda tapándoles los ojos, le subí las piernas sobre mis hombros y metí mi verga en su coño, le di un momento para lubricarme y lograr que sus fluidos bajaran a su culo. Ya la luz detrás de la puerta creaba una sombra en el piso al lado de la cama, la chica estaba espiando.

Puse mi verga en el ano de Alicia y de un solo trancazo de la metí, la tenía doblada casi en forma de V, la imagen de mi verga entrando y saliendo del culo de Alicia debía ser un espectáculo aterrador o divino para quien estaba mirando. Seguimos hasta que solo yo me corrí dentro de ella, le saque y me dijo que estaba cansada. Que nos viéramos otro día, me beso, nos bañamos nuevamente me vestí y 30 minutos después salí de la alcoba despidiéndome en voz alta, por si acaso la espía estaba por allí. Salí a la calle y mirando a ambos lados vi a la chica escondía detrás de un árbol al frente, no dije nada, camine hasta mi auto y me fui.

Continuará.

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