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La mamá de mi amiga Raquel
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Carmen es hermana de Olga, la señora madura que me quito la virginidad, esa historia fue mi primer relato que subí, hoy quiero contarles como a mis 19 años me comí a su hermana Carmen, quien en ese entonces tenía 40 años de edad.

Ella media 1.55, era de complexión delgada, piel finita color morena, unas tetas paradas y unas nalgas redondas y paradas, usaba siempre traje de ejecutiva, se veía riquísima en esos pantalones de vestir entallados y que decir de sus vestidos ajustados y arriba de la rodilla, la señora era una diosa.

Yo me llevaba bien con su hija, quien tenía 24 años, ambos íbamos juntos al gimnasio, eso género que pudiera convivir con ella más seguido, tanto que había ocasiones que Carmen estando yo en su casa actuaba natural, se quitaba las blusas, andaba en calzones, ¡unos ricos cacheteros que siempre usaba, al parecer en su familia era normal el exhibirse.

Una tarde, fui a buscar a Raquel su hija para irnos al gimnasio, al tocar me abrió Carmen, una licra ajustadísima mostrando sus torneadas piernas, una blusa escotada enseñando casi todas sus tetas y su pezón marcado me recibieron en la puerta.

L: ¿Hola, esta Raquel?

C: Hola hijo, ¡no! ¡No esta!

L: ¡Bueno, le dice que vine por favor!

C: No tarda, si gustas pasa a la casa y espérala si no llega en 10 minutos, ¡pues te vas!

L: ¡Ok, muchas gracias!

Me senté en su sofá de la sala, ella continuaba con sus quehaceres, se empinaba mientras barría, yo miraba como se marcaba su tanga color rojo, como al agacharse a barrer por debajo del mueble de la televisión, me mostraba sus tetas firmes, eso me excito, ¡pensamientos eróticos recorrían mi cabeza!

Carmen se dio cuenta que la miraba peor en lugar de reprenderme, me miro con una sonrisa pícara, mientras continuaba su show pasaron los 10 minutos y con una erección en mi pantalón decidí abandonar esa casa!

L: ¡Bueno señora, ya me voy, Raquel ya se tardó!

C: ¡Bueno chico, te iba invitar un vaso de agua fresca, ya que la prepare, pero si ya te vas, ni hablar!

L: Bueno, ¡me quedo otros cinco minutos mientras tomamos el agua!

Me sirvió un vaso de agua de horchata y se sentó a mi lado en el sofá, cruzo su pierna enseñándome lo torneaba que estaban, ¡movía sus pies que estaban muy bien cuidados, yo tenía la verga dura deseaba arrancarle la ropa y penétrala con mucha fuerza!

L: ¿Señora le puedo decir algo?

C: ¡Claro hijo, dime!

L: ¡Que buen cuerpo tiene!

C: Ay, jajá, gracias, ¡favor que me haces, yo ya estoy vieja!

L: ¡Para nada, usted está envidiable para cualquier mujer de veinte!

C: Bueno, ¡a mis veinte aún estaba mejor!

L: ¡No lo dudo!

La mire fijamente y me atreví a robarle un beso, ella me empujo aceleradamente, inmediatamente le pedí una disculpa, la verdad mi instinto me hizo actuar así, ¡entonces me levante y me decidí a salir cuando ella me tomo de la mano y me beso frenéticamente!

C: ¡No sabes cómo me hace falta esto!

L: ¡Qué bien besa!

Besándonos caímos en el sofá, ella como fiera estaba encima mío, yo acariciaba sus piernas y su espalda, bajaba mis manos lentamente por sus nalgas duras.

Me quito la playera y empezó a besarme el pecho y los pezones, sus manos empezaron a bajar mi pants, mi verga estaba dura y ella con sus manos la empezó a acariciar, yo cerraba los ojos, ¡no podía creer que me estuviera agasajando a la mama de mi amiga!

C: ¡Que dura y grande, tan joven y tan pollon!

L: ¡Señora, me excitas!

C: ¡Relájate bebe y háblame de tu!

L: ¡Carmen, estas buenísima!

Carmen me miro y bajo a mi verga dura, la comenzó a lamer como paleta, no podía creerlo, era muy buena mamando, succionaba mi cabecita y la mordía, luego jugaba mi escroto dándole rasguños con sus dientes, se despojó de su blusa, para con su tetas hacerme una “rusa” muy rica, la señora me estaba haciendo suyo, el sexo oral era fenomenal, lo tragaba enterito, sentía su garganta con mi cabeza, luego de forma rápida, sacaba y metía mi verga en su boca, yo le apretaba la cabeza, estaba haciéndome sentir en la gloria!

L: ¡Ah, Carmen dios mío!

C: Que rica la tienes, grande y dura, ¡uhm!

Antes de continuar mamándomela, se quitó la licra y se acomodó para un perfecto 69, su vagina ya estaba húmeda, sus hermosas nalgas las puso en mi cara y me pido le hiciera lo mismo. Se las acaricié con mucha fuerza, hice a un lado su tanga y empecé a mamarle la concha con mucha velocidad, mi lengua entraba y salía fuerte, apoyándome de sus nalgas la follaba con mi lengua enrollada, ¡sus fluidos salados eran un néctar divino que escurría en mi boca!

C: ¡Agh, que rico, agh!

L. Así mi amor, te gusta? ¿Y te gusta mi lengua?

C: ¡Si!, pero ahora quiero sentir tu verga en mí!

Me levante y le quite la tanga, Carmen se acomodó en el sofá abriendo las piernas, me incline hacia ella y apoyándome de la espalda del sofá la empecé a penetrar suave, le mordía las tetas y el cuello, la doña aun apretaba magnifico, me acariciaba las nalgas y me empujaba más a ella.

C: ¡Ah, que dura, ah!

L: ¡Carmen, dios, que apretada!

Seguí embistiéndola en esa posición, luego me senté en el sofá y ella subió mirándome de frente, me cabalgaba delicioso, mi verga era apretada por su vagina, le mordía las tetas, ella mordía mi cuello, se dejaba caer majestuosamente, ¡el ruido de nuestros movimientos y gemidos ya se escuchaba en toda la casa!

L: ¡Muévete, agh, dios!

C: ¡Ahí rey, dios, que dura, agh!

L: ¡Que rico coges, uhm!

C: ¡Y tu nene, ah!!

Luego se dio vuelta y se dejó caer aún más rico, movía su cadera a cada caída, me estaba haciendo gritar del placer, le apretaba sus tetas, le mordía la oreja, ella simulaba un oral con mis dedos, le acariciaba el clítoris, ¡estábamos en lo mejor del acto!

L: ¡Eres maravillosa, uf!

C: ¡Y tu un infeliz, agh, uf, mira que cogerte a la mama de tu amiga, uf!

L: ¡Ella es la culpable, uf, por estar tan sabrosa!

¡La puse de pie y ella apoyada en el sofá se empino, le di un par de nalgadas para luego dejársela ir con delicadeza, le acariciaba las piernas y las nalgas, ella también movía rico su cuerpo, a sus 40 años era una experta ene l sexo y me estaba dando ene se momento un mejor sexo que su hermana!

Sin sacársela la lleve a su mesa, ahí tome una silla y subí una de sus piernas, le jalaba el cabello mientras la penetraba ene s apose de patita de ángel, ella gemía, se movía riquísimo, le besaba la boca, le mordía los labios, estaba dando lo mejor de mí, ¡quería que esa madura d e40 nunca olvidara a ese joven de 19 años!

C: ¡Ah, Luis, que rico, mmm!

L: ¡Ah, que rico, uf!

C: ¡Que varga más grande, que rica!

L: ¿Te gusta?

C: ¡Es magnifica, tan joven y tan vergon!

Se subió a su mesa empinándose toda, yo subí a una silla y la cogí de perrito, le daba tan fuerte como podía, la nalgueaba, le jalaba el cabello, le apretaba las nalgas, quería hacerla gritar, ya no me importaba que llegara Raquel, ¡solo quería seguir cogiéndome a su mama!

Ambos ya estábamos arriba de la mesa, le seguía dando de perrito, ella también movía sus caderas, me hacía gemir de lo rico que las movía, seguía dándole con fuerza, lograba ver su ventana y mirar a la calle, eso me excito más, ¡me imagine que nos encontraban y eso me excito más!

L: ¡Ah, mamacita, que rica, que rica eres!

C: ¡Cógeme, uf, cógeme!

L: Eres una malvada, ¡mira que coger donde comen!

C: ¡No me importa! ¡No es la primera vez!

L: ¡Dios, que zorra!

La comencé a embestir con toda mi fuerza, sentí como escurría, sabía que llegaría al orgasmo en cualquier momento, ¡me moví con mucha fuerza hasta sentir como se corría! eso género que se moviera riquísimo, me estaba dando un gran placer y por esa razón consiguió que yo también me viniera!

C: ¡Ah, así, dámela, dame tu leche!

L: ¡Dios, ah, que rico!

C: ¡Uhm, uf, papi!!

¡El orgasmo fue increíble, nos quedamos pegados como perros en la mesa, luego se la saque y ella corrió a limpiarme la verga con su boca, yo metía mis dedos ara aumentar su sensibilidad, su clítoris seguía inflado, yo descargue unas cuantas gotas más en su boca!

L: ¡Estuvo rico!

C: ¡Si, mucho, pero ahora tienes que irte, no quiero que te vean aquí!

L: ¡Como digas!

C: ¡Por cierto, esto solo queda entre los dos!

Tuve la oportunidad de cogérmela un par de veces más, luego se divorció y se fue a vivir a Michoacán con su hijo menor y Raquel, nunca más supe de ella.

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