Ella estaba en cuatro, empinada mirando a su marido, el orgasmo que habíamos obtenido antes fue fenomenal y después de una buena chupada ya estaba más duro que un metal y decidido a continuar con el acto masoquista con Marlene, esta vez sodomizándola de su culo.
Empecé lamiéndole las laceraciones de su espalda bajando lentamente en medio de su rico par de nalgas, el cornudo miraba sudoroso y continuaba a atado a la silla donde lo puso Marlene.
M: ¡Uhm!! ¿Qué me vas a hacer?
L: ¡Calla! ¡Solo relájate!
La puse en cuatro le abrí las nalgas y comencé con un buen beso negro, mientras mis manos apretaban sus ya muy lastimados pezones, mi lengua probaba el rico sabor de su ano, ese sabor que los verdaderos amantes del sexo disfrutas, entre sudor y corrida, un verdadero manjar.
Apretaba las carnosas carnes de la madre de mi amigo, mientras su marido se le notaba excitado, con ganas de desahogarse, pero continuaba atado observando como su mujer me daba su culo.
L: ¡Que rico culo!!
M: ¡Es tuyo papi!
L: ¡Toda tú eres mía!
M: ¡Ah!! ¡Qué rico se siente tu lengua!
Una vez y con la lengua escalda de tanto mamarle su culo, tome un poco de lubricante y se lo coloque en su orificio, ella se estremeció y su piel se erizo, estaba aceptando lo que se venía.
Tome el juguete que tiene 5 bolas de plástico duro, cada una mide diferentes tamaños, la primera mide 1 cm de diámetro y la ultima la más grande mide 7 cm de diámetro, un verdadero instrumento de tortura para algunos y estaba a punto de meterlo en Marlene.
Empecé metiéndole el de un centímetro, lo movía en círculos para luego meterlo y sacarlo, Marlene lo disfrutaba, gemía despacio y parecía gustarle la estimulación, por otra parte, el cornudo miraba atento y sudaba al ver cómo le introducía el objeto a su adorada esposa.
Decidí entonces meter el segundo circulo, esa tenía 1,5 cm de diámetro, ahí Marlene se movía rico, mis dedos también jugaban su clítoris lo que la tenía gustosa, yo disfrutaba de ya meter dos esferas de es juguete en su culo.
L: ¿Te gusta chiquita?
M: ¡Se siente rico, uhm!!
La tercera bola era de 3 cm de diámetro, más grande que el grosor de algunas pollas, la introduje y ella lanzo un quejido muy fuerte, eso incluso puso nerviosos a su cornudo, peor yo hice caso omiso y continúe introduciéndola.
M: ¡Ah!! ¡Ya me duele, ah!
L: ¡De eso se trata, de dolor!
M: ¡Es que ya son tres a dentro, no sé cuánto aguante más!
L: ¡Y esto apenas empieza bebe!
Sin decirle más le metí la de 4 cm de diámetro, Marlene gritaba, sudaba e incluso se retorcía como si se fuera a desmayar, yo empujaba con fuerza mientras le jalaba el cabello y le daba de nalgadas, todo eso ante la desesperación del cornudo.
V: ¡Déjala! ¡La vas a lastimar!
L: Claro que la voy a lastimar, ¡tú ni cosquillas viejo!
M: ¡Ah, que dolor, ah!!!
L: ¡Eso nena, grita, grita como perra, uhm!!
Sin sacársela y continuando con el movimiento de las esferas, me coloqué frente su cara y la puse a comerme la verga, ella me la mamaba con desenfreno, el dolor y placer por tener ese aparato sodomizándole su culo la tenía a tope, sudaba gritaba, me mordía la verga, ¡que rico!
L: Ah, eso nena, si así, uhm, chupa, ¡uhm!
M: ¡Mmmm!!! Agh!!!
V: ¡Eres una basura! ¡Ya déjala!
L: Jajá, vamos viejo, si bien que disfrutas ver a tu mujer como una puta, como un títere sexual, ¡jajá!
La tome de la cabeza y le follaba la boca, una y otra vez hasta que mis bolas chocaban con su cara, Marlene era mi juguete, con las esferas en su culo y mi verga en su ano, eso la tenía bien empalada.
Justo en ese momento le empecé a meter la penúltima bola, la de 5.5 cm, era muy gruesa, apena si entraba, Marlene gritaba y casi lloraba, se retorcía y me pedía se la sacara, yo hice caso omiso y continúe introduciendo ese objeto hasta que lo tuvo dentro.
M: ¡Ah, que dolor!!!
L: ¡Eso!! ¡Grita, grita como perra!
M: ¡Ah, Luis, me duele, agh!
Yo estaba súper excitado, así que me acosté y al puse encima mío y se la empecé a meter en su húmeda concha, ahora tenía mi verga en su coño y mi juguete en su ano, Marlene gritaba, sudaba y se movía rico, ahora está disfrutando tener dos cosas grandes en sus orificios.
L: ¡Muévete, uhm que rico!
M: ¡Ah! Luis, uhm, ah!
L: ¡Eres una gran puta, uhm!!
M: ¡Que rico, agh, que rico!
Le mordía sus tetas, le acariciaba su lacerado tarsero y espalda, continuaba moviendo en círculos el juguete que tenía en su culo, el cornudo solo miraba y casi se desmayaba de sufrir de ver a su mujer así, o tal vez de placer, pero nosotros continuábamos en lo que estábamos.
Acosté a Mare y levante sus piernas y le pedí las abrazara a la altura de las rodillas, se veía riquísimo su culo tapado y su coño abierto de tanta verga, entonces lentamente empecé a introducir la esfera más grande, la de 7 cm de diámetro, era algo inhumano, pero su culo lo recibía perfectamente bien.
M: ¡Dios, mi culo, agh!!!
V: ¿Estás bien Marlene?
L: ¡Jajá, que rico, uhm, si!!
M: ¡Ah, dios, me mataras, agh!
V: ¡Déjala ya, déjala!!
Una vez la esfera entro Marlene casi se desmaya de dolor, tomando en cuenta el tamaño de cada bola y su separación, se podía decir que tenía una verga de unos 26 cm dentro, mas aparte de 7 cm de grosor, pero fue ahí que apreté el botón de vibrador que tenía esa esfera y el placer empezó para la madre de mi amigo.
M: ¡Ah, ¡qué es esto, ah!!
L: ¡Una sorpresa mi amor!
V: ¡Marlene, déjala!!
El viejo se movía toscamente que se cayó de cara, fue muy divertido y excitante verlo en el suelo con la cara en el piso gritando que dejara a su mujer, yo reía y entonces le metí nuevamente mi vega en su rico coño.
Me movía rápido tratando de emular las vibraciones del aparato, Marlene babeaba, gemía, gritaba, pero disfrutaba de cómo la tenía.
M: ¡Que rico, uhm, esto es la gloria!
L: Eso mi amor, disfruta, que insaciable eres, dos enormes codas dentro y tú las devoras, ¡ah!
M: ¡Mas, cógeme más, que rico, agh!
L: ¡Si, uhm, que puta, de verdad, que puta!
La puse en cuatro nuevamente, la embestía con fuerza, el aparto hacia su papel y yo jalándole los cabellos súper bruscamente, le metí a mi verga hasta el fondo.
Marlene comenzó a venirse, sus gritos eran muy fuertes, su vagina escurría, parecía que sus ojos se saldrían, pero la sensual madre de mi amigo, disfrutaba su orgasmo.
M: ¡Ah!! ¡Dios, no puede ser!! ¡Tanto placer, no puede ser!!!!
L.: ¡Ah, si nena, ah, que rico, uhm!
V: Marlene: ¡eres una puta, que rico te cogen dio!
Finalmente, el viejo acepto que verla conmigo lo tenía a full, le di un sensual beso y apague el vibrador, ella quedo empinadísima dejando su enorme trasero levantado, fue entonces que, de golpe, le saque el juguete sexual, Marlene lanzo un grito de dolor y alivio al mismo tiempo, su culo estaba súper rojo y lastimado por dentro, además de estar súper abierto.
L. Que rico se ve esto mi amor!
M: ¡Oh!! Luis, eso fue riquísimo, agh, me duele todo!
L: ¡Peor aún falta mi leche en ti mi amor!
V: ¡Métesela!
Su marido me grito como desesperado animándome a meterle mi verga a su mujer y yo no lo defraude, la tomé de la cintura y se la metí en su ya muy maltrecho culo.
M: ¡Ah, dios, no!!
L: ¡Ah, nena, uhm, ah!
V: ¡Métesela, sí que rico te coges a mi esposa!!
M: ¡Ah, uhm, Luis!!!
L: ¡Marlene, uhm, esto es fantástico!
Todos los presentes en esa habitación disfrutamos al máximo, seguía embistiéndola con fuerza, volví a darle nalgadas y a jalarle su hermoso cabello, me empujaba con fuerza, se la metía hasta el fondo, ella solo gemía y me pedía más y su esposo celebraba verla bien ensartada.
M: ¡Cógeme papi, agh, cógeme!
L: ¡Que rico culo, uhm, que rico!
V: ¡Métesela, llénala de tu semen!
L: Viejo, así es como se coge a tu mujer, ¡así!!
No pude más con la excitación, los movimientos de Marlene, lo que decía el cornudo y mi adrenalina fueron la mezcla perfecta para que yo estallara en un tremendo orgasmo, haciéndola correr nuevamente y llenándole su delicioso culo de mi semen caliente.
L. Dios, que rico, ah, ah!!
M: ¡Ah, papi, uhm, dámelo, dame todo tu semen!
V: ¡Luis!!! Llénala, llénala!
L: Toma todo mi semen, tómalo puta, ¡tómalo!
Justo en ese momento Max, quien llego y no lo escuchamos ni notamos, abrió la puerta de la habitación y se encontró con su padre atado en una silla, su madre en cuatro llena de semen y su hasta ese día mejor amigo desnudo y llenándole el culo a su madre.
Max: Luis, mama, papa, ¿qué carajos pasa aquí?
M: ¡Hijo déjame explicarte!
V: ¡Max, no debiste venir!
Max: ¡Eres un hijo de puta Luis, cogerte a mi mama en frente de mi padre, te matare!
Max corrió hacia la que era su habitación, Marlene me dijo que me vistiera, lo hice a máxima velocidad y tomé mis cosas, ella aun desnuda corrió detrás de su hijo, ya me iba, pero regrese a desatar al viejo y ese fue mi error.
Max: Despídete de este mundo, ¡hijo de tu puta madre!
Accionó el gatillo y me disparó, antes que lo hiciera nuevamente sus padres lo agarraron, me disparó en el brazo, así que aun sangrando corrí, y salí de su casa, tomé un taxi y me dirigí a casa de mi tía, que es enfermera, después caí inconsciente.
Nunca más volví a ver a Max, de hecho, supe que su padre falleció el diciembre pasado, con Marlene tuve contacto todavía, me fue visitar cuando estaba herido, me conto que sus hijos ya no le hablaban, en especial Max y que se separó de su marido, lo último que supe es que se fue a vivir a Jalisco con una hermana suya.
Así terminó todo, pasamos de momentos de rico sexo a estar yo herido y una familia rota y ya sin un miembro, la verdad a veces me siento mal, pero no me arrepiento de nada, gozar a esa mujer hasta hoy, ha sido lo mejor.
Pronto regresaré con más historias, porque con todo y herida, no aprendí.