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La mamá de Max (V): Sexo en Navidad
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Tiempo de lectura: 5 minutos

M: ¿Te gusta esta lencería bebe?

L: Me encanta, ¡estas buenísima!

Desde que su esposo nos encontró cogiendo, Marlene y yo nos volvimos más descarado, ya no importaba que fuera la madre de Max, solo importaba saciar nuestros deseos sexuales.

Y es que yo pasaba a su casa antes de trabajar para coger como locos en lo que su cornudo marido desayunaba, en las noches mientras él dormía, a lado, estaba ella cabalgándome y gimiendo como loca, así era ya nuestro descaro total.

¿Pero cómo lo había aceptado? ¿Cómo ese viejo permitía que un amigo de su hijo se cogiera a su mujer? Tal vez el comprendió que ya no podía complacerla y prefería eso antes de dejarla o tal vez era un voyerista de closet que disfrutaba ver como su mujer se emputecía conmigo, no lo sé, solo sé que aprovechaba cada instante para darle verga a mas no poder a Marlene.

Y así fueron pasando los días, semanas y meses y continuábamos fornicando como conejos, a veces en su mesa, la tenía en cuatro dándole con fuerza, en su ducha antes de dormir, mientras miraban televisión ella estaba dándome tremenda mamada. El sueño de cualquier corneador hecho realidad.

Así llegamos a la cena de Navidad, Marlene se vistió con una rica calza negra que marcaba muy bien sus piernas y su rica tanga, combinada con una blusa escotada que mostraba sus ricos pechos, ella me invito a la cena, como era de suponerse los hijos lo vieron bien, aunque el cornudo de su vejo no toleraba verme ahí, manoseándole las piernas a su mujer debajo de la mesa con la presencia de sus hijos.

La celebración estaba de locos, baile, alcohol y gritos, nunca habían hecho una fiesta si jamás, creo que todo se debía a Marlene, que estaba súper desatada, cada que podíamos, nos rosábamos, ella me acariciaba la verga, yo le agarraba las nalgas y en casos más acelerados nos besábamos, el único que se daba cuenta era su cornudo esposo.

Ya más la madrugada, Max y su hermana estaban ebrios al igual que sus parejas, todos estaban cantando y bailando, entonces Marlene fue a la cocina donde se serviría ensalada yo la seguí, al entrar y sin darle casi oportunidad de reaccionar la abrace por la espalda arrimándole mi verga que empezaba a endurecerse, ella reacciono agarrándome las manos y llevándolas a sus tetas, le comencé a besar el cuello, mientras afuera su familia convivía.

L: ¡Me excitas, uhm!!

M: ¡Papito rico, uhm!!

L: ¡Ven, déjame hacerte mía!

M: ¡Si, cógeme!!

La tomé de su cintura y baje su calza con todo y su tanga, su vagina estaba húmeda, empecé a lamerle los muslos llevando mi lengua hasta su concha, la cual estaba súper húmeda, la lamía como gato, le acariciaba las tetas, ella me lamia los dedos, me perdí comiendo su coñito unos minutos, ahí estábamos en su cocina con el riesgo de que alguien nos viera.

M: ¡Ah!!! ¡Sigue uhm!!

L: ¡Amo tu coño!!!

Después de devorarle su vagina, me baje el pantalón y saque mi dura verga, Marlene no dudo en agacharse y comenzar a jalármela, coloco mi verga en medio de sus ricas tetas, me apretaba fenomenal, luego me chupaba la cabeza para después tragársela de golpe hasta casi ahogarse, ese movimiento lo hizo en repetidas ocasiones, a veces la lamía y mordía, también su lengua recorría de mi glande hasta donde inicia mi ano, yo agarraba su cabeza y le quitaba el cabello para poder ver cómo me la mamaba.

M: ¡Si, que rica verga!!!

L: Cómetela nena, uhm, ¡eres magnifica!

M: ¡Me encanta tu dureza, uhm!!

L: ¡Sí, es tuya putita, uhm!!!

Marlene se estaba dando tremendo atascón con mi verga, afuera bailaban payaso de rodeo y nadie se percataba de nuestra ausencia.

Levante a Marlene y nos besamos apasionadamente, me senté en un banco le levanté una pierna y la empecé a penetrar, nos mordíamos y jadeábamos, mi verga entraba poco a poco…

M: ¡Que rico, uhm!

L: ¡Mami, aprietas genial!

M: Dios, ¿y si nos ven?

L: Ni hablar, ¡no tengo la culpa de que este buenísima!!

Nos movíamos juntos, mi verga entraba por completo en su rica concha, ene s apose apretaba súper rico, yo acariciaba sus ricas nalgas y también tomaba su cadera para moverla en círculos, era una combinación genial.

La cargue y subí a su mesa de desayunar, ahí levante sus piernas y se la deje ir de un solo golpe, eso el arranco un gemido con tinte a grito entre placer y dolor, mi verga era grande y le movía todo por dentro.

L. Uhm, aprietas rico nena!!

M: ¡Ah, que rico, uhm!!!

L: Eso, ¡gime bebe que nos descubrirán ah!

M: ¡Cógeme Luis, ah, uhm, uf, ah!!

Estábamos cogiendo riquísimo, ella me abrazaba con sus ricas piernas y yo le mordía su cuello, cuando escuchamos la voz de su vejo cornudo.

V: ¡Que carajos hacen! ¿No se pudieron esperar?

L: Tú no entiendes, ¡cómo puedes esperarte con ella!

M: ¡Ah!! ¡no vengas a chingar!! ¡Vete!

Me senté en la silla y ella se daba de sentones ante la mirada atónita de su marido.

V: Marlene, ¡te verán los muchachos! Y tú, ¡ahí afuera están tus amigos!

L. Ya viejo, mejor cuida la puerta, que debo cogerme a esta ricura, no la puedo dejar así!

M: ¡En serio, mejor párate ahí para que nadie entre, no quiero que me interrumpan, ah!!

Era increíble, el viejo se paró en la puerta y vigilaba que no vinieran, mientras su esposa se movía magnifico dándose tremendos sentones, yo creo que el ver cómo nos miraba nos puso más salvajes y no nos importó nada, la adrenalina subía como espuma de leche, nos besábamos, le di la vuelta y ella, me cabalga de frente, le mordía las tetas, le apretaba las nalgas, todo eso justo en frente de su cornudo esposo.

V: ¡Ya párenle, dios mío, qué vergüenza!

M: ¡Deberías tener vergüenza tú, por eso hago esto!

L: No le hagas caso nena, muévete rico, ¡que vea lo puta que eres y lo que se pierde el cabrón!

V: ¡No le digas puta!

M: ¡Soy su puta!! ¡El sí sabe coger!

El pobre viejo no hacía más que doblegarse ante nuestra actitud, la música sonaba fuerte, el viejo cuidaba la puerta y yo puse a Marlene en cuatro, ante la mirada de su esposo empecé a penétrala con fuerza y a darle de nalgadas, yo lo miraba desafiante mientras su querida esposa me pedía más y más.

M: Cógeme, así, uh, ay, ¡si así!

L: ¡Viste como se coge a una mujer viejo!!

M: Ah, papito, cógeme, dame tu rica verga, ¡ah!!

L: Mírala, ve lo puta que es, ¡la puta con la que te casaste, jamás pudiste tenerla así y eso que solo es un rapidin!

La embestía con fuerza, disfrutaba de como ella movía las nalgas mirando a su marido, el viejo se notaba excitado, parecía que disfrutaba la acción, yo le jalaba el cabello le daba de nalgas me empujaba con fuerza sobre la rica madura mama de mi amigo.

L: ¡Ah, que rico, uhm!

M: ¡Mas, ah, dios mío!

L: ¡Ah!!, cuando se vayan te cogeré otra vez!

M: ¡Si, cógeme cuando quieras agh!!

Sentí como la mama de Max comenzó a venirse, sus piernas temblaban, se sentían sus espasmos del placer que tenía, le acaricié su clítoris para que fuera más duradero su placer, el viejo no hacía más que sudar y ver lo puta que era su mujer.

M: ¡Que rico, agh!!

L: ¡Ves cómo se debe de coger a una Reyna como ella, uhm!!

M: ¡Dame tu leche amor, dámela!

L: ¡Si cariño, pero te la daré en tu boca, vamos, ábrela!

Ella se arrodillo y empezó a mamármela muy rápido y rico, el marido solo miraba como Marlene se comía mi verga, poco a poco conseguía extasiarme hasta que finalmente expulse un mar de leche caliente en su boca.

L: ¡Ah!!! ¡Que rico, uhm!!

M: ¡Uhm, ugh, sabes rico!

V: ¿Dios, porque haces eso Marlene?

L: ¡Ah!! Es porque es puta, ¡mi puta y se traga mi semen!

M: ¡Sí!!! ¡Que rico!

Terminamos, el orgasmo fue genial, nos acomodamos la ropa y nos limpiamos justo cuando Max entró y al ver a los tres nos miró raro, pero como estaba ebrio fue por su papa para cantar con él.

La noche no termino ahí, ya cuando todos dormían, Marlene y yo cogíamos en su cama, le estaba dando en cuatro mientras su marido trataba de dormir, ¡que rico! me vine una y otra vez y el viejo no hacia otra cosa más que ver y estar impotente a cada cosa que le hacía a su mujer.

Al terminar el maratón sexual me despedí y salí muy temprano a casa, quedando de vernos al día siguiente.

Y así estuvimos un par de meses, cogiendo descaradamente con la presencia y el prácticamente consentimiento de su marido, yo me sentía un verdadero chulo, pero todo cambio una noche mientras disfrutábamos del sexo, pero eso se los contaré más adelante.

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Saludos a todos los lectores de la página, espero estén bien y sigan leyendo nuestros relatos, si gustan contactarnos pueden hacerlo a través de [email protected] y a [email protected] con gusto charlaremos con ustedes!

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