La señora Marlene y yo continuábamos con nuestro oasis de placer, esta ocasión me había hablado para que fuera a su casa, estaba sola y muy caliente y que mejor que el amigo de su hijo para encargarse de eso.
Llegue puntual, ella me esperaba en bata y con una botella de ron, a ella le encanta el ron, brindamos y coqueteábamos mutuamente.
A sus 50 años, aun paraba cualquier verga, sabía lo que traía y como usarlo, me sentía muy afortunado al ser yo quien le diera verga, bueno a ser uno de tantos.
Subimos a su habitación, puso música de reggaetón y comenzó a bailarme muy sexy yo disfrutaba su show acariciándome mi verga, ella sonreía y se despojó de su bata mostrándome su cuerpo desnudo y con olor a flores.
L: ¡Que buena estas!
M: ¡Gracias, eres un amor!
L. No puedo creer que me hayas llamado para esto!
M: ¡Es que coges muy rico y me gusta cómo me lo haces!
Me comenzó a desvestir mientras nos besábamos, aunque era un poco arriesgado estar ahí, ya que podían cacharnos, pero no me importo y seguí mis instintos.
Ya ambos desnudos, comenzamos a acariciarnos mutuamente mientras me mordía mi labio, ella ese día estaba diferente, no parecía como las veces anteriores, así que yo me deje llevar por la mama de Max.
Me acostó y fue directo a mi verga, la cual ya estaba durísima, yo respiraba aceleradamente al sentir su boca rosar con mi glande.
M: ¡Que grande!!
L: ¡Ah!! ¡Eres fenomenal!
M: ¡Y eso que aún no te hago nada!
L: Pues comienza, ¡por favor linda!
Marlene comenzó a darme tremendas chupadas, de esas chupadas que solo ella y su experiencia sabían dar, me tenía retorciéndome me acariciaba las bolas, las mordía, colocaba mi verga en medio de sus ricas tetas, me masturbaba con ellas, se sentía delicioso, luego abría su boca y la tragaba de golpe, en verdad que rico oral me daba.
L: ¡Ah!!! ¡Que rico, no pares!
M: Eso, uhm, que dura se te pone, ¡uhm!!
Continúo demostrándome que era muy buen con su boca, yo ya sudaba del placer, mi verga ya estaba toda babeada, Marlene la tragaba hasta ahogarse y luego la sacaba para aspirarla velozmente, la jalaba con su suave mano y apretaba mis bolas, yo no aguantaría más, la verdad me tenía dominado.
L: ¡Me voy a venir!!!
M: ¡Sácalos, dámelos de comer!
L: ¡Por dios, que rica!
M: ¡Si!! ¡Dámelos papi, dámelos!
No aguante más y expulse un gran chorro de semen espeso y caliente, miraba como la señora lo recibía con la boca abierta, los saboreaba y tragaba, ¡que rico! me la seguía mamando comiéndose totalmente mi leche, que mujer tan rica.
L: ¡Mami, dios mío!!
M: ¡Que ricos mecos!
L: ¡No sabía que te gustaban!!
M: ¡Es que tú me encantas!
Se puso de pie y nos besamos apasionadamente mientras apretaba sus ricas nalgas y sus tetas hermosas.
M: ¡Ahora te toca!
Se acostó y mientras mi verga reposaba me dirigí a comerme su rico toto, depilado y húmedo, un manjar de dioses. Le abrí las piernas y con mi lengua recorrí sus carnosos muslos y sus ricas nalgas, aprecia gato lamiéndole por esa zona, luego con mis manos acaricie su rica concha, ella era muy sensible al tacto y se retorcía al sentir mis dedos, con mi lengua probaba sus labios vaginales, lo hice en repetidas ocasiones como si la estuviera besando, luego abrí su vagina y me trague su rico néctar, el néctar erótico que salía de ella al sentir mi lengua entrar y salir de su cálida vagina.
M: ¡Oh!! ¡Así que rico!
L: ¡Me encanta tu concha amor!
Le devoraba su clítoris inflado y rojo, lo mordía suave y lo metía a mi boca chupándolo como loco, metía mi lengua simulando una follada, le apretaba las nalgas empujándola a mi boca, Marlene se retorcía como gusano, llevaba mi lengua de su vagina a su ano, le di un tremendo beso negro a su sensual ano cuidado y aseado, continúe metiendo mi lengua en su vagina, acompañe mis lamidas con dos dedos, que palpaban hasta donde podía entrar, Marlene jadeaba y gemía, le encantaba ser comida de esa forma.
M: ¡Ah, sí así, que rico!
L: ¡Tu concha es un manjar!!
M. No pares, por favor no pares!!
L: ¡Uhm!!!!! ¡Que sabor!
M: ¡Oh!! Luis me voy a venir me voy a venir papi!
L: Si, córrete en mi cara vamos, ¡uhm!!
Le comí su coño como loco, la dedeé y metí mi lengua de tal forma que conseguí que Marlene se viniera y tuviera un rico orgasmo.
M: ¡Ah!!! ¡Papi!!
L: Si, ¡córrete me la has puesto dura!
Ella aún se retorcía de su orgasmo, me acomodé y le abrí las piernas para darle en misionero, me movía como gusano, empujándome fuerte y suave al mismo tiempo, nos besábamos, nos mordíamos, me comía sus pezones, ella me abrazaba con sus piernas y movía su cadera para sentirme mejor.
M: ¡No pude ser que te conocí de niño y ahora me estas cogiendo!
L: Sí, ¡no puedo creer que siempre tuve una diosa sexual en frente!
M: ¡Si, cógeme, agh!
L: Si, toma, uhm, ¡siente mi dureza!
Marlene cerro sus piernas y yo subí encima como si la aplastara, en esa pose la toque del cuello y me empuje con toda fuerza, ella gemía y gritaba, también se movía riquísimo, que rico cogía la mama de Max.
L: ¡Dios, que rico, agh!
M: ¡Si, que buena verga!!
L: ¡Seguro que tu marido no te coge como yo!!!
M: ¡Ni en sueños!!
L: ¡Ponte en cuatro te voy a coger duro!
Se veía magnifica en cuatro, sus nalgas paradas y escurriendo fluidos por sus muslos, ¡que escena! La tome de su cadera y lentamente le fui introduciendo a mi amigo, ella se movía al sentir como entraba, una vez dentro, al tome con fuerza de su cintura y comencé a embestirla con violencia, la penetraba hasta el fondo, mis huevos chocaban en sus nalgas, le daba de nalgadas con mucha fuerza, me movía como toro en brama, ella gritaba y me pedía más y más.
M: ¡Ah!!! Luis, que rico!!
L. Dios, toma, uhm!!!
M: ¡Si!! ¡Soy tuya, uhm!!
L: ¡Si!! ¡Toda tu eres mía nena!
Mientras conversábamos mis movimientos eran más fuertes, al estrujaba con todo, le jalaba su cabello, me movía como loco, sentó como se retorcía y empezó a correré a chorros, teniendo un segundo orgasmo.
M: ¡Ah!!!! ¡Que rico!
L: ¡SI, córrete amor!
Me acosté y le pedí subiera a cabalgarme ella aun temblando pro el orgasmo subió, yo la tomé de las nalgas y empecé a moverla tomando el control de su cuerpo.
Una vez que reacciono se movía en círculos y se levantaba un poco para dejarse caer en mi verga dura, me miraba fijo, sus ligeras arrugas combinadas con sus ojos color claro me tenían a mil.
Su cabalgada era fenomenal, yo jadeaba y me retorcía al sentir como la mama de mi amigo trituraba mi verga.
L: ¡Nena, uhm!!
M: ¡Ah!!! ¡Papi que rico agh!!
L: ¡Si muévete, que rico te mueves nena, agh!
M: ¡Dios, nunca había estado en esta cama gozando!
L: ¿tu marido no sabe coger? ¡No te preocupes, aquí estoy amor!
M: ¡Ah, si, que rico!!!
Se dio la vuelta moviéndose como licuadora, yo la tomaba de las nalgas y al dejaba caer en mi con mucha fuerza, jadeábamos gemíamos, se movía fenomenal, estábamos en el clímax de la situación.
L: ¡Si amor vamos muévete!
M: ¡Sácala, préñame amor vamos!!
L: ¡Si, córrete conmigo amor!!
M: ¡Ah!!! ¡Si bebe, ahí viene ah!
L: ¡Eso no pares, agh!!!
Moviéndonos como locos nos venimos juntos teniendo un orgasmo muy rico! Marlene se retorcía y yo gritaba, era fenomenal tener una mujer de su talla encima mío y llena de mi semen.
Una vez que paso el orgasmo nos acomodamos en un 69 y empezamos a limpiarnos mutuamente, pero yo también le lamia su rico culito que ya se encontraba un poco dilatado.
Ella me tenía gimiendo como loco al sentir como se tragaba toda mi verga y yo le comía el clítoris y ya le metía un dedo por su rico y apretado ano.
L: Vamos, ¡pónmela dura que te quiero partir por aquí!!
M: ¡Uhm!! ¡Pero bebe!
L: Pero nada, dijiste que eres mía, ¡entonces esto también se incluye!
Una vez dilatada y yo bien duro la acosté con las piernas abiertas, ella estaba en posición como si fuera a dar a luz, agarrándose las piernas abrazándolas, dejándome su rico culo para mí.
Coloque mi cabecita y ella se estremeció, miro atenta como lentamente le entraba mi verga, ella gritaba y abría los ojos al ver como cada cm de mi dura verga le iba entrando.
L: ¡Esta apretadísimo!!!
M: ¡Ah!!!! ¡Me duele!!
L: ¡Relájate y respira que apenas estamos empezando!
Una vez con más de la mitad de mi verga dentro, empecé a moverme suave, le besaba sus ricos pies mientras me movía despacio, ella se quejaba, ¡pero continuaba observando cómo le entraba y salía! Acelere mis movimientos para hacerla gritar más apoyándome en sus piernas me empujaba con fuerza, su culo era apretadísimo, a pesar de sus 50 años ella lo tenía con perrito y eso me tenía como toro loco.
M: ¡Auch!! ¡Duele, agh!
L: ¡Si, goza, uhm!!
M: ¡Luis!!! Agh!!
Sus quejidos me tenían como loco, la tome de las piernas y empecé a embestirla como bestia, le mordía la boca, las tetas y todo lo que estuviera a mi alcance, ella no hacia otra cosa más que gemir y pedirme más y más verga en su rico ano.
Me senté en la cama y tomándola de las nalgas la ensarté con violencia, ella empezó a moverse delicioso, su ano me daba un placer enorme, empoza a darse de ricos sentones, yo acariciaba su cuerpo, apretaba sus pezones y jugaba su concha, Marlene estaba poseída por mí.
M: ¡Que rica verga, ah!!!
L: ¡Si, déjate caer mami!!!
M: ¡De veras mi esposo!!!
Estábamos tan metidos en el sexo que se nos pasaron las horas y su marido podría llegar en cualquier momento, pero eso no me detuvo, continuaba tomándola de su cadera y dejándola caer con fuerza sobre mi dura verga.
L: ¡Si, que llegue y vea como te doy!
M: ¡No!!! ¡Ah!
L: ¡Que rico que encuentre a la mujer de su vida cogiendo analmente con el amigo de su hijo!
M: ¡Ah!!! Basta Luis, no digas eso, ¡ah!
L: Sé que te excita, ¡te excita lo que digo!!
La puse en cuatro en la cama y yo parada se la metí con fuerza, de un solo golpe, ella exclamando de placer, movía su cuerpo y arañaba sus sabanas, las sabanas que compartía con su marido y ya estaban llenas de mis fluidos.
L: ¡Si, que vea la putita esposa!!!
M: ¡Mas, dame más!
L: ¡Ves!!! tu eres un manjar, ¡él no te merece!!
M: ¡Métemela papi, agh!!!
Jalándole el cabello le metía mi verga empalándola con todo, ella parecía que vomitaría o que la estaba atravesando sus nalgas se movían fantástico, continuaba diciéndole cosas de su marido y eso la tenía como loca, mientras poco a poco conseguía generarle un orgasmo más y yo estaba por correrme.
L: ¡Muévete perra!!!
M: ¡Si, agh, soy tu perra!
L: ¡Ah, me vengo nena!!!
M: ¡yo también papi, dámela, agh!!!
El orgasmo fue fenomenal, mi semen le lleno el culo y se escurría por sus piernas cayendo en sus sabanas, sus líquidos salían como lluvia y se retorcía riquísimo, que mujer.
Se la saqué y se la puse en la boca, ella me la mamo riquísimo, limpiándome y dejándola de lujo, yo acariciaba su cabeza y pezones, nos mirábamos con deseo, justo cuando Marlene se comía mi semen restante abría la puerta su marido.
-Qué carajo!!!
L: ¡Hola señor, que rica esposa tiene!
El solo se quedó pasmado, Marlene no hizo más que sacarse mi verga de su boca y sonreírle, estábamos ajenos a la realidad, en lugar de correr o vestirnos seguíamos desnudos y sexosos.
– Que hacen, ¡llamare a la policía!
M: ¡Tú no le hablaras a nadie! ¡Ahora yo mando aquí entiendes!!
– ¿Pero qué dices mujer?
L: Así es señor, no creo que se atreva a arruinarle la vida a sus hijos ni a su mujer, ¡mejor relájese ya me voy y los dejo hablar!
Con toda la arrogancia del mundo abrace Marlene y la bese de lengua, mientras ella me acariciaba la verga y yo sus nalgas ante la mirada atónita de su viejo marido.
A partir de ese día, Marlene y yo formalizamos nuestra relación de amantes, su marido lo sabía, pero no hacía nada, de hecho, cogíamos frente a él, creo que poco a poco lo enviciamos a vernos coger, todo hasta que Max se enteró, pero eso es otra historia.