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La inspección
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Estamos viviendo en momentos económicos un poco difícil, y por esas cuestiones tenemos que aprovechar las diferentes posibilidades que se nos presentan en el trabajo. Todo para incrementar el ingreso.

Este es el caso de mi mujer.

Le salió la oportunidad de trabajar una semana al mes a navegar inspeccionando las labores de una empresa en el río.

Así que en esos días se encuentra ausente de casa.

Ayer me comentó que habían vuelto muy temprano a puerto, y que una vez llegada al hotel, llenó la bañera para hacer un baño de inmersión.

Eso me hizo imaginar y fantasear muchas cosas…

Como todas las noches, hablamos tranquilos contándonos y compartiendo como nos fue ese día. Nos saludamos afectuosamente y nos deseamos buenas noches.

Después del llamado, mi imaginación y fantasía comenzó a brotar después del comentario de la bañera.

Me imaginaba a Elizabeth junto a su compañero de trabajo entrando al hotel, cada cual a su habitación y quedando en un horario para ir a cenar.

Ella entra a su habitación, tira su mochila sobre la cama, se descalza y va de a poco sacándose la ropa de todo el día. Se dirige al baño y comienza a llenar la bañera de agua caliente. Mientras espera que se llene, se acuesta en la cama en ropa interior y enciende la tele.

Haciendo zapping, va recorriendo los diferentes canales…

Inesperadamente, ve una imagen de una película condicionada…

Se veía como un hombre le practicaba sexo oral a una mujer mientras ella se tragada un gran pene de un tercero…

Elizabeth se sorprendió, miro unos minutos y cambio de canal.

Ella se había ruborizado, le había dado un poco de vergüenza.

Por error del hotel, un canal condicionado estaba decodificado y se podía ver una porno tranquilamente…

La habitación se estaba llenando de vapor que salía del baño, y finalmente la bañera ya se había llenado, así que se sacó la diminuta tanga, el corpiño, y se sumergió en la bañera hasta el cuello.

Mientras estaba relajada en el agua, no podía dejar de pensar en la imagen que había visto en la tele.

Una excitación comenzó a sentir por todo su cuerpo… Con sus manos frotaba su cuello sintiendo el agua cálida en su piel. Los pezones se pararon automáticamente.

Se empezó a imaginar ser esa mujer sintiendo como un hombre le chupaba su concha. Esa lengua que jugueteaba con sus labios carnosos y se detenían en el clítoris…

Manteniendo sus ojos cerrados, imaginaba esa lengua en su clítoris, la respiración se comenzó a sentir un poco más profunda. Lentamente bajo una de sus manos y empezó a frotar su concha. De a poco metía su dedo mayor en su vagina caliente

Ella quería sentir una pija dentro. Tenía unas ganas tremendas de chupar un pene erecto. Sentir las venas y el glande con la lengua, succionar sin parar y ver como su acompañante imaginario se retorcía de placer.

No pudo más, la respiración se tornó entrecortada, su estómago se retorcía y era casi el punto culmine de acabar esa paja que se estaba haciendo…

—Ahhh —Gimió de placer, los espasmos iban y venían hasta quedar exhausta rendida dentro de la bañera…

Después de un rato, comenzó a prepararse para ir a cenar junto a su compañero.

Sin pensarlo se puso un conjunto de ropa interior nueva muy sugerente. Cómo a ella le gusta. Se calzo un pantalón de jean elastizado, y una remera de mangas largas ajustado a su figura. Se perfumo y salió al encuentro en el lobby para ir a cenar.

Salieron del hotel rumbo a un restaurante que le habían aconsejado.

La cena fue muy distendida. Con su compañero, ya habían compartido varios días de trabajo, el diálogo era ameno y animado. Casi al punto de contarse cosas de su intimidad…

Entre diálogos y risas, a Elizabeth se le ocurre contar lo que más temprano le había ocurrido en la habitación con la tele.

Jajaja. Mira lo que me pasó!! Estaba acostada en la cama descansando un poco haciendo zapping, y de repente!¡!

A una mina le estaban haciendo sexo oral y ella a otro tipo!! Jajaja…

—Nooo, dijo su compañero…

—Y que hiciste? Je

—Nada, respondió Elizabeth.

—A esta altura, ya no me sorprende nada, miré un poquito y después cambié de canal.

En la cabeza del compañero, los ratones iban y venían. El comentario le despertó el pensamiento de la posibilidad de tener algo esa noche…

De alguna manera quería seguir conversando del tema y arrimar la posibilidad de tener una alegría para el postre.

Con su mirada escaneaba la figura de Elizabeth… Veía ese par de pechos que sobresalían de la remera ajustada y ese pedazo orto que podría ser por esta noche suyos!!

De igual modo, ella se había quedado con la imagen de la pija que se estaba devorando la mujer de la tele.

Comenzó un histeriqueo de parte de los dos.

Él le pregunto si ella era de ver porno. A lo que contestó.

—La verdad que no, hoy la imagen me sorprendido un poco, de improviso. Solo eso…

(Ella no lo había dicho, pero entre nosotros le gusta verse cogiendo, siendo ensartada por una poronga, y chupando pija).

—Y vos? —Le pregunta al compañero…

—Yo de vez en cuando veo con mi mujer… No es que lo necesitemos, solo nos inspira, nos calienta un poco y fantaseamos. Y realizamos nuestras fantasías…

A esta altura la conversación comenzó a ponerse caliente. En la cabeza de Elizabeth los ratones iban a mil.

Lo que le estaba contando su compañero, hizo que volviera la imagen de la peli porno que había visto. Comenzó a fantasear…

Mientras tomaban un café de sobremesa y hablaban, ella escuchaba sin escuchar, imaginándose sacarse el zapato para acariciarle la entrepierna por debajo de la mesa. Imaginaba como subía su pie inquieto y arremetía por encima del pantalón, sintiendo como su pene comenzaba a tomar volumen.

Ella estaba fantaseando sentir esa pija cerca suyo, tocarla, acariciarla, besarla, chuparla toda. Sentir su aroma para embriagarse de placer.

La conversación seguía, y ella asentía con su cabeza sin saber que contestaba, porque su mente estaba era otro lado. Más bien, imaginándose la pija de su compañero.

De a poco comenzó a sentir como su vagina se estaba mojando de los pensamientos que estaba teniendo.

Como no estaba del todo atenta a lo que su compañero le decía, asintió varias veces con la cabeza, y sin darse cuenta le estaba diciendo que sí, a una propuesta de pasar un buen rato en el hotel.

Le proponía sentir sus cuerpos desnudos para darse placer sin ningún compromiso, y que todo arrancaría ahí y terminaría ahí.

Finalmente se van del restaurante y vuelven al hotel…

Para no despertar sospechas, se despiden hasta mañana frente al conserje al pedir las llaves.

Elizabeth entra a su habitación, cierra la puerta y su respiración comienza a acelerarse.

Habían arreglado que en 20 minutos, dejaría la puerta sin llave para que su compañero ingrese sin problemas.

Ella se saca el pantalón y la remera, quedando en ropa interior, que a propósito era nueva, cómo si supiera que el cuerpo le pedía sexo, caricias, una buena cogida.

Lo espero en la cama, apenas iluminada con la luz tenue de un velador.

El clima de la habitación era ideal para pasar una noche de placer…

Minutos después, él entra y sin más, se acerca a la cama. Corre las sábanas para contemplar el hermoso cuerpo de Elizabeth…

La toma de la mano, la levanta suavemente de la cama y lentamente acerca su cara dándole un suave beso en los labios.

Él quería ver el escultural cuerpo de esa hembra en celo, que por cierto, con el conjunto nuevo de ropa interior la ponía súper sexy.

Con sus dos manos, el hombre comenzó a acariciarla suavemente el cuello, bajando por los hombros con las yemas de sus dedos.

Sus labios besan suavemente la piel mientras le desabrocha el corpiño de encaje súper sexy, dejando al descubierto esos hermosos pechos. Los pezones, de la excitación ya estaban bien erectos; él con sus labios comienza a besarlos suave e intensamente.

La excitación de Elizabeth era intensa…

Mientras su amante ocasional le chupaba los pechos, ella le acariciaba todo el torso, la espada, y poco a poco le empieza a desabrochar el pantalón.

Elizabeth ya muy caliente, quería ver esa poronga bien erecta; sentirla, tocarla y saborearla…

Ella le saca la remera que su compañero tenían puesta y lentamente le baja el pantalón, quedando en bóxer. Podía apreciar el bulto que se marcaba. De a poco fue bajando hasta que su cara queda justo a la altura de esa pija. A mordiscones.

Su compañero ya tenía la pija bien parada. Ese pedazo de carne quería la libertad del encierro y eregirse duro como un mastil.

Él le dice…

—Sos una mujer increíble, que caliente que me pones!!! Ahh, asii, síii mordisqueame la pija… Cómo me gustaaa…

—Te gusta? Mmmmm. Que buena pija que tenés., Mmmm la quiero toda. Toda para mí solita. Quiero chupártela, Querés?

Elizabeth con su mano izquierda le baja el bóxer y con la otra saca esa pija enorme, acerca su boca, apoya sus labios en la punta del glande y lentamente se la comienza a chupar.

—mmmm! Que rica que está, le dice ella.

—cómo me gusta. Es enorme. Me encanta…

—mmmm!! Te gusta?

Él le responde…

—siii, asiii. Que bien que la chupas!!! Asiiii. Ahhh

Elizabeth juguetea con la lengua desde la punta de la pija hasta la base, como si fuera un helado. Y luego vuelve a metérsela toda en la boca.

El la incorpora, y la lleva a un sillón de dos cuerpos que hay en la habitación.

Él se sienta y ella arrodillada vuelva a chupar la pija mientras con las manos acarician los testículos también enormes que le colgaban.

Su compañero gime de placer!!!

—ahhh desearía que me chuparas toda la vida mi pija de esa manera.

—que rica poronga, cómo me gustaaa. Mmmm, dice ella.

Luego la acuesta en el sillón, le abre las piernas, y con los dedos comienza a frotar la concha por arriba de la diminuta tanga de encaje. La tela tipo tul comienza a mojarse de una manera tremenda. Suavemente le corre la tanga, acerca su boca, besa los labios de la vulva caliente y comienza a chupársela.

A cada jugueteo de esa lengua filosa, Elizabeth gime de placer.

—Ahhhhh, así HDP!!! Asiii. Chúpame bien la concha, cómela toda…

—me estás matando de placer…

Mientras se la chupa, ella aprieta con los dedos los pezones duros como almendras., Amasa sus pechos de tanta calentura.

Acto seguido, la da vuelta, la pone tipo perrito con su brazos apoyados contra el respaldo del sillón, quedando el orto de frente a él. Acerca su poronga a la concha bien mojada, y se la mete despacio en esa cueva caliente. Comenzando a bombear.

Esa verga entra y sale sin parar. Una y otra vez, una y otra vez.

Elizabeth, gime y habla al mismo tiempo.

El compañero la estaba cogiendo de una manera increíble.

Estaba tan excitada que ella empujaba hacia atrás para sentir como se metía esa pija enorme hasta la base. Ese choto entraba y salía hasta el fondo.

A pesar de que era grande, la poronga desaparecía cuando estaba bien adentro.

—Así papucho, cogemeee, asiii siii que buena pija que tenés. Dámela toda. Ahhh.

La cogida era tremenda…

La incorpora nuevamente en otra posición. Él se sienta en el sillón. Con la pija bien parada, la hace sentarse mirando hacia adelante dándole ella la espalda… Elizabeth abre las piernas subida al sillón y lentamente se mete la verga en la concha. Comienza a subir y bajar, una y otra vez. Esa posición la excitaba muchísimo, dado que delante de ellos había un espejo y se veían los dos como cogían.

Era una imagen espectacular de esa hembra cabalgando sobre el pedazo de verga.

Al mismo tiempo con una mano, él comienza a estimular el clítoris.

—Ahhh que bien me coges papucho. Que linda pija… —Gemía ella…

Luego de un rato de esa posición. Él se acuesta en el sillón detrás de ella, le sube la pierna y le vuelva a meter el choto gigante en la concha.

Él le dice…

—que buena cogida, ahhh que concha increíble.

Después él se incorpora, se sienta en el sillón abre las piernas y Elizabeth arrodillada delante de él. Le empieza a hacerle la paja con las tetas.

Ella junta sus pechos con las manos apretando la verga y sube y baja una y otra vez.

—Que pechos hermosos. Asii asiii.

Cómo la verga era grande, aunque subía y bajaba entre las tetas, ella le podía chupar la cabeza de la pija. Eso lo estaba poniendo muy muy caliente. La poronga ya comenzaba a latir de placer…

—asiii. Me estás matando —le decía él.

Cambian otra vez de posición. El la lleva a la cama. Ya estaba muy caliente así que la acuesta y en la posición de misionero, le mete la verga otra vez, bombea sin parar, una y otra vez. Mientras con las manos, amasa los pechos de Elizabeth.

Elizabeth gime y gime de placer…

—Que bien me coges! Asii siii

Cómo él sentía que ella estaba tan excitada, mientras se la cogida, le empieza a acariciarle el clítoris nuevamente.

—Me vas a hacer acabar —dice ella…

—seguí siii.

Su vientre comenzó a moverse a ponerse duro a punto de acabar…

Elizabeth acaba con espasmos tremendos. Una mezcla de placer infinito, shock eléctrico y múltiples sensaciones…

El también comienza a sentir unas ganas tremendas de largar toda la leche. Unas ganas de acabar estaban en la punta de la verga.

Ella se incorpora, lo tumba sobre la cama, le agarra la pija y comienza a hacerle una paja. Cómo el choto era grande, ella podía pajearlo con las dos manos. Subía y bajaba una y otra vez entre chupadas.

Ella le decía…

—Dame tu leche.

—que buena pija.

—Quiero tu leche.

—que bien que me garchaste.

—aca acá mmmm

—La querés en mi boca papucho? llénamela.

Él ya no aguantaba más y sin más con espasmos de placer larga chorros increíbles de leche en la boca de Elizabeth.

—Tomaaa. —Dice el mientras de agarraba la cabeza con su pija dentro de la boca de ella.

Una vez acabado. Ella lo mira, y habré la boca mostrándole toda la leche en su boca, dejándola caer chorreando hacia sus pechos.

Una escena difícil de olvidar para él.

Cómo lo habían dicho, pasaron un buen rato en el hotel. Cogiendo tremendamente, con la premisa de que todo quedaría ahí. Sin más. Y mañana sería otro día de trabajo.

Otro día de inspección…

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