Inaugurando el culito de Pamela.
Carito la ayudo a Pame a levantarse mientras le decía que era su turno, se sentó sobre mí dándome la espalda y poniendo mi pija en su culito, moviéndose lentamente la comió entera. Pame miraba todo asombrada.
-“¿No te dolió?”, preguntó. “En las tres experiencias que intenté el sexo anal o no pude o me dolió mucho y ni lo gocé”.
-“Ahora que termine conmigo, mi papi te va a mostrar que lindo que es el sexo anal bien hecho, ¿no papi?”, le dijo Caro.
-“Si, así es. Pero ayudame con Carito”, le dije a la morocha. “Mientras disfruto su culito, abrazala, acariciala, lamela”.
Pame se puso de rodillas frente a Caro y se besaron y le chupó los pezones. Yo le tomé una mano y la llevé a la conchita de Caro indicándole a la morocha que la acaricie ahí mientras yo le tomaba las tetas a mi nena y le cogía el culo. Fue demasiado, en menos de tres minutos la sacudió un orgasmo mientras se refugiaba en los brazos de su amiga. La ayudamos entre los dos a sentarla en el sofá y me dediqué a Pame. La llevé a la cama, la acosté boca arriba y me dediqué a lamerle la conchita y chuparle el clítoris mientras mi dedo lubricado suavemente jugaba en la puerta de su culito.
Mientras se calentaba por mi boca comiéndole el chocho, la colita se iba calentando y permitiendo a mi dedo entrar. Después cambié mi dedo por un dildo, le apliqué el vibrador mientras seguía chupándola. Cuando acabó, su culito estaba bien dilatado. La puse boca abajo, le volví a lubricar y me acomodé sobre ella poniendo mi pija en su colita. Se notaba que estaba expectante y tensa, pero sin negarse. Me llevó un largo rato de puertearle el culito hasta que entró la cabeza y ella se sobresaltó.
-“¿Te duele Pame?”
-“No, no. Apenas. Esperá un poco”
-“Aflojate y dejá que te coja toda, vas a ver que lindo”, le dijo Caro que se nos unió, acostándose al lado de su amiga, acariciándola y dándole piquitos. “Después vas a querer que siempre te haga la cola, te lo juro. Mirame a mí y solo pensá en como vas a disfrutar”
No sé si la cercanía de su amiga la calmó y se fue aflojando o la calentura barrió con sus temores, pero mi pija entro suave y delicadamente hasta enterrarse en ese culo precioso. Pame jadeaba, estrujaba las sábanas y gemía mientras Caro la besaba. Al rato ella misma se movía para recibirme entero y en poco tiempo estaba culeandola con todo mientras la morocha se contorsionaba bajo mío hasta acabar con un grito, abrazándose a la almohada y mordiéndola. Me quedé un rato dentro de ella gozando su cola y después me acosté a su lado.
-“ Vení Pame, vamos a pajearlo a Erni”, dijo Caro. “¿Viste alguna vez saltar la leche ¿no?, Vení”.
Y las dos se dedicaron a masturbarme, acariciarme los huevos, decirme de todo hasta que acabé con mis manos en las colas de ambas y ellas disfrutando de ver mi acabada. Las dos me lamieron hasta no dejar ni gota de semen y se acostaron, una a cada lado mio, las abracé y les pregunté si habían disfrutado el trío.
-“Si”, dijo Pame inmediatamente. “Mucho”
-“Queres volver a coger con nosotros”, pregunté y dijo que si, cuando quieran.
-“¿Vos Carito? ¿te gustó?”
-“Si papi. Vas a tener que alimentarte bien porque tus dos nenas te van a gastar”.
-“Ok. Vengan”
Me levanté, las hice juntarse y les dije que me iba a bañar, pero que ellas podían seguir cogiendo, esta vez sin mí. Se empezaron a dar caricias suaves y piquitos, tímidamente. Cuando después de bañarme salí de la ducha, estaban trenzadas en un 69 y me senté a disfrutar del espectáculo. Me miraron, sonrieron y volvieron a lamerse y acariciarse. Me calentó verlas.
Me acerqué a la cama, las puse lado a lado y me acosté atrás de Caro mientras las dos seguían con su sexo. Le puse la pija en el culo que Caro empujó hacia mí para recibirla, estaba muy caliente. Mi pija entró sin problemas en esa cola y la cogí a la par que se seguía dando con la morocha y terminó hecha un sándwich, gritando y abrazada de su amiga.
-“¿Acabaste Pame?, le pregunté.
-“No”.
Sali del culito de Caro, me cambié de lugar poniéndome detrás de Pame y fui directo a cogerle el culo mientras ella también sacaba la cola para recibirme. Esta vez la morocha no tuvo problemas en comerse mi pija hasta el fondo y mientras seguía abrazada a Caro, le pegué una culeada sin reparos ni cuidados. Gimió, gritó y terminó en espasmos de orgasmo mientras le llenaba el culo de leche.
-“Te dije que ibas a querer que te vuelva a hacer la cola”, le dijo Caro sonriendo.
Desde ese día volvimos varias veces a invitarla a Pame a la cama y estoy segura que alguna que otra vez las dos nenas se vieron solas para coger entre ellas.