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La ginecóloga y mi novia
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Continuación de mi relato "Revisión sorpresa".

Después de mi primera revisión urológica que acabó con un orgasmo, mientras la doctora me examinaba el ano y la próstata, hoy le tocaba el turno a mi novia. Tenía revisión ginecológica y yo por fin iba a ser testigo de como la iban a hacer la exploración. Siempre quise ver como se la hacían y, después de que ella viera el día anterior como me revisaban a mí, ahora era un intercambio de papeles.

-¿Estás lista? -le pregunté.

-Sí, vámonos -me dijo.

Llegamos y nos sentamos en la sala de espera. Unos minutos más tarde la llamaron y pasamos a la consulta.

Allí estaba una doctora que, la verdad, era muy guapa.

Después de hacerla varias preguntas dijo: -pásate a esta sala, te quitas la ropa y te pones la bata que está sobre la camilla.

Por fin empezaba lo bueno, pensé. Entonces mi novia se empezó a desnudar. No llevaba mucha ropa porque me dijo que lo mejor era llevar ropa fácil y rápida de quitar. Lo primero que hizo fue descalzarse, se quitó las sandalias, a continuación se libró del vestido de una sola pieza que llevaba. Y, en ese momento, me quedé de piedra. No llevaba sujetador y tan solo llevaba un tanga que, como no podía ser de otra manera, se lo quitó. Ya estaba completamente desnuda y se sentó a esperar a que llegara la ginecóloga.

-¿No te pones la bata? -pregunté.

-No, tengo mucho calor, la verdad -Me dijo sonriendo.- Y además no sé para qué me la tengo que poner si me va a tener que ver y tocar todo…

Llegó la doctora y al verla sin la bata se quedó sorprendida.

-Te voy a revisar primero los pechos, sube el brazo derecho- dijo la doctora.

Empezó a tocarla la teta derecha. Lo que más me excitó fue cuando le tocó el pezón y lo pellizcó. Conozco a mi novia y sé que la estaba gustando. A continuación repitió el proceso con la teta izquierda. La cara de mi novia era cada vez más de excitación y la mía también.

Después de examinarla sus grandes y hermosas tetas tocaba otra parte de su cuerpo.

-Túmbate en la camilla y coloca los pies en los estribos- dijo la doctora.

Mi novia hizo lo que le ordenó la doctora.

-Necesito que saques el culo para afuera, por favor.

La verdad que escuchar esa orden me puso muy caliente. Se colocó con el culo prácticamente fuera de la camilla y la doctora empezó a explorar el abdomen y después se puso unos guantes para revisar la vagina en su parte externa. Después de hacer una exploración visual procedió a introducir un dedo en la vagina. La erección que yo tenía era como la del día anterior mientras me exploraba la uróloga y mi novia miraba.

Mientras la metía el dedo ella me miraba y me sonreía y después se mordió el labio inferior, quizás para no gemir de gusto.

La doctora se levantó y pude ver mejor la vagina depilada de mi novia. Estaba pidiendo a gritos seguir siendo penetrada.

Volvió con un espéculo. Lo lubricó con un gel, aunque dicho gel no era necesario. Supongo que lo hizo por protocolo porque estaba tan excitada que se lo podía haber ahorrado.

Se lo introdujo en la vagina y después, con un palo alargado, la penetró para recoger muestras de flujo vaginal.

Discretamente, sin que la doctora se diera cuenta, hice una foto mientras mi novia sonreía a la cámara. Era morbo puro verla completamente desnuda, tumbada, expuesta, con su sexo ofrecido y con los pies apoyados en los estribos mientras estaba siendo penetrada.

Cuando terminó le sacó el espéculo.

-¿Que tal estás? -preguntó la doctora.

-Bien, no he tenido ningún dolor. Todo bien. -Respondió mi novia.

-Bien, ahora para terminar, te voy a realizar un tacto rectal.

Ella no se lo esperaba y yo tampoco y nos miramos muy excitados.

Se lubricó el dedo y a continuación lubricó el ano. Después le introdujo el dedo en el interior de su culo. Lo metió completamente y a mi novia se le escapó un gemido. La doctora se quedó paralizada durante un par de segundos y luego siguió explorando el ano. Después sacó el dedo y la dijo que ya se podía vestir y que la esperaba en el despacho. Cerró la puerta y ella no se movió. Seguía abierta de piernas en la camilla y se me quedó mirando.

Yo me acerqué y me desabroché los pantalones y me bajé los calzoncillos y la empecé a penetrar.

-Revíseme, por favor, hasta el fondo -me dijo ella.

Sabía que iba a ser un acto rápido porque además estaba la doctora esperando. No tardé ni un minuto en eyacular y los gritos de mi novia no se podían disimular.

Después de follarla nos vestimos rápidamente. La mirada de la doctora era impagable. Lo escuchó todo pero a nosotros no nos importó.

Cuando salimos de allí me dijo:

-Gracias doctor. ¿Cuándo tengo que volver?

No podíamos parar de reír.

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