Me ofreció su flor no tan pura pero muy suave, tibia y apenas humedecida.
Recostada en la cama abre sus piernas, yo de rodillas bajo a besar el fruto.
Abro mi boca grande para besarla y saborearla, su voz me guía. Asiii!
Separo sus pétalos con mis dedos y con la lengua plana rozo apenas su nectario.
Siento los movimientos de su vientre como queriendo despegar para comenzar su vuelo.
Sigo muy lento sus instrucciones que me sumergen en un único pensamiento.
Solo quiero darle placer.
Hoy disfruta ella ya tendré tiempo yo luego de que explote.
Saboreando esa flor cada vez más jugosa rodeo la entrada haciendo círculos.
Mi nariz también acaricia el punto justo que la hace planear como ala delta.
¡Vuela flor impura!
Recorriendo su canoa de proa a popa como el viento acaricia las velas de un velero en ceñida sumerjo mi lengua blanda buscando el fondo para poder habitarla y navego muy suavemente.
Ya inundad abandono la canoa en busca de otros lares subo apenas rozando con mis labios su vientre hasta llegar al pirsin que tiene en su ombligo, mis manos no pueden dejar de acariciar sus lindos pechos, del tamaño justo para el pezón que los habita.
Ahora mi boca se encarga de sus melones mientras, mi índice y mayor ocupan su argolla.
Con las piernas abiertas y su concha mirando al cielo ella implora. Poneme la pija por favor!! Y un gemido ahogado reclama el castigo de mi garrote.
Enfundando el fierro golpeo la entrada floral con la cabeza a punto de explotar (escribo ahora sentado en mi pc este archivo oculto con el pantalón abultado recordando cada detalle) penetro lentamente hasta el fondo, se pone de costado y quedo arrodillado en la cama ensartándola de perfil y con embestidas controladas trato de estirar nuestro tiempo buscando inyacular, una vez logrado esto puedo estirar la acción por varias horas.
Sus gemidos incitan mi acción voraz, pasando por varias posiciones y la acción sigue lentamente por un largo rato.
Yo con la pija máximo mirando al techo, ella queda en 4 patas con su cola mirándome y con sus piernas apenas separadas puedo observar su tesoro bien guardado en esa posición toma un poco de lubrícate y me embadurna la verga y pajea con esmero. Me sumerjo nuevamente en su flor impura y desde esta posición puedo recorrer todo su suelo pélvico.
Mi trozo brilla y ella trepa de espaldas y empieza a moverse como una serpiente, su contorneo me lleva al límite y no puedo dejar de ver como dibujan las vértebras de su columna una “s” en movimiento.
Ella sigue cabalgando de espaldas y sigo con vista fija en el tatuaje sobre su cintura bajo la mirada al centro de la escena, el encastre es perfecto y todavía tengo tronco para seguir perforando. Su cola no es grande pero su cintura es muy fina y me invita a agarrarla para clavarla más profundo.
Por varias semanas quedo dando vueltas en mi cabeza el aroma de esa flor impura deseando un nuevo encuentro. Imagino que su deliciosa flor impura cabalgue mi boca.