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La fiscal: Final cerrado
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Tiempo de lectura: 10 minutos

La puta de Poggioreale

Los cuatro guardias, levantaron a Silvia en volandas y la llevaron al fondo de la celda. Había un viejo potro de madera y hierro, al que fue atada con los brazos a un lado y las piernas del otro, bien separadas. De una cadena que pendía del techo, sujetaron su cuello, dejando la cabeza levantada permanentemente, y sus dos agujeros totalmente accesibles.

Desde este momento serás tres agujeros para todo el que quiera usarte, dijo uno de los guardias riendo, acostúmbrate a este potro, hasta que nos cansemos o mueras, este será tu hogar, disfrútalo, jajaja

Y diciendo esto, se bajo los pantalones y metió su polla en la boca de Silvia. Con una arcada por el olor nauseabundo de aquel asqueroso guardia, comenzó a chupársela para no ahogarse con ella, pues a pesar de ser corta, era bastante gruesa. Sintió un pinchazo en su culo, y a la vez unos dedos hurgando su entrepierna y su ano. La sensación conocida de euforia y embriaguez empezó a apoderarse de ella y la lascivia y el deseo, comenzaron a llegar. Alguien comenzó a taladrarla por detrás con rudeza, mientras unos dedos se perdían en su culo. Estaba de nuevo muy excitada.

Toma, métele la porra por el culo, que le está gustando, dijo otro de los guardias, alcanzando su porra a quien la estaba follando muy profundo por detrás.

Mientras el guardia que le estaba follando la boca, la jalo fuerte por el pelo, y comenzó a correrse, entre gruñidos, en el fondo de su garganta. Cuando se retiró, Silvia apenas pudo tomar una bocanada de aire, y otra polla, esta vez de un magrebí recluso, de un tamaño bastante considerable, se hundió de nuevo en su garganta, mientras sentía algo frio y duro entrando profundamente en su culo. Los envites en su coño se hicieron más profundos y rápidos, y mientras sentía que una caliente descarga de semen la inundaba por dentro, estallo en un orgasmo, jadeando y gimiendo, retorciéndose lo que sus ataduras le permitían, para deleite de todos los presentes. El moro, saco la polla de su boca, se colocó detrás, le retiro la porra del culo, y la reemplazo por su miembro. Comenzó a encularla fuerte y profundo, durante más de 10 minutos que se le hicieron eternos, pues el dolor era grande, después del estado en que la había dejado el Ruso. Otro de los guardias metió su aparto en la boca de Silvia, que a pesar del sufrimiento de su enculada, empezaba estar otra vez muy excitada. Su cuerpo, presa de la droga suministrada, iba por libre y era ajeno al dolor, es más, crecía la excitación con él. El moro se aferro con dureza a sus prominentes nalgas, hundiendo sus dedos en su tersa carne, y entre jadeos y gruñidos, se corrió abundantemente dentro de su culo. Saco su polla completamente empapada de semen, y restos de excremento y sangre; el guardia se retiró de su boca y fue a follarla, mientras el moro le metía el miembro en la boca para que se lo limpiara. Silvia no pudo contener la arcada, por lo profundo que se al metió, y el asco que le dio el aspecto y olor de la polla del moro, y vomito, saliendo parte por las comisuras de los labios, por el poco espacio que el tamaño del falo permitía, y teniendo que tragarse de nuevo el resto. Hamid, pareció volver a excitarse con aquello, y empezó a follarle la boca muy profunda, hasta correrse una vez más dentro de su boca, de forma abundante. Sintió como el guardia se corría también dentro de ella. Uno a uno, los más de 40 presos y guardias, se fueron turnando para follarse a Silvia, por todos sitios. Estaba exhausta, dolorida, sudada, regueros de semen salían de todos sus agujeros, mezclados con algo de sangre y sudor. Se reconfortó pensando, que en esa postura, sus maltrechas tetas, tendrían un pequeño descanso, por que la postura las hacía un poco inaccesibles. El guardia gordo, se colocó delante de ella, sosteniendo una cámara con una mano y su maloliente polla en la otra:

Sonrié para don Mateo, zorra, dijo, y comenzó a orinarle en la cara mientras se reía sonoramente. Silvia estaba psicológicamente rota, tanto, que se dejo llevar, se relajó, y soltó también su orina, que llevaba rato ya reteniendo a duras penas, pues las violaciones constantes, le hacían muy difícil ya mantener el control.

Los días y las noches, se sucedieron sin control alguno, era usada a cualquier hora, por cualquier sitio, por cualquiera que se le antojase. Cuando el hedor era insoportable, le daban un lavado a base de manguera, para volver de nuevo a ser usada. Ya ni siquiera la tenían atada, estaba tirada como el despojo humano en que se había convertido, en un catre sucio, en una celda del pasillo, abierta para todos a todas horas. Llevaban tiempo también sin inyectarle nada, tampoco hacía falta, pues sabia cual era su futuro, y que de aquel infierno, solo saldría su cadáver, así, que para que resistirse y llevar una paliza? Su fin, era satisfacer a aquella panda de monstruos, que una vez, había conseguido encarcelar. Lo cierto es, que con el paso del tiempo, los presos se fueron cansando de ella, la falta de resistencia por su parte, así como lo descuidado de su cuerpo, con el bello sin depilar, y extremadamente delgada, les fue poco a poco haciendo perder el interés.

Un día, entro un guardia al que no reconoció y le tiró un mono de preso

Póntelo y levanta, vamos, ordenó

Silvia obedeció

La guió hasta una planta superior de la prisión, y la metió en un cuarto, limpio y ordenado, nada que ver con el dantesco infierno de las plantas de abajo. En el fondo del cuarto habia un baño, totalmente equipado

Entra, dúchate y aséate, ponte presentable, tienes de todo. Depílate totalmente. Tomate tu tiempo, no tienes prisa. Cuando termines tendrás aquí comida y bebida. No hagas ninguna tontería, te estamos viendo, espetó el guardia, firme, pero con tono amable en comparación con lo que llevaba sufrido. Silvia sintió volver a la vida, cuando se metía bajo la cálida lluvia del difusor de la ducha, y más aún cuando su cuerpo sintió la suavidad del perfumado gel. Tomo una crema depilatoria y poco a poco fue retirando todo el bello que le había crecido, principalmente en su pubis, pues el resto del cuerpo, lo depilaba con laser, y prácticamente ya carecía de él. Después de terminar, se aplico una crema hidratante, y vistió otro mono limpio que habían dejado allí. Salió a la sala, donde un generoso almuerzo, con café caliente y zumo, aguardaba.

Tras comer y beber, se tumbó un rato en la agradable y mullida cama. Durmió como un niño pequeño. Perdió la noción del tiempo, cuando la voz del guardia la sobresaltó:

Espero que hayas descansado a gusto, acompáñame.

El guardia la acompañó al despacho del Alcaide, picó a la puerta y mandaron pasar

Un hombre de unos 50 años, delgado y alto, de pelo entrecano y barba muy arreglados, vestido con un elegante traje, los recibió dentro

Hola Silvia, siéntate por favor, dijo

Silvia, obedeció sin rechistar.

Sé que has pasado un infierno hasta estar en este cuarto, y yo estoy aquí para hacer que termine, si tú quieres, dijo

Por cierto, soy un mal educado, me llamo Sebastián y soy el alcaide de este infierno. Como decía, tus días aquí pueden cambiar.

Silvia, instintivamente, se bajo la cremallera del mono, dejando su cuerpo desnudo a la vista, y se arrodillo delante de Sebastián mientras se disponía a soltarle el cinturón del pantalón.

Pero que haces, no, no, vístete por favor, todo a su debido tiempo, jeje, dijo el alcaide

Silvia se sintió contrariada, no entendía nada.

Aceptas terminar con este infierno, deduzco, no?, bien firma este papel, y todo lo malo terminará.

Silvia terminó de vestirse ojeó el papel, que era una especie de contrato y miró al alcaide:

Voy a convertirme en tu fulana? Es lo que me pides que firme?

*Mi fulana, suena horrible. Te ofrezco una salida, ganar dinero los dos, follaras solo con personas de alto nivel, a cambio de dinero, y quizás algún día tu libertad, pero mientras con una vida, aunque sea aquí. Eso o volver a la cloaca de la que te saqué y, con toda seguridad, morir allí. Es tu decisión.

Silvia, por un momento, vio una luz al final del oscuro túnel en el que estaba desde hacía meses, y sin dudar, firmó.

*Bien por ti, por nosotros, has tomado la mejor decisión posible. Mientras decía esto, pulso el timbre para que el guardia entrara.

Ya está, acompáñala a la enfermería, y que comiencen todo el proceso. Silvia, bienvenida a la vida, de nuevo.

En la enfermería, que parecía una clínica privada, y estaba claro que no era para los presos de abajo, había material para todo tipo de intervenciones e incluso un pequeño quirófano.

3 enfermeras y una doctora la recibieron.

Buenos días, soy Ana, te cuento como será el proceso, dijo una de las enfermeras

Lo primero serán análisis completos, para buscar y tratar cualquier cosa que esos bestias te hayan podido contagiar. Trataremos todo lo que tengas, y eliminaremos esas dos marcas de fuego con cirugía estética mediante laser. El anillado, permanecerá, es muy sexy y gusta. Si por un casual estas embarazada, realizaremos un aborto y después una ligadura de trompas, para evitar posibles en el futuro. Ponte cómoda, estarás aquí un tiempo.

Pasaron varias semanas en la enfermería. Los análisis habían sido positivos en Hepatitis y sífilis, además de ser positivo el test de embarazo, de unas 9 semanas. Fue interrumpido y hecha la ligadura, tratadas las enfermedades y la anemia que tenía, así como las marcas de don Mauro a fuego. Además le habían puesto una rutina de ejercicios y dieta. Había recuperado su espectacular físico, y mejorado, pues ahora, por primera vez en su vida, un sexy sixpack marcaba su vientre. El resultado era asombroso. Solo quedaba la secuela de las pesadillas que le atormentaban el sueño, por lo que le dieron un tratamiento para poder dormir. Silvia, había vuelto.

El alcaide, acompañado de su guardia, se presento aquella mañana.

Buenos días Silvia, me comunican que estas lista, y veo que así es, estas preciosa, incluso con ese pijama, acompáñanos, tu nueva vida, empieza hoy.

La llevaron al cuarto donde la transformación había empezado. Llamó su atención un armario abierto, que no recordaba, lleno de ropa, toda nueva, de marcas conocidas pues aun llevaban la etiqueta.

Acomódate y descansa. Paso a recogerte a las 8, estate lista. Sobre la cama tienes lo que debes ponerte, y diciendo esto, Sebastian se marchó

Un vestido de Gucci, azul, de generoso escote, y largo, con abertura por un lado, un conjunto de lencería, también azul, con un minúsculo tanga, medias y zapatos de medio tacón, también en azul. Parece que esta noche toca fiesta, pensó Silvia.

Cuando el guardia pico y entro en el cuarto, quedo perplejo ante la imagen que se encontró. Silvia lucia impresionante con el vestido y los tacones. Su generoso pecho, resaltado por el relleno del sujetador, y la larga abertura lateral del vestido, dejaban ver unas perfectas y moldeadas piernas, resaltadas por el tacón del zapato. El pelo recogido en una coleta caía sobre su hombro derecho, y un delicado y suave maquillaje cubría su cara. Nadie diría que era el despojo que había rescatado de las cloacas inmundas del fondo de Poggioreale.

Sebastián soltó una exclamación de asombro al verla.

Superas todas las expectativas, dijo sonriendo, nos vamos a hacer de oro. Acompáñame al coche, y tomándola del brazo, subieron al Alfa Stelvio negro que aguardaba a la puerta.

Tardaron una media hora en llegar a una lujosa casa, con varios guardias custodiándola. Coches de alta gama, entre ellos varios Ferrari y un Bugatti, esperaban aparcados fuera a sus propietarios.

Bien, hoy es tu debut, espero que des la talla. No hagas tonterías, llevas un implante cerca de tu cerebro. Es un localizador, que además incorpora un pequeño explosivo. Tu vida está en mis manos, no lo olvides. Aquí hay mucho dinero y veras caras muy conocidas. Muchos te conocerán a ti también, y eso es lo que nos interesa. Van a pujar por pasar la noche contigo, el ganador podrá hacer lo que quiera contigo en esas horas, menos dejarte marcas permanentes o mutilarte. Harás lo que te pidan. El 30% de cada subasta es tuyo, un 10% adicional es para pagar la deuda que tienes conmigo por haberte comprado a Don Mateo, y el otro 10 para Julio, mi escolta, que velara por tu seguridad en todo momento. Yo me llevo el otro 50, ok? Pues vamos a ganar dinero dijo, dándole un beso en la mejilla y abriendo la puerta.

Entraron en la lujosa casa, y dos chicas de unos 20 años, completamente desnudas les guiaron a través de los pasillos a un gran salón en el piso superior. Unas 30 personas estaban dentro. En alguna esquina, había chicas desnudas haciendo felaciones a hombres de pie, que copa en mano, hablaban entre ellos, como ajenos a las mamadas que estaban recibiendo. Unas 15 personas, entre ellas varias mujeres, esperaban alrededor de un atril, adonde Silvia fue acompañada. Sin duda era el plato estrella de la Noche.

Antes de subir, le retiraron el vestido. Lucía esplendida con el conjunto de ropa interior. Una voz hizo la presentación, llamando la atención de todos los presentes.

Nuestra subasta especial de hoy, dijo. Desaparecida en extrañas circunstancias hace menos de un año, Silvia Avantos, la fiscal que logro encerrar a Don Mateo, vuelve hecha una diosa del sexo, y como pueden comprobar, en un estado físico asombroso. Ya saben las reglas, la puja empieza en 6000€ por 8 horas.

6000, dijo una voz masculina

6500, dijo otra

8000 se oyó de una voz femenina

Silvia miraba atónita a cada puja, no se lo podía creer, de verdad alguien pagaría 8000€ por estar 8 horas con ella? La puja continuaba.

9000, dijo el primer hombre, que era uno de los que en una esquina recibía momentos antes una felación de una joven morena.

12000 dijo otra mujer.

20000, la voz vino de la puerta del salón y todo el mundo se giró para ver quien había pujado semejante cantidad. Silvia sentía también mucha curiosidad..

Una silueta femenina, acompañada de otras dos mujeres, entro en escena. Lucia alta y esbelta, en un mono de latex, que dejaba poco a la imaginación, de su cuerpo. Dos pechos de generoso tamaño amenazaban con desgarrar la fina capa que los cubría. Una larga melena, caía desde sus hombros, rubia y lisa. Sus acompañantes, de apenas 25 años, completamente desnudas, salvo por el minúsculo tanga, también de latex, el collar de perro unido a sendas cadenas que la mujer llevaba, y una mordaza en la boca en forma de bola.

20000 € ha ofertado la señorita Valvidares, nuestra anfitriona de esta noche, alguien da mas??

En la sala solo hubo susurros, pero nadie mas pujo.

20000 a la 1, 20000 a las 2, adjudicada en 20000 € a la señorita Valvidares, que la disfrute. Pasamos al siguiente lote.

Silvia vio como su postora, daba indicaciones a un hombre de traje, mientras la bajaban del atril y la reemplazaban por dos mulatas gemelas de unos 30 años, completamente desnudas.

El hombre del traje tomo el vestido de Silvia en una mano, y con delicadeza, la tomo del brazo para dirigirla fuera del salón, por una puerta trasera, escaleras abajo.

Entraron en una habitación a través de una puerta tapizada en piel. El cuarto estaba totalmente forrado de piel roja, probablemente insonorizado, y equipado hasta en el mas mínimo detalle, con todo tipo de artilugios, juguetes y muebles, destinados únicamente al sexo, al dolor y al placer. Muchos de ellos eran conocidos por Silvia, y un escalofrío recorrió su cuerpo. La voz del hombre la saco del trance.

Desnúdate completamente y deja toda tu ropa sobre esta silla, vete a los pies de la cama, arrodíllate con las manos atrás y la mirada al suelo, y espera. En 8 horas paso a recogerte, y dicho esto, se giro y salió por la puerta. Silvia obedeció las instrucciones al momento.

La puerta volvió a abrirse y entro la mujer con sus dos acompañantes. Al cerrar la puerta, soltó las cadenas y las chicas se arrodillaron a ambos lados de la misma, en la posición que ocupaba Silvia. La mujer se acerco a ella, se inclinó tomándole la barbilla y le alzo la cabeza mirándole a los ojos.

Ponte en pie, no tengas miedo.

Me llamo Ángela, se bien el infierno que has pasado, y, de alguna manera me siento en deuda contigo. Ven, túmbate en la cama. Y diciendo esto le dio un suave beso en los labios.

Silvia se tumbó y Ángela, delicadamente le quito la poca ropa que le cubría. Ella hizo lo propio, quedando completamente desnuda y dejando a la vista un esculpido cuerpo, moldeado a base de horas de ejercicio y duras dietas, para retrasar el paso del tiempo. Aun así, Silvia calculaba que tendría más o menos su misma edad. Ángela continuó besándole por el cuello, delicadamente, bajando poco a poco hacia sus pechos, atrapando uno de los anillados pezones entre los labios, y mordisqueándolo suavemente. Silvia sintió un escalofrío de placer que recorrió todo su cuerpo, y sintió como su interior se humedecía. Ángela continuó bajando, besando su vientre y lamiendo su ombligo, bajo hasta su depilado pubis, pasando suavemente la lengua por sus labios, para buscar entre ellos el clítoris. Lo humedeció un poco y comenzó a lamerlo y succionarlo suavemente, mientras introducía un dedo en su mojado interior. Silvia estaba muy excitada, y se dejaba hacer, hacía mucho, mucho tiempo que no disfrutaba tanto, antes incluso que su secuestro, con su última pareja. Jamás había estado de manera consentida con una mujer, y lo estaba disfrutando. Ángela se fue girando y su depilada vagina se abría frente a la boca de Silvia. Esta levanto ligeramente la cabeza, saco la lengua y lamió suavemente los labios de Ángela. Continuó lamiendo e introduciendo la lengua en su interior, alternando con el clítoris que se erguía exultante ante aquellas inexpertas maniobras, pero que arrancabas gemidos de placer de Ángela. Continuaron un rato así, hasta que simultáneamente ambas comenzaron a sentir un orgasmo que arrancaba desde lo más profundo de su interior.

Ángela tomo entonces un consolador de unos 60 cm de largo, terminado en glande por los dos extremos. Introdujo sin dificultad uno dentro de Silvia, mientras hacía lo propio con el otro en su interior. Se tumbo frente a ella, ambas insertadas por el falo de goma, y tomándolo con la mano comenzó a meterlo y sacarlo en ambas, consiguiendo el segundo orgasmo simultaneo en pocos minutos. Silvia estaba fuera de sí, con tanto placer y delicadeza. Una vez sacado el amante de silicona de ambas mujeres, se tumbaron juntas.

Porque me tratas así de bien, si me puedes hacer lo que quieras? Has pagado todo ese dinero para hacerme el amor? No lo entiendo.

Hace tiempo, pase el mismo infierno que tú. Cuando me enteré que Don Mateo te tenía presa me pude imaginar por lo que ibas a pasar he hice lo posible por rescatarte. Tu sufrimiento, si quieres ha terminado, quédate conmigo, me gustas mucho.

Me encantaría, de verdad, nunca había sentido lo que tu me has hecho sentir en este poco rato, y me gustas, de verdad, nunca pensé que le podía decir esto a otra mujer, pero has de saber que me han implantado un chip que si no…

Chsss le interrumpió Ángela. El chip solo es un localizador, no lleva explosivo.

¿Cómo lo sabes?

Porque yo orqueste tu salida de aquel agujero, acaso crees que el Alcaide tiene poder para sacarte de allí? Llevo meses preparándolo, el localizador era solo para garantizar que hoy, ahora, estarías aquí. Lo siento.

No lo sientas, te estoy muy agradecida, y no se me ocurre un lugar mejor donde estar.

Eso significa que te quedas?

Si, por supuesto.

Perfecto, dijo mientras le besaba profundamente en la boca. Si quieres vengarte de todo lo que te han hecho, lo que nos han hecho, tengo el dinero, el poder y los recursos suficientes para poderlo llevar a cabo, y tu los contactos en la fiscalía.

La fiscalía también esta corrupta, dijo Silvia.

Lo sé, por eso el primer paso será hacerte Fiscal Jefe.

Y dicho esto volvieron a hacer el amor durante toda la noche.

FIN

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