Me sentía hermosa con mi vestido nuevo en camino a la graduación de la escuela. Íbamos a entrar a la universidad y nos sentíamos muy ansiosos. Mis compañeros acababan de alcanzar la mayoría de edad, traían los autos que les compraron sus padres y presumían de saber tomar alcohol.
Mi pareja llegó por mi en un auto deportivo; se veía muy guapo con el smoking. Me abrió la puerta del auto y le di un casto beso en la mejilla.
A mis 18 años, aún era yo virgen y no buscaba realmente iniciarme en el sexo. Muchas de mis amigas ya tenían relaciones sexuales con sus novios y platicaban de lo que les hacían ellos; tenía curiosidad pero no prisa.
Llegamos al salón y la música y las risas se hacían evidentes.
Mi pareja y yo empezamos bailando; nos tomamos la fotografía del baile; nos divertíamos de lo lindo.
De repente, una de las muchachas se me acercó y me pidió que la acompañara al baño. Llegamos al retrete y comenzó a vomitar; su aliento delataba que había bebido de más. Salí a buscar a su pareja y le expliqué lo que sucedía. Él me contestó que no me preocupara, que la llevaría a su casa. Le ayude a ella a salir del baño, él se despidió y la ayudaba a caminar para llegar al auto.
Yo me quede unos minutos en la fiesta mientras bebía un refresco. Empecé a buscar a mi pareja para que me llevara a mi casa, se estaba haciendo tarde.
Le pregunté a uno de sus amigos y me contestó que quizá había salido un momento a fumar y quizá no tardaría.
Salí del salón para buscarlo en el estacionamiento.
En el estacionamiento, vi una camioneta estacionada en una parte oscura; me acerque lentamente; escuchaba jadeos y tenía miedo.
Me puse detrás de una esquina y pude ver a algunos muchachos que cuchicheaban en la parte trasera de la camioneta. Uno de ellos se alejó un poco para ver si no había nadie y regreso rápidamente. Les aviso a sus amigos que estaban solos; otro sacó a la muchacha que estaba ebria del asiento delantero y la acostó boca arriba en la parte de atrás de la camioneta. Eran 4 muchachos y se veían muy excitados.
Uno de ellos levantó el vestido de la joven y le quitó la pantaleta; ella parecía no darse cuenta y poco hacía por defenderse. El muchacho tenía la verga ya parada y lista; puso las piernas de la muchacha en sus hombros, se puso saliva en la cabeza de la verga y empezó a penetrarla despacio; la muchacha gimió un poco, abrió la boca y suspiró; el muchacho le bajó el strapless y sus pechos salieron; él se tumbó sobre ella y le mamaba los pechos mientras la violaba; ella solo podía gemir.
A los pocos minutos, él empezó a bombear más rápido; los pechos de ella se movían con cada embestida de él. En un momento, él embistió y se quedó quieto dentro de ella mientras bufaba; ella desorbitó los ojos mientras jadeaba. Se salió de ella y se subió el cierre; el siguiente de ellos se bajó el cierre y violó a la muchacha; ella tenía los ojos abiertos pero sus manos carecían de fuerza para resistirse. El segundo reía mientras la violaba, manoseaba sus pechos mientras bufaba; ella gritaba que no le acabara adentro y él reía más mientras le inyectaba su semen.
Un tercero se acomodó y la penetró una vez más; la agarraba de las rodillas mientras bombeaba; ella jadeaba y rogaba que no la dejaran preñada. Se quedó quieto y sus ojos se pusieron en blanco mientras eyaculaba dentro; ella se volteó y lloraba.
El último se acercó mientras el tercero se subía el cierre; ya con la verga de fuera se acomodó entre sus piernas y la penetró. Ella ya no respondió, parecía resignada. Mientras la bombeaba, mojó sus dedos en el semen que salía de ella y le metió 2 dedos en el culo; ella gimió. Otro de ellos ya tenía la verga parada otra vez y se masturbo en su cara, llenándoselas de semen. El último bombeó un par de veces más y acabó dentro de ella.
Yo me escabullí al salón otra vez.
No sabía porqué, pero la violación de esa chica me había excitado; sentía mi pantaleta muy mojada y aún era virgen.