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La felicidad de un cuckold
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Tiempo de lectura: 16 minutos

Este relato va dedicado a mi colega Kiyo con el que he tenido alguna conversación morbosa sobre mi mujer.

Esperemos que algún día se cumpla mi fantasía.

Somos una pareja casada del sur de España. Nos llamaremos Lobo y Luna.

Yo, Lobo, tengo 35 años, mido 1,72 y peso 70 kilos. Estoy algo musculado por el trabajo físico que realizo, pero nada del otro mundo.

Luna, tiene 39 años y es una diosa. Mide 1,55 y pesa 40 kilos. Tiene un culo redondito y unas tetas perfectas, muy bien puestas para su edad, con unos pezones grandes y rosados que se erizan al primer roce.

Además tiene una cara súper morbosa y bonita.

Nos conocimos hace más de 8 años y nuestros primeros encuentros fueron meramente sexuales, llegando a pegarnos hasta 5 horas follando sin parar.

Ella siempre ha sido muy activa, le gustaba ponerse encima mía y destrozarme, mirarme a la cara, que le mordiera las tetas, pero a su vez le gustaba que le manejaran, que probara posturas, incluso que le follara la boca.

Poco a poco, empezamos a compenetrarnos más sexualmente y yo empecé a correrme cada vez en menos tiempo, dejándola muchas veces con ganas.

La cosa es que con los años, la comodidad, el trabajo, fuimos dejando de practicar sexo con asiduidad, ella fue perdiendo lívido y yo con un par de pajas a la semana, iba listo.

Un día, por curiosidad, entré en una página de cornudos y empecé aponerme muy cachondo con las situaciones.

¡Se me ponía a reventar! Mi miembro no es gran cosa, mide unos 16cm y no es muy gorda.

Imaginarme a mi preciosa mujer montándose un pedazo de pollón, me hacía excitarme muchísimo.

Empecé a frecuentar éste tipo de páginas y a ver video de Cuckold sobre todo de parejas invitando a chicos de etnia africana con sus pedazos de vergas.

Un buen día pasé una foto de mi mujer en un chat de cornudos y me contestó Kiyo.

En la foto de perfil aparecía un pollón en reposo que sobrepasaba al mío cuando está más empalmado.

Y empezamos a charlar. Era de un lugar al que mi mujer y yo hemos ido varias veces a veranear, más que nada porque a ella le encantan esas aguas tan cristalinas, porque le gusta mucho bucear con snorquel.

Me decía que le haría unas cosas a mi mujer que yo de imaginármelo me corría nada más tocarme.

Así que empecé a intentar que se fuera abriendo al tema.

La primera vez se lo dije directamente, y su reacción fue muy mala, supuso una crisis, puesto que ella pensaba que no la quería, cosa que no es así, yo la amo con locura, y es la que quiero que sea la madre de mis hijos a corto plazo, pero quiero estar con ella toda la vida.

Es más, por eso mismo siento la necesidad de que compartamos esa excitación los dos.

Dejé correr el tiempo, pero no se me quitaba de la cabeza. Ya casi todo el porno que consumía era de Cuckold.

Un día decidí dar un paso, me metí en una página de un sex shop y le compré unas medias con ligero y una polla de casi 20 cm de larga y 5 ancha, con una ventosa.

Se lo di por sorpresa y su cara fue muy graciosa, se rio mucho, pero agarraba la polla con ganas y probaba su dureza meneándola y golpeándola.

Las medías de primera, no le gustaban, pero cuando se las puso, le quedaban espectaculares, sin bragas, su coñito depilado y ese culazo, me la ponían durísima, ella misma se estuvo mirando un buen rato en el espejo y tuvo que admitir que le quedaban muy bien.

Ese día le comí el coño por lo menos media hora, pero me corrí súper pronto de lo cachondo que me ponía.

En las sesiones siguientes le fui animando a usar la polla que le compré delante mía y con las medias.

Cuando echaba alguna foto, se la enviaba a mi amigo Kiyo que me decía qué le iba a hacer, que la iba a rellenar de leche y que yo la miraría como se la follaba una polla enorme.

Y cuanto más hablábamos más me gustaba la idea.

Fui diciéndole al oído, cuando se montaba en ese pollón de goma, que se imaginase que fura uno de verdad, caliente y duro la que la llenara, e iba notando como se ponía súper cachonda y recorría el pollón de goma de arriba a abajo con ansia mientras me miraba a la cara. Yo le repetía una y otra vez que la amaba y que me encantaba verla disfrutar.

Estaban próximas las vacaciones de verano y empecé a urdir mi plan.

Le pedí a mi amigo que se hiciera prueba de ETS cuando estuviera cerca la fecha.

Reservé una casa por una plataforma de hospedaje vacacional cerca de una playa nudista.

Ella nunca había hecho nudismo, pero fui preparándola, diciéndole que estaba buenísima y que me ponía muy cerdo que pudieran verla desnuda otros hombres en la playa, eso parece que le gustó. Al principio puso más pegas, pero poco a poco, fue gustándole la idea, y yo se lo notaba.

Al llegar las vacaciones, cogimos el coche y nos fuimos a la localidad donde tenía la reserva.

Llegamos al apartamento, tenía una ducha enorme y un gran chaiselonge, además de una estética bastante zen.

Los primeros días fuimos solos a la playa nudista, era una calita muy íntima con el agua muy transparente, en el mediterráneo.

El primer día solo se quitó la parte de arriba, y yo la animé a más, había algunas parejas y algún chico solo, pero no terminó de animarse.

Fueron pasando los días y empecé a llevarme Ginebra en la nevera y a tomarnos algunas copitas allí. El tercer día se desnudó pero solo en la toalla y le decía que nos podían estar mirando, si no le excitaba, y entre risas me dijo que sí, que un poco.

Al cuarto día le dije de bajar a la playa y me dijo que sí, pero que se quería afeitar bien primero.

Me puse muy cachondo de pensar en su coño depilado por la playa.

Bajamos y de primeras no se quitó la parte de abajo del bikini, pero después de unas copas, se lo terminó quitando en la toalla. Tiene los labios muy replegados y con la marca del bañador y tan depilado se me puso un poco morcillona, ella ser rio al ver que se me ponía así y me preguntó qué me pasaba.

Le dije que me ponía cerdete verla así de desinhibida y que la pudieran estar mirando, ella se ruborizó un poco.

Nos tumbamos en la sombrilla y empecé a besarla en el cuello y a tocarle el culo, noté que se mojaba mucho al pasar la mano por su coño.

Me dijo, vamos al agua, y ésta vez no se puso el bañador, yo le dije que fuera ella que yo estaba empalmadisimo. Me miró con cara de mala y se fue para el agua echándose agua encima y mirándome para que no perdiera detalle de su culazo.

Al llegar al piso por la tarde, nada más ducharnos, me empezó a pajear y terminó montándome como una posesa, cosa que me dijo que ya estaba preparada, saque nuestro juguete y me hizo un espectáculo brutal, mientras que le decía que imaginara que era la de otro hombre que la miraba en la playa nudista.

Noté como la cabalgaba con gusto, mientras me miraba a los ojos con cara de chica mala.

Se corrió como 4 veces, mientras que conmigo, normalmente se corre 2, 3 a lo sumo.

Supe que el momento había llegado.

A la hora de la siesta, entré al baño y aproveché para contactar con mi amigo, me dijo que estaba deseando y me mando una foto de la prueba de ETS de esa misma semana.

El plan era el siguiente: iría a la playa como cada día, sobre las 11 de la mañana y nos tomaríamos nuestras cervecitas en la toalla, intentaría excitarla un poco, me llevaría algo para picar y unas copas para después y por la tarde aparecería mi colega, con el que acordé decir que nos conoceríamos de un grupo de automoción en el que yo estaba.

Por la mañana nos levantamos y le dije que si le apetecía pasar el día entero allí. Me dijo que si, que esperara que se quería repasar con la cuchilla. Solo pensar que lo iba a tener impoluto para mi amigo, me hizo ponerme morcillón.

Mientras ella se arregló yo preparé las cosas.

Bajamos a la playa y de primeras se desnudó, estaba muy suelta y eso me encantaba.

Estuvimos dándonos unos baños y tomándonos las cervezas, comimos lo que lleve de picar, y le dije que si nos echábamos unas copas a lo que ella dijo que si, estuvimos riéndonos un rato, según iba subiendo el alcohol y yo le tocaba el culo, le pellizcaba un pezón y vi que se le ponían bien duros, el corazón me iba a mil esperando que llegara mi amigo.

Poco a poco se fue vaciando la playa a la hora de comer, sobre las 4 de la tarde estaríamos 4 o 5 personas como mucho.

Miré hacia la entrada dela playa y vi entrar a mi amigo, pero me hice el despistado, tenía que ser todo perfecto.

Vi que se acomodaba y se quitaba el bañador. Al ver de lejos aquella polla colgar, que sin duda, en estado de reposo era más grande y más gorda que la mía, me dijo que había llegado el momento.

Le dije a mi mujer, anda mira un amigo del grupo de los coches.

Y lo saludé. Él se acercó a nuestra toalla quedándose de pie a nuestro lado, pude ver como los ojos de mi mujer, ya chisposa, se posaban en su miembro y luego bajó la mirada.

-Qué haces por aquí? – le pregunté

-Pues que éste es mi pueblo!

-Que coincidencia! Pues nosotros estamos pasando aquí 15 días. Por cierto, esta es mi mujer, Luna.

Ella entre rubor y la excitación se levantó y le dio dos besos, posando la mano en su pecho, cosa que no me pasó desapercibida.

-Yo soy Kiyo, encantado – le dijo, mirándole las tetas con descaro, cosa de la cual ella se percató y me miró, pero yo riéndome no le hice caso -Y donde os estáis alojando?

-En un apartamentito muy mono muy cerca de aquí – contestó ella sin dejarme hablar.

Otra mirada fugaz a su polla. El alcohol y el trabajo con la polla de goma estaban haciendo efecto.

Estuvimos unos minutos hablando de pie hasta que le dije:

-Oye y has venido sin sombrilla! Estas muy moreno colega, pero aun así te vas a quemar! Vente con nosotros a la sombrilla y así te echas una copa o una cerveza, lo que prefieras!

-Pues mira, solo había traído una cocacola, pero me apetece mucho- dijo y se fue a por la toalla.

Mi novia me miró entre sorpresa y negación, pero le dije:

-No pasa nada cariño, me pone como te está mirando.

-Ya pero ¿con nosotros?

-No pasa nada vida.

Llegó, se sentó y nos pusimos a hablar.

Ella es una oradora nata, así que estuvimos hablando como una hora, yo mientras no dejaba que el alcohol faltara y la iba notando pintona.

Hablamos de los trabajos, de las vacaciones y llegamos al tema nudismo.

-Pues no quería hacer nudismo, le daba vergüenza- dije yo.

-Vergüenza por qué? si tiene un cuerpo de escándalo- dijo él.

Ella se rio y se puso colorada. Ahí vi mi oportunidad.

-Te has fijado en el cuerpazo que tiene? yo siempre le dicho que es una diosa.

-Y tanto que lo es. Que no te de vergüenza mujer, si es lo más natural.-dijo mi amigo.

-Es que era la primera vez, pero ya me solté. -dijo riéndose.

-Cariño, date la vuelta y enséñale el culazo que tienes.- le dije

Me miró sorprendida.

-No pasa nada cariño, sabes que me gusta mucho que te admiren.

Y para mi sorpresa, sentada como estaba se recostó de lado y nos mostró su culo.

En ese momento supe que estaba todo encaminado y se me puso dura.

Ella sonriendo me miró la polla.

-Uff cariño, se me ha puesto dura de que Kiyo te vea el culo. jajaja y ni aun así tiene nada que ver con su polla, porque te habrás fijado que pollón tiene.

Ella empezó a reír, recostada de lado enseñándonos el culo y empezó a mirar el pedazo de polla, que empezó a aumentar un poco de tamaño.

-Sí que tiene una polla grande – dijo riendo.

-Gracias y tú tienes un culazo y unas tetas preciosas.-dijo en respuesta y ella se rio y se tapó la cara.

No me lo podía creer, parecía que había complicidad y eso me la ponía más dura todavía. Decidí pasar a la acción.

Me senté a su lado y le dije:

-Cariño, me está poniendo mucho que te miren. Mira, tócamela.

Ella, ni corta ni perezosa, me agarró la polla y me la meneó para ver lo dura que estaba, y me la soltó.

Yo le cogí la mano y me la lleve a la polla que casi de forma automática empezó a pajearme despacio.

-Mira como nos mira mi amigo, cariño.- le dije

Y poco a poco, empezó a dejar de estar echada para el lado y levantó la cabeza, mirando la polla de Kiyo, que estaba ya enorme.

Vi su cara de deseo, entre el alcohol y la situación. Y decidí abrirle el culo que estaba mirando para nuestro amigo.

Él al ver el espectáculo empezó a tocársela muy sueva, y ella en ese punto no paraba de mirar su polla, de vez en cuando miraba la mía, me miraba a mí y aceleraba con la paja.

No aguantaba más, necesitaba más y más de esa situación adictiva:

-Ven siéntate a mi lado amor – Ella se incorporó y se sentó a mi lado – Abre las piernas que vamos a enseñarle que cosa más rica tienes ahí.

No dudó, se recostó un poco para atrás y abrió las piernas enseñándole su flor a nuestro amigo, que en ese punto la tenía a reventar y se la pajeaba de arriba a abajo, despacio, recorriéndola toda, y en los ojos de Luna, podía ver el deseo.

Lo tenía húmedo, y un poco abierto. Llevé mi mano por encima y empecé a tocárselo en círculos, que le vuelve loca y noté mi mano mojada, aceleré y noté como se le endurecía el clítoris y sus labios se abrían un poco más.

Ella cerraba los ojos, pero cuando los abría miraba a Kiyo a la poya y luego a los ojos.

Paré, cogí su mano y se la llevé a su propio coño que se empezó a rozar y al ver que yo no seguía, empezó a tocarse fuerte.

Era el momento:

-Has visto como se le ha puesto? – le dije señalándole el pollón, a lo que ella dijo que si susurrando y moviendo la cabeza y aceleró con las dos manos, la que tenía en mi polla y la que tenía en su coño

-¿Quieres tocarla? Acércate – le dije a mi amigo que se puso al otro lado – Quiero ver como se la tocas, cariño.- le quité la mano de mi polla mientras Kiyo se sentaba a su lado y me puse a mirarlos.

Ella cambió de mano, se soltó la mano con la que se masturbaba, que la tenía muy mojada y pude ver su mano agarrar el pollón con fuerza, mientras le miraba a él como pidiendo permiso con cara de deseo.

Él por su parte, cogió sus manos y empezó a acariciarle los mulos, por dentro y ella se derretía y apretaba su polla.

Por fin el momento en que su mano llegó a su coño y ella gimió. Él empezó a mover su mano sobre su clítoris.

-Si! Si! no pares!

Él aceleró y ella se corrió. Miré sus tetas y tenía los pezones a reventar. El coño lo tenía enrojecido, abriéndose, como si quisiera prepararse para esa polla. Yo me acariciaba la mía, despacio, sin apretar, porque no quería correrme.

De repente, Kiyo, con dos dedos le abrió los labios y empezó a jugar con un tercero a la entrada de su coño. He de decir que eso mismo le hago yo cuando quiero volverla loca, sabía que se estaba poniendo a tope, así que me acerqué a su oído y le dije:

-Cariño, no se la quieres comer?

-Si! ah! si, quiero metérmela en la boca, no me va a caber, pero quiero sentirla.

-Pues está lista para ti, nena. – Dijo mi amigo a lo que a ella le puso más cachonda todavía, separo su culo un poco de donde estaba sentada, quedándose a la distancia justa para que la mano de Kiyo pudiera tocarla a su antojo, pero que le diera como para poder comerse la polla. Yo me puse en frente de ellos para ver bien el espectáculo.

Con una mano le cogió el pelo y con la otra le cavó un dedo que recibió con un gemido.

Se llevó la polla a la boca, de la cual solo le entró la punta.

-Escúpela! – le dijo él, osa que hizo sin rechistar.

Empezó a pajearla mientras le comía la punta e intentaba tragar, pero solo le entraba el capullo dio, un par de arcadas y escupió baba sobre ese pedazo de tronco y aprovecho eso para moverla fuerte arriba y abajo, mientras que por los movimientos de su boca, supe que estaba dándole un buen repaso con la lengua.

El mientras tanto metió el segundo dedo y empezó a separarlos, rozando con las paredes de su coño, ella volvió a gritar, y noté como se corría.

Iban dos corridas, y él aún no había empezado.

-Quiero follarte, preciosa. -dijo él.

Ella me miró y yo asentí.

Estaba pidiéndome permiso. Iba a pasar.

Sorprendentemente ella dijo:

-Aun no, aquí no.

Tuve que intervenir:

-Porque no recogemos y nos vamos al piso?

Ella sin pensarlo dijo:

-Si, aquí pueden vernos. – le apretó la polla y aceleró la paja. Él acompasó con los dedos y ella gimió.

-Por mi perfecto. – dijo él, y sacó su mano, ella le besó el capullo y se apretó los pezones.

Mi verga no podía más. Y yo no lo podía creer, en breves, por fin, iban a follarse a mi mujer.

Nos vestimos y nos fuimos juntos para el piso.

Ella me dio la mano y me miró con cara de deseo y confusión.

Yo le sonreí para que viera que todo estaba bien, y le dedicó una mirada picarona a Kiyo.

-Lo vamos a pasar bien. – dije.

-Y tanto que lo va a pasar bien. Te voy a hacer correrte como nunca – le dijo a ella a la vez que le tocaba el culazo deslizando un dedo hasta su coño.

Ella no dijo nada, solo gimió.

Llegamos al piso, hacía mucho calor, entre el cachondismo y que no nos habíamos bañado en mucho rato.

Veníamos llenos de arena a lo que yo les dije:

-Porque no os vais duchando? yo entro después.

Ella pareció que iba a decir algo, pero él la cogió de la mano y se la llevó al baño.

Solté las cosas y fui al cuarto, y saqué sus medias con ligero. Quería que se las pusiera, quería que me diera el espectáculo de mi vida, y que nuestro invitado, viera el lado más excitante de mi mujer.

Cuando me acercaba al baño escuché a mi mujer gemir.

Al entrar, estaba agachada con el pollón en la boca y el de pie con su pecho sobre su espalda e la estaba follando con 2 dedos muy violentamente.

A ella que eso le encanta, estaba corriéndose por tercera vez esa tarde.

Salieron dela ducha y pude ver que la polla de Kiyo era mucho más grande de lo que había estado en la playa y de lo que había visto por las fotos. Estaba listo.

Me metí a duchar, no sin antes decirle:

-Cariño, te he dejado las medias encima de la cama.

Ella dijo que si con la cabeza, pero estaba extasiada.

Decidí darme mi tiempo, tenía mis dudas, pero estaba muy cachondo y la situación me estaba encantando, tenía mi polla más dura que nunca en mi vida.

Al salir de la ducha, me sequé y me fui para el cuarto.

La situación fue mejor todavía de lo que me esperaba.

Ella estaba a cuatro patas, las medias puestas, pero tenía el pecho apoyado en la cama, lo que dejaba su coño y su culo abiertos y elevados y él estaba comiéndoselo con ansia.

Iba del coño al culo y volvía a bajar y ella solo sabía decir: si, si, si, si. Bajito.

Él se la meneaba mientras tanto y ella se la miraba con ganas.

-Túmbate -le dijo ella.

Yo pensé que se iba a montar en su polla, pero cuando él se recostó, ella se puso de pie y le puso el coño en la cara y empezó a moverse adelante ya atrás, mientras se agarraba los pezones y me miraba con cara de zorra.

Solo me lo había hecho un par de veces a mí, pero con él parecía que no le importaba nada.

Se bajó y se metió su polla en la boca, él la comía con ansía y ella intentaba tragar todo lo que podía, pero no pasaba más allá de 2 o 3 centímetros del capullo.

De repente, él la echó al lado y le dijo:

-Móntate que vas a sentir una polla de verdad.

Yo me había sentado a los pies de la cama y me pajeaba despacio.

Ella, obedeció y se dispuso a metérsela, le dijo que se pusiera condón, pero él le dijo:

-Que va, nena, me hice la prueba de ETS el otro día. Si quieres que te folle va a tener que ser sin condón. ¿Me traes mi bolsa? – me dijo

Se la acerqué, la abrió y sacó el DNI y la prueba. Me quedé flipado, se había asegurado que si se la follaba, sería sin condón y se trajo los papeles.

-Vale, dijo ella. -No me lo podía creer, iba a pasar, ella ya se había entrenado con el juguete, pero ésta era mucho más grande.

Se puso encima de él con los pies a los lados de la cintura, y fue bajando el culo hasta se la cogió y siguió acercándose hasta que la tubo a la entrada.

Él se echó mucha baba en la punta y ella la guio hasta que entró. Gritó. Pero lejos de recular, muy despacio fue bajándose hasta que le entró casi la mitad.

Temblaba. Se quedó ahí un rato resoplando del gusto, no me miraba, solo lo miraba a él a los ojos. Y empezó a subir y a bajar. Subía despacio y bajaba de golpe.

-¿Te gusta? – dijo.

-Mucho, eres una diosa como dice tu marido.

Y de un golpe se la metió casi entera. Y volvió a subir despacito.

La cara de ella era un cuadro.

-Me llena, mi vida, la noto rozarme entera por dentro – me dijo con los ojos bien abiertos, entre jadeos.

Verla disfrutando, con las medias puestas y recorriendo el pollón de Kiyo, hizo que tuviera que parar de meneármela, o me corría.

Bajó la mano a su clítoris y se puso a restregárselo fuerte, empezó a temblar y se volvió a correr.

De repente, él se incorporó y la dejó tumbada.

-Te voy a enseñar lo que es que te follen con una buena polla. ¿Quieres? – dijo

Ella dijo que si con la cabeza.

-No te he oído, dímelo que te oiga o paro.

-Que si joder, fóllame con ese pedazo de rabo.-gritó desesperada.

Y le subió las piernas y empezó a bombearle muy fuerte.

-Ven y mira como el entra entera a tu mujer.

Miré y en efecto la tenía entera dentro, mi mujer tenía los ojos casi en blanco y con cada embestida solo sabía decir, si, si, si, si.

Su coño estaba rojo y los huevos de él sonaban al chocar contra su culo. Pude ver como los tenía chorreando de lo cachonda que estaba.

La agarró por la cintura, se fue para el borde de la cama, la cogió a peso y se puso de pie. Ella grito y empezó a moverse como loca sobre la polla, él le agarro el culo y empezó a moverla de arriba a abajo, como si fuera él la estuviera utilizando para hacerse una paja.

De repente ella chilló, otra corrida más para la colección de mi amigo.

-Me voy a correr.- dijo Kiyo.

-Si campeón, te lo mereces.- Y empezó a darle más duro aún.

Ella cogía impulso con sus brazos agarrados a su cuello y cuando estaba en la punta, él la bajaba tirando de sus cinturas hacia sí.

Ella dijo empezó a dar gritos cortos:

-Ay por dios! ay por dios! que me corro otra vez.

-Yo también Luna. -y se corrió con una embestida hasta el fondo.

Se quedó dentro y pude ver cómo daban espasmos los dos. Yo, mientras tanto, solo había podido darme algunas hostias en la polla, porque tocarme hubiera sido correrme.

La dejó caer en la cama y se la sacó. Dejando toda la cama perdida de lefa.

Me acerqué y le dije:

-Te ha gustado?

Ella respiraba muy fuerte me dijo que si con la cabeza:

-Me ha encantado mi amor, gracias, te amo.

-Ahora me toca a mí – le dije.

Y le metí mi polla en su coño lleno de lefa de otro hombre.

Mientras, él, se acercó y ella como agradecida, le empezó a limpiar el capullo.

Yo se la metía y notaba algo de holgura, pero sólo el verla comiéndose ese pollón, hizo que me corriera.

-Vamos a la ducha, les dije.

Y nos fuimos los tres, le quité las medias y el agua fría fue reconfortante.

Al principio estaba extasiada, pero en cuanto se le pasó un poco nos la acarició mientras nos duchábamos.

Yo acababa de cumplir mi sueño, pero ella parecía haber cumplido algo que tenía muy adentro, nos besaba a los dos y mientras que a mí me cogía la polla y me la soltaba intermitentemente, no saltaba el pollón de Kiyo.

Al salir de la ducha, miré el reloj, eran las 6 y poco.

Era aún temprano.

No podía acabar aún.

-¿OS apetece una copa?-les dije

-Pues si la verdad.- dijo él.

-Por supuesto, cariño, parece que no me conoces. – me dijo mi mujer.

Nos sentamos en la chaiselonge y fui a preparar los cubatas a la cocina.

Cuando llegue, él le estaba comiendo los pezones y ella le movía su rabo ahora morcillón con la mano.

Como ella es pequeña, se me ocurrió un juego.

-Cariño, ¿porque no te tomas la copa, sentada en su barriga, con las piernas abiertas? así cuando se le ponga dura ya la tienes a las puertas.

Ella sin dudarlo lo hizo.

Era un espectáculo, tenía el coño rojo y súper abierto y aunque se lo había lavado, aun salía algo de su lefa.

Él tenía la polla blanda, pero bien morcillona y muy roja, y ella de vez en cuando, se reía, se la cogía y se golpeaba en el coño son su capullo.

Cuando no tenía la copa en la mano, agarraba sus tetas desde atrás y le pellizcaba los pezones, cosa que ella le respondía con miradas de zorrón.

Pasada una hora de jueguecitos, la polla de él empezó a ponerse un poco dura y a ella le dio para incorporarse y metérsela un poco en esa posición, dejándole a la vista su impresionante culo.

Creo que eso lo volvió loco, porque además de agarrárselo fuerte y darle varios azotes, empecé a ver como la cara de ella cambiaba y se acariciaba el clítoris, y la base de la polla empezaba a verse dura.

Digo la base de la polla, porque el resto ya se había encargado ella de ir metiéndoselo, empujando con la cadera hacia sus huevos.

Ella no había dejado de estar cachonda y, entre eso, y lo que le quedaba de lefa, se movía y le entraba hasta el fondo.

Como a ella le gusta, despacio al subir y fuerte al bajar.

Cada vez que subía le dejaba el culo a la vista y pode ver como Kiyo se escupía en la mano y le llevaba las babas al culo.

Pensé que se iba a revolver, porque a mi pocas veces me deja tocarle el culo, pero era tal el nivel d excitación que tenía que ni rechistó y él, sin empezó a masajearle el ano.

La escuchaba gemir, y mi polla ya estaba otra vez a tope.

Dio un salto cuando él le metió un dedo.

Se giró y dijo:

-Puedes jugar fuera, pero no dentro, vale?

Él, sin rechistar le saco el dedo y empezó a moverlo en círculos.

Ella abrió la boca y juntó las rodillas. Se volvió a correr.

Estuvieron así momo media hora, yo veía su coño y lo tenía cada vez más hinchado y no dejaba de gemir y rozarse el clítoris y pellizcarse los pezones, de ven en cuando se escupía en la mano y cuando la tenía entera dentro se bajaba con la mano mojada hasta los huevos de él.

Me miraba fijamente a los ojos, con cara de gusto y de perra y me decía que sí con la cabeza.

Él de vez en cuando le metía las manos debajo de las nalgas para que no bajara y le follaba fuerte desde abajo. Cada vez que hacía eso, a ella se le volvían los ojos.

Cuando se cansaba la dejaba caer, y ella con la inercia se la clavaba hasta el fondo.

Después la tiró de lado y él se puso detrás de ella, subiéndola la pierna que quedaba para arriba. Yo había intentado esa postura en más de una ocasión pero mi polla no me daba recorrido suficiente, sin embargo Kiyo le metió la punta, y de ahí entró sola.

Luna cogió sus manos y se las llevó a sus tetas, se giró y le dio un morreo enorme.

Yo no pude aguantar más y me acerqué a ellos.

Ella al verme cerca pajeándome, abrió la boca, esperando mi verga en su boca.

La dejé hacer, me la mamaba con una soltura que no lo había hecho. El hecho de tener un pollón así en su boca, había hecho que la mía le resultara más manejable.

Me la chupó con ansia.

Kiyo, al ver la situación, empezó a acelerar las embestidas y ella se corrió a la vez que yo me descargaba en su boca.

Se la sacamos los dos a la vez, y ella estaba rendida. Pero no había ni rastro de mi lefa, se la había tragado toda.

Él le dijo que se pusiera a 4 patas. Ella lo hizo, pero para mas inri, se abrió las nalgas y se golpeó el culo. Y no lo podía creer, yo me había corrido 2 veces y ella tenía más ganas.

-Dile a tu maridito como te gusta. – le dijo él mientras se la clavaba de un golpe.

Ella gimió y dijo:

-Me encanta, cariño, me encanta. Me tiene el coño ardiendo. Noto cada milímetro de esa polla, me voy a correeer! Joder! Que pollón tienes hijo de puta!

Él se rio y paró. Pero ella tenía el automático y empezó a mover su culo hacia atrás con ansia, hasta el fondo, dándole con las nalgas en los lados de la polla, que sonaban como palmadas.

-Enséñame lo zorra que eres.

En una de éstas embestidas, le cogió por debajo de las corvas, y la levantó, poniéndose de pie pero esta vez de espaldas a él, dejándome ver su coño totalmente taladrado.

-Vamos a enseñarle a tu marido cómo empujas.

Y ella empezó a moverse, como buenamente podía, apretando hacia abajo. En una de éstas él dijo, que se iba a correr y ella le dijo que ella también. Giró la cara y lo besó y ambos se corrieron.

Al sacar la polla dejó el suelo lleno de lefa.

Le dio un morreo y se fueron a la ducha.

Yo lo esperé en el sofá.

Al volver, estuvimos hablando un poco, Kiyo recogió sus cosas, se despidió de nosotros y se fue.

Al quedarnos solos ella me dijo:

-Como me has liado para hacer lo que querías!

-Lo que yo quería? Y tú no lo querías? – me reí.

Ella se sonrió y me dio un morreo.

-Gracias cariño, ahora sé que tenías razón.

-¿En qué?

-En que me he corrido como nunca con otro tío y aun así, te amo a ti más que nunca.

Fin.

Dedicado a mi colega, esperamos que pase alguna vez.

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