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La fantasía de mi exnovia
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Tiempo de lectura: 7 minutos

El sexo con mi ahora exnovia siempre fue muy placentero.

Creo pertinente señalar que ella es un año mayor que yo y al momento de lo que contaré, tenía 27 y yo 26. En la cama teníamos una gran química que nos llevó a experimentar desde el sexo anal, pasando por sexo rudo (cachetadas y mordidas) hasta el exhibicionismo (en una de nuestras aventuras en el centro de la ciudad fuimos a dar a un hotel cuyas habitaciones tenían un balcón que daba a la calle principal, ya se imaginarán el resto).

Aun así, quedaron pendientes varias propuestas que no pudimos realizar y otras de las que no estaba seguro que fueran en serio. Ambos teníamos fantasías, algunas de ellas estaban ya sobre la mesa; por mi parte quería hacer un trío mhm, pero no descarté un hmh posterior para complacerla y regresarle el favor de permitirme experimentar con dos mujeres a la vez. El problema con esto es que ella tenía más inquietud de verme coger con otra mujer y me decía que si yo la veía con otro hombre no la quería lo suficiente. Así pues, el tema quedó silenciado. Sin embargo, había una cierta fantasía que ella no aceptaba pero que siempre mencionaba y a mí me excitaba cada vez que se salía en la conversación.

Ella al ser estudiante de maestría tenía gastos que cubrir y buscó empleo en una escuela preparatoria privada para dar clases. La aceptaron de inmediato pues necesitaban personal docente, le dieron plaza para cubrir clases de historia y ética. Al principio todo sucedió con normalidad, estaba un poco nerviosa pues era su primera vez frente a un grupo compuesto por tantos adolescentes.

Al paso de los días me empezó a hablar de uno de ellos especialmente molesto, de esos que no faltan en las escuelas, que la miraba con imprudencia y que llamaba su atención al no hacer sus actividades y simplemente siendo un bravucón. Soy hombre y también fui estudiante, reconozco cuando se genera una cierta atracción hacía una figura de ese tipo pues a mí me gustaba mi maestra de química en la preparatoria que no era muy agraciada de rostro, pero siempre vestía con faldas lisas con las que se le miraba un voluminoso trasero, medias y tacones, muchas veces me masturbé pensando en ella y en como se sentiría tocar sus piernas enfundadas en seda.

Sin embargo, mi ex, mientras más pasaba el tiempo me contaba que el bravucón la tenía cada vez más harta y, en cambio, hablaba emocionada de otro estudiante de unos 18 años, muy tranquilo, que era cumplido con tareas. Éste, si mal no recuerdo, estaba en el último año, era más alto que el resto y venía de una familia adinerada. Yo no sospechaba en nada fuera de lugar, creía normal que ella se entusiasmara tanto con ese estudiante pues, a comparación del resto, cumplía con sus tareas sin falta y con gran interés, participando en su clase cada que se daba la oportunidad.

Fue después de una buena sesión de sexo en dónde me percaté que la situación con el chico ya no era tan inocente. Estábamos descansando cuando ella sacó su celular y me dijo que le gustaría que leyera un pequeño escrito que había pedido de tarea, lo consideró el mejor ensayo recibido y felicitó a quien lo escribió que no era otro que ese joven, además me confesó que al regresar de las vacaciones del puente éste le obsequio una pulsera y desde entonces la usaba.

Fue ese momento cuando sin pelos en la lengua le pregunté qué era lo que ocurría con esa situación en particular pues, además, había notado también cierta inclinación a que usara ropa cada vez más entallada o escotada al ir a dar clases. Se quedó callada por un momento y simplemente respondió riendo que me imaginaba cosas, que ella no haría ninguna tontería porque estaba conmigo como pareja y que él tendría 18 años a lo más. Un poco dudoso le insistí "eso no quiere decir que no te gustaría hacer algo loco, ¿no crees?". Evadió mi cuestionamiento con alegatos morales y demás, concluí diciendo que esa relación de alumno-maestra no me parecía normal y antes de darme cuenta ella ya estaba encima de mí preparándose para el siguiente round mientras sonreía y decía "estás loquito".

Pasaron unos cuantos días y las cosas seguían igual de extrañas. El clímax de este relato sucedió cuando, después de emborracharnos, discutimos por tonterías y al ser ya muy noche y ella estar más borracha que yo decidí fuéramos a mi casa. Ya ahí la recosté en la cama y, por lo molesto que me sentía, opté por dormir en el sillón que tengo en mi habitación. No habían pasado ni 20 minutos cuando sentí que me acariciaba la entrepierna y me susurro "quiero que me cojas". A pesar de que sus esfuerzos estaban convenciéndome y mi verga ya estaba a medio empalme, la mandé a dormir y le dije que hablaríamos por la mañana.

-No quiero hablar, quiero coger, y quiero hacerlo ahorita no mañana.- dijo en voz lenta mientras su mano subía y bajaba por encima de mi pantalón acariciando mi pene.

-Creo que deberías dormir ya. Mírate, estás borracha.- le dije.

-Borracha pero sé qué es lo que quiero, ¿me lo vas a dar?.- y dándose vuelta puso sus nalgas frente a mi vientre, frotándose con frenesí.

Yo ya no pude disimular más mi enojo y le dije que se moviera más rápido y que si me gustaba lo que hacía consideraría cogérmela. Entonces puso sus manos en los descansos de los brazos del sillón y aumento la velocidad pero paro de golpe.

-¿Así o más rápido? ¿Ya me vas a dar verga?.- dijo mirándome en la oscuridad.

-Si lo quieres tienes que buscarlo y darle una buena mamada con esa boquita de puta que tienes.

No tardó en ponerse de rodillas frente a mí mientras me bajaba el pantalón con el bóxer puesto. Sentí como tomo mi carne con fuerza cuando lo liberó.

-Me tiene que gustar como lo chupas para que te lo meta en el culo.

-Quiero que me lo metas después de que te lo chupe.- dijo algo molesta.

-Ya veremos.

Y se puso a ello, empezando a lamer la cabeza y siguiendo por todo el tronco, subía y bajaba la mano masturbándome. Bajó hasta mis testículos y lo chupó y lamió deliciosamente. Creí que eso sería todo pero bajó aún más y me lamió el culo. Estaba viendo estrellas. Se detuvo.

-¿Ya me coges?

La tomé del cabello y la empujé contra el sillón con la cara viendo a la pared y sus nalgas frente a mí.

-Te ganaste una buena cogida, perrita.- le dije al oído al tiempo que la besaba en la boca con ansia. La tomé por la cintura y guíe mi verga a su sexo que ya se sentía muy húmedo. Fue muy fácil meterla y la cogí aún con enojo pero también con locura. Se escuchaba el chocar de sus nalgas con mi vientre por todo el cuarto, el olor a sexo se dispersaba con rapidez. Estaba tan caliente que me subí por completo al sillón para meter y sacar más rápido mi verga pero sentí adicional el choque de mis testículos en sus muslos lo que me prendió a tal punto de continuar con más fuerza hasta venirme.

Estábamos rendidos, yo aun tomándola por la cintura y el cabello y ella sosteniéndose del respaldo del sillón y mordiéndolo.

-Vamos a acostarnos.- le dije cuando me levantaba y me secaba el sudor de la cara.

Ya acostados la abracé por el cuello.

-Me gustó mucho cómo me cogiste, ¿si estabas muy enojado?

-No mucho, pero insististe demasiado. Además, puedo estar enojado pero no te dejaré mal cogida.

Dormité un rato hasta volver a sentir el movimiento de sus nalgas contra mi abdomen.

-¿Quieres seguir entonces?

-No sé de qué hablas, solo me estoy moviendo. Mejor dime, ¿has pensado en alguien más mientras me coges?

-Ummmm no, no lo creo.- Mentira piadosa. Las mujeres siempre hacen ese tipo de preguntas trampa.- ¿Tú si lo has pensado?

-No, o no sé. Bueno, es que no sé qué pasó.

-¿Qué pasó con qué?

-Es que mientras me cogías me pasó por la mente que era mi estudiante el que lo hacía. No te vayas a enojar, solo quería decírtelo.

-¡Entonces tenía razón!- le dije casi con emoción.- Lo sabía, sabía que no era normal que hablaras tanto y así cómo lo haces de él.

-¿No estás enojado? Creí que te molestaría.

-Quizá lo estoy un poco, pero lo entiendo. También fui a la prepa y también me gustó una maestra. Además, no lo culpo de verte con esos ojos, tienes unas buenas piernas y un culo precioso, tienes buenas tetas.

-Tampoco creo estar muy buena. Pero gracias, creí que lo tomarías a mal.

-Para nada. Lo veo normal.- callé por un momento mientras me pasaba por la mente llevar hasta las últimas consecuencias lo que se acaba de destapar- ¿Y es la primera vez que te pasa? ¿Qué piensas en él mientras cogemos?

-¿Para qué quieres saber?- respondió entre confundida y ansiosa.

-Curiosidad solamente.

-No.

Cuando dijo eso me levanté para ponerme encima de ella ya con una erección bastante firme.

-Ah… ponte bocabajo.- se dio la vuelta dejándome sentir sus nalgas con mi carne.- ¿Qué más has pensado de él?

-Me he imaginado que nos quedamos solos en el salón y que… ya sabes…

-No, no sé, ¿qué pasa?.- puse mi miembro en su sexo nuevamente húmedo mientras le mordía ligeramente el oído.

-Pues que me coge…

-Ajá.

-Pero no sabe, y le enseño. Le digo como meterme su pene.

-Si, no debe tener mucha experiencia. Necesita que le enseñen.

-Ajá… y cuando ya sabe por dónde meterlo no aguanta y se viene rápido.

-Es normal. Necesita práctica.

-Si, por eso le digo que a la siguiente oportunidad debe aguantar más, que así debe tratar a las mujeres.

-Exacto, tiene que tener aguante. Pero tú le enseñarás lo que necesita saber, ¿no?

-Si, le enseñaré qué hacer cuando alguien le haga una mamada.

-¡Ah! Se la vas a chupar. ¿Así como a mí? ¿Le chuparás los testículos?

-Si, debe saber cómo se siente para que no se venga rápido.- Para ese momento yo metía y sacaba mi verga lentamente pero con fuerza mientras ella gemía a la vez que respondía. La tenía tomada del cabello y del cuello y en ocasiones le mordía el oído y se lo lamía escuchando su respiración agitada al máximo. Se abría las nalgas para que yo pudiera llegar más hondo en ella.

-Debe aprender muchas cosas. ¿Le enseñarás cómo se hace una rusa? ¿Vas a vestirte cómo puta para él? ¿Dejarás que se venga en tu boca?

-Si. Voy a decirle que ponga su verga entre mis tetas y haré que se venga. Me voy a tragar todo su semen cuando lo haga. Y me vestiré muy puta para que vea que soy una perra en celo. ¿Me vas a dar permiso de hacer todo eso?

-No veo porque no. ¿También dejarás que te coja por el culo?

-Si, pero quiero que tú me cojas primero para que aprenda como se hace. Aunque tal vez se asuste porque no estaríamos solos él y yo.

-Es posible, pero le diría que se tranquilice, que solo le daré esa lección y después puede hacer lo que quiera.

-¿Dejarías que uno de mis estudiantes me coja frente a ti?

-Solo si lo hace bien.

-Entonces me vas a prestar, ¿no soy tu perra, tu puta?

-Ya cállate.- la besé en la boca para meterle mi lengua y seguí metiendo y sacando, no duré mucho, estaba muy caliente. Ambos gemimos como locos cuando le dije que me venía y sentí mi leche caliente derramándose en su interior, ella aflojó los brazos. Me quedé encima suyo unos segundos más y al recostarme la abracé por el cuello de nuevo. Nos quedamos dormidos.

Pasaron un par de semanas cuando, por motivos de la maestría, ella dejó de ir a trabajar a esa escuela. Ocasionalmente el tema de su estudiante salía mientras cogíamos o nos mensajeabamos, ella sabía lo caliente que me ponía leerla o escucharla hablar así, pero después de su salida del trabajo fue disminuyendo la frecuencia de esto.

De las últimas ocasiones que tocamos en tema me dijo que una compañera suya se había sentida atraída por otro estudiante y que habían empezado a verse, desconozco el grado al que llevaron esos encuentros pero eso le hizo considerar que debería haberse quitado la espina de la curiosidad. Por mi parte puedo decir que si lo hacía o no tenía que decidirlo por si misma, en cierto momento de nuestra relación me sentí atraído por una mujer mucho mayor y cedí al deseo, busqué la experiencia y me pareció grata aunque la guardé para mí; si mi entonces novia decidía probar esas mieles no se lo habría reprochado.

Que suerte tienen algunos estudiantes que han podido intimar a tal grado con sus maestras, les tengo envidia. ¿Dónde estaban esas maestras calientes cuando yo estaba en preparatoria? Quizá frente a mí pero mis hábitos ñoños de entonces me hacían pasar inadvertido para ellas.

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