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La extorsión: Le salió el tiro por la culata
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Tiempo de lectura: 5 minutos

A través del tiempo, he tenido muchas relaciones con diferentes chicas y regularmente esto siempre pasa desapercibido. El caso de Kate fue único y esta es la excepción. Ella vino en un grupo de amigos de mi hijo que regularmente salían de vacaciones de primavera y pasaban toda esa semana en nuestra casa, pues además de tener una piscina de buen tamaño, también tenemos un río adyacente detrás en el terreno.

Para abreviar en algo este relato, resulta que entre los muchachos bromeaban en cuanto darían por follarse a alguna de las chicas presentes y debo de decir que había por lo menos seis o siete en esa ocasión. Kate era una de esas y ella en son de broma dijo que no cogería con nadie a menos que le dieran $5000.00 en efectivo. Obviamente ellos no pensaban que yo los había escuchado, pues me mantenía en mi habitación en el segundo piso con las ventanas abiertas pues había una fresca brisa.

Como al segundo día todos departían cerca de la piscina y yo me uní a ellos. La mayoría no eran mayores de edad para comprar alcohol, pero quien les pone reglas a muchachos de 18 años, después de encontrar ciertas libertades en ese camino universitario. Todos tomaban alcohol y de repente todos decidieron ir al río a excepción de Kate, pues se debía bajar por un camino con mucha maleza y Kate le temía a las culebras y bichos raros y se quedó conmigo en una mesa cerca de la piscina. Me recordé de lo que hablaban en broma días atrás y ya con un par de wiskis en forma de broma le decía a Kate: – La verdad que creo que vales los $5000.00 pero yo solo te podría ofrecer $2000.00.

Pensé que se apenaría y lo único que observé fue un semblante de sorprendida y una sonrisa picara y le dio por mover su rodilla con si fuese un tic nervioso. Hubo una pausa de silencio pesado y por un momento pensé que había metido las patas donde no debería y comencé a sentirme algo incómodo. Para mi sorpresa en ese tono de broma Kate me replicó: -Si no está bromeando haría una excepción por usted.

¿Qué es lo que no le hice a esa chica que luego descubrí tenía 19 años? Lo único que se negó hacer esa tarde fue sexo anal, pues con toda seguridad ella decía que no podía por el tamaño de mi miembro. En lo demás fue muy participativa y en dos horas en mi habitación le dejé ir tres palos y la hice correr una media docena de veces. Lo que se me hizo extraño, fue que ella insistió en tomar video con su celular y solo le advertí que tuviera mucho cuidado con ello.

Kate es de esas chicas de las que uno debe tener mucho cuidado y esa carita dulce en un cuerpo espectacular son de las mosquitas muertas que le pueden a uno crear problemas. Resulta que Kate pensó que Kashira y a quien mi hijo le llama madre, pensó que ella era mi esposa. Basado en ello intentó extorsionarme, amenazándome a través de texto en enviarle el video a mi supuesta esposa, sí es que yo no le daba una buena cantidad de dinero. La verdad que fue molesto y me desconcertó esa sorprendente actitud, pues nunca me había pasado algo similar. Lo estuve pensado y fue como me llegó la idea de la contra extorsión. La cité en un restaurante donde supuestamente le entregaría el dinero y fue cuando se dio cuenta que se había equivocado.

– ¿Sabes que la extorsión es un crimen muy penalizado? De seguro mínimo son un par de años en la cárcel más todos los gastos legales a conllevar.

– ¿De qué habla?

– Hablo de que si quieres le puedes enviar el video a Kashira. Ella no es mi pareja, ella es mi hermana. Tan pronto salga de aquí levanto una demanda en contra de ti y con la evidencia que tengo de tus textos, pues hoy mismo te llevarían para la cárcel.

Me levanté y la dejé sentada. Arrancando el carro y Kate que llega tocando el cristal del lado del pasajero. Medio abro la ventana y me dice con una voz nerviosa y tímida:

– Disculpe… me equivoqué. Yo no haré nada.

– Muy tarde para pedir disculpas. Mira, estoy dispuesto en ir a la corte, aunque eso implique que tenga que decir que te pague $2000.00 por haberte cogido, pero todo el mundo sabrá lo que realmente eres: Una puta que intenta extorsionar a sus clientes.

La verdad que no tenía buen semblante. Aquella carita juvenil y angelical se miraba distorsionada. Su mascara o delineador se le despintaba por algunas lágrimas. Y la verdad estaba dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias, pero un diablillo me susurró al oído y me hizo recrear esa cogida que le había dado dos semanas antes y como se me antojaba cogerme ese culito redondo de esta preciosa niña. Kate no tienes grandes tetas y la verdad que son pequeñas, pero lo que no tiene en tetas lo compensa con un suculento culo. Ese día que me la cogía de perrito, le rogué para que me lo diera y me lo había negado y apenas le sobé el ojete con mis dedos. Ese día me dijo que con $2000.00 más me lo daba.

Dos semanas después se encontraba llorando por la amenaza de mi demanda. Angustiada sin saber más que hacer o qué decir me dijo lo siguiente:

– Mire… yo le voy a regresar su dinero, pero que quede todo así.

– No… tú te quisiste aprovechar de una situación que, si bien hubiese sido cierta, ahora mismo me sentiría obligado a conseguir el dinero que me demandabas. Nunca imaginé algo así de ti.

– Ya le pedí disculpas y ahora dependo de usted. Estoy dispuesta a hacer lo que usted me pida. No quiero estar en problemas.

No lo pensé ni dos veces. Le pedí que se subiera en mi coche y me dirigí a un lugar de terrenos baldíos y que habían quedado a media construcción durante es recesión inmobiliaria a mediados de la primera década de este siglo. Ella no lo pensó ni se rehusó en subir. Solo se quedó callada mientras conducía. Me estacioné en un lugar desolado y que desde la calle principal no se podía divisar mi coche. Me vio que me desabotoné el pantalón y me bajé el cierre. Ella lo entendió con una pregunta:

– ¿Quiere que se la mame?

– Si… y lubrícala bien, porque este día si me vas a dar ese culo.

– ¡Está bien… haré lo que usted me pida!

Me dio una mamada que al principio tuvo sus altas y bajas, pero luego se convirtió en una más constante y excitante, tanto que parecía que también Kate la disfrutaba. Ella vestía unos jeans muy bien ajustados a su atlético cuerpo, que ella misma se los tuvo que bajar, pues era difícil maniobrar en mi reducido coche deportivo. Llevaba un bikini azul, el cual a pesar de que esta actividad sexual era forzada, ella parecía haber mojado sus bragas. Y mientras ella me mamaba la verga, yo le metía dos de mis dedos en su conchita y masajeaba su clítoris que estaba inflamado de la excitación. La verdad que pensé que no se excitaría y que todo aquello podría tomarlo ella como una mala experiencia. Mamando mi verga se corrió, pues le chaqueteé su clítoris sin cesar y había llegado a su orgasmo. Ella no dejó de mamar.

Tenía mi verga y mis huevos bien ensalivados e incluso su saliva había llegado hasta mi ano y que me hizo sentir algo incómodo y entonces le pedí que se parara frente a la caperuza de mi Shelby, le subí una pierna apoyándola en el parachoques y comencé a follarle su conchita. Ella no decía mucho y solo se limitaba a jadear. Le pasé dando alrededor de unos diez minutos en esa posición y luego con mi verga en su conchita hice una pausa y de esa manera concentrarme a chaquetear su clítoris de nuevo. No estaba tan lejos de llegar a su segundo orgasmo y solo gemía prudentemente como para evitar que alguien la escuchara. Le pompeé su conchita hasta que le pasó su orgasmo y luego se la saqué dispuesto a sodomizarla.

Kate sabía lo que le iba a ocurrir y sin saber que tanta experiencia tenía en el sexo anal, sin muchas consideraciones se la fui hundiendo, pues mi verga estaba tan lubricada y su esfínter puso poca resistencia y le deslicé la verga hasta que mi pubis chocó en sus nalgas. Solo dijo una expresión, pero sin oponerse a la invasión: ¡Cabrón… sí que me dolió! – No le di tiempo para pensar y la he remetido a un vaivén que solo escuchaba el golpeteo contra sus nalgas y como mi verga le hacía ese chasquido al entrar y salir. Ese culo se lo dejé abierto a no más dar, pues no tuve compasión de cómo se lo taladraba. Ya para correrme, se la saqué y me la chaqueteé yo mismo y le apunté a ese culo abierto y la gran mayoría de mi corrida se fue adentro de ese canal, el cual me di cuenta tenía un sangrado. Ella se limpió con sus calcetines, pues no teníamos otra cosa y yo me fui embarrado con olor a su concha y culo. La fui a dejar de nuevo al restaurante, esperando no volver a escuchar de ella.

A los dos meses me envía un texto de que se encontraba embarazada y que debería ser mío, pues por ese tiempo solo había tenido sexo conmigo. No le di mucha importancia y solo le dije que haríamos una prueba de paternidad. La siguiente vez que se comunicó conmigo, me decía que había tenido un aborto espontaneo.

Kate ha sido esa única chica incómoda o inconveniente. Quiso aprovecharse de una situación, pero el tiro le salió por la culata. La verdad que el tiro se lo metí en la culata y es todo lo que rescato de esta chica Kate, que finalmente salí con las mías y había disfrutado de ese rico y suculento trasero.

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