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Tiempo de lectura: 5 minutos

Yo no me imaginaba a mí misma rogándole que me penetrara con tal desesperación, pero no podía más, sus dedos suaves y su experta lengua provocaron que mi éxtasis desconociera límites.

Soy una mujer de piel morena clara, cabellos dorados y ojos grandes color marrón. Joven de 19 años, segura de mi belleza y mi caminar particular, amo andar en tacones altos y faldas a rodillas. Me gusta la coquetería y en unos cuantos días la verdadera aventura de mi vida está por comenzar.

He aplicado a la mejor Universidad en Madrid para realizar un posgrado y me han becado completa, que me mudo yaaa!! Una de mis mejores amigas dará la fiesta de despedida en mi honor la casa de sus padres es ideal para ese festejo. Soñando despierta, todo estaba a pedir de boca.

Llegó el gran día, tomé el vestido más volado que podéis imaginar, los tacos más altos, me arreglé el pelazo, me pinté con labial más rojo que pude encontrar, para qué quiero ropa interior si somos pura hembra, me dije, joder que me quiero divertir. Arribé a la casa de mi amiga que me recibió con chorros de lluvia -que pasada.

Debí estacionar el auto tan lejos de su casa, no podía bajar del coche y arruinar mi peinado y vestido y mucho menos correr en esos inmensos tacos, a esperar.

Pasaron 30 minutos, me desesperé, baje del auto y corrí como ratón a refugiarme en la marquesina de la entrada de la casa contigua y ahí… ahí salió él, por la puerta principal -ese olor- pensé, quién piensa en eso cuando ve a un señor de la edad de mi padre.

Mi corazón latía con un pulso tan fuerte y mi mente estaba clavada en sus ojos, sus ojos color miel -a dónde vas con la boca tan pintada y ese vestido niña?? ¿¿quieres pasar? NO, dije en mi mente NO.

-SÍ?? Contesté, no, no le importa??

-Joder no, pasa pasa niña.

Niña… no soy una niña, pensé. No soy tan niña. En mi mente todo estaba tan confuso. No entendía nada de lo que estaba sintiendo en ese momento.

Se le salió la carcajada y me vio tan tiernamente al tiempo que me ofrecía una toalla para secarme, sin contacto visual, no me miraba para nada, solo iba y venía, primero con una jarra y una taza para el té ya luego trajo una frazada -Y tranquila he, que yo salgo y tú aquí puedes estar hasta que pase la lluvia chamaca!!

En mi mente hubo un silencio por varias horas y decidí que no me iría de allí; al fin que, seguía lloviendo a cantaros y él me invitó a quedarme así que me quedé.

-Pero si las horas vuelan -dijo en cuanto vio que desperté en aquel sofá, no recuerdo haberme cubierto yo misma con aquella frazada. Pero qué hora es?? Pregunté…

-Tranquila nena son las 10 de la noche, es temprano y la lluvia no para, a dónde vas?

-Con sus vecinos?? Es mi fiesta de despedida, pero ya no sé si quiero ir. Me siento cómoda.

-Vale!! Toma la sombrilla y ve, qué haces aquí es solo lluvia niña.

Estaba hasta las manitas de que me dijera niña no soportaba una vez más que me lo reclamara y le aclaré – ¡¡no soy una niña!!

Por fin me miró, me miró y muy bien. Repasó mi cuerpo de abajo hacia arriba con la mirada en segundos, me miró y me miraba curioso, totalmente curioso, le pedí perdón, me exalté.

-Tranquila, para mis ojos eres una chiquilla pero no te quise ofender. Ándate, diviértete, te ves especialmente linda. Lo interrumpí -te gusto? No contestó, tomó la sombrilla y la puso en mi mano y ahí por primera vez conocí el calor de sus manos.

Unas manos de textura suave, fuertes y viriles pero a la vez tibias, de hombre de todo un hombre.

Sentía su aliento, ese olor… me sentí una hembra oliendo a mi macho, la sangre me subía, yo no entendía que me estaba pasando. Su miraba hacia mi era tierno y yo me rehusaba a ser mirada de esa manera, me retaba por dentro.

Sin pensarlo, bajé la mirada y busqué colocar mi mano por encima de su miembro, allí encima de su pantalón, suavemente la colocó él en el lugar correcto, tan bruta!!

– Qué pasa mi niña?? Que allí dónde buscas lo que buscas no es, tocadme ven- colocando mi mano en su miembro que clarito sentí como crecía. Se ponía firme cada vez. Temblando, le intenté besar desesperadamente la boca. Brusca, torpe mi boca, estaba abrumada y totalmente en brama.

Me tomo la cara con sus dos manos y me miró a los ojos, me acercó a su boca y susurró – shhh, tranquila, es así- y por primera vez abrió los labios de mi boca con la suya, calmado, suave, y de a poco metió lentamente su lengua en mí recorriendo la comisura, yo escuchaba como se escapaban mis gemidos, comencé a sentir algo muy caliente en mi entrepierna; recordé que no llevaba las bragas puestas.

Instintivamente lo aparte de mí, -estás bien? Me preguntó, quieres que me detenga?

Yo llevé mi mano a mi entrepierna y le dije -estoy chorreada- no tengo bragas. Ya no sé.

Tranquila, me dijo. Ándate, antes de que otra cosa pase. Ya vas más tranquila, supongo.

Tú, tú quieres que me vaya?

Me tomo de las manos, me besó la frente, me cargó y nos sentó en el sillón, -¿sabes, eres muy hermosa, todo alrededor tuyo es muy bello, eres lo más perfecto. Yo podría hacer contigo lo que yo quisiera si tú quisieras. Pero no soy un cabrón y no mereces que un anciano como yo te desflore así.

Me volvió a tomar de la cara y besándome los labios sin descanso replicó -aunque ese vestidito azul sí que te delata y ya no puede de la chorreada, vamos a lavártelo.

En automático levanté los brazos obedeciendo a su petición, los cuales bajó dulcemente; bajó lentamente el cierre del vestido descubriendo mis hombros y mis tetas, sentí como su falo se puso tieso al momento de conocer mis pezones, su mirada cambió. Comenzó a mirarme como yo quería, como mujer.

Me atrapó de la cintura mientras pasaba su lengua por todas las curvas de dejaba al descubierto mi cello, hombres, las tetas lo volvieron loco y las comenzó a mordisquear, le subía la temperatura, lo supe por el calor de su boca de repente me besó profundamente y sólo sentí su pene dentro de mí. Ese besó profundo me confundió de tal modo que solo pude reaccionar cuando sentí algo en mi profundidad. Gemí tan fuerte, tan fuerte que perdí el control de mi misma solo sentía sus manos tomándome de la cintura con la fuerza exacta y ritmo exactos mientras me poseía.

Entrada y salía de mi, yo brincaba en su estómago y clave mi mirada en la suya, mientras reclamaba – te duele, te gusta mi niña??

-sí, sí me gusta- sí me gusta- no dejaba de mirarme tiernamente al tiempo que bombeaba mi vagina salvajemente me atrapó la lengua y me clavada cada vez más rápido el falo yo solo sentía sus dos grandes testículos chocando mi sexo, rebotaba en el sin control. Era inmensamente fuerte.

Cuando comencé a sofocarme se detuvo bruscamente penetrándome profundamente -ven mi niña te quiero beber- me acostó en segundos, comenzó a lengüetear mi clítoris de arriba hacia abajo. Sentí por primera vez un orgasmo, en su cara exploté y el no paraba de lengüetear y susurraba -eso mi amor, mójame, chorrearme como una mujer.

Quieres probarte? No me dejó contestar tomó mis jugos con su grande mano y los embarro en su miembro y gentilmente me lo ofreció en la boca. -Chúpala, mi niña, abre la boca- por fin, por fin tenía su dulcemente y grueso falo en mi boca, solo pude chuparle la punta y el tronco a la mitad era la primera vez que tenía un pene en mi boca.

Torpemente aunque suave le pasada la lengua y le bajaba con gran pasión hasta que tomé ritmo y comencé a jalarlo muy duro, me detuvo. -Tranquila- besó mi boca – tranquila mamita, así- y tomo del cabello y sujetándole comenzó a mostrarme como hacer y me ayudo a qué por fin pude contenerla en mi boca.

Me acercó a sus labios y me penetro de nuevo estaba encima de mí, mis piernas apenas alcanzaban sus hombros. Comenzó a bombearme sin parar de besarme, no pude contenerme y comencé a venirme a chorros, y comencé a temblar incontrolable -¡¡para, por favor para!!- me alejé con pena.

No podía soportaba sus carcajadas, no entendía por qué se burlaba de mí, me sentí tan avergonzada que cogí la toalla, sequé mi cara y comencé a llorar.

Lo ves? Te lo dije, quieres irte?? O quieres dormir.

Qué hice?

Lo que hacen las mujeres, venirse, boba.

Ya no quiero seguir, parece que te estoy violando, me haces sentir que te estoy abusando.

Vete cuando te sientas cómoda. Lávate y sólo asegúrate de cerrar el zaguán.

Tomó su ropa y se encerró. Azotó la puerta muy fuerte. Me asusté, no sabía que hacer, así que le insistí desde la puerta.

Abre, no es lo que tú piensas, me asusté, es mi primera vez. Por favor, sigue. Yo estoy bien. Dame una oportunidad, Sí?

Continuará.

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