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La estocada final
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hola de nuevo. Esto ocurrió en mi primer año de universidad. Estudié Ingeniería Industrial, por lo cual no había muchas mujeres estudiando mi carrera, y las que había tampoco destacaban en exceso. Pero había cierta muchacha que, si llamaba mi atención, se llamaba Andrea. Andrea era una chica rubia, con ojos verdes, no estaba delgada pero tampoco gorda, y de tetas y culo no estaba mal.

La primera vez que interactuamos fue de casualidad, ya que eran los primeros días, no tenía amigos en clase, y decidí juntarme con unos chavales que justamente eran amigos suyos, entonces hicimos algo de piña. Después de ese día, yo me quedé con su cara y decidí hacer un poco de "stalkeo" para encontrarla en Instagram. No fue difícil encontrarla, ya que no tenía un nombre extraño, y ahí comenzó la operación. Comencé reaccionándole a las historias para romper el hielo, y posteriormente intentando conversar algo.

Reaccionaba bien, las conversaciones parecían fluir, y un día decidí pedirle el teléfono para hablar mejor por WhatsApp. Por clase la veía muy de vez en cuando, ya que abandonó varias asignaturas y no coincidíamos en ningún grupo de prácticas, así que tuve que avanzar vía WhatsApp. Hablábamos la gran mayoría de los días durante todo el curso, pero la gran mayoría de las veces que intentaba quedar con ella me daba largas, y las veces que quedamos tampoco paso nada especial. Nos lo pasábamos bien, nos reíamos, pero no se la veía receptiva, no parecía querer algo conmigo. Y así fue pasando el curso, sin pena ni gloria respecto a este tema, y llegó el verano. Como cada verano, yo solía ir a las fiestas de pueblo que me enterara que hubiese cerca, y ese año justamente coincidió que planeamos ir al pueblo de Andrea. Yo tenía la esperanza de verla (e intentar dar la estocada final) y se lo comenté por WhatsApp para saber si iba a estar o no.

”Si, allí estaré. Vente y nos tomamos algo tú y yo, que ya tengo ganas de verte” -me contestó ella. Finalmente fuimos a la fiesta, y por el camino les estuve comentando a mis amigos la situación que tenía entre manos: que yo a esa fiesta iba a ver si resolvía el tema, y que iba a estar un tanto ausente. Llegamos y allí me encontré con ella. Llevaba una falda negra a juego con una blusa de ese mismo color, esa noche estaba imponente. La saludé con 2 besos, y nos estuvimos tomando unas cervezas en la tasca mientras conversábamos.

El tiempo fue pasando, el número de botellines que nos bebimos no paraba de aumentar y el alcohol empezaba a subírsenos a la cabeza. Llegó un punto que nos empezamos a mirar muy fijamente mientras hablábamos

Andrea: ¿Qué pasa, Marcos, que me miras de esa manera?

Marcos: Puff, es que estaba fijándome en lo guapa que estás hoy, y me he quedado atontado

Andrea: Jajaja, que tío, oye

Marcos: Y ya metidos en harina, realmente hoy he venido a esta fiesta por ti, porque… No sé cómo decirte.

En ese momento Andrea se lanzó a mi boca, y yo la seguí, uniéndonos en un beso de esos que parecen eternos. “No tienes nada más que decirme”-dijo Andrea al acabar, agarrándome de mano con dirección a su casa. Al llegar a su casa me di cuenta de la situación tan a mi favor que se había formado: era la noche de la fiesta del pueblo, por tanto, su familia probablemente seguiría en la fiesta al menos unas horas más en las cuáles Andrea y yo tendríamos la casa sola para “la estocada final”.

Nada más llegar a su casa no perdimos el tiempo: fuimos directamente a su habitación y allí no empezamos a desvestir mientras nos besábamos. Ella se quitó la blusa y la falda, quedando en ropa interior. Yo a ese punto ya me había quitado la camiseta y estaba desnudo de cintura para arriba, y con esa visión de frente yo no me pude resistir. La tiré contra la cama de forma brusca y comencé a besar cada centímetro de su piel descendiendo desde su boca dirección a su coño. Pasé por su cuello, posteriormente llegué a sus senos, donde tras haberle quitado el sujetador me dediqué a sobarlos y a chupar sus pezones, luego llegué a su ombligo, donde tenía un piercing que me excitaba cada vez que lo veía, y estuve un tiempo dándole vueltas a esa zona. Mónica gemía cada vez que le daba una chupada, y finalmente decidí que era el momento de bajar del todo. Le bajé las bragas de un tirón, y me sumergí en su coño. Ella gemía cada vez con más fuerza hasta que llegó a su clímax.

Acto seguido, ella se levantó y comenzó a desabrochar mi pantalón. Después de todo esto, yo ya tenía mi polla como una piedra de dura y en posición de ataque, por lo que, al ser liberada, salió disparada casi impactando en la cara de Andrea. Se ató bien la coleta, me empezó a masturbar y de vez en cuando le daba algunas chupadas, pero no se la veía muy ducha en ese arte, por tanto, le dije:

-“Déjalo reina, vamos al turrón”

Ella soltó una risita, dejó mi pene y se puso en cuatro en la cama mientras movía el culo. Yo entendí lo que quería, por lo que fui a buscar mi cartera (que era donde traía los preservativos por si la situación lo requería), pero al ver esto Andrea me frenó:

Andrea: Marcos, ¿qué haces?

Marcos: Pues por el material de protección, que no tenía intenciones de ser padre aún

Andrea: JAJA, que chaval, tu por eso no te preocupes, que tomo la píldora.

Marcos: Ah vale, no sabía, esperemos que no me pegues nada entonces jaja

Andrea: Jaja que puto subnormal, ven aquí anda, que te voy a dar la noche de tu vida.

Me puse detrás de ella, le introduje mi miembro y comenzó el mete-saca. Empecé lento y fui subiendo gradualmente la velocidad, a la vez que decidí agarrarla de la coleta. Así estuvimos un rato hasta que estaba a punto de correrme y le dije de cambiar de posición para seguir un rato más. Le dije que si nos poníamos en cucharita, y a ella pareció gustarle la idea. Me puse detrás de ella y empecé a bombearla a la vez que ponía mis manos en sus tetas. Los dos gritábamos sin ningún tipo de filtro, ya que no había nadie en casa, y no había nadie que nos pudiera oír. Tras un rato dándole, yo ya estaba por correrme y se lo susurré al oído mientras gemía:

Marcos: Mónica, me voy a correr

Andrea: Mmmmm, repite eso, papi.

Marcos: Me voy a correr, mami

Andrea: Mmmmm…

Marcos: ¿Dónde te lo echo?

Andrea: Échamelo adentro, papi

En ese momento, mi polla estalló y me corrí en su coño. Ella gimió fuerte, y creo que se corrió también. Tras esto, nos limpiamos, me vestí y me despedí de ella con un beso, yendo en la busca de mis amigos.

Tras esto, tuvimos algún que otro encuentro más, pero eso es otra historia…

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