back to top
InicioHeteroLa enfermera Perla y su paciente

La enfermera Perla y su paciente
L

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 4 minutos

Perla es una enfermera de 28 años que trabaja en el mismo hospital desde que se recibió.

Es una mujer sensual y seductora, baja de estatura, y es poseedora unas hermosas curvas.

Tiene cabello rubio y lacio hasta la cintura, sus senos son de buen tamaño y su trasero es grande, pero bien formado.

Es la enfermera más bonita de ese hospital, razón por la cual otras empleadas sienten envidia de ella y muchos médicos la deseen. Perla ha tenido relaciones sexuales con algunos doctores.

Ella siempre lleva el uniforme más corto de lo normal para lucir más apretado todo su cuerpo.

Se dirige a la habitación 234 donde le informaron que hay un hombre que tenía neumonía, minutos antes de ir le pasaron el informe del alta de ese hombre.

Cuando ingresa a la habitación ve al hombre dormido, su corazón se aceleró al ver a ese hombre porque es extremadamente atractivo y además estaba durmiendo con solo su bóxer puesto.

El hombre se despierta y ella se apresura a ir junto a él para saludarlo.

-Hola señor Roberto.

-Hola señorita enfermera, no me diga señor, me hace sentir viejo y tengo treinta años apenas.

-No eres viejo para nada, voy a comenzar de nuevo, hola Roberto- luego de unos minutos siguió hablando- Aquí tengo el informe de su doctor y dice que ya le han dado el alta, se puede ir cuando quiera.

-¿En serio me dieron el alta?

-Si.

Una sonrisa de oreja a oreja abarco el rostro de Roberto, salió de la cama y se puso a saltar mientras gritaba.

-¡Soy libre!

-Muchas gracias enfermera- le dijo y le dio un fuerte abrazo.

En ese momento Perla sintió el duro miembro de Roberto y su uniforme se le subió mucho más, ya se le estaba asomando su trasero, pero eso no le molesto.

Abrazo a Roberto y quiso quedarse así para siempre.

Cuando el muchacho se separó de ella Perla ya noto que su dureza estaba al límite.

-Perdón por ese gesto.

-No debe disculparse.

-Antes de irme me gustaría saber como te llamas.

-Me llamo Perla Fernández.

-Ha sido un placer conocerte- le dijo Roberto.

Él ya se iba a cambiar para irse, pero la enfermera cerro bien fuerte la puerta y le dijo que espere.

El aun sin cambiarse se situó frente a ella y nunca espero lo que sucedió a continuación.

Perla no lo pensó dos veces y unió su boca a la del paciente, le puso ambas de sus delicadas manos en el pecho masculino y fue bajando hasta que se encontró con la zona de su pene, le bajo lentamente el bóxer hasta que se lo quito por completo sin dejar de besarlo mientras invadía la boca de Roberto con su juguetona lengua y él se entregaba completamente a esa belleza de mujer.

Cuando terminaron de besarse, ella le admiro ese delicioso pene y se puso automáticamente en rodillas.

Perla agarro el pene que ya estaba muy duro, lo recorrió con sus manos en una sensual masturbación, luego le dio muchos besos en la zona de la cabeza y después se lo metió entero en su boca que ya tenía varía experiencia chupando miembros, su lengua estaba habituada a las pijas así que por lo tanto se movía de una manera muy experta y deliciosa.

Las manos de Perla no se quedaron quietas y se dedicaron a darle un suave masaje a los testículos de Roberto mientras duro la deliciosa mamada.

Ella no aparto la vista de los ojos del paciente y eso a él le encanto.

Roberto acaricio la cabeza de Perla y la hundió más profundo en su verga haciendo que se la comiese por completo, pero ni aun así ella dejó de chupar esa pija.

La mamada de verga duro unos cuantos minutos y cuando termino ambos tenían una sonrisa de satisfacción.

Perla sonría porque había extrañado mucho chupar un buen pene.

Roberto tenía una sonrisa deslumbrante porque una hermosa enfermera acababa de chupársela el mismo día que le dieron el alta. Luego Perla empezó a desnudarse por completo y el paciente quedo enamorado de ese cuerpo tan bien formado.

Cuando Perla quedo completamente desnuda, Roberto se quedó viendo esa exquisita vulva, pues, su vagina era hermosa como ella, la tenía blanca, los labios vaginales eran rosados y la adornaba un poco de pelo rubio.

Perla se acostó en la cama y lo primero que hizo Roberto fue mandarle mucha lengua y saliva en la línea del clítoris, luego la penetro por completo con su lengua.

Mientras le chupaba deliciosamente la vagina no le soltó los pechos en ningún momento, esto a Perla le encantó porque una rica lengua estaba haciendo maravillas dentro de su vagina y unas manos atrevidas estaban masajeando sus pechos como si los conociera de toda la vida, no tardo mucho en estremecerse de placer.

Perla explotó de placer con una gran eyaculación femenina en la boca de Roberto cuando él hundió su lengua bien en el fondo del clítoris y cambio mucho la velocidad del maravilloso sexo oral.

Finalmente el paciente se bebió todos los deliciosos fluidos de la bonita enfermera.

Roberto se acostó sobre ella con mucho cuidado y la penetro suavemente hasta que su pene se hundió por completo en su húmeda vagina y Perla lanzo un gemido al mismo tiempo que clavo sus uñas en la espalda del hombre.

Él empezó a moverse y cada vez que él volvía sus embestidas más rápidas y se hundía más profundo en su vagina, ella por su parte le clavaba sus uñas en la espalda y ambos disfrutaban de este gesto, ya que esa era la razón por la cual Roberto la estaba penetrando tan salvajemente, deseaba sentirla a ella y que esa seductora mujer lo sintiera por completo a él. No quería ser solo una tarde de pasión, anhelaba ser inolvidable y mediante su penetración lo estaba logrando.

Perla nunca se imaginó esta situación, no había pensado que en algún momento un paciente pudiera penetrarla tan rico y hacerle el amor mucho mejor que los doctores con los que ella había estado.

Sin duda alguna este hombre se estaba volviendo inolvidable. Quería que este buen sexo durase toda la tarde y buena parte de la noche también.

Mientras ella estaba sumida en sus pensamientos Roberto hizo que cambiaran de posición.

Perla quedo acostada boca abajo con su trasero parado y Roberto se volvió a acostar sobre ella, pero esta vez le penetro el trasero, puso ambas manos bajo el abdomen de la enfermera y empezó a moverse mediante caricias y gemidos.

Las embestidas eran tan fuertes que hasta la cama se sacudía de un lado a otro y Perla que estaba siendo penetrada con intensidad disfrutaba mucho de la situación porque le encantaba que le dieran por el trasero.

Los minutos que duró el salvaje sexo anal fueron la gloria misma, pero finalmente después de darle tantas embestidas a ese delicioso culo Roberto eyaculo dentro del trasero de Perla.

-No quiero que perdamos el contacto- le dijo Roberto.

-Dime primero que hora es- le pidió la enfermera.

-Ya son las ocho y media.

-Mi turno ha acabado.

-Y yo ya tengo mi alta, nos tenemos que vestir y si quieres nos vamos juntos.

-¿Es muy rápido para querer pasar la noche en tu casa?

-Me encantaría que pases la noche en mi casa, mi hermosa enfermera- le contesto él, se inclinó y le dio un suave beso en los labios.

Mi Instagram es: anaking6523.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.