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La despedida de coronel
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Me dirigí a su departamento, me vestí tan sexi como pude, con mis medias color carne, mi minivestido blanco que tanto le gustaba que me pusiera y con una lencería blanca que me combinaba muy bien.

Llegue puntal a la cita, él ya me estaba esperando, tenía una cerveza en la mano, yo me acerque a él y lo bese muy apasionadamente, el me acariciaba las piernas y el trasero, “las voy a extrañar” me dijo mientras sus manos apretaban fuerte mis glúteos, continuábamos besándonos muy apasionadamente, yo acariciaba su espalda, el subía poco a poco su mano acariciándome las nalgas muy rico.

Subió mi vestido y lo dejo hasta mi cadera, también bajo los tirantes dejándome en mi tanga y brasear, me besaba el abdomen y su lengua lamia mis muslos no cubiertos por las medias.

F: ¡Que cuerpo más rico Moni, te voy a extrañar!

M: Yo también Fer ¡te extrañare!

Coronel se iba a casar, pero dejo claro que su esposa no lo compartiría y él ya quería sentar cabeza, así que me pidió la despedida. Fue tan buen amante. Que acepte coger la última vez con él, además su rica verga ha sido de las más ricas que me eh comido en la vida.

Me pare arriba del sofá dejándole mi vagina en su cara, el hizo a un lado mi tanga y comenzó a lengüetearme, su lengua entraba y salía riquísimo, yo levante mi pierna para que lamiera desde mi anito, mi clítoris se endurecía gracias a las chupadas de Coronel, me apretaba las nalgas y me follaba con su lengua.

L: ¡Que rico papi síguele amor!

C: Que vagina más deliciosa, la extrañare.

L: ¡Sigue lamiéndola papi, síguele!

Después de estar chupándome y lograr que me mojara demasiado, se desnudó totalmente, ahora yo me senté y él se paró sobre el sofá dejándome su rica y grande verga justo en mi cara, me sonrió y con una mirada me ordeno comer su animal.

Yo comencé a lamerle la cabecita y darle chupadas mientras mis manos acariciaban sus testículos, lo introduje dentro de mi boca lentamente, él me tomaba fotos diciendo que serían para el recuerdo, comencé a devorarla por completo, sus 25 cm me ahogaban de placer, le apretaba las nalgas para meterla más y más a mi boca, el gemía y me felicitaba por lo que hacía.

C: ¡Que rico mami, que rico te la comes!

L: Sabes riquísimo amor.

C: De verdad que echare de menos estos momentos contigo.

Se bajó del sofá, me levanto las piernas, dejando mies pies a la altura de sus orejas y me penetro fuerte, me la deja ir con toda su fuerza, me sacaba el aire de su fuerte movimientos, pero me encantaba sentir su dureza dentro de mí

L: Así dámela que rico, me encanta como coges.

C: ¡Ah nena dios mío qué coño tienes!

L: Es tuyo por siempre ¡cógeme papi!

Me levanto del sofá y elevo mi pierna entrelazándola con su brazo, me cogió de esa forma, nos besábamos salvajemente mordiendo nuestros labios, con su mano izquierda me tomaba del trasero para empujármela hasta el fondo, yo parecía garza parada en una pata, después apoyándome en el brazo del sofá me incline, el me abrió las nalgas y me la metió muy fuerte, me jalaba el cabello y me daba de nalgadas, sus manos acariciaban mis piernas envueltas en esas medias color carne, yo me movía para sentirla mejor.

C: Te mueves bien rico Lety, que mujer.

L: Tú también lo haces muy ricos, dame más amor, ¡dámela toda!

Él se recargo en el brazo del sofá, yo me dejaba caer en su palo duro, el me apretaba las tetas y besaba mi cuello, se acomodaba de forma que su verga entraba totalmente en mí, eso me prendía más y más.

L: Bebe que rico, que verga más dura.

C: ¡Muévete hermosa muévete!

Los dos estábamos tan excitados, que nos venimos juntos, el me lleno mi vagina de su semen, chorros y chorros de fluidos empapaban nuestros cuerpos, el orgasmo fue riquísimo pero el segundo round apenas iba a comenzar.

Me llevo cargando a su cama, ahí me puso boca abajo y comenzó a lamerme desde mis pies a mi cuello, su lengua me ensalivaba las piernas, mis nalgas, mi espalda, sus manos apretaban cada parte de mi retaguardia, con sus dedos comenzó a jugar mí ya muy estimulado clítoris, metía de dos a tres dedos en cada acercamiento, su boca besaba mis pechos y sus dientes me marcaban todo el cuerpo.

C: Que rico cuerpo hermosa, me encanta tu espalda.

L: ¡Ah bebe, eres magnifico!

Me puso en cuatro en la cama, me tomo de las nalgas y las abrió, comenzó a masajearme con su dura verga en medio, ya mojada me penetro, pero esta vez muy suave, la puntita me estimulaba mi clítoris, mis gemidos invadían su habitación, poco a poco introdujo su gran verga en mi vagina, sus embestidas subían de nivel, yo me empinaba totalmente incluso con mis propias manos abría mis nalgas para que entrara por completo.

L: Así bebe que rico, dios mío, dámela rico, así.

C: Eres única, ¡muévete hermosa muévete!

La fuerza de sus embestidas me tiró en la cama, el me penetraba subiéndose totalmente en mí, me abrazaba para apretarme las tetas y su boca mordía mi oreja, que rico, su verga entraba por completo en mí, me sentía empalada, sentía que iba a vomitar, yo le mordía el brazo él lo hacía con más fuerza.

L: Que rico amor, me matas, ¡me matas!

C: Te gusta mi verga nena, ¿la vas a extrañar?

L: Si la extrañare, extrañare todo de ti.

Comencé a chorrearme nuevamente, estaba teniendo un rico orgasmo, el me jalaba el cabello y eso me hacía venirme más, la cama se llenaba de mi líquido, pero Coronel aún estaba durísimo.

C: Súbete nena y abre el culo.

L: ¿Me la vas a dar por ahí?

C: ¡Si te lo voy a destrozar!

Él se acostó y yo abriendo mi culo me dejó caer en su verga durísima y roja, su verga entraba y me lastimaba, pero al mismo tiempo me daba tan grande placer.

C: ¡Que rico culo, aprieta chingón!

L: ¡Bebe me destrozas!

C: ¿Te gusta mi verga en tu culo?

L: Si guapo, dámela, ¡empálame con tu verga!

Yo cabalgaba su palo, mi ano se iba abriendo con cada movimiento, el me mordía las tetas y me empujaba su verga, eso me generaba tipo nauseas, sentía que vomitaría, el dolor era fuerte, su verga de 25 cm me estaba destrozando, pero no podía dejar de moverme y querer más.

C: ¡Así, muévete amor, muévete Moni!

L: ¡Papi dámela, me lastimas, pero me gusta!

C: ¿De quién eres?

L: ¡Tuya, soy tuya, puedes cogerme cuando gustes!

C: ¡Vale, lo hare con gusto!

Sentía como su verga se estaba inflando, yo movía más y más mis caderas, el con sus manos me levantaba y dejaba caer, también apretaba mi clítoris, tenía doble satisfacción, lo mordía del cuello, el me apretaba todo, sentí como sus huevos se inflaban.

C: ¡Lety me voy a venir, me voy a venir!

L: ¡Lléname de ti, lléname!

Comenzó a venirse, parecía una manguera, me llenaba toda que incluso escurría por mis piernas, el gritaba y se movía riquísimo, yo me corrí por tercera vez y también me movía fuertemente, terminamos exhaustos en la cama, nos besábamos ya más suave, mi ano me dolía a mil, pero la sensibilidad que tenía me hacía tener tremendo placer.

Cogimos un par de veces más, lo hicimos por toda su casa, llegue en la madrugada a casa toda adolorida, ya nunca más lo volveré a ver, pero jamás olvidare su rica verga y como me hacía gozar riquísimo.

Saludos su amiga Lety.

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