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La dependencia (2)
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Los primeros rayos de luz evidenciaron que llegaba un nuevo día y Pili se despertó primero, Cleo seguía durmiendo, se movió para mirar el móvil y ver la hora, aquello despertó a Cleo.

– ¡Ya te has despertado! – le dijo Pili a modo de buenos días.

Cleo le hizo un gesto afirmativo y se quedaron mirando las dos morbosamente durante unos instantes, Cleo se puso encima de Pili y se dieron un pico y luego besos apasionados y acabaron dándose la lengua sensualmente, Pili se mostraba participativa y entregada.

– ¡Quiero comerte el coño tan sabroso que tienes gordita! – le susurró Cleo sensualmente.

Pili se limitó a seguirse besando y morreando y se volvieron a mirar fijamente a los ojos, pero no podía negar que estaba fuertemente excitada.

– ¡Pídeme que te coma el coño! – le murmullo Cleo – ¡Lo estas deseando guarra!

– ¡Cómeme el coño! – balbuceo Pili tremendamente cachonda

Pili se puso la almohada detrás de su cabeza y se abrió de piernas y Cleo empezó a lamerle la raja provocándole los primeros jadeos placenteros.

– ¡Me voy a volver loca de buena mañana! – balbuceo Pili

– ¡Tienes el coñito tan mojado! – susurró Cleo – ¡Eres muy mala!

Cleo le lamió el coño expertamente, su lengua le martirizaba el clítoris y lo mordió estirando de él, como si quisiera arrancárselo de golpe, Pili entraba en éxtasis, las pupilas le desaparecían y sus ojos se quedaban en blanco y gemía fuertemente y de su boca salían palabras incoherentes y sin sentido, los dedos de los pies se encogieron y empezaron a temblar, Pili se agarró con solidez y soltó un grito desgarrador y se corrió larga y profundamente.

– ¡Cómo te chorrea el coño! – susurró Cleo con una sonrisa.

– ¡Me pones muy puta cariño!

Cleo se levantó y se fue a la ducha y después se ducho Pili, fueron a la cocina y prepararon café y salieron a comer y pasaron la tarde paseando y comprando en centros comerciales y cenaron unas hamburguesas antes de volver a casa, Cleo aparco el vehículo delante del adosado y Pili entró con las bolsas de la compra y Cleo cogió una mochila del maletero.

– ¡Desnúdate guarra! – le ordeno Cleo tajantemente.

Pili le lanzo una sonrisa y empezó a desnudarse mientras Cleo se desnudaba y se sentaba en la cama.

-¡Ponte a gatas y ven aquí!

Pili se puso agacho y se dirigió hacia Cleo con las rodillas y las palmas de las manos en el suelo y se puso delante de ella.

– ¡Cómete mi chochito! – le ordeno Cleo abriendo las piernas.

Pili hizo un gesto con la cabeza, aquel mundo sexual era nuevo para ella, la visión del chocho de Cleo bien rasurado le resulto muy excitante y su propio coño estaba a punto de estallar, le abrió los labios con los dedos y empezó a pasar su inexperta lengua por aquel delicioso chochito, notaba como Cleo se mojaba por momentos, emitía pequeños suspiros y notó claramente su clítoris inflamado, lo beso intensamente.

– ¡Lámeme ahí y muérdelo con suavidad! – susurró entre gemidos Cleo.

Pili lamio y mordió el clítoris y Cleo gemía placenteramente, pensó en que ella se volvía loca cuando se lo hacía Cleo y la excito profundamente y empezó a lamer aquel chochito como si no hubiese un mañana, Cleo empezó a gritar y sus caderas sufrían un espasmo y su chocho se sacudió explosivamente en la lengua de Pili que recibió los flujos vaginales, Cleo se levantó de la cama y busco la boca de Pili y la premio con un morreo.

Rápidamente busco en la mochila y empezó a sacar juguetes sexuales y los puso encima de la cama, Pili observaba en silencio mucho de aquello solo lo había visto en internet, Cleo la cogió por las muñecas y la ato con unas esposas de piel y quedo maniatada, lo siguiente que saco fue una mordaza con una pelota de látex.

– ¡no me hagas eso! – le suplico Pili, pero la excitación tan tremenda que sentía no la dejo ofrecer mucha resistencia.

Cleo puso en la boca de Pili la pelota y le abrocho la cinta por la nuca, después cogió dos cintas y las puso por encima y por debajo del colchón y quedaron ajustadas por encima y por debajo del colchón, Pili se apartó asustada y observo como Cleo manipulaba toda aquella parafernalia expertamente.

Agarro a Pili por las muñecas y la puso a cuatro patas en la cama y ajusto las esposas a la cinta del colchón con una brida y Pili quedo sujeta por las manos y sin poder moverse, Cleo se movía con celeridad y le azoto las nalgas con la mano y le ató un pie con otra brida a la otra cinta del colchón y luego el otro pie, Pili quedo totalmente abierta a cuatro patas con la cara mirando la pared.

– ¿Qué vas a hacerme? – farfulló Pili que apenas se le escucho claramente con la pelota de látex en la boca.

– ¡cállate marrana! – es toda la respuesta que obtuvo.

Pili solo escuchaba ruidos detrás, giraba la cabeza pero no alcanzaba a ver qué estaba haciendo Cleo, de pronto se puso delante de ella, blandía un pene de Látex negro atado por una a arnés a su cintura y en una mano llevaba un bote de lubricante y en la otra un artilugio que luego supo que era un dilatador anal.

– ¡Relájate guarra y no te hare daño! – susurró Cleo

Pili empezó a quejarse, pero la mordaza no la dejaba gritar y empezó respirar agitadamente por la nariz, sintió cómo algo frio y viscoso le masajeaba el culo y de pronto sintió un pinchazo y cómo su esfínter se estiraba dolorosamente, Cleo le estaba metiendo el dilatador, intentó chillar pero apenas quedo en un grito ahogado, por otro lado vivía en un adosado y su vecino se iba los fines de semana, estaba a merced de Cleo, empezó a llorar y su cara enrojeció y la lágrimas le caían por las mejillas, de pronto sintió cómo una cosa plana azotaba sus nalgas, el produjo un dolor profundo cada vez que la azotaba, sobre todo porque se movía el dilatador dentro de su ano, se giró y pudo alcanzar a ver cómo Cleo la azotaba con una paleta de piel, recibió varios azotes más, pero el dolor era cada vez menos intenso y le subía la temperatura corporal excitada.

– ¡buena chica! – murmulló Cleo – ¡Ahora vas a disfrutar mucho!

Notó como le extraía el dilatador y la impregnaba de más lubricante y esta vez sintió un dolor indescriptible, cerró los ojos y mordió la pelota de látex y notó como el dildo la estaba penetrando por detrás, intentó cerrar las piernas con todas sus fuerzas, las bridas se estiraron y pareció que se iban a romper, pero aguantaron.

– ¡Te voy a follar por el culo guarra! – le anunciaba la voz de Cleo dominante.

El dildo empezó a entrar y salir fluidamente del culo de Pili, su cuerpo se destenso y eso provoco que Cleo la penetrase más suavemente y consiguió entrar y salir de su culo a un ritmo constante, Pili notaba como su esfínter se abría y cerraba apretando el dildo y su respiración se volvió más normalizada, aunque Pili considerase que la estaban violando, el dolor disminuyo y sus gemidos se volvieron placenteros y eso lo notó Cleo que la desato de la mordaza y cayó en las sábanas.

-¿Por qué me estas rompiendo el culito? – sollozó Pili

– ¡Te voy a hacer mía gordita! – murmulló Cleo – ¡Nadie te ha follado cómo yo te follo!

– ¡Para ya, me duele! – pidió Pili

Cleo la sujeto por las caderas con fuerza y cogía impulso y la penetraba más profundamente y Pili empezó a chillar con fuerza.

– ¡No me rompas el culo! – gimoteaba Pili -¡Deja mi culito!

Cleo la siguió follando con intensidad y notó que Pili se agitaba y temblaba y enterraba la cabeza en las sábanas. Pili notó cómo su coño estaba llegando a un orgasmo sin tocarlo tan siquiera, su coño exploto y lanzó un grito descomunal, nunca había sentido tanto cómo el placer irradiaba su todo su cuerpo y se rendía exhausta.

-¡cómo te has corrido puta! – la humillo Cleo que le levantaba las caderas otra vez para seguir sodomizándola.

-¡Déjame ya! – lloriqueaba Pili que notó como su coño dejaba escapar una cantidad de líquido encima de las sábanas.

– ¡Té estas meando de gusto guarra! – le dijo Cleo degradándola – ¡Eres muy puta y te gusta que te follen por el culo!

Pili enterró la cabeza en las sábanas avergonzada, la estaban violando y ella estaba disfrutando cada segundo, Cleo le busco el coño con la mano y le froto el clítoris con los dedos y eso la llevo a tener otro intenso orgasmo. Cleo la dejo que parase de agitarse y le aflojo las bridas de los pies y le cambio de lado las bridas de las manos y giró a Pili y le puso las almohadas debajo de las nalgas, la penetró y comenzó a entrar y salir fluidamente de su encharcado coño.

– ¡Mírame a la cara cuando te follo! – le vocifero Cleo.

-¡Fóllame así! – gimoteaba Pili deslenguada y poseída por el clímax sexual.

-¡Tu boca, tu coño, tu culo es mío! – le murmulló Cleo – ¡Eres mi putita!

– ¡No dejes de follarme! – suplicaba Pili con la cara desencajada.

– ¡Dime que eres mi puta y te follo hasta que te corras!

– ¡Soy tu putita! – exclamo Pili llorando con movimientos convulsivos – ¡dame duro!

Pili no pudo sucumbir a tener otro orgasmo, cada vez eran más largos y intensos y se le nublaba la vista, Cleo se quitó el arnés y lo arrojo a un lado y se puso encima de Pili poniendo su chocho en la cara y comiéndole el coño a Pili.

Después de aquella noche Pili se convirtió en la putita y la esclava sexual de Cleo.

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