Luego de entregar mi vida a mi ama Patricia, tuve que adaptarme a la forma de vida que ella quisiera para mí.
A todo lo que ella deseara yo estaba dispuesta a complacerla.
Quien era yo para cuestionar sus decisiones sobre mí?
Nadie.
Me impuso las reglas
1- Viviría en un canil, con el otro perro (mi esposo Alberto)
2- Estaría siempre desnuda como los perros.
3- Comería y tomaría de un bol en el suelo las sobras, como un perro.
4- Solo ladraría, no tenía permitido hablar.
5- Mis necesidades las haría en un rincón y las limpiaría sin que mi ama las vea nunca.
6- También sería su inodoro y bidet. Cuando mi ama quisiera cagar o mear me llamaría y yo debería correr al baño a poner mi boca debajo de su concha o su culo y recibir todo en mi boca.
Debería tragar todo. Si algo caía seria castigada.
Mi premio por limpiar todo correctamente con mi lengua era dejarme lamerle los pies y dejarme un par de zapatos o botas en el canil para que yo los oliera, lamiera chupara o mordisqueara.
TODO para mí. Ese era mi premio!
Mi sumisión era extrema, no entendía mi esencia, pero era más fuerte que yo.
Si mi ama me pidiera que diera la vida por ella lo haría.
No quería vivir sin su presencia y sus órdenes. Yo ya no era una persona. Era una cosa, un animal sin pensamientos.
Mi ama sabía que yo no tenía voluntad alguna frente a ella. Solo la obedecería ciegamente.
Por eso ella se aprovechaba de mi y lo peor es que yo gozaba con sus humillaciones.
La última humillación fue extrema.
Ya vivía yo con ella y solo tenía permitido salir para trabajar.
Por supuesto mi sueldo era todo para ella.
Eran las 9 de la noche, yo ya estaba en mi canil, viviendo mi vida de perro.
Mi ama estaba en el baño y me llama:
-Perra! vení para acá!
Corrí en 4 patas hasta el baño y ella estaba en el inodoro. Pensé que debía tragar su meo o su mierda y ya me estaba calentando cuando me dice:
-pone tu boca en mi concha ¡Ya!
Así lo hice, pero en vez de soltar su pis sentí un sabor distinto, salino, espeso, empecé a tragar hasta que me di cuenta! Era sangre espesa, estaba menstruando!
No sabía que hacer!
Por supuesto tragué y bebí su líquido rojo.
Era increíble, su sangre entraba por mi cuerpo, junto con algo de flujo, era un néctar tener su sangre dentro de mí.
-Jajaja, lo sabía.
Se reía de mí.
-Eres repugnante, te enloquece hasta lo que yo menstruo. Pedazo de mierda, tengo algo más para vos!
Más me insultaba y yo más me mojaba, más me humillaba y yo explotaba de placer.
-Sentate en ese dildo, puta.
Un terrible consolador estaba en el piso.
Me hizo poner en pompa y me lo empezó a meter, muy lubricado porque era enormeee.
Fue entrando y me desgarraba por dentro pero nada me importaba…
En un momento lo saca (yo estaba de espaldas) y siento que en mi culo agrandado por el consolador entraba otra cosa.
No quise mirar pero me excitaba enormemente eso que quería entrar en mi culo.
Aaah, que dolor y que placer a la vez…
Luego de unos cinco minutos ya con todo adentro mi ama me dice:
-sorete, mira para atrás…
Tenía el pie de mi ama adentro de mi culo!
Esa visión sola me hizo acabar.
Ah acabo amaaa!
Imagínense, estaba unida a ella por su pie, lo había metido hasta el tobillo, me desgarraba, pero no había placer mayor, Mi ama estaba dentro mío con su increíble pie.
Lo retorcía sádicamente adentro mío y yo moría de dolor y placer.
Continuará.