back to top
InicioParodiasLa curiosidad de Chat Noir (II)

La curiosidad de Chat Noir (II)
L

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 5 minutos

– De acuerdo jóvenes. Para fomentar la participación entre todos, en esta ocasión yo voy a formar los equipos para el trabajo de este parcial.

Decía la señorita Bustier, la profesora de literatura, con un tono suave y simpático, pero sin dejar de denotar autoridad y convicción. Se mostraba divertida al notar que los grupitos de siempre miraban con decepción el hecho que ahora podían no quedar juntos con sus amigos para hacer el trabajo; sin embargo, sabía que todos sus alumnos se llevaban bien sin importar con quién les tocara hacer equipo.

Adrien no prestaba mucha atención a la clase. Sus pensamientos revoloteaban en torno a Ladybug y en cómo poder preguntarle a Alya sobre ella sin sonar raro ni que se notara que estaba perdidamente enamorado de la protectora de Paris.

Revisaba el Ladyblog de su amiga prácticamente a diario, buscando qué nuevas fotografías de la heroína habían sido publicadas para poder guardar y ver más tarde; sin embargo, la página no daba mucha información que pudiera ser de utilidad. Incluso esa entrevista que en alguna ocasión había conseguido Alya con la mismísima Ladybug en exclusiva, no revelaba nada que Adrien, como Chat Noir, no supiera ya de su lady.

– Alix, tú vas a estar con Adrien y Alya. Son el equipo 3 y les va a tocar hablar de…

El chico salió súbitamente de sus pensamientos al escuchar su nombre. Trató de recordar con cuáles de sus compañeros le tocaría trabajar. Paseó la vista por el salón; Alix hizo un ademán con el pulgar arriba y una sonrisa despreocupada al verse mutuamente y Alya le guiñó un ojo señalándolo con amabilidad y calidez.

– ¡Perfecto! Así tendré una oportunidad de averiguar en persona – Dijo Adrien para sus adentros, correspondiendo al saludo de sus compañeras.

Durante el descanso, hablaron como equipo y acordaron reunirse acabando clases para ir avanzando el proyecto en casa de Alya. Y aunque el muchacho tenía cabeza para entender qué debían hacer e incluso le resultaba sencillo (lo había repasado innumerables veces con Nathalie antes de poder asistir a la escuela), sus pensamientos eran casi en su totalidad posibles preguntas para Alya. ¿De qué forma sacarle información sobre Ladybug sin que sonara raro que estaba enamorado de una superheroína?

La jornada de clases llegó a su final, todos recogieron sus cosas y partieron a casa. Adrien imploraba que su padre no fuera a molestarse por tener ese trabajo en equipo fuera de su horario tan estricto. Afortunadamente, Nathalie le dijo que estaba muy ocupado para atenderlo, pero que no habría problema alguno por trabajar una hora con sus compañeros en casa de su amiga. Así que, a toda prisa y notablemente emocionado, les dijo a sus amigos que subieran con él a su limosina para aprovechar el tiempo al máximo.

– ¡Genial Adrien! Prefiero moverme yo sola por la ciudad, ya sabes; pero no le diría que no a un viaje como este – dijo Alix, maravillada por el automóvil de los Agreste, cruzando las piernas y mirando despreocupada por la ventana. – Jajaja. ¿Quién le diría que no a un viaje en limosina con Adrien, Alix? – respondió Alya divertida. Todos rieron ante el comentario.

Llegaron en pocos minutos a la casa de Alya. Tomaron algo de beber y empezaron a trabajar de buen modo. La perspicacia de Alya, el impulso de Alix y los conocimientos en literatura de Adrien aceleraron mucho el proyecto; tanto que sintieron que en media hora avanzaron lo suficiente por ese día, así que decidieron continuar en otro momento mientras comían una botana y ponían videos en internet.

– Ya me tengo que ir; voy a comer con mi papá. Fue divertido trabajar con ustedes – dijo Alix después de un rato, viendo la hora con un gesto de sorpresa y colocándose su casco para patinar. – ¡Nos vemos mañana en la escuela! – dijeron Alya y Adrien al unísono mientras su compañera salía de la habitación a toda prisa.

Sabiendo que le quedaban solo unos minutos antes que le llamara su guardaespaldas para ponerse en camino hacia su casa para otra práctica de piano, Adrien decidió aprovechar el estar a solas con su amiga y buscar el modo de obtener más información sobre Ladybug.

Algo nervioso, se animó a lanzarle la pregunta.

– Oye Alya… eres la persona más informada sobre superhéroes que conozco, y… yo quisiera saber… – Alya se giró hacia él, levantó una ceja en gesto de interés, esbozó una sonrisa y cruzó una pierna sobre la otra, como si fuera reportera a punto de obtener la historia del año. Adrien tragó saliva al notar el cambio de actitud de su amiga.

– ¿Si Adrien? – Alya se inclinó un poco hacia adelante, notablemente interesada en la pregunta que estaba formulando su amigo. De manera casi inconsciente, acomodó su cabello al lado de la oreja; gesto que no pasó desapercibido por el muchacho y que, de cierto modo, le recordó la forma en que Ladybug se comportaba de manera involuntaria; siendo seductora sin proponérselo.

– Estem… si bueno yo… me preguntaba si… – el muchacho estaba poniéndose cada vez más nervioso, pero no entendía por qué. Alya se acercó un poco más hacia Adrien. Poco faltaba para que el chico cayera sobre su asiento con su amiga sobre él, debido al poco sentido de espacio personal que parecía tener la muchacha. Adrien estaba empezando a sentir calor.

– Lo que pasa es que… Ladybug… yo… ella me… me gusta Ladybug. Estoy enamorado de ella- dijo casi de golpe, cerrando los ojos y poniéndose muy rojo de las mejillas. Alya se quedó de una pieza, con los ojos como platos y la boca abierta. Pasaron unos segundos en silencio, los más vergonzosos para Adrien en toda su vida… hasta que su compañera rompió la tensión del ambiente.

– ¡No… puedo… creerlo! ¡Al fabuloso Adrien Agreste le gusta… la protectora de Paris, Ladybug! ¡Wow! ¡No me la creo que tú también! – la chica estaba en frenesí por la noticia.

– Em… Alya, ¿a qué te refieres con que "yo también"? – preguntó el rubio, extrañado y sintiendo una punzada de celos. – "¿Acaso conoce a alguien más que quiera a Ladybug como él?" – dijo Adrien para sus adentros.

– ¡Si! Que tú también sientes mariposas en el estómago por algún superhéroe. Bueno, diría que en mi caso es más que mariposas lo que siento, jaja. Creía que yo era la única loca que se sentía atraída por alguien en mallas apretadas y con superpoderes. – Alya acompañó su declaración abanicándose con la mano y reclinándose sobre su cama en pose de diva.

– ¿En serio? ¿A ti… quién te gusta? – titubeó Adrien al preguntar, curioso y emocionado por la respuesta.

– Amigo, ¿qué otro superhéroe va por la ciudad acompañando a Ladybug en un traje negro que le aprieta perfecto y lo hace ver tan sexy mientras pelea y hace acrobacias? – Alya relamió sutilmente su labio superior al terminar su oración.

La confesión le cayó como balde de agua fría al muchacho. Su amiga lo encontraba atractivo en su forma de superhéroe. Era algo totalmente nuevo para él, acostumbrado a tener un nutrido grupo de fans por su carrera como modelo; fans que lo seguían únicamente por ser el rostro de la marca de su padre. Sin embargo, algo en su interior le decía que ningún fan de Adrien Agreste podía sentir algo auténticamente por él, más allá de admiración.

En cambio, bajo su identidad como Chat Noir, y ahora sabiendo eso de su amiga Alya…

"Hora de irnos", decía el mensaje de texto que acababa de recibir Adrien en su celular. Su guardaespaldas tenía perfectamente medidos los tiempos para llegar a casa. Con un suspiro de decepción y alivio, se levantó del asiento y tomó su mochila.

– Gracias por escucharme, Alya. En verdad tenía que decirle esto a alguien. No pensé en nadie mejor que tú para contárselo – Cuando gustes amigo. Si para algo soy buena, además de manejar el mejor blog sobre Ladybug, es para guardar secretos – dijo la chica guiñándole un ojo antes de cerrar la puerta del apartamento y entrar a la limosina.

Algo le picaba la curiosidad. La confesión y actitud de su compañera de clase le resultaba… muy intrigante. Quería saber más; sobre Ladybug… pero ahora también quería saber sobre Alya. Necesitaba hallar otro modo. Quizá podría persuadirla que investigara más sobre la heroína; además, ella misma le había dado una clave importante para sacarle información. Podía valerse de su “toque felino” para que su amiga no pudiera negarse a darle una mano.

– Alya siente algo por Chat Noir. ¿Y si averiguara un poco más al respecto, pero en ese traje negro que ella decía? Quizá pueda preguntarle lo que quiero saber sobre mi lady siendo yo mismo – pensaba Adrien para sus adentros mientras el auto avanzaba en dirección de la mansión Agreste, analizando si en verdad su traje de superhéroe le aprieta de forma sexy las posaderas, o era nada más un punto de vista demasiado dramático de su amiga.

Nota final:

Como se habrán dado cuenta, en esta segunda parte, el contenido para adultos es prácticamente nulo. Solo quiero pedirles que, si les agrada esta historia, no desesperen; que algunos escritos deben pasar por capítulos "nexo" que preparen el escenario para el plato principal. Y descuiden, que se viene lo mejor. Lo prometo.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.