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La cuidadora
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Era invierno, las tardes entre semana cuando volvía a mi pueblo tenía que ir a afeitar a mi abuelo que no veía y estaba enfermo. Por ello tenía una cuidadora, una señora casada con marido y dos hijas, una ya en pareja. Ella algo más de 40 y yo 23. Morocha, pelo por los hombros, lacio, ojos negros. Siempre usaba jeans ajustados que le marcaban muy bien sus glúteos. No muy gorda, pero no flaca, con pechos interesantes digamos 95. Yo 1.83 no llegaba a 80 kilos, flaco, ojos marrones y castaño de pelo lacio corto.

Una de esas tardes llegó y la encuentro bañando a mi abuelo, pero no podía del todo con él. Voy al baño y la ayudo. Lo vestimos y casi de casualidad quedé detrás de ella luego de dejarlo en la cama para dormir la siesta. Yo estaba empalmado y se pegó casualmente a mí. Yo me fui contra el ropero e instintivamente puse una mano en sus pechos para no caer.

Salimos de la habitación y me preguntó si me podía ayudar con algo mientras bajaba la vista al bulto entre mis piernas. Yo le sugerí aprontar un mate (bebida que se toma con una bombilla por donde pasa el agua caliente) y nos dirigimos a la cocina. Cuando llegamos deje que pusiera el agua en la caldera y cuando estaba ocupada, me acerque por detrás y cerré la canilla apretándola contra el fogón.

Dejó la caldera, se dio vuelta y nos empezamos a besar. Luego ella me soltó, me separó y tomó el control de la situación exigiendo ver que tenía para ella entre mis piernas, dejé caer el pantalón y el sleep negro y quedó a su vista un pene de 23 cm x 5. Ella lo vio y sin decir nada se arrodilló y empezó a lamer y tragar lo que podía hasta que decidió parar. Entonces le dije que yo también quería ver pero mejor ir al cuarto de huéspedes que estaba pegado.

Mientras caminaba, se sacó el buzo y desprendió la camisa y el soutien, cuando se dio vuelta se dejó caer en la cama. Me lancé sobre ella a chupar con ansiedad sus senos. Luego ella se bajó y puso sus pechos con mi pene entre ellos y empezó a chupar de nuevo. Le pedí para penetrarla y me dijo que tenía miedo porque él marido la tenía muy pequeña. Entonces siguió chupando hasta que se tragó toda la leche. Prometiendo que al otro día me daría lo que le había pedido.

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