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La chica de la inmobiliaria
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Ojeaba por internet los portales inmobiliarios con la intención de adquirir un apartamento, cuando apareció uno en el centro de la capital que se adaptaba a mis necesidades y sobre todo el precio me resultó muy interesante.

Al momento me puse en contacto con la Inmobiliaria y empezamos las negociaciones. Hablaba con una agente llamada Estela, por teléfono era muy simpática y me facilitó todo tipo de documentación, planos, imágenes…

Llegamos a un acuerdo y firme poderes a Estela para la gestión de compra de dicho apartamento.

Llegó el día que tenía que recoger las llaves y quedamos en mi nuevo apartamento, a las 5:30 h de la tarde. Llame a la puerta y ante mi apareció Estela con una melena larga y castaña, llevaba una blusa semi transparente, con una falda gris larga. Me recibió con una sonrisa, alargó la mano…

— Marcos?

— Estela

Visitamos el apartamento y era tal cual las imágenes que me había mandado, iba tras ella y al mismo tiempo que miraba el salón, me iba fijando en el trasero de Estela… como lo movía a un ritmo que me hipnotizaba, algo que me volvía loco.

Nos sentamos en el sofá del salón y ella me mostraba y me explicaba los documentos que tenía que firmar, poco a poco nos relajamos, dejando la tensión del inicio y empezamos a sonreír.

Me llamo la atención de que en un momento dado vi como Estela se mordía el labio y echándose el pelo hacia atrás, dejando su cuello descubierto, tenía un lunar, justo a la mitad. Me causo una excitación tremenda.

La mire fijamente y ella respondió a mi mirada, hablándome con los ojos y como un imán me acerqué a ella y la besé en los labios, para mi sorpresa ella me lo devolvió y estuvimos un buen rato, rozando nuestras lenguas, mis manos iban solas… comencé a abrazarla, acercándola a mi cuerpo.

Mis manos continuaron la exploración hasta llegar a sus pechos firmes, poco a poco fui desabrochando, uno a uno los botones de su blusa, ella miraba mis manos sin decir nada.

Dejé caer la blusa al suelo, me lance a besar y lamer sus pechos, primero uno y después el otro… los mordisqueaba sintiendo cómo se erizaban sus pezones dentro de mi boca.

Escuchaba unos tímidos gemidos y eso hacía que mi polla reaccionara, se puso dura y no puede contenerme más. Me levante del sofá y la hice que se levantara, le desabroche la falda que resbaló por sus piernas hasta caer, después le baje el tanga, dejándola completamente desnuda ante mi. Únicamente quedaban sus medias y sus zapatos de tacón.

Después comencé a desnudarme ante la mirada fija de Estela. La cogí de la mano y caminamos por el apartamento hasta llegar al dormitorio, me tumbé sobre la cama y ella puso una rodilla y otra a los lados de mi cadera, cogió mi polla y la dirigió a su coño.

Poco a poco se la metió hasta el fondo de su vagina y empezó con un balanceo que me llevo a un estado de embriaguez sexual… cómo se movía, como una diosa en el edén. A un ritmo sin pausas, se inclinó un poco sobre mi, sujetándose con las manos sobre la cama, así yo alcanzaba sus pechos, empecé a chuparlos y ella continuaba con su baile sexual sobre mi polla.

Sus gemidos eran música para mis oídos, me hizo enloquecer, al momento empezó a empujar más fuerte y con más rapidez como si quisiera que mi polla la traspasara, yo me dejaba hacer, en ese momento me entregué a su voluntad…

Me tenía loco, estaba extasiado y a punto de correrme. Entonces ella paró y bajó hasta mi polla, empezó a comérsela con hambre, la chupaba y succionaba, tragando nuestros jugos. Así estuvo unos minutos y regresó de nuevo para volverse a meter mi polla.

Sus gemidos eran casi gritos, yo la agarré de las caderas, empujándola hacia mi polla, al mismo tiempo levantaba el culo para facilitar que entrara mejor su coño dentro de mi.

Oía la fricción de nuestros sexos con los jugos, para ese entonces ella cabalgaba como una fiera sobre mi polla, de pronto un gemido largo me hizo saber que se había corrido. Se paró y se tumbó sobre mi, besándome y metiéndome la lengua en la boca, cuando recobró el aliento…

La puse a cuatro, apunte a su coño con la polla, la agarré de la cadera y hundí mi miembro en ella. Le daba besos en el hombro y ella giró su cabeza sonriéndome, entonces humedecí mi dedo corazón y se lo metí por el ano, me miró y con una sonrisa picarona me dio permiso para continuar.

Le saqué la polla de la vagina y apunte a su ano, poco a poco la fui introduciendo hasta meterla completamente, empecé a moverme más deprisa… ella me miraba, mordiéndose los labios, al mismo tiempo que gemía… ufff me iba a correr…

Pero no quise hacerlo dentro de ella, me aparté y me tumbé de nuevo en la cama, ella inmediatamente se puso sobre mi, metiéndose mi polla de nuevo y a un ritmo frenético, saltaba y saltaba sobre ella. Mis manos agarraban su cadera y le pedí…

— no pares, sigue, me corro…

Ella continuó follándome y explote tremendamente dentro de su vagina, al sentir mi líquido inundando su interior me miró sonriendo, se acercó y me beso de nuevo.

Desde ese día no la he vuelto a ver, pero tengo interés en adquirir otro apartamento y me pondré en contacto con ella…

Consejo

Después de follar por el ano, no es nada recomendable volver a introducir la polla en la vagina de la mujer sin antes lavarla bien.

El ano siempre tiene bacterias que se pueden traspasar a la vagina de la mujer, con la consecuencia y probabilidad alta de adquirir infecciones muy dañinas.

La mujer es la que debe parar esta práctica y cuidarse a si misma.

La higiene es importantísima para tener una salud sexual sana y placentera. Ambos deben lavarse antes de la relación sexual y después.

Woman Penelope

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