Ricardo estaba en una de las habitaciones de la casa de Zénet con Nataku. El medio japonés yacía de pie en el centro de la habitación y el muchacho ciego no sabía bien cómo actuar. Había decidido comenzar primero con él porque Nataku le había gustado sobremanera y quería gozarlo, disfrutarlo. De hecho quería disfrutar a cada zombi, tenía 12 horas por cada uno.
-Nataku, “Marioneta 48”, “Duerme y sé un zombi”, quiero estar contigo las primeras 12 horas. Vamos, vuelve a quitarte la ropa y déjame sentir como lo haces. Guía mis manos y déjame sentir como te quitas la ropa, después desnúdame y cuando estemos desnudos, abrázate a mi cuerpo. A sí, y mientras me desnudas, besa todo mi cuerpo con mucha pasión. Te quiero excitado, apasionado, quiero verte en faceta totalmente gay. yo soy tu señor por estas 48 horas y quiero que seas un esclavo y amante homosexual en toda regla.-
Ordenó el muchacho ciego.
-Sssii… Nataku esclavo… Nataku zombi… Nataku marioneta…-
Dijo Nataku con voz gutural.
-Bien comienza a desnudarte. Guíame con tus manos y explícame como se llama la ropa que te quitas y guía mis manos para conocer tu cuerpo desnudo.-
Ordenó Ricardo, mientras exploraba la espalda de Nataku y besaba su cuello.
Nataku procedió a quitarse una clase de chaqueta sin botones que cubría su torso. Desanudó el listón que la sostenía y la dejó caer sensualmente por su cuerpo, al tiempo que tomaba las manos de Ricardo para que sintiese como la prenda lo descubría y el ciego pudiera acariciarlo a placer.
-Esta ser uwagi… Primera pieza de traje… Nataku usarla para cubrir torso… Torso desnudo… Acaricia… Torso desnudo… Acaricia a Nataku… Nataku tuyo… Nataku zombi…-
Dijo el rubio, al tiempo que Ricardo besaba y mordía su fuerte pectoral.
Ricardo deslizó sus dedos por la espalda descubierta de Nataku y exploró el fuerte pectoral, para enseguida lamer su cuello. -Tienes una piel magnífica mi Nataku.-
Dijo Ricardo fascinado por el rubio.
El medio oriental gruñó en conformidad y puso las manos de Ricardo en torno a su cintura. –Ser obi… Cinturón de traje… Cinturón de Nataku… Nataku quitarse obi… Nataku desnudarse… Nataku desnudarse para mi señor… Nataku ser esclavo zombi… Nataku ser marioneta…-
Pronunció Nataku perdido en el trance, a la vez que el cinturón del traje caía al suelo.
Ricardo se apoderó de su boca y el medio oriental aceptó el beso con fogosidad, a la vez que las manos de ambos exploraban cada uno, el cuerpo del otro.
Ricardo tocaba y sujetaba con fuerza el torso descubierto de Nataku y el medio oriental plantaba calientes besos en el cuello del muchacho ciego.
-Este ser zubon… zubon
Pantalón de traje… Nataku quitarse zubon… Nataku quedar desnudo… Nataku quitarse zubon… Nataku desnudo… Nataku desnudo… Nataku gay… Nataku esclavo…-
Aseveró el hipnotizado rubio.
Ricardo no aguantó más y le extrajo el zubon a Nataku. -¡Con un demonio!, ¡Arráncame la ropa!, ¡quiero que me cojas!, ¡quiero que seas rudo, fogoso y me cojas de una puta vez!, ¡quiero sentir el mejor sexo de mi vida!, ¡ahora Nataku!-
El rubio gruñó y tomó a Ricardo con gran fuerza de los hombros. Rompió la ropa del ciego y lo arrojó con violencia contra la cama. Nataku lo inmovilizó y en un solo acto giró a Ricardo y mientras lo sujetaba, lo penetró sin ninguna clase de misericordia.
-Aaaah. ¡Eso, eso eso!, ¡eres el hombre!, ¡así, así no pares, no pares!-
gritó Ricardo a causa del placer
El rubio gruñó como una bestia y aumentó el ritmo de sus caderas, mientras besaba y lamía la espalda de Ricardo. -Nataku esclavo… Nataku zombi… Nataku desnudo… Nataku zombi… ¡Nataku esclavo, Nataku gay, Nataku esclavo!-
El ciego apretó con sus piernas a Nataku y lo empujó con fuerza, para que el medio oriental ganara aún más velocidad e intensidad en la penetración. Ricardo tomó las manos de Nataku y las condujo hasta su miembro.
-¡Mastúrbame!, ¡mastúrbame!, ¡te quiero por completo!, ¡duerme y sé un zombi!, ¡marioneta 48!-
Gritó Ricardo extasiado, al tiempo que el rubio entraba y salía de su cuerpo a gran velocidad.
Nataku gruñía cada vez más alto y sin dudar sujetó el miembro de Ricardo, el cual comenzó a frotar una y otra vez con gran deseo, mientras sus besos no dejaban de recorrer al muchacho. -Nataku zombi… nataku marioneta… nataku esclavo, nataku gay!-
Gritó el medio oriental, mientras incrementaba el ritmo de la penetración.
-¡aaah!, ¡eso, eso, eso esclavo!-
Ricardo gritó víctima del placer, cuando Nataku golpeó tres veces su próstata con gran encomio y se aferró más al desnudo torso del rubio.
Nataku se estrelló una serie de cinco veces contra la próstata, mientras Ricardo se movía en círculos para que las estocadas fueran más y más profundas. En respuesta el medio oriental empezó a masturbar con más intensidad la verga de Ricardo. Tras unos 30 segundos el muchacho no pudo más y lanzó una poderosa explosión que bañó los dedos del zombi rubio.
Casi enseguida Nataku se corrió con un poderoso rugido y llenó el culo del muchacho ciego con su esperma, a la vez que los dos eran víctimas de cruentos orgasmos.
-“¡aaaah!”-
Gritaron ambos sin poder evitarlo.
Ricardo se dejó caer exhausto y cubierto de sudor, mientras Nataku soltaba todo su peso sobre la espalda del muchacho.
-Nataku tuyo… Nataku zombi… Nataku marioneta… Nataku esclavo… Nataku gay… Nataku disfrutar… Nataku hipnotizado… Nataku zombi…
Repitió el rubio dominado por un profundo trance.
-Mi Nataku, te deseo más y más. ¡Eres buenísimo en la cama!-
Expresó Ricardo, aún perdido en la enorme sensación de éxtasis.
-Quiero una segunda dosis. ¡Descansa unos minutos y vamos a volver a coger esclavo!-
Ordenó Ricardo, mientras se daba la vuelta para abrazarse al desnudo e hipnotizado Nataku.