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La casa de Sénet (capítulo 3): Trío hipnótico
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Ricardo esperaba en una alcoba en la segunda planta de la Casa de Zénet. Había disfrutado de las siete horas de placer con Nataku y ahora tocaba el segundo macho.

La puerta se abrió lentamente y escuchó los pasos descalzos de Mendosa entrar a la pieza. Su respiración profunda y pausada encantó a Ricardo, al tiempo que el argentino se colocaba delante suyo

El muchacho ciego sujetó a Mendosa de las caderas y palpó que sólo traía puesto el bañador. –“Encuerado 48, duerme y sé un zombi”. Obedéceme eres mío.-

Dijo Ricardo a la vez que le rompía el traje de baño.

-Soy el esclavo encuerado… Y obedeceré… Estoy encuerado y obedeceré… Soy un zombi encuerado y obedeceré… Estoy hipnotizado… Un zombi encuerado… Un zombi hipnotizado, encuerado… Obedeceré… Obedeceré…-

Repitió el argentino perdido en su trance.

Ricardo comenzó a palparlo, besarlo, chuparlo. Deslizó sus manos a lo largo de las perfectas piernas de Mendosa y jugueteó con el miembro del encuerado argentino, mientras este gruñía preso de la satisfacción.

-Marcus me dijo que podía profundizar en ti la hipnosis y que de hecho era algo recomendable y eso haré. Sobre la cama hay un conjunto de ropa para ti, sé que no te gusta usarla, pero es una orden. Póntela.-

Dijo Ricardo, mientras daba de palmadas en la cama.

Mendosa no osó rechazar la orden y comenzó a vestirse. En realidad sólo se trataban de un traje de baño de licra, geans, una camiseta y unos mocasines. -Listo Señor… Estoy listo para…-

Ricardo puso su mano en la boca. -No te di permiso para hablar, sólo debes hablar cuando yo te lo mande. Ahora, vamos hacia tu habitación especial. Quiero que me lleves hasta allí, pero en cada sección de la casa que atravesemos quiero que te quites una prenda, me beses y digas: “Estoy encuerándome, y al encuerarme caigo más en trance, más en la hipnosis. Quiero que sólo te dejes el bañador. ¿Entendiste?-

-Si, entendí… Sssi.-

Respondió Mendosa.

-Y como cada vez que te encueres quiero que profundices tu hipnosis, y al final te quiero tan profundamente hipnotizado que serás todo un zombi como ordenó tu Amo Marcus.-

Pidió Ricardo.

-Sssi… Señor… Obedeceré…-

Contestó Mendosa con su cabeza caída hacia un lado.

-Bien comencemos, llévame a tu habitación especial, guíame, vamos guapo.-

Dijo Ricardo.

Mendosa lo tomó del brazo y comenzó a guiarlo. Una vez salieron al corredor se deshizo de los mocasines al sacárselos de un punta pie y se inclinó para besar a Ricardo. -Estoy encuerándome… Y cada vez que me encuero… Caigo más en la hipnosis… Más en el trance…-

Dijo el sometido y sexi argentino.

Después subieron las escaleras y cuando alcanzaron el descanso, se quitó los geans. -Estoy encuerándome, y mientras me encuero, caigo más en la hipnosis… Más en el trance…-

Murmuró Mendosa, mientras besaba a su cliente.

Ricardo palpó con lujuria las piernas desnudas de Mendosa; apretó sus muslos, dio varias nalgadas al argentino y se apoderó una y otra vez de sus labios, mientras las erecciones de ambos chocaban.

-Eres magnífico, sigue, sigue.-

Pidió el ciego.

El argentino lo llevó a la tercera planta de la casa y lo guio a lo largo de un corredor, donde se sacó la camiseta y repitió una vez más la instrucción.

Entonces Alfonso salió de una de las puertas, completamente desnudo y con el hipnocopio en su mano. -Aquí estoy señor Ricardo… Mendosa debe mirar el hipnocopio antes de seguir con usted… Son órdenes de mi Amo…-

Dijo el español.

-Sí, sí, puedes activarlo, Marcus ya me explicó. Mendosa, abre tus ojos y mira el hipnocopio. Míralo y cae totalmente en el trance. Quítate el bañador y queda encuerado por completo, hipnotizado por completo.-

Ordenó Ricardo, mientras le ayudaba a quitarse el bañador.-

Mendosa obedeció. -A es un círculo que hipnotiza… Yo… Yo… estoy encuerado…. Soy un zombi encuerado y obedeceré… Obedeceré… Estoy hipnotizado… E hipnotizado soy gay… Encuerado soy gay… Totalmente hipnotizado… Totalmente encuerado… Obedeceré…-

Repitió Mendosa con las luces del hipnocopio sobre sus pupilas.

-Listo… Señor… El trance ha sido reforzado… Mendosa está en la profundidad total…. Mi Amo Marcus estará complacido… Yo estoy sonámbulo y desnudo y estoy listo para obedecer… Yo también haré lo que usted diga…-

Dijo Alfonso perdido en su sonambulismo.

-¡A la mierda!, voy a usarlos a los tres, Alfonso trae a James por favor y pídele a Marcus que venga, quiero pedirle permiso para algo. Ve, anda.-

Indicó Ricardo.

Alfonso acató la orden y salió de la habitación. Entre tanto Ricardo se apoderó del desnudo Mendosa y lo exploró a placer. Pellizcó sus piernas y mordió su fuerte pectoral. Mendosa correspondía a cada toque y besaba al cliente ciego sin nada de decoro. El argentino jadeaba y disfrutaba de ser usado por su cliente, hasta el momento en que la puerta se abrió e ingresaron James, Alfonso y Marcus.

-¿Todo bien amigo?, ¿Estos putos zombis han hecho algo que te molestara?

Inquirió el malvado Marcus Krauss.

-No, ¿qué va!, estoy más que complacido. Quería pedir tu permiso para utilizar el hipnocopio con ellos tres. Sé por lo que me comentaste que Mendosa y James ya están dominados por el hipnocopio, pero sé que Alfonso está sonámbulo. Sabes que mi gran fetiche siempre ha sido el control mental y quiero con tu permiso ponerlos en un trance muy muy profundo y así usarlos. A Nataku ya lo disfruté, pero a ellos tres quiero usarlos a la vez, y totalmente en trance, sé que ya están hipnotizados, pero…-

Marcus lo interrumpió al ponerle la mano en el hombro. -Entiendo lo que quieres decir, por eso somos amigos. Sí, pero tengo que ayudarte a eso, yo sostendré el hipnocopio, y podrás dar instrucciones, ya sabes sólo instrucciones para inducirlos en sus trances más y más y después ordenarles en el aspecto sexual lo que quieras y allí ya te dejaré solo para que sigas. ¿De acuerdo?-

Preguntó Marcus, mientras tenía una mano sobre la desnuda espalda de Mendosa y otra sobre la de Alfonso.

-Vamos, entonces. Claro, claro. De hecho para que no me equivoque, dales tú las instrucciones de inducción y déjamelos listos para usarlos.-

Marcus sonrió perverso y tomó el hipnocopio en sus manos. -De acuerdo. Alfonso, Mendosa, James abran sus ojos y miren el disco, mírenlo y caigan en el trance, yo soy el disco, yo soy el disco, yo soy su Amo Marcus. Miren el disco y duerman más. Alfonso sé más sonámbulo, más dormido Kaligari. Mendosa, encuerado e hipnotizado. James duro e hipnotizado, sé un zombi. Los tres ya están hipnotizados y ahora caigan en trance más profundo., duerman más-

Mandó Marcus, mientras activaba y alzaba el hipnocopio.-

Los tres abrieron sus párpados y clavaron la mirada en el hipnocopio. Las pupilas de Alfonso se tornaron rojas y su cuerpo se volvió totalmente rígido. James no dejaba de ver el disco giratorio, pues era el más acostumbrado a su influencia. Mendosa reflejaba el disco en su extensión y movía su cabeza para seguir su movimiento.

-Bien, así, alcen sus brazos, sus brazos son dos duros hierros. No dejen de mirar el disco. Ricardo tocará sus brazos y cuando los toque, sus brazos serán de hierro y estarán arriba.-

Dijo Marcus, a lo que el ciego tocó los brazos de los tres y cada uno alzó sus brazos.

-Bien, ahora, voy a pedirles que cuando diga 1, cierren sus ojos, cuando diga 2, los abran nuevamente y miren el disco con firmeza y cuando diga 3, dejen caer los brazos y se sumerjan totalmente en un trance como nunca antes. Totalmente sonámbulo Alfonso, totalmente hipnotizados James y Mendosa. Ahora vamos. 1, 2, 3, 1, 2, 3, 1, 2, 3, ¡abajo los brazos, cierren sus párpados y duerman, duerman, duerman! ¡sonámbulo Alfonso, Kaligari”, “Hipnotizado y encuerado”, “Novio Zombi””. ¡Ahora duerman!-

Ordenó Marcus.

-Ese es un círculo que hipnotiza… Yo… Yo… Soy un sonámbulo… Soy un zombi sonámbulo y obedeceré…Haré lo que me digas… Estoy en trance… Sonámbulo… Dormido… Duermo Profundamente… Sonámbulo… Hipnotizado…-

Repitió Alfonso.

-Ese es un círculo que hipnotiza… Encuerado cada vez más estoy en trance… Totalmente en trance… Yo estoy encuerado e hipnotizado… Yo obedeceré… Soy un zombi encuerado y obedeceré…-

Afirmó Mauro Mendosa.

-Ese círculo… Ese círculo… Me hipnotiza… Hipnotiza… Yo soy un novio zombi, un zombi y obedezco tu voluntad… Soy un zombi… zombi… zombi…-

Aseveró James.

-Bien, ahora continúen en su trance profundo y obedezcan a Ricardo, por las horas que le quedan, le quedan 30 horas, obedezcan zombis.-

Mandó Marcus.

-Sssi… Somos zombis y obedeceremos…-

Dijeron los tres al unísono.

-Listo, Ricardo, están sumergidos en la profundidad hipnótica, en el caso de Alfonso es el más hipnotizado, porque él ya estaba sonámbulo y ahora también está hipnotizado. Puedes hacer con ellos lo que te plazca. Te dejo para que sigas con tu festín, si quieres a Nataku, basta con que aprietes el timbre que está en la pared y vendrá con ustedes.-

Dijo Marcus mientras abandonaba la pieza y estrechaba las manos de Ricardo.

-James, quítate la ropa, te quiero desnudo como los demás, los zombis no deben usar ropa.-

Dijo Ricardo.

-Los zombis no deben usar ropa… Sssi… Debo quitarme la ropa… Debo, quitármela… Quitármela… Debo quitármela… Estar desnudo… Sí, Señor… Soy un zombi y debo quitarme la ropa…-

Dijo James mientras se sacaba su conjunto y lo dejaba caer al lado de la cama.

-¿Te gusta quitarte la ropa James?-

Cuestionó Ricardo, mientras se quedaba con la camisa del alemán.

-Sssi, me gusta sacarme la ropa… Me gusta ser tu novio… Tu esclavo… Tu zombi…-

Dijo James, mientras se sacaba los zapatos.

-Alto, alto, déjate los zapatos y el resto de la ropa. Aguarda. Alfonso, Mendosa, quítenle la ropa y quiero que se lo cojan, se lo cojan los dos y después James, quiero que tú me cojas a mí, y mientras te cogen, quiero que digas que eres un novio zombi. ¡Quítenle la ropa y cójanselo!-

Demandó el muchacho ciego.

Alfonso sujetó con violencia a James, mientras Mendosa le arrancaba los pantalones y le rompía el bóxer. Alfonso lo arrojó contra la cama y sin dudar lo penetró de una sola estocada rudo y salvaje, mientras Mendosa le daba una poderosa mamada.

-Yo soy tu novio zombi… Soy un zombi… zombi… Un novio zombi… Zombi…

¡AAAAAH, SOY… UN ZOMBI… AAAH… SOY UN ZOMBI!-

Gritó James al ser envestido una y otra vez por la dura verga de Alfonso y al ser duramente succionado por la hábil boca de Mauro Mendosa, que de rodillas no dejaba de atacar el miembro de su compañero.

Ricardo entonces se arrodilló también y comenzó a masturbar la Berga de Mendosa, que gimió al contacto.

-¡Soy un zombi!, ¡soy un zombi!-

Gritaba James en el culmen del placer y mientras el semen de Alfonso llenaba su culo y su propia Berga lanzaba poderosas descargas en la boca de Mauro Mendosa.

El argentino gruñó presa de un doble orgasmo cuando la mano de Ricardo lo llevó al placer y cuando los dedos del ciego también frotaron su próstata.

-¡Estoy encuerado, hipnotizado… Hipnotizado soy homosexual!… Obedeceré…-

Dijo Mendosa con la boca llena por el esperma de James.

-Soy un sonámbulo… Un esclavo sonámbulo… Y soy homosexual… Disfruto tener sexo con otros hombres… Estar sonámbulo es un honor… Ser usado es un privilegio… Estar desnudo y ser utilizado como un prostituto me complace… Estoy sonámbulo… Estoy sonámbulo… Sonámbulo…-

Repitió Alfonso mientras se abrazaba a Ricardo y atraía a Mendosa también a la cama.

James se unió y entonces el muchacho quedó acostado sobre Alfonso y Mendosa, mientras James a un costado se apoderaba de sus labios.

-Yo soy un zombi… Soy tuyo… Por favor, úsame… Déjame complacerte mi Señor… Déjame cumplir tu orden y hacerte disfrutar…-

Repitió el hipnotizado alemán.

-No, mi Señor… Déjame a mí… Yo soy el capataz de estos perros… Yo estoy sonámbulo… Y sonámbulo tengo sexo con quien mi Amo ordene… Tú eres mi cliente… Yo soy tu sonámbulo prostituto… Y déjame hacerte partícipe del sexo… Yo soy sonámbulo… Tener sexo para mi Amo Marcus es un honor… Tener sexo con quien mi Amo ordene es un privilegio…-

Dijo Alfonso mientras empujaba a los otros para quedar solo con Ricardo.

-Tú me convenciste, eres el segundo que más me ha gustado, después de Nataku. ¡Eres todo un macho papacíto!, ven conmigo y enséñame lo que haz aprendido del Amo Marcus. Cógeme. Y mientras él me coge, ustedes no dejen de repetir que son zombis, recuerden que son esclavos, unos miserables esclavos. Putos prostitutos de mierda, están hipnotizados, son zombis y prostitutos.-

Dijo Ricardo.

-Yo estoy sonámbulo… Soy un zombi sonámbulo… Un prostituto y disfrutarás de mí… Lo harás… Yo complazco a los hombres y los clientes de mi Amo… Tener sexo contigo es un privilegio… Complacerte es un honor… Úsame… Disfrútame… Soy tuyo… Soy un zombi sonámbulo y soy tuyo…-

Repitió el castaño.

Ricardo lo sujetó del hombro y pronunció su comando. –“Somnámbulo“, ahora duerme más y cógeme, cógeme con todo lo que tienes zombi.-

Pidió Ricardo con voz ronca.

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