Estaba dormida cuando lo escuché ya vistiéndose para irse a trabajar. Y no me pude resistir a quedarme despierta mirándole… Ese hombre que a pesar de no tener el cuerpo que muchos llamarían perfecto, se me hace tan atractivo, sexy y demasiado delicioso como para no mirarlo, aunque no esté haciendo nada del otro mundo…
El solo se estaba vistiendo, ajeno al hecho de que decidí quedarme despierta a mirarlo ponerse ropa de a poco, aunque en mi mente yo lo estaba desvistiendo otra vez…
Se estaba poniendo el pantalón jean, la correa, de manera normal, sin ninguna acción diferente que solo vestirse, pero se me estaba haciendo agua la boca, y cuando agarro la camisa roja para ponérsela, solo sentí como mi cuerpo se estremeció todo.
Realmente no sé qué tiene esa camisa, pero vérsela puesta significa prenderme de inmediato, más por la manera que la usa, un poco abierta en el pecho dejando ver el o los collares que tenga puesto que hace todo juego con su piel y con los otros accesorios que usa, simplemente me vuelve loca ver los collares en su pecho.
Puede que solo estoy demasiado extasiada con su persona o el simple hecho de que ya no me puedo resistir a sus encantos, pero ahí estaba el poniéndose la camisa roja y ya mi mente se había ido volando.
Se dio cuenta que lo miraba al momento que termino de vestirse y me dedico una sonrisa, yo le sonreí de vuelta y solo me miro y dijo:
-Buenos días amor
Yo solo lo mire, le dedique una amplia sonrisa con mi carita a medio despertar pero que ya le miraba con muchísimo deseo… Y al parecer él lo noto pues se me recostó al lado y me planto un beso en las mejillas, luego beso mis labios y yo aparte de corresponder su beso, mis manos se fueron sin pensar a recorrer su piel en modo de caricias… Se sentía como su piel estaba cálida bajo la tela de la camisa roja y no hice más que besarle lento mientras nos acariciábamos muy lento, pero demasiado rico para poderlo describir con simples palabras.
Después de algunos besos y caricias, nos separamos por unos segundos a mirarnos recostados en la cama, abrazados muy pegados, pero el en ese momento, condeno su salida a trabajar…
Mientras me miraba se quitó un botón de la camisa y dijo:
-ups, se abrió
Dejando ver su pecho aún más y yo ya no me pude resistir, acto seguido me quité las sábanas, me puse sobre él y comencé a besarlo con mucha pasión y lujuria, estaba toda caliente y provocada por el simple hecho de que él tenía puesta esa camisa roja abierta en su pecho dejando puerta a la imaginación de esta servidora que es una caliente…
Lo estaba besando con demasiada locura y lo acariciaba con lentitud, aunque aprovechando para sentir cada pedacito de su cuerpo, su piel caliente… Estaba muy extasiada de solo besar sus labios y tocar su piel que ya no me importaba absolutamente nada, por mi mente solo pasaba subirme sobre él y besarlo como una loca.
Me le bajé de encima por unos segundos y le fui quitando botón por botón de manera lenta y seductora mientras el me miraba con demasiada curiosidad y deseo. Al terminar con los botones bese su abdomen, cerca de su ombligo, subiendo hasta su pecho para plantar esos besos con pasión en su pecho desnudo para sentirle retorcerse debajo de mi al ritmo de los besos que le daba. Empecé luego a lamer su pecho, y dejar que mi lengua tomara recorrido hasta su cuello donde le di más besos, más lengua y baje nuevamente a besar su pecho desnudo y caliente.
Moví la camisa para dejar ver todo su pecho, lamí suave su tetilla izquierda, luego la derecha, luego nuevamente la izquierda y mientras chupaba y mordisqueaba su tetilla izquierda, mis dedos acariciaban la derecha y luego cambiaba… Yo solo quería llenarlo de estímulos mientras lo miraba con hambre y deseo. Me detuve de besar su piel para besar su s labios que estaban ansiosos por los míos, mientas mi mano izquierda empezó a recorrer su cuerpo bajando a la erección que ya se dejaba notar después de los estímulos y besos deliciosos que estábamos compartiendo.
Me senté en la cama a su lado, le abrí la correa, el botón, el zipper, y abrí su pantalón para ver su ropa interior. Acaricie su erección un poco por encima del bóxer mientras lo miraba a los ojos, y sin decir una sola palabra él estaba seguro que sería mío en ese instante.
Saqué del bóxer su erección y se veía esa delicia de pene totalmente despierto y deseoso de mí, de mis labios tal vez, así que, sin pensarlo dos veces, puse su erección en mi boca y empecé a moverme lento para darle todo el placer que era rica erección se merecía.
Estaba lamiendo con detenimiento, chupaba con lentitud, lo trataba de poner todo dentro de mi boca hasta que tocaba el fondo. Le estaba llenando de saliva sin querer de tanto movimiento de mi boca en su pene y se notaba que lo disfrutaba, el me acariciaba, me apretaba, se retorcía y gemía de a poquito.
Estaba tan caliente todo eso que no podía parar de chuparle su pene, estaba delicioso incluso lamérselo mientras lo miraba a los ojos con esa mirada que solo el conoce, esa mirada de placer, lujuria y deseo que solamente él sabía distinguir. Esa mirada que le decía, que me había provocado con su camisa roja en esa mañana antes de irse a trabajar y que ahora el seria mi desayuno… Ya me lo había comido a besos y caricias, pero había algo más que yo estaba ansiando y él lo sabía perfectamente.
Por mi mente paso subirme sobre él y dejar entrar esa erección en mí, tomando en cuenta el vestido de animal print que tenía yo puesto, sin ropa interior al parecer de manera conveniente. Pero antes de yo subir sobre el para hacer esto, me di cuenta que el deseaba tomar el control de la situación con sus propias manos y yo sabiendo esto solo lo miré y me dijo:
-Acuéstate en la cama
Yo, siendo su amada obediente, me recosté en la cama boca arriba de piernas abiertas, esperando por él y sus ganas de poseerme. Pensé que le vería peleando con su ropa para quitársela, pero para mi sorpresa no resistió las ganas de nada y así mismo con el pantalón a medio bajar, la camisa roja abierta, se puso entre mis piernas y a medio acomodar sentí como me tomo de las piernas abiertas, acomodo su erección en la entrada de mi vagina y me embistió con todo.
Yo solo solté un gemido agudo al sentir su pene entrando en mí de golpe. Yo estaba muy excitada, caliente, húmeda, mirándolo como estaba ahí sobre mi embistiéndome con sus caderas, movimiento adentro afuera, mientras yo seguía gimiendo a ritmo de cada movimiento que el hacía. Estaba más que extasiada, esto era lo que yo deseaba, sentirle dentro de mí de esta manera, justo como lo deseaba.
Siguió en ese ritmo que no era ni muy rápido ni muy lento, ni muy duro ni muy suave, era perfecto para hacerme gemir justo como el me quería escuchar. Y ahí estaba yo abierta de piernas, sintiendo su pene entrar y salir de mi con fuerza, verlo agarrado a mis piernas, mis muslos, acariciándome luego el resto de mi cuerpo, termino de sacar mis senos del vestido, los beso, chupo mis pezones, me beso los labios, y repitió todo lo anterior una y otra vez mientras me seguía penetrando con fuerza, dándome esas embestidas cual animal salvaje, mis gemidos iban a ritmo de todo lo que el hacia y cada momento me mojaba más.
Estaba demasiado caliente y húmeda, si entiendo y viendo esa deliciosa escena, de el sobre mí, con la maldita camisa roja que en este momento no se si amarla u odiarla, como se veía abierta dejando ver su pecho y abdomen mientras me estaba penetrando con el pantalón y ropa interior a medio bajar, sin resistirnos ninguno de los dos por disfrutar ese momento que solo era de nosotros dos y que me atrevo a escribir en este momento pues lo delicioso se comparte y si me hubieran visto en ese momento, lo rico que se veía todo, lo rico que se sentía, era probable que se provocaran ustedes también.
Se los juro que sentirlo a él adentro de mi penetrándome de esa manera es el manjar más delicioso que jamás probe en mi vida hasta que lo conocí a él. Esa conexión brutal que siento cuando estamos follando, haciendo el amor, es demasiado para poder expresarla con palabras realmente. Es ese punto donde no sabes si amarle u odiarle por lo rico que te hace sentir, al punto que la cama queda toda mojada de fluidos de toda clase…
Luego de muchas embestidas, muchos gemidos y mucho placer, estábamos llegando al clímax, sentí que me apretó aún más y le subió un poco la velocidad al movimiento, las penetradas se sentían aun con más fuerza que el tocar de nuestra piel sonaba lo suficientemente duro como para que nos hubieran escuchado los vecinos. Me apretaba, me acariciaba como desesperado, y yo estaba igual o peor, toda excitada y caliente, ni siquiera estaba pensando, solo disfrutando de todo lo que estaba pasando y en un momento solo siento como algo caliente empezó a entrar en mí, lo mire excitado, apretándome de las piernas mientras estaba acabando dentro de mí, soltando todo eso espeso y cálido en mi adentro y al sentirle de esa manera no pude evitar acabar con él.
Quedo tumbado sobre mí, mientras ambos respiramos muy agitados por el todo lo que justo había pasado… nos tomamos unos minutos para estar así abrazados hasta recordar que él tenía que irse a trabajar.
Verlo vestirse, abrazarle y besarle al despedirme, fue un poco agridulce pues no queríamos separarnos y menos después de aquella pequeña revolcada que nos acabábamos de dar, pero quedamos pendiente a volvernos a tocar.
-Suerte en el trabajo mi amor.
Nos vemos en le próximo relato.