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La atractiva profesora de inglés
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Hoy es el primer día en el instituto de inglés, estaba tan entusiasmada con esta nueva experiencia, me encontraba un tanto nerviosa, sin embargo todo fue transcurriendo sin ninguna novedad. De repente, me percaté que en aula contigua se encontraba una mujer muy guapa dictando la clase, no podía dejar de mirarla, era demasiado atractiva, tenía el cabello crespo color cobre rojizo, su piel era clara, unos ojos café oscuro, era delgada de estatura media, no pude evitar mirar sus pechos y su trasero los cuales estaban proporcionados a su contextura de todo su cuerpo. Al cabo de un rato, la profesora salió del aula y me preguntó si necesitaba algo, pues hace rato había notado que la miraba; inmediatamente que no, pero mis mejillas se ruborizaron de la vergüenza. La profesora muy amablemente se presentó.

– Mucho gusto mi nombre es Alejandra

A lo que respetuosamente respondí.

-Gusto en conocerla profesora Alejandra, mi nombre es Karol.

Alejandra me sonrió cordialmente, me entregó su tarjeta personal por si necesitaba una asesoría particular.

Al salir del instituto solo pude pensar en aquella maestra tan atractiva, que a pesar de tener unos 34 años aproximadamente, se veía tan fresca y jovial, no podía negarlo, aquella mujer me tenía encantada, esa misma noche decidí escribirle para concretar una asesoría con ella, quedamos en reunirnos al siguiente día en su casa.

Me dirigí a la casa de la profesora Alejandra según las indicaciones que me había dado, al llegar a dicho lugar, toco la puerta y para mi sorpresa, encuentro a Alejandra más atractiva y encantadora que el día anterior, ella lucía un vestido corto con una onda muy hippie, que dejaba ver mucha piel, yo por otro lado vestía como siempre, un look relajado de jeans, tennis deportivos y un suéter, algo muy normal en una chica de 26 años.

Ambas hablamos un buen rato, nos reímos de anécdotas que nos contábamos, tomamos un poco de vino, hasta que repentinamente Alejandra me besó, quedé paralizada porque fue algo que realmente no esperaba, no tenía idea que a la profesora le gustaran las mujeres, al cabo de unos segundos correspondí a sus besos, las dos estábamos en el sofá y no podíamos parar de besarnos, yo le mordía suavemente sus labios y ella rozaba su lengua alrededor de toda mi boca, lo cual me excitaba mucho, con mis manos tocaba sus piernas y subía hasta sus muslos acercándome bastante a su sexo, Alejandra besaba mi cuello, bajó un poco más, descubrió mi pecho y empezó a besarme los pezones de manera tan deliciosa que sentía mi ropa interior muy húmeda ante tal estímulo respondí de la misma manera, bajé la parte de arriba de su vestido y procedí a besarle lamerle sus pezones que eran un poco más grandes que los míos y estaban tan erectos que los sentía duros entre mis labios.

Estábamos tan calientes que nuevamente volví a acariciarle los muslos y esta vez le quité el panty, tenía todo el camino libre para ir directamente a su sexo. Alejandra abrió sus piernas y puede ver totalmente su vagina, tenía un poco de vello, el suficiente para parecerme delicioso, sus labios vaginales eran preciosos, estaban brillantes, recubiertos de tanta humedad, no pude evitar morderme los labios al ver el clítoris de Alejandra, sin pensarlo lo empecé a estimular con mis dedos de manera circular y presionándolo levemente, Alejandra gemía, me decía que no parara, luego aumenté un poco la velocidad de los masajes y sus caderas se empezaron a mover más. Su clítoris me volvía loca, lo sentía más duro y un poco más grande, así que con mis dedos, separé más sus labios, lo expuse en su totalidad y empecé a succionarlo suavemente con mi boca, la profesora solamente podía gritar

-Karol, no pares!! Sigue chupándolo!

-Me encanta como lo haces!

Sentía que ella ya estaba que se venía, así que metí dos dedos en su vagina, entrando y saliendo, mientras seguía pegada lamiendo su clítoris rosado, que a veces se escondía un poco entre los vellos de su vulva. Al cabo de un par de minutos Alejandra curvó su espalda, sentí como se contrajo su vagina y acompañado con un fuerte gemido explotó en un orgasmo, mi rostro quedo empapado de su excesiva humedad.

Ahora era el turno de que la profesora me hiciera suya, se notaba la experiencia que tenía en cada caricia que me daba. Me quitó el pantalón, me acarició la vulva encima de mi ropa interior por unos minutos, me estaba muriendo de ganas de que me quitara el panty, pero ella quería hacerme esperar más, hasta el punto que le pedí en medio de gemidos y jadeos que me tocara, ella me miró y con una sonrisa pícara accedió. Finalmente, me quitó la ropa interior húmeda, abrió mis piernas, comenzó a mirarme la vagina, separó mis labios y empezó a besarme el clítoris a una velocidad lenta y constante, mi respiración se agitaba aún más, estaba tan excitada, sentía que en cualquier momento iba a estallar.

Fue ahí en ese instante que de manera ágil y experta sus dedos entraron a mi vagina, hacía movimientos que me mataban de placer, sorpresivamente con uno de los dedos que tenía libres rozaba mi ano, fue tal el estímulo que exploté agresivamente en un orgasmo que jamás había tenido y todo gracias a la experta profesora.

Actualmente seguimos con nuestras asesorías privadas semanalmente.

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