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La asistente venezolana
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Por motivos de trabajo, tuve que empezar a coordinar unos reportes con una ONG de la ciudad de Trujillo, en el norte del Perú. El director de la ONG delegó la responsabilidad en una ingeniera venezolana que había contratado. Por las coordinaciones telefónicas, por email y whatsapp pude darme cuenta que era una profesional muy competente.

La última etapa de los reportes era presencial, en Trujillo mismo, tres días a full que empezaron con el director de la ONG y la ingeniera, a la que al fin pude ver en persona. Alta, algo más de 1.70 cm, culona y tetona, con unas enormes piernas. Me excitó a la primera mirada.

Tras la parte protocolar, subí con ella a su oficina. La habían acomodado en un altillo, no incomodo pero tampoco una oficina legalmente. Empezamos a trabajar. A la media hora se apareció su esposo llevándole el almuerzo. Un buen tipo, amable y hablador. Estuvo un par de minutos y se retiró.

A la hora del almuerzo le dije que si no la incomodaba, la invitaba a almorzar conmigo. Le dio su comida a alguien en el camino. Salimos y fuimos al Fiesta, un restaurante de comida criolla que me encanta, sabroso y elegante. Comimos rico y tomamos un par de pisco sours cada uno.

Volvimos a la oficina. Yo ligeramente mareado pero ella muy mareada y se le subió más al ascender caminando al tercer piso. Empezamos a intentar trabajar y no se podía avanzar.

Me pidió permiso para ir al baño, que estaba junto al altillo donde ella trabajaba. Por descuido o con premeditación, dejó la puerta semi abierta y pude ver mientras se desabrochaba y bajaba el jean, como se bajaba una coqueta tanga roja y como se sentaba en el inodoro.

No resistí y me metí al baño. Ella me miró y rápidamente desbrochó mi pantalón, lo bajó y empezó una mamada como solo las llaneras la saben hacer. Su lengua recorría mi verga y mis bolas con una sapiencia infinita.

Se levantó, se arrodilló sobre el inodoro y me dejó disponible su coño y su culo. Me arrodillé en el piso y lamí primero su coño hasta casi hacerla llegar y en ese instante pase a lamerle el culo, igual hasta casi hacerla llegar.

Volví a su coño y llegó en mi lengua y mi boca, me lleno los labios con sus jugos y en ese momento decidí encularla, entró deliciosamente en ese culo firme de hembra llanera, culo tragón y sabroso.

Comenzó a gemir y soltarse "dame que mi marido no me coge" y se la seguí empujando. La baje del inodoro y la puse de 4 patas en el suelo. Llegó en pocos minutos con el culo latiendo.

Se sentó en el inodoro y comenzó a mamarla mientras me decía "quiero leche, mi marido no me da" llegue sobre su lengua. Se tragó hasta la última gota. Relamió mi verga y mis bolas y se calmó. Se lavó los dientes. Me lave la cara y seguimos trabajando hasta la salida.

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