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La amistad hace el roce
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Nos conocimos en una cena de gente random.  Me senté al lado suyo, ella me saludó con una voz dulce y tímida, la típica voz de chica que te deja con ganas de seguir escuchándola más. A medida que avanzaba la velada se notaba que cogíamos confianza, estábamos como abstraídos de los demás, al menos eso noté yo.

Ella contaba un poco de su vida, que venía del País Vasco, que tenía novio… etc. Yo notaba que me miraba mucho y me sonreía bastante, alguna vez me utilizaba de ejemplo al contar anécdotas y me tocaba, los brazos o las piernas. No esperaba conectar tan rápido con alguien en aquella cena, iba bien la cosa.

Llegó el momento del término de aquella cena y caminamos juntos hacia nuestras respectivas casas, resulta que vivíamos a dos manzanas de distancia entre los dos. Yo tenía ganas de más y supongo que ella también ya que decidió invitarme a subir a su casa con el pretexto de seguir conociéndonos.

Hablamos un largo rato y después decidimos hacer un poco de meditación juntos, nos sentamos el uno frente al otro con las piernas cruzadas y cogidos de las manos, cerramos los ojos y poco a poco notaba un calor dentro de mí que iba a más, mi respiración se agitaba y tuve que abrir mis ojos, deseaba acercarme a ella y besarla.

En el momento que mis parpados se separaron, los suyos también y como por una fuerza oculta, nos juntamos boca con boca por un deseo irrefrenable, ella pasaba sus manos por los músculos de mis brazos y mi espalda y yo recorría con mis manos su cuerpo con vehemencia. Me quité la camiseta dejando mi torso marcado a su vista y noté como su mirada se tornaba aún más lasciva. Ella desde abajo de mí, empezó a recorrer mis pectorales definidos, mis hombros anchos, mis brazos fuertes, mis abdominales marcados, hasta llegar a mi cinturón.

Antes de que consiguiera desabotonar mi pantalón la cogí de sus finas muñecas he inmovilice sus manos y brazos sólo con mi mano izquierda y comencé a acariciar su abdomen bajo la camiseta que llevaba hasta llegar a sus pechos, en ese momento le dije que si quería follarme lo haríamos a mi manera y con la mano que me quedaba libre le desgarré la camiseta dejando así a la vista sus enormes tetas. Se le notaba el deseo en la cara y la humedad en sus leggins blancos hacia acto de presencia desde hacía mucho, estaba tan mojada que parecía que se había meado…

La besé aún con sus manos inmovilizadas y mientras tanto con mi mano libre me sacaba mi polla, la estrujaba de arriba abajo, estaba enorme, nunca la había tenido tan dura y deseaba ya tenerla dentro de ella.

Me puse más arriba suya, sin soltarle los brazos en ningún momento, a la altura de sus hermosas tetas y le dije:

-si quieres que te folle primero vas a tener que comérmela, te ha quedado claro? abre la boca.

Ella obedeció y yo pude poner mi miembro en esa boquita tan húmeda, me miraba mientras se tragaba gran parte de mi falo tratando de metérselo entero por la garganta, pff cómo me excitaba el sonido de esa mamada: ugh agh ugh agh.

Sólo paró en un momento para decirme:

-quiero que me folles la boca como si fuera mi coño

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