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La amiga feminista de mi novia
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Hace un tiempo hice un viaje con mi novia y dos de sus amigas: Sasha y Johana, que eran feministas.

Durante el camino de ida se me hicieron muy molestas, se creían mejores que los demás por repetir lo que dicen sus panfletos y juzgarme por ser un hombre y por pensar diferente a ellas.

Al llegar a la playa pude relajarme y pasar tiempo a solas con mi novia. El calor, el mar y su olor hicieron que mi mente y mi cuerpo estuvieran excitados todo el tiempo.

Durante esos días hizo tanto calor que usamos bañador casi todo el tiempo, compartimos un piso pequeño con una sola habitación y dos camas, lo que complicó hacer el amor con mi novia.

Noté que Sasha me miraba de reojo y que bajaba la mirada cuando se cruzaba conmigo, cambió de actitud y pasó de: adoctrinarme e insultarme a sonreír y tocarme cuando estaba cerca. Eso hizo más ameno el viaje.

En la noche nos encontramos en el pasillo que llevaba al baño y al cruzar nuestros cuerpos calientes y sudorosos se rozaron, no pude evitar excitarme y ella se puso nerviosa.

Admito que Sasha me parecía una mujer desagradable, pero tenía unas tetas grandes y redondas, la piel bronceada, húmeda y un culo que se ve espectacular al ponerla en cuatro.

Le acaricié el brazo hasta tomarla de la mano y la llevé al cuarto, rápidamente nos quitamos la poca ropa que teníamos.

Al tenerla desnuda, mi lengua los repasa sus pezones obscuros y grandes de arriba a abajo, remojándome los labios para chuparle bien las tetas y dejarlas cubiertas de saliva.

Su cuerpo está muy cerca al mío, le agarro las nalgas para apretarlo contra mi, mientras mi pene se incrusta en su abdomen, poniéndose más caliente y duro.

Ella me masturba lento, de a poco lo hace más rápido y fuerte. Se pone de rodillas, se acerca rápidamente y engulle el glande, va succionado la punta y la saca por momentos para acariciarla con la lengua. Se la va tragando más profundo y su saliva escurre por su quijada y gotea en el pecho.

La tomó por los brazos, la ayudó a levantarse, la tomó por las caderas, la volteo y luego la pongo en cuatro, ella arquea la espalda, mostrándome sus enormes nalgas color cobre.

Con las manos separó esas nalgas y acarició su ano con la punta del pene. Rozo lento y con cuidado los labios de su vagina, entonces le meto el pene, lento y de a poco. Se la voy metiendo y sacando, cada vez más fuerte, cada vez más rápido, apoyándome en sus nalgas como punto de equilibrio.

Después de un rato penetrándola, siento como mi semen fluye desde mis testículos y poco a poco se va acercando a la punta de mi pene. Cuando siento que estoy a punto de llegar lo saco rápidamente de su vagina para eyacularle en las nalgas y la espalda.

Realmente quise hacer eso con Sasha, pero el cuarto estaba ocupado, pensé en el baño, pero tener sexo con ella me hubiera dado muchos problemas con mi novia.

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