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La amiga del pueblo
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Tiempo de lectura: 5 minutos

¡¡Hola a todos!! Este es mi primer relato, espero que les guste.

Esto ocurrió en julio de 2017. Mi amigo Fernando tenía una casa en un pueblo de Asturias en la cual veraneaba, y ese año decidió invitarnos unos días a Emilio (un amigo común del instituto) y a mí. Emilio y yo llegamos a eso de las 12 a la parada de bus, en la cual Fernando nos esperaba para acompañarnos hasta su casa, y allí contarnos su planning de 2 días, el cuál comenzaba esa misma tarde.

Sin embargo, Fernando nos dijo que, si ninguno de nosotros tenía problema, iba a venir con nosotros estos días su amiga Lucía, una chica de nuestro instituto un año mayor que nosotros la cuál no tenía más amigos que Fernando en el pueblo en ese momento. Nosotros le dijimos que no había problema ninguno.

Lucía era una chica de cabello largo castaño oscuro, estatura normal (1,50 y pico), cara del montón, en resumen, no destacaba especialmente y yo no me había fijado en ella más que en alguna ocasión de verla por los pasillos del instituto.

Quedamos a las 17:30 nosotros 3 con Lucía para ir a unas pozas a bañarnos y a pasar el rato. Y vaya sorpresa me llevé, yo al menos, al ver a Lucía en ropa de verano. Llevaba un top en el cual se podían apreciar unas buenas tetas, de las cuáles yo no me había percatado hasta el momento, y junto con el top, llevaba un short en el cual se veía un culo que no estaba mal.

Antes de empezar la marcha, Fernando nos presentó formalmente (ya que era la primera vez que teníamos contacto) y comenzamos la marcha. Había 20 minutos de paseo hasta las pozas, en los cuáles Emilio y yo fuimos hablando con Lucía y conversando para conocernos un poco mejor.

Nos contó que había empezado a estudiar Educación Infantil en la Universidad de Oviedo (Fernando, Emilio y yo nos habíamos graduado ese año y empezaríamos la universidad en septiembre), que estaba encantada con la carrera y las típicas cosas que se preguntan cuándo estás conociendo a alguien (que haces en tu tiempo libre, que series te gustan, etc.).

Al llegar a la poza, nos quitamos los que llevábamos encima para quedar en ropa de baño (mi teoría respecto de los atributos de Lucía era cierta), y procedimos a darnos crema. Yo pensaba que Lucía, quizás por tener más confianza, le pediría a Fernando que le echará él la crema en la espalda, pero el suertudo fui yo:

Lucía: Oye Marcos, ¿me puedes echar crema en la espalda, porfa?

Marcos: Claro que si, reina, ahora mismo voy.

Tras echarme yo la crema, procedí a decirle a Lucía que se echará boca abajo si prestaba, y ella puso la toalla en la hierba, se echó boca abajo como le pedí, y se desató el nudo de la parte de arriba del bikini. Yo me arrodillé al lado y empecé a extenderle la crema dándole un pequeño masaje, ante el que ella soltaba pequeños gemidos, y lo expresaba verbalmente:

Lucía: Joder, hijo, vaya manos tienes

Marcos: Si jaja, me lo suelen decir mucho

Una vez estábamos todos preparados, procedimos a meternos al agua. Fuimos recorriendo las distintas pozas, en las cuales parábamos a nadar un rato y a observar como chocaban las olas contra las piedras, y posteriormente seguíamos a Fernando, que era el que conocía más o menos la zona. Llegamos a una poza en la cual vi un saliente por encima del agua, y les dije a mis amigos que se bañaran ellos, que yo me iba a sentar un rato con la excusa de que antes me había hecho daño en el tobillo al pisar una piedra y a ver si se me pasaba. Mi objetivo de sentarme allí realmente era observar un rato a Lucía, ya que desde lo alto iba a tener mejores vistas jeje.

Me senté allí y cada poco le echaba alguna mirada, llegando en algún momento a cruzar nuestras miradas, momentos en los cuáles yo rápidamente aparte la vista avergonzado, y a ella se le escapo alguna risita.

Pasada la tarde, nos decidimos a volver cada uno a su casa, y quedamos a la mañana siguiente para ir la playa. Esa noche estuve pensando en Lucía, en lo buena que estaba y que al día siguiente debía hacer algo, ya que por la mañana del día siguiente de mañana ya tenía que marcharme y debía atar lo de Lucía de alguna manera.

A la mañana siguiente, fuimos a la playa y armamos nuestro campamento. En un momento dado, Emilio y Fernando estaban bañándose y Lucía y yo estábamos sentados en la toalla charlando, cuando se decidió a "regañarme" por lo del día anterior.

Lucia: Anda Marcos, que vaya miraditas te vi echarme ayer, de roja y expulsión

Antes esto, yo me sonrojé de vergüenza, ya que no me esperaba que fuera tan directa

Marcos: Ehhh, bueno… es que las vistas lo merecían

Lucia: jajaja, que tonto eres

Tras esto, ella posó su mano en mi rodilla, y comenzó a subir hacia mi entrepierna, comenzando a despertar a "mi amigo".

Lucia: Apuesto a que a tu amiguito también le gustaron las vistas

En esto, llegaron Fernando y Emilio, y Lucía quito la mano de mi pierna y se separó rápidamente, pero el objetivo era claro: me tenía que follar a Lucía como sea.

Decidimos ir a comer los 4 juntos, y posteriormente a pasar la tarde por el centro del pueblo de bar en bar. Cuando tuve ocasión, le comente a Fernando mi situación, y si me podía ayudar a "forzar un encuentro a solas con Lucía".

-No te preocupes hermano, que yo te ayudo -dijo Fernando ante mi petición.

Estuvimos tomando cervezas hasta que anocheció, y ahí fue donde comenzó el plan de Fernando:

Fernando: Oye chicos, se ha quedado muy buena noche, ¿que os parece si nos damos un baño nocturno como broche final al fin de semana?

Emilio: Ostia, dale, va

Lucía: vale, seguro que está gracioso jaja

La casa de Fernando tenía una piscina disponible para las vecinos la cuál a lo largo del día estaba plagada de niños y padres, pero si íbamos por la noche, no nos íbamos a encontrar a nadie allí (solo nosotros 4), y además estaba algo alejada de las casas.

Lucía fue a su casa a cambiarse, y nosotros fuimos a la de Fernando a cambiarnos, y a trazar el plan: íbamos a la piscina, y cuándo yo les diera la señal ellos se marcharían para casa con alguna excusa.

Esperamos a Lucía en casa de Fernando, y posteriormente fuimos andando hasta la piscina. Una vez allí, nos metimos a la piscina, estuvimos haciendo el tonto, salpicándonos unos a otros, yo intentando llamar la atención de Lucía. Llegado el momento en cuál yo pensaba que Lucía ya podía estar receptiva, le hice una señal a Fernando

Fernando: Oye chicos, voy a acompañar a Emilio hasta mi casa, que se ha olvidado las lentillas (Normalmente Emilio llevaba gafas, y se había "olvidado" las lentillas para ver en la piscina).

Lucía: Okey

Lucía y yo nos quedamos hablando en la orilla, y una vez se habían separado lo suficiente, la conversación empezó a subir de tono.

Lucia: Oye, hoy por la mañana me parece que tu amiguito se quedó con las ganas-dijo mientras subía su mano por mi entrepierna

Marcos: Si, me parece que si. A lo mejor me podías ayudar hasta que vengan estos.

Lucía: jaja, te piensas que soy tonta, estos 2 están compinchados contigo y no van a volver, ¿o te crees que no te he visto antes hacerle una señal a Fernando?

"Mierda, me ha pillado" -pensé.

Lucía: No pasa nada, cariño, procuraré que su sacrificio no sea en vano.

Tras decir esto, los dos nos besamos, mientras que ella echaba mano de mi miembro y yo la agarraba del culo. Tras esto, ella me llevó agarrada de mi pene hasta la hierba y me tumbó.

Lucía: Ahora vas a recibir tu castigo por mirón

Me bajó el bañador de un tirón (en este momento yo ya estaba más caliente que el palo de un churrero) y se dispuso a chupar mi miembro

Me estuvo dando una mamada espectacular (se la metía entera a casi atragantarse) hasta que yo estaba a punto de correrme, que le dije que parará que ahora era mi turno.

La tumbé, le quité la parte de abajo y acerqué mi boca a su coñito y empecé a comérmelo. Pasaba mi lengua alrededor, y lo abría con mis dedos y pasaba mi lengua por él hasta llegar al clítoris, el cuál tomé con mis labios y succioné. Así estuve un rato hasta se vino a chorros.

Lucía: Ufff, que rico estuvo

Marcos: Pues espérate que aún queda lo mejor.

Me tumbé boca arriba y le hice señas de que se montará encima de mí, ella me dirigió una mirada lasciva, se quitó la parte de arriba y se ensartó en mi falo.

Lucía: Ay, papi, que bien

Marcos: Uff, que bueno!

Así estuve un rato bombeándola lento, con mis manos en sus pechos, hasta que decidí agarrarla por las caderas y empezar a darle un poco de ritmo

Lucía: Uy papi, que bien me follas

Marcos: Uff, que delicia

Estuve taladrándola hasta que ya estaba por correrme.

Marcos: Ay, ay, Lucía, ya me voy a venir

Lucia: Aghh, da igual, da igual, tu sigue follandome, córrete adentro si es necesario!

Como era de esperar, a lo pocos segundo exploté y seguimos un poco más hasta que ella se volvió a venir, y terminamos con un tierno beso.

Lucia: Ufff, que rico estuvo Marcos, esto hay que repetirlo

Marcos: Cuando quieras, reina

Recogimos nuestras cosas y nos fuimos cada uno a nuestras respectivas casas.

A la mañana siguiente, Fernando nos acompañó a Emilio y a mi hasta la parada de bus. Nunca supe nada más acerca de Lucía.

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