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La amiga de mi ex novia
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Tiempo de lectura: 2 minutos

El cómo encontré a esta chica fue una casualidad y bastante curioso.

En mis ratos de ocio me la pasaba perdiendo el tiempo en Facebook, méndigo vicio, jajaja. Y un día como cualquier otro me apareció como sugerencia de amigos esa chica. Ella era muy llenita, pero tenía algo que me llamaba la atención, aparte de que se arreglaba muy bien.

Le envié solicitud de amistad y la aceptó casi enseguida. Empezamos a platicar sobre nuestras vidas, nuestros gustos, hasta que llegó un momento en que salió el tema de mi ex novia. Pues resulta que ella era amiga de mi ex.

La cosa fue que me empezó a mandar fotos arreglada con faldas, vestidos y tacones. Ella sabía que me gustan las chicas arregladas así. Nuestras pláticas iban subiendo de tono cada vez más al igual que sus fotos, tanto que me envió unas fotos mostrando sus calzones mojados debajo de la falda qué traía puesta aquel día o incluso fotos de sus enormes pechos. Estas conversaciones a veces eran en la tarde así que yo conservaba esos chats para masturbarme por la noche fantaseando con ella.

Me animé y la invité a salir, aceptó sin pensarlo. El día de la cita llegué primero con unos minutos de anticipación; poco después llegó ella. Me sorprendió verla arreglada: iba con una falda un tanto arriba de las rodillas dejando ver sus lindas piernotas, una blusa medio escotada y unos tacones muy sexys.

Estuvimos platicando toda la tarde y tocamos el tema de mi ex quien literalmente me fue infiel 100% real no fake y confirmado por esta chica. No le tomé importancia.

Cayó la noche y ella se tenía que retirar, curiosamente estábamos en un lugar donde la oscuridad gobernaba y sólo se podían observar las luces de los postes a lo lejos.

Empezamos a caminar hasta una pequeña bajada que colindaba hacia un estacionamiento. La recargué en el pequeño muro que medía escaso metro y medio para empezarnos a besar. Ella se hizo de rogar al principio, la intentaba besar, pero volteaba la cabeza.

De pronto, le empecé a meter la mano debajo de la falda para acariciar su panocha por encima de sus calzones que ya estaban muy mojados. Nos empezamos a besar otra vez pero ahora yo frotaba su vagina peluda mientras ella agarraba mi pene duro por encima de mi pantalón.

Sus pequeños gemidos delataban lo rico que sentía al frotarle su panochita, no aguanté las ganas y la empecé a dedear. Yo estaba tan excitado que mi pene se había puesto más duro de lo normal. Bajé el cierre de mi pantalón para que ella pudiera hacerme una paja.

Mientras me hacía una paja yo la deseaba, podía sentir su vagina muy lubricada y calientita escuchando esos gemidos tan ricos que daba.

Estábamos tan conectados que nos venimos al mismo tiempo, su respiración estaba acelerada y una expresión de satisfacción se podía ver en su rostro.

-Estás loco. -me dijo ella.

-Pero te gustó ¿No? -contesté mientras metía mi pene en mi bóxer.

En seguida se acomodó el calzón y su falda para reincorporarse. Caminamos hasta la parada del camión.

-Esto no lo debe saber nadie. -dijo ella mientras me daba un beso y haciendo un guiño.

Después de eso, estuvimos chateando varios meses, pero después jamás volví a saber de ella.

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