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La abogada Paulina y su cliente Enrique
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Tiempo de lectura: 3 minutos

La abogada Paulina Lennoz de 26 años se encontraba sentada en su despacho pensando en su atractivo cliente Enrique Miller: un atractivo hombre de 45 años, bastante alto, muy corpulento, pelo bien rapado y ojos marrones oscuros.

Enrique era arquitecto y la empresa para quien trabajaba lo había despedido injustamente por eso mismo había acudido a Paulina.

Ella tenía muchas ganas de verlo y comentarle como estaba avanzando el caso, pero los pensamientos sexuales con su cliente eran cada vez más abundantes.

Ella sabía que con esto estaba rompiendo una regla de ética, como abogada no tenía que involucrarse sentimentalmente ni sexualmente con ningún cliente.

-¡Al diablo con la ética!- Exclamo y lo llamo

Luego de unos minutos Enrique estaba en su estudio.

-Buenas tardes Enrique, tome asiento

-Buenas tardes doctora- dijo el y se sentó.

-Tengo novedades de tu caso, estamos avanzando muy bien, la empresa que ha decidido despedirte injustamente va a pagar las consecuencias, ya los demande y vamos a ir a juicio, deberan pagarte unos buenos dólares.

-¿Y si se niegan a pagarme?

-Ya me asegure de eso, el juez los va a obligar por que lo que ellos hicieron fue violar tu derecho laboral.

-Muchas gracias abogada usted es la mejor- el alargo su mano y ella se la tomo, entrelazaron los dedos y Enrique le acaricio suavemente la palma.

-El momento es ahora- penso Paulina.

Ambos se levantaron y el le dio un beso en la mejilla y ella lo abrazo.

Luego Paulina le puso seguro a la puerta.

-Para que nadie nos moleste- le susurro a Enrique en el oído y el se dio cuenta de que era lo que esa mujer queria: ella deseaba que el le hiciera el amor duro y salvaje y se lo haría.

Paulina puso los brazos alrededor del cuello de Enrique, el se puso a la altura de ella y se besaron apasionadamente, Paulina chupaba y mordía lentamente el labio de Enrique mientras el le acariciaba las nalgas con ambas manos.

Pero luego las caricias fueron a otro extremo por que el le saco la falda y pudo ver su tanga azul, aun así ella siguio besandolo y el continuo acariciando su redondo y blanco trasero.

Paulina se separo de los labios de Enrique para sacarse la blusa y el sosten quedando con sus pechos libres.

Luego lo devistio a el y pudo ver que su pene era muy grande, mucho más grande que los penes de los abogados con que ella habia cogido (pues, Paulina se habia acostado con todos sus colegas hasta con un juez).

Y la idea de que el pene de ese hombre fuera tan grande la excito demasiado.

Ella se subio al escritorio de madera abriendo las piernas todo lo que podía.

Enrique tuvo una vista privilegiada del coño de paulina: rosado y completamente depilado, hasta un poco gordito.

-Que delicia de coño- dijo mientras se humedecia tres dedos con saliva y los introducia en la hermosa vagina, empezo a hacer movimientos dentro del coño, se sentía apretado y super caliente pero después con tanta estimulacion se fue abriendo de a poco.

Y otros 2 dedos los puso en la boca de Paulina y ella se los chupo sensualmente mientras gemia.

Con esos dedos que saco mojados de la vagina y de la boca se dedico a estimular los pezones, los tenia duritos de la excitaciòn que esto le estaba causando (se estaba por coger a su abogada).

Despues de una rica chupada de senos fue el momento de la penetración.

Ella abrio más las piernas y el la agarro de la cadera para situarla más cerca y la penetro suave.

Pero cuando su pene hubo entrado en el coño de Paulina el no fue nada suave (era un tipo que le gustaba coger muy duro y salvaje, disfrutaba mucho cuando las mujeres gemian con su gran pene adentro).

Las embestidas salvajes de Enrique hicieron gemir a la abogada y que sus tetas se movieran de arriba a abajo con una velocidad que no se habian movido nunca.

Mientras el la embestia ella se tocaba la vagina frenéticamente y el ritmo era duro, rápido y fuerte.

Cuando el pene hubo salido de la vagina habia una buena cantidad de eyaculación femenina en el escritorio.

Paulina se vio el coño bien rojo por las embestidas.

-Es una bestia como coge, pero lo estoy disfrutando- fue su pensamiento.

Luego la chica se dio vuelta y levanto su trasero bastante para que Enrique lo vea.

-Penetrame por atrás y hacelo mucho más fuerte.

-Es una amante del sexo- dijo en su mente Enrique.

La habia penetrado salvajemente por adelante y ella queria más fuerte por atrás.

Pero cumplio el deseo de ella y así lo hizo.

Durante 15 minutos la penetro con una fuerza y velocidad sobrehumanas por atrás, los gemidos de ella fueron extremadamente fuertes y el termino todo sudado por el esfuerzo físico que hizo por cumplir el deseo.

Fue el sexo más fuerte, salvaje y maravilloso que han tenido ambos.

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