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La aberración sexual de Paloma (2)
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Después de varios días Carmelo volvió por casa de Pablo, intercambió una mirada morbosa con Paloma y los chicos se fueron a la habitación mientras ella se quedó en la cocina nerviosa y pensativa, volver a ver a Carmelo le produjo un profundo sentimiento de culpabilidad, no podía tener una relación sexual con el amigo de su propio hijo, pero por otro lado su cuerpo experimento una subida de temperatura y la humedad invadió su coño.

Paloma notó la presencia de Carmelo por detrás y como sus manos la agarraban por la cintura y la obligaban a darse la vuelta.

– ¡Lo he estado pensando y no puedo liarme contigo! – le susurró Paloma mientras sus manos le empujaban a él en el pecho para apartarse.

– ¡Estas deseando que te folle guarra! – le cuchicheó Carmelo al oído.

– ¡Respétame! – le exigió Paloma – ¡Soy la madre de tu amigo!

– ¡Té voy a reventar ese coño tan apretado que tienes! – le murmulló él en tono amenazante.

– ¡No puede ser! – le murmuro ella en voz baja.

El ruido de pasos les indico que Pablo venía y Carmelo se apartó de Paloma, madre e hijo hablaron del fin de semana y así supo Carmelo que su amigo iba a pasar el fin de semana con su padre y que Paloma estaría sola, Carmelo le dedico una mirada penetrante y ella sintió un hormigueo que le bajo desde la nuca hasta los pies.

El fin de semana Paloma acompaño a su hijo a la estación del Ave y al salir llamó a Carmelo y le pidió que, si podía ir por su casa, quería hablar con él y solucionar aquel tema de una vez.

Pasada media hora, sonó el timbre y Paloma hizo pasar a Carmelo y se sentó junto a él en el sofá del comedor.

-¡Te he llamado para hacerte comprender, que esto se tiene que acabar! – le dijo Paloma en un tono de voz conciliador – … Y esto no está bien.

– ¡Dime que no quieres que te lleve a tu cama y te folle como a una perra!

– A lo mejor cómo mujer, necesito un revolcón – justifico ella – ¡Pero soy la madre de tu amigo!

Carmelo hizo un gesto para acariciarla, pero ella le hizo un aspaviento con la mano y se apartó de él, Carmelo se levantó y sujeto con fuerza a Paloma y le obligo a agacharse, Paloma opuso resistencia, pero la fuerza de Carmelo la doblego enseguida. Carmelo se quitó los pantalones y agarró a Paloma por el cuello.

– ¡Abre la boca guarra! – le vocifero Carmelo.

Paloma se negaba y él cada vez hacia más fuerza y le pegaba golpes con la polla en la cara, ella intentaba girar la cara pero las manos de él la obligaron a permanecer quieta y ahí es cuando se la metió en la boca y empezó a meter y sacar la polla profundamente, Paloma le agarraba con las manos el tronco pero él le apartaba las manos y seguía follando su boca, Paloma abría los ojos y le golpeaba el pecho con las manos, su cara cambio de color y sus ojos se pusieron rojos, Carmelo le saco la polla de la boca y Paloma se derrumbó en el suelo tosiendo con fuerza y cogiendo aire frenéticamente, la polla de él le llegó hasta la garganta y le cortaba la respiración.

– ¡Ahora me vas a hacer una buena mamada! – le exigió.

Paloma lo miro sumisa, de sus mejillas asomaban unas lágrimas, era la primera vez que la obligaban a tener sexo por la fuerza, pero su cuerpo experimentaba una extraña sensación y sintió el imperativo de entregarse, le agarró el tronco de la polla con las dos manos, le dio dos lengüetazos y comenzó a practicarle una felación.

– ¡Que buena que eres tragándote pollas!… ¡Mírame mientras me la chupas!

Paloma le miro a los ojos, se cruzaron las miradas y vio cómo él la miraba sabiéndose triunfador y cómo la madre de su amigo le estaba comiendo el rabo como si no hubiese un mañana.

– ¡Ya no eres la madre de mi amigo! – la humillaba él – ¡Vas a ser mi puta todo el fin de semana!

Paloma se sintió muy sucia, sabía que iba a ser sometida al antojo de Carmelo y su cuerpo lo asimilaba con un deseo nunca antes experimentado, tanto tiempo si follar y el divorcio la habían cambiado, quería chupar aquella polla, follar, gustarse y darse el gozo, le chupo los testículos y su lengua le daba un recital de lengüetazos, Carmelo bufaba con fuerza y gemía con cada lengüetazo, su polla estaba cada vez más erecta.

Carmelo hizo un gesto y le quito la polla de la boca mientras la levanto y la empujo hacia su habitación, una vez empezaron a desnudarse, Paloma se estiro en la cama totalmente despelotada y él le abrió las piernas y empezó a tocar y acariciarle el coño con ímpetu, ella le abrió las piernas entregándole la raja y le abrió los labios con los dedos y empezó a lamerle la raja, Paloma comenzó a jadear y gemir placenteramente.

– ¡Me gusta que me coman el coño! – balbuceo Paloma excitada y acariciándole la cabeza.

Carmelo le daba lengüetazos en la raja y con los dedos le apretó el clítoris y le lamio con fuerza. Paloma se estremecía y se agitaba encima de la cama.

-¡Si me haces eso vas a hacer que me corra! – le advirtió ella abriendo al máximo sus piernas.

– ¡Córrete guarra! – le vocifero mientras le martirizaba el clítoris.

-¡Me corro! – Paloma soltó un grito y los dedos de sus pies se encogieron y los pies le empezaron a temblar y sus caderas convulsionaron, se corrió salvajemente y estuvo un buen rato temblando en la cama, hacía tiempo que no tenía un orgasmo tan placentero.

Carmelo le abrió las piernas y le dio varios golpes con el glande en el coño, ella soltaba un gritito cada vez que el glande le frotaba su mojado coño.

– Cuando estoy cachonda, tengo el coño muy sensible – le susurró ella – ¡y tú me estas poniendo muy cachonda!

Sonó el timbre de un móvil y paloma salió corriendo hasta el comedor y volvió hablando con su hijo y le hizo un gesto a Carmelo para que estuviera en silencio, él se acercó mientras ella hablaba con su hijo.

– ¡Dile a tu hijo cómo me chupas la polla! – le susurró él al oído y Paloma le hacia un gesto de desaprobación y con la mano le tapaba la boca.

– ¡Éstas loco! – le grito Paloma cuando acabo la llamada – ¡Mi hijo no puede enterarse de esto!

Carmelo la empujo encima de la cama y le abrió las piernas, se acerco y le froto el glande en el coño otra vez y se preparó para penetrarla.

– ¡Ábrete el coño marrana! – le ordeno él

Paloma se llevó las manos a su entrepierna y con sus dedos se estiró los labios vaginales, ofreciéndole su coño. Carmelo la penetró con la punta del glande, lo sacaba y la volvía a penetrar, ella gritaba cuando sentía el glande taladrándole el coño.

– ¡Ten cuidado! – pidió Paloma – ¡No me metas todo el pollón de golpe!

Carmelo la agarró por las piernas y movió sus caderas hacia adelante y en varios golpes la penetró profundamente, Paloma chillo dolorosamente cuando se sintió penetrada y su coño se estiraba para recibir aquel rabo en su interior.

– ¡Despacio! – vocifero Paloma – ¡Que no me cabe en el coño!

Carmelo cada vez profundizaba más, la cara de Paloma mostraba gestos de dolor y con la mirada le suplicaba que no le hiciese daño, pero Carmelo no tuvo compasión, le subió las nalgas y la penetro profundamente dejaba su polla parada en el fondo de su coño y la sacaba con fuerza y la volvía a penetrar con violencia, Paloma chillaba mientras sollozaba y lloraba.

– ¡No chilles que te voy a abrir el coño!

-¡Así no, fóllame despacio! – suplicaba Paloma

Carmelo le volvió a subir las caderas y empezó a bombear despacio y aumentando el ritmo en cada penetración y pudo observar como la cara de Paloma describía una mueca placentera y empezó a gemir intensamente.

– ¡Me encanta tu coño estrecho! – le dijo él – ¡Te voy a follar así toda la noche!

Paloma arqueaba la espalda y se entregaba a la follada cerrando los ojos y haciendo gestos expresivos con la cara.

– ¡Mírame mientras te follo!

Paloma lo miro morbosamente, sabía que le estaba mostrando como disfrutaba de la follada y en su cara podía ver el placer que la inundaba.

-¿Te gusta que te folle así? – le susurró Carmelo mientras le pellizcaba los pezones, la cara de Paloma le lanzo un gesto afirmativo – ¡Que mamá más puta que eres!

Paloma se agarró al cuello de Carmelo y su expresión empezó desfigurar su rostro y sus piernas a temblar.

– ¿Te vas a correr guarra? – Paloma le hizo un gesto afirmativo – ¡Córrete, enséñame lo marrana que eres!

Paloma empezó a convulsionar y lanzo un chillido atronador y se corrió salvajemente en los brazos de él, de su coño salió una gran cantidad de fluido.

-¿Tú marido no te hacía correrte así? – le dijo él con una sonrisa burlona – ¡Cómo te chorrea el coño!

Paloma asintió con la cabeza y su boca busco la de Carmelo y se dieron la lengua mientras él la seguía follando suavemente.

– ¡Tú polla me va derretir el coño! – le susurró ella al oído.

Carmelo aumento la intensidad y empezó a follarla frenéticamente y ella empezó a chillar y agitarse en la cama mientras su coño era taladrado otra vez sin piedad.

– ¡Fóllame así! – chillaba Paloma – ¡No pares de follarme!

Paloma se volvió a correr y Carmelo dio síntomas de llegar al orgasmo

– ¡Me voy a correr! – anuncio él – ¡Te voy a llenar el coño de leche!

-¡No te corras en mi coño! – chillo Paloma encolerizada – ¡Córrete en mi boca!

– ¡Saca la lengua guarra! – le dijo él sacando la polla de su coño y dirigiéndose a su boca

Paloma saco la lengua y Carmelo empezó a correrse en su lengua, su boca y su cara, Paloma se la trago toda sin dejar ni una gota y chupo la polla de Carmelo dejándola bien limpia y se fue a la ducha.

Ella salió de la ducha con unas bragas y un camisón negro, preparo algo para cenar y comieron en silencio, ella fregó los platos y recogió la cocina y se sentó encima de él, pronto notó como su polla se ponía erecta otra vez y ella esbozo una sonrisa.

– ¡Llévame a la cama! – le susurró ella al oído y le dio la lengua – ¡Te chupo la polla y luego me vuelves loca follándome!

Carmelo se levantó y se dirigieron a la habitación, aquel fin de semana Paloma follo más que todo el año pasado.

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