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Karla, la vecina
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Karla, una mujer casada con un ingeniero mecánico, que por alguna razón vivan en los condominios del salado haya en Santa Marta, ella una mujer de piel blanca, ojos claros, labios carnosos, una cintura de envidia, unos senos parados al igual que su trasero y que decir de sus piernas que, aunque no eran tan carnosas eran torneadas y bonitas.

Ella tenía muchos problemas con su marido, se corría el rumor que él fue casado y dejo a su esposa por ella, el problema era que al parecer él estaba planeando regresar con su primera mujer dejándola a ella con su hija de 2 meses.

Su actitud era agresiva, estaba siempre de malas y era muy pedante, algunos vecinos la entendían, pero otros no y discutían con ella. En esa época, hablo del año 2014 iba mucho a esa unidad a cobrar la renta del departamento que mi tía me había heredado, si el departamento 402 el cual estaba a lado del departamento 401 donde ella vivía.

Durante ese año vi pasar lo inevitable, entre discusiones y gritos, el esposo se fue, dejándola en ese departamento junto a su bebe, eso me aprecio detestable, ya que yo fui testigo de la escena, después de que él se fue, ella me miro e increíblemente me lanzo una sonrisa mientras sus ojos se vidriaban.

Paso alrededor de dos meses, mi último inquilino se fue y me dejo un desastre el cual iba a diario a revisar los trabajos de mantenimiento, en ese tiempo comencé a hablar con ella, ¡pasé de un “buenos días vecina” y poco a poco eso se convirtió en una charla más amena!

Así llegamos al año 2015, mi departamento ya estaba arreglado, solo iba para verla a ella y platicar, aunque a veces eran solo 20 minutos había valido la pena para mí, pero lo que más me encetaba era verla con su minifalda o sus calzas que transparentaban sus ricas nalgas o esos jeans entalladísimos que resaltaban sus duras nalgas, ella se daba cuenta de eso, ¡pero no le disgustaba al contrario casualmente cuando iba yo se arreglaba más coqueta!

L: ¡Karla, me gustaría invitarte a cenar!

K: Lo siento, pero tengo que rechazarte, ¡no tengo quien vea a mi nena!

L: Entiendo, puedo hacer algo, ¡la verdad me encantaría salir contigo!

K: A mí también, pero creo que nos e podrá, ¡lo siento!

Estaba a punto de darme por vencido y retirarme cuando se me ocurrió una idea y que te parece si preparo la cena aquí en el departamento y así convivimos sin salir de casa, ella me miro y me dijo; -que tal si preparas la cena y cenamos aquí en mi comedor, claro, si gustas! Yo no lo pensé dos veces y acepte, quede de ir el sábado ya que es día estaba libre de todo, llegue a las 6 de la tarde y comencé a preparar la cena en mi departamento, como a eso de las 8 de la noche toque su puerta para llevar la comida y casi me desmayo, Karla me recibió con un vestido muy sensual, era negro, escotado y abierto de la pierna izquierda, ¡no pude evitar verla de arriba hasta abajo!

K: Hola, pasa Luis, ¡pasa!

L: ¡Gracias, oye te ves espectacular!

K: Ay, gracias, tú también te ves bien, ¡además huele riquísimo!

Pasamos a cenar, pasta italiana, cortes argentinos y un postre de chocolate fue el menú que prepare y ella saco de su vitrina un buen vino chileno, el cual acompaño el momento.

¡La cena fue maravillosa, reíamos y nos conocíamos más, la nena se quedó dormida y ella la llevo a su cuarto, para después decidir acabar con la segunda botella de vino, en ese lapso ella me platico sobre su situación, de cómo conoció al papa de su hija y se metió con el sabiendo que era casado, de cómo se fugaron y como termino ahí, dejada con una nena y frustrada pro dejarse ver la cara!

L: Ay Karlita, la verdad no la pasaste bien, ¡pero lo bueno que te veo mejor ahora!

K: Si, a veces quiero regresar a Jalisco, ¡pero me trae recuerdos de él y prefiero seguir aquí!

L: ¡Te entiendo, pero una mujer tan hermosa como tú, seguro tiene pretendientes!

K: Jajá, te diría que si solo por presumir, pero la verdad no me doy cuenta, ¡jajá!

L: ¡Pues aquí delante tienes uno!

K: ¿Pero tú eres casada no?, la chica que vino el otro día era tu mujer, ¿verdad?

L: ¡Así es Karla, pero digamos que somos liberales, jajá!

K: Ok, no entiendo, ¡pero gracia por levantarme los ánimos!

Ella me miro con una sonrisa para luego quedarse sería al igual que yo, me levante de la silla y fui a su lugar, la tome de su barbilla y la bese con suavidad, mis labios tocaban muy apasionadamente sus carnosos labios, ella se dejó llevar, nuestras lenguas se rozaban y se tocaban, mis manos bajaron a su cintura, la cual era una maravilla, estábamos besándonos tan rico, ¡pero de pronto ella reacciono volteando su cara y levantándose de la mesa dirigiéndose a la cocina!

Pensé que tal vez no fue muy buena idea hacer eso, tomé algunos de mis trastes, me despedí dándole un beso y un abrazo y me dirigí a mi departamento, ella me miro seria, pero no me dijo nada.

Ya en mi departamento, estaba acomodando los trastes cuando a los 5 minutos sonó mi timbre, al abrir era ella, Karla me miro y sin decir nada comenzó a besarme, yo la recibí abrazándola y metiéndola a mi departamento, le acariciaba la espalda bajando mis manos a sus nalgas y a sus piernas, ella gemía suave, le besaba su cuello, ¡ella paro un poco la acción y comenzamos a charlar!

K: No sé qué tienes, ¡pero te deseo!

L: ¡No sabes cuánto te deseo yo a ti!

K: Pero, no sé, ¡aun no estoy muy bien mentalmente para esto!

L: Tranquila, déjame llevarte, ¡déjame hacerte mujer nuevamente!

Una vez dicho eso seguimos besándonos y nos fuimos a un catre que tenía ahí, me quite mi camisa y ella empezó a besarme todo mi torso, me baje el pantalón y la trusa, mi verga estaba súper parada, ella al verla se sorprendió, admitió que su ex no la tenía así, comenzó a acariciarla, su lengua recorría todo mi cuerpo, me estaba excitando mucho, Karla sabia usar bien rico su lengua, me erizaba y cuando llevo su boca a mi pene, fue como una bomba, lo mamaba con clase , lo metía a su boca hasta donde le entraba, su mano apretaba mis testículos, me encantaba verla vestida y mamándome mi duro palo.

L: ¡Uf, Karla!

K: ¿Te gusta?

L: ¡Sigue así, uf, eres genial!

K: ¡Y apenas empiezo!

Siguió devorando mi pene un rato más, me retorcía como loco, me hacía jadear y gemir, me estaba dando la mejor mamada de mi vida ene se momento.

Después de llevarme al cielo con su boca, Karla se puso de pie y se despojó de su vestido, mostrando su rica figura blanca, sus pezones claros y su vagina depilada, se acostó sobre mí y siguió besándome, sentía su suave piel, le acariciaba las nalgas y sus muslos, Karla tenía 31 años en ese momento, era tres años mayor que yo, mostraba la experiencia que tenía en el sexo, con mis dedos apretaba su clítoris, su vagina empezó a humedecerse, me besaba el cuello, yo le besaba su cuello y tetas, más que sexo parecía que hacíamos el amor, las caricias y besos dominaban en ese momento.

Finalmente, Karla se acomodó y empezó a cabalgarme, mi verga entraba suave para ser apretada por su rica vagina, se movía a ritmo de una balada, su movimiento era fenomenal, yo respiraba agitadamente, ella me ponía a mil por hora, sentir sus piernas tocarle las tetas me hacía estar en la gloria, se agachaba a besarme, empecé a moverme también, la combinación de nuestros movimientos era fenomenal, ¡ambos gozábamos de la nueva aventura que se había iniciado!

K: ¡Que rico, ah!

L: ¡Eres fenomenal nena!

K: ¡Me haces sentir maravillas, uf, que duro!

L: Ahora entiendo, ¡que estúpido el que te dejo!

K: ¡No hables de él, mejor sigue haciéndomelo!

L: ¡Uf, nena, como digas!

La acosté en el catre y la cogí de misionero, le besaba el cuello, le apretaba sus tetas, me movía como un gusano, ella gemía, se mordía su labio inferior y hacia muecas excitantes, levanté sus piernas y le hice patitas al hombro, la ensartaba fuerte, me movía rápido, me encantaba como me abrazaba con sus piernas, le acariciaba sus pies, ¡me la estaba cogiendo rico!

K: ¡Ah, Luis, que rico, dios!

L: ¡Nena, me estás haciendo gozar rico, agh!

K: ¡Sigue, muévete, que dura, me encanta!!

L: ¡Ah, aprietas rico, eres una belleza y una bestia sexual, agh!!

Me puse de pie, levantando sus piernas poniendo su pies en mi cara y en una tipo “L” creada por nuestros cuerpos, la penetre, le besaba sus pies mientras la perforaba, ella se apretaba sus tetas y me pedía más, se notaba que necesitaba sexo desde hace mucho, disfrutaba abriendo y cerrando sus piernas como tijera, a veces mientras la embestía empujaba sus piernas hasta que sus rodillas tocaban su frente, así más abierta mi verga entraba más hasta el fondo de su rica vagina, la besaba y luego la embestía tan fuerte como podía, el catre rechina fuerte, incluso el vecino de abajo pego en el techo, pero eso no nos detuvo, continuamos con nuestro rico momento sexual!

K: Papacito, agh, que rica verga, ¡me encantan las vergas como esta!

L: ¿Hace tiempo no tenías sexo verdad?

K: Casi un año y medio, necesitaba esto, ¡agh!

L: ¡Que desperdicio, un manjar como tú, es para tenerla así, siempre ah!

Se paró del catre y al pegue a la pared, levante su pierna y mientras la besaba mi verga entraba y salía de su vagina depilada, se movía rápido, nuestros movimientos se sincronizaban para sentir más rico, nos olvidamos de todo en ese momento, lo único que queríamos era seguir cogiendo, ¡seguir disfrutando del sexo!

Se volteó apoyándose en a la pared, me dejo sus nalgas listas para mí, las lamia y mordía, me comía ese tremendo pedazo de bistec, le di un par de nalgadas, ella me pido más, la nalgueaba fuerte, después de darle una buena tunda d de nalgadas, abrí sus nalgas y la penetre con fuerza, me movía rápido, tomaba vuelo para que mi verga entrara todo lo que se podía, finalmente escuche sus nalgas chocar con mi pelvis, ese ruido de nuestros fluidos mezclándose me encantaba y me ponía más loco, Karla ya estaba empapadísima y solo se movía para sentir aún más rico la embestida y casi empalada que recibía de mí!

K: Ah, Luis, ¡que rico!

L: ¡Karla, uf!!

K: Mas, que rica verga, ¡más!!

L: Ah, me haces tocar el cielo, ¡agh!

K: ¡Seré tuya cuando quieras, agh!

L: Vale, así será, ¡agh!

K: Mas rápido, ah, ¡más duro!

L: ¡Dios, agh!!

Me senté n el catre y ella se dejaba caer en sentones, le apretaba las tetas y le juagaba el clítoris, ya estábamos a mil, era cuestión de tiempo de que el orgasmo llegara, Karla sabia medir el tiempo y cuando sentía que ya, tomaba un respiro y cambiaba de posición, así ella se dio vuela y acomodándose quedo sentada frente a mí, la tome de la espalda para ayudarle a que nos callera, era una pose incómoda para ambos, pero aun así sentía maravilloso el movimiento de su cadera, mi pelvis estaba empapado de sudor y fluidos de ella y míos, nos besábamos y mordíamos nuestros labios, le mordía las tetas, ella gemía fuerte, el vecino seguía pegando en el techo y nosotros continuábamos, ahora ella en cuatro sobre el catre recibiendo mis duros movimientos, mi verga dura, se movía hacia atrás para ensartarse sola, le acariciaba sus ricas nalgas, estaba a punto de llegar a la gloria!

L: ¡Nena, agh, muévete, que rica, ah!

K: ¡Así, papito, mas, cógeme más duro!

L: ¡Toma, agh, toma!

K: ¡Que rico!!

Me encantaba como se empinaba, me apretaba magnifico, se movía rápido, me tomaba de la pierna para que no se la sacara, le daba nalgadas, la sensación era riquísima, ¡hasta que finamente alcanzamos el orgasmo choreándonos rico!

K: ¡Papi!!!

L: ¡Ah, nena, que rico, agh!

K: ¡Sácala, sácala toda, ah!

L: ¡Toma, uf, agh!

K: ¡Rica, rica, agh!!!

¡El orgasmo fue riquísimo, ella quedo tirada en mi catre mientras yo sentado reposaba el momento, al recuperar energías, continuamos cogiendo, de hecho, lo hicimos toda la noche, todo se acomodó para que me la pasar cogiendo con la rica Karla!

K: ¡Es la mejor noche en años!

L: Lo mismo digo, ¡hace tiempo no lo hacía toda la noche!

K: Bueno, me voy, ¡pronto se despertará mi bebe y hay que alimentarla!

L: ¡Yo igual, tengo que ir al trabajo!

K: ¡Espero que no sea la última vez!

L: ¡Eso espero nena!

Nos despedimos con un beso apasionado, sabía que había ganado una nueva amante con la cual viví ricos momento los cuales les contare después.

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