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Karen: la primera semana en su nuevo trabajo (Parte 1)
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Karen se preparaba para ir en busca de un nuevo trabajo, se colocaba un vestido negro, tal vez un poco más corto de lo que acostumbraba por su forma de ser recatada, este ajustaba de manera perfecta, su cuerpo esbelto (sin rastro de haber tenido dos hijos), su abdomen plano, cintura breve, caderas amplias, piernas torneadas al igual que sus pantorrillas, sus pies enfundados en zapatos de tacón alto, donde resaltaban a la vista las uñas pintadas del mismo color que los de las de las manos, jamás se podría imaginar que entraba en los 40 años, ya que apenas y parecía tener 35 máximo.

Mientras se veía al espejo, se veía de frente y perfil y pensaba si no era demasiado atrevido mostrar ese culo tan perfecto, levantado, como ofreciéndose a quien deseara poseerlo, al igual que ese par de tetas levantadas, desafiantes.

Estoy pensando demasiado, se decía a si misma, ya no hay tiempo de cambiarme, así que este será el atuendo que use para solicitar el empleo, dio los últimos toques a su peinado, su cabellera rubia, larga, casi le llegaba hasta su hermoso culito, el fleco escondía sus ojos, lo que le brindaba algo de seguridad, dentro de su timidez.

Se dirigió al centro de la ciudad, a un edificio corporativo, donde solicito ver al jefe de recursos humanos:

– Señorita Karen: pase por favor

– Señora respondió ella un poco ruborizada

– Perdón, señora: el empleo que estamos ofreciendo es como secretaria ejecutiva para el nuevo gerente, ¿está usted familiarizada con el trabajo que hay que desarrollar?

– Claro que si, respondió Karen, tengo varios años de experiencia en el trabajo

– Bien, creo que está suficientemente recomendada, solo faltaría que tenga una entrevista con quien será su nuevo jefe, para que de su aprobación final.

Después de unos minutos de espera fue pasada a la oficina del nuevo gerente, ella se sintió intimidada, era un hombre entrado en los 50 años, moreno, de rostro duro, se notaba que era de difícil trato, enfundado en un traje gris y zapatos bostonianos, redondeaba una imagen intimidante.

– Pase por favor Karen, me dice el departamento de recursos humanos que ya revisaron su currículo, y que está bien calificada, así que solo le hare una pregunta: ¿está dispuesta a hacer lo que le ordene sin detenerse a pensarlo?

– Ella contesto sin reflexionar: claro que si, no se imaginaba que hubiera algo turbio detrás de esa pregunta, además de necesitar el trabajo, hare lo que me pida señor.

– Muy bien Karen, solo te pediré que me llames Carlos, si no te molesta, de la misma manera te llamare por tu nombre.

– Está bien Carlos, como usted diga.

Y de esa manera empezó el trabajo de Karen en ese lugar, le asignaron un pequeño cubículo al lado de la oficina de Carlos.

Después de unos minutos llego la primera orden: Karen, se escuchó por el interfon, venga por favor, al llegar ella le instruyo: vaya al archivo a traer los estados de cuenta del año pasado, necesito ver que es lo que estamos recibiendo.

Ella bajo al archivo, viendo que contenían cientos de carpetas, acomodadas en estantes que llegaban hasta el techo, miro una pequeña escalera y después de ubicar el archivo, movió esta para subir a alcanzarlo.

Al parecer la escalera era para gente más alta, ya que Karen por más que se estiraba no podía alcanzar el archivo, ella trataba de mil maneras de llegar hasta el, estiraba el brazo, levantaba una pierna, se ponía en puntillas, pero nada funcionaba.

Después de varios minutos Karen se empezó a desesperar, la primera cosa que me piden y no la estoy haciendo rápido, pensaba. Entonces en su afán por alcanzar el archivo perdió el equilibrio y se proyectó al piso, cerró los ojos asustada, pero no se golpeó, cayó en los brazos de Carlos, quien decidió ir a investigar por que tardaba tanto Karen.

La caída fue muy descompuesta, Carlos solo estiro sus brazos, pero una de sus manos le tomaba una teta y la otra se alojó entre las piernas de ella, Karen se ruborizo, no atinaba a decir una palabra; Carlos la bajo, la puso de pie y le dijo: ten cuidado Karen, no es buena forma de empezar un trabajo con un accidente, sube a la escalera, yo la detendré.

Ella subió de nuevo, ahora con la mirada vigilante de Carlos bajo la escalera, ella subía peldaño a peldaño y volteaba a ver a Carlos, quien sin ningún disimulo veía las piernas de Karen, sus pies y claro su culito.

Ella sentía la mirada de él que penetraba por el vestido y subía hasta sus bragas, sentía una mezcla de enojo y excitación por lo que hacía Carlos, pero una vez más la voz de él la saco de su trance, baja ese archivo ya Karen, no quiero estar todo el día aquí.

Finalmente ella alcanzo el archivo, al voltear hacia abajo noto que Carlos sin ningún descaro veía dentro de su vestido, bajo la escalera y le entrego el archivo a su jefe.

Regresaron a sus cubículos, y de nuevo por el interfon: Karen ven a mi oficina, ella llego de inmediato y Carlos le dijo: trae tu libreta que voy a dictarte un escrito.

Fue por su libreta de dictado y regreso, sentándose en una de las sillas del escritorio, el empezó a dictar mientras caminaba por la oficina, caminaba de un lado a otro mientras ella lo veía de reojo.

De repente él se detuvo cerca de ella mientas seguía hablando, en una pausa ella volteo hacia arriba y se dio cuenta que Carlos la miraba descaradamente al escote, no le dio tiempo de reaccionar cuando ella dirigió su mirada a la entrepierna de él, que la tenía a la altura de su cara, y se enrojeció por completo al ver bajo del pantalón de Carlos una tremenda erección, era notorio el pedazo de carne generando una montaña bajo el pantalón.

Ella de repente se dio cuenta que ya no estaba apenada, ni enojada, se encontraba excitada al ver de tan cerca una verga dura, grande, sintió como bajo sus bragas color blanco se empezaba a formar un charco, sentía como empezaba a arder la zona de su entrepierna, y de nuevo una voz la trajo a la realidad: porque no escribes Karen!!!

Perdón Carlos, dijo ella, no sé qué me paso que me distraje, ¿me puede volver a dictar desde donde me quede?

Muy bien Karen, pero necesito que pongas más atención, no quiero que tengas ninguna distracción, ¿entiendes?

Si Carlos, perdón, no sucederá de nuevo. Entonces Carlos retomo el dictado, ella trato de concentrarse en lo que Carlos decía, anotaba todo con gran velocidad, se sumergió en el contenido de la libreta, hasta que en una vuelta a la realidad ella miro de reojo de nuevo a Carlos y se quedó congelada, él se había sacado la verga del pantalón!, la tenía erguida apuntando a la cara de Karen, ella no sabía qué hacer, trataba de concentrarse en lo que él le dictaba, pero no podía dejar de mirar esa verga que le apuntaba a la cara.

Seguía anotando, pero ya había visto las venas que recorrían el tronco de ese miembro, estaban saltadas, la cabeza brillante de ese pedazo de carne morena, un par de enormes huevos al final de ella, Karen pensaba que iba a perder el sentido, cada segundo que pasaba era más difícil poder entender las palabras que él decía.

Cada segundo que pasaba sentía en su vagina una sensación de calidez, sabía a la perfección que se estaba mojando, sentía que sus pezones se endurecían, a punto de sucumbir ante esa gran verga que la asediaba.

Finalmente Carlos le dijo, eso es todo, vaya a escribir lo que le dicte y no tenga más distracciones!

Ella se fue a su lugar, trataba de concentrarse en lo que escribía, pero no podía quitarse de la mente la imagen de esa verga cerca de su cara, se decía a si misma: pero que patán!, quien se cree que es para hacerme esto!, es una total falta de respeto!, yo no puedo trabajar con alguien así!, pero a pesar de eso, sentía un gran charco de excitación en su panochita, sentía la necesidad de tocarla, de saber hasta dónde llegaría su jefe Carlos la siguiente vez.

Sopeso los pros y los contras, finalmente llegó la hora de salida y se fue a su casa, pensó, ¿regresare mañana al trabajo o ya no vuelvo?

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Autor
JORGEFAG
JORGEFAGhttp://jorgefag
Ferviente aficionado de los relatos propios u ajenos (imágenes facilitadas por lectoras y colaboradoras)

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