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Juventud en éxtasis (parte 2)
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Pasaron varios días desde que Darlene me quito mi virginidad con su negro y embadurnado consolador.  Desde ese entonces sentía cada noche ráfagas de placer al acostarme que me hacían mojar mi coño, acompañados con descargas de adrenalina con solo acordarme de la guarra introduciéndome la verga en un frenesí de complicidad y porque no decirlo… de mutua perversión. Se acercaba el final de mis vacaciones de verano y sabía que muy pronto estaría de regreso en la Universidad de Rio; lo cual me quitaría tiempo para seguir compartiendo mis travesuras con la putita de mi sirvienta.

Para entonces me encontraba cursando el tercer y último año de finanzas y relaciones internacionales, y era una carrera que demandaba mucho tiempo y dedicación; trabajos en grupo, estudiar hasta tarde y un largo etcétera que haría casi imposible que me divirtiera a solas con Darlene. Pretendientes en la universidad nunca me faltaron, pero fueron relaciones que nunca pasaron de una simple amistad que iban de ir a cine hasta salir a la discoteca a bailar.

Faltando una semana para que se acabaran mis preciadas vacaciones le dije a Darlene que quería tener sexo con un hombre – Bueno Vera si es lo que quieres, déjame y hablo con unos amigos de la empresa de telefonía- me dijo – he entablado amistad con dos de ellos que siempre hacen mantenimiento a las redes de esta calle, y pues hablando una cosa llevo a la otra- agrego haciendo un gesto de placer con su boca. Esta confesión de Darlene me puso todavía más cachonda todavía, parecía que esta mujer no tenía límites a la hora del sexo. Era, una complicidad que no tenía límites, lo cual me daba más morbo y me hacía sentir más curiosa sobre las prácticas sexuales.

-Cuéntame como paso Darlene- le pregunte sonrojada y con la voz evidentemente entrecortada de tanta ansiedad, – pues un día que tu madre no estaba, Vera, y tu estabas en la Universidad; hice entrar a los dos hombres de la empresa telefónica, y nos metimos a mi cuarto, en la misma cama donde te hice mía cariño- a lo que hizo una pausa… evidentemente sonrojada y agitada por la confesión -no pares continua- le dije sobrexcitada. A continuación me relato como los dos hombres le habían quitado la ropa como una jauría de lobos que despedazan a su presa con desesperación, y acto seguido les había practicado sexo oral con una verga a la vez, y luego con las dos pollas metidas hasta su garganta; después, me conto con lujo de detalles como uno de ellos le había tratado de meter la polla en su culo lubricado con saliva, a lo que Darlene entre gemidos grito -suave mi vida, no quiero que me desgarres mi culo en nuestra primera cita-, a lo que el tipo dócilmente le bajo la intensidad. Paralelamente Darlene le lamia la verga al otro individuo; primero, lamiéndole el glande hasta terminar introduciendo toda su verga hasta la base misma de este. Acto seguido el tipo le saco la verga por sus carnosos labios e introdujo su polla en su vagina morena en un rítmico mete y saca por unos 30 mins, a lo que yo le interrumpí preguntando con una mueca de morbo- y como haces para controlar tu esfínter mientras el tipo te la mete por el culo?- a lo que ella con una risa perversa me respondió que con enemas anales al principio, aunque con el tiempo de practicarlo por atrás tanto el ano como el esfínter se adaptaban al tamaño de la verga, -aunque el lavado previo era importante para evitar alguna que otra sorpresa- añadió guiñándome el ojo. Luego de aclarada mi duda me siguió relatando como al pasar los 30 minutos de jaleo puro y duro, le dijo al tipo que la penetraba por la vagina que también se la metiera por el culo, a lo que el primer enculador enarco las cejas como muestra de desagrado, -no dejare que otro ponga su verga sucia junto a la mía en el mismo hueco- dijo alzando la voz y evidentemente disgustado, a lo que Darlene replico -no seas tan timorato mi vida y deja los prejuicios, se un buen padre para mí y deja que tu otro compañero también la meta y me acaben en mi puto orto- añadió la sirvienta que ya se había corrido por su coño y bañaba de flujo a los dos sujetos por las piernas hasta llegar a los muslos de ambos. De manera instintiva y como una buena loba en celo experimentada, Darlene paso la mano por su coño; se embadurno la mano de flujo vaginal y procedió a lubricar con este su ano para meterse las dos pollas por el culo,- pero mujer, tú de donde has aprendido todo esto?- pregunto sorprendido uno de ellos, a lo que ella respondió -tú te callas y más les vale que hagan lo que les pido o no habrá una segunda vez. – Veras vera, no hay nada más placentero que una corrida en el fondo de tu culo, me dijo exudando placer- a lo que agrego -y estos tipos de la telefónica me lo hicieron por partida doble. A lo que termino diciéndome como después de la doble penetración, les hizo sexo oral a ambos sujetos con sus rostros evidentemente desconcertados ante esta nueva y desconocida practica sexual.

Al terminar de contar su anécdota pervertida, y con las entrañas revoloteándome en una espiral de placer y morbo dije para mis adentros: debo experimentar esto o mi cabeza explotara… gracias al cielo mi plegaria no se hizo esperar.

El último viernes de mis vacaciones mi madre se fue a laborar al centro de rio como era costumbre y como a las 10 de la mañana Darlene llamo a mi habitación- Vera asómate por la ventana, grito, ahí están los dos tipos que te conté haciendo mantenimiento a las líneas telefónicas-, a lo que yo le dije que los hiciera pasar para brindarles un poco de agua, ya que hacia un calor tremendo en la ciudad y debían de estar tremendamente extenuados. No fue ordenarle a Darlene cuando esta ya se encontraba abriendo la puerta de la casa y haciendo pasar a los dos susodichos a la sala de estar. – hola muchachos, deben estar sedientos; recuerdo mucho nuestro último encuentro y saben que… hoy nos divertiremos con la princesa de la casa- añadió Darlene al tiempo que se levantaba con la mano su traje rosado de sirvienta desde los muslos hasta las caderas; dejando entrever sus panties a la vista de los sujetos.

-Vera- grito Darlene -baja querida que no tenemos mucho tiempo- agrego algo apresurada, a lo que yo le respondí que subieran a la habitación principal de mi madre; ya que esta contaba con una cama matrimonial bastante amplia y tenía aire acondicionado. Debo confesar que a pesar de estar sudorosos, en mal estado físico y con una incipiente barriga que sobresalía sobre su indumentaria de trabajo (que dicho sea de paso, también se notaba sucia por los trabajos), veía a los sujetos como dos objetos sexuales, "consoladores tal vez?" que debían cumplir la única misión de satisfacer mis irrefrenables deseos sexuales, producto de las anécdotas de mi pervertida Darlene. Me observaron con miradas de lascivia de arriba a abajo en busca de algo prohibido; algo que no les pertenecía en absoluto pero que esa calurosa mañana por azares del destino, y porque no decirlo, por caprichos míos, tendrían mi cuerpo y el de mi putita Darlene a su antojo. – Hola, puedo pasar? – interrumpió Darlene en la habitación de madre vestida con un babydoll de color negro, que resaltaba su esbelta figura; sus panties traían consigo unos tirantes que le daban un aire de actriz porno italiana de los años 90s. Yo, sin quedarme atrás en la escena, empecé a quitarme suavemente mi panty mojado que usaba desde el día anterior; como una jauría de lobos al acecho, uno de los tipos pareció oler mi sexo, a lo que acto seguido Darlene me tomo de la mano y me subió a la cama para acariciarnos mientras los tipos empezaban a bajarse los calzoncillos y pajearse. – hoy serán nuestras perras en celo- susurro uno de los tipos mientras se acercaba a la cama con su verga evidentemente babosa, a lo que vera lo tomo de la polla y lo subió también hasta la cama de madre. Con el calor de la excitación mis sentidos volaban a millón y no sentía el aire acondicionado, sino los fogonazos de excitación que recorrían mi espina dorsal acompañados de leves corrientazos que iban y venían de mi vagina a mi culito. Acto seguido me dirigí hacia el otro tipo en la esquina de la habitación y realice el mismo ejercicio jalándolo de la polla hasta mi cama.

A continuación le lamí la sudada polla del sujeto que me presionaba por la cabeza hasta que toda su verga entro en mi garganta- si tu madre supiera en las que andas "mi chiquita"- me susurro entre gemidos, a lo que yo le respondí- hazme tuya como lo haces con tu mujer y la perra de Darlene- a lo cual nos miramos con una sonrisa de complicidad. En el otro lado de la cama estaba Darlene realizando el 69 con el tipo, el tipo le lamia frenéticamente desde el coño hasta el culo en un movimiento uniforme, y ella le lamia la verga hasta la base. – sabes algo cariño, me dijo Darlene evidentemente excitada, es hora de iniciarte en el anal-, a lo que yo diligente y como una perra recién adiestrada me puse a sus órdenes. – deja de chupar y ponte en cuatro- me dijo, a lo que procedí; ella a su vez dejo de lado a su tipo y rápidamente empezó a frotar mi culo; -quien quiere poseer a mi princesa de primero? – pregunto con una expresión de morbo en sus labios, a lo que los dos sujetos respondieron si al unísono. Enseguida Darlene empezó a lamerme mi chiquito hasta llegar lentamente a mi depilada vagina, mientras los dos sujetos estupefactos nos miraban preguntándose si esto era real o un espejismo producto del calor.

Con sus dedos empezó Darlene a abrir lentamente mi culo y a introducir su lengua -métela toda y no pares, sirvienta putica- respondí gimiendo, a lo que ella agrego – dame las gracias cuando lo practiques con tus amigas- entre sollozos de placer. Siguió introduciendo su lengua hasta el fondo de mi cavidad anal; y debo confesar al día de hoy, que sentí una mezcla de vergüenza y placer cuando sentí como su lengua recorría como una culebra húmeda todo el fondo de mi trasero; al mismo instante empecé a lamerle la polla a un sujeto mientras volteaba a ver como Darlene le hacia su "tratamiento" a mi trasero; y, en un momento Darlene llamo al otro sujeto para que se acercara donde ella y empezara también a lamer mi culito,- hay que suavizarle el culo a esta puta- le dijo Darlene al sujeto, a lo que ambos introdujeron sus lenguas a la vez en el fondo de mi culito.

En un momento mientras el tipo de adelante me hacía sexo oral, empezó a frotarme el clítoris de manera suave por varios minutos hasta que de manera instintiva le dije que me penetrara, – estas mojadita mi vida, te voy a tratar como un ángel- dijo, a lo que empezó a penetrarme la vagina mientras Darlene y compañía seguían en lo suyo. Primero empezó lentamente y después de unos 5 minutos la penetración se volvió más intensa y desordenada. A estas alturas la aseada cama de mi madre era un océano de flujos vaginales, líquidos seminales y sudor que se entremezclaban con gritos de lujuria y éxtasis descontrolados. En un instante del mete y saca vaginal, Darlene saco la verga del participante y se la metió a la boca, lamiéndola rápidamente; solo podía ver desde adelante como Darlene lamia la polla embadurnada de mis flujos en unas desordenadas pero intensas bocanadas, como quien lame rápidamente un helado antes de que se derrita. A lo que acto seguido la metió nuevamente en mi coño mientras se besaba con el tipo de atrás, probando el sabor de lo profundo de mi culo.

A los pocos instantes Darlene me susurro al oído- es hora de penetrar tu puto culito de princesa, no te parece Vera? – a lo que yo asentí con la respiración entrecortada. Esta vez el turno seria para el sujeto que lamio mi culo – sabes amigo, como tú se lo preparaste te toca a ti tenerlo- dijo Darlene entre sollozos; a lo que el pretendiente empezó penetrando suavemente el glande por unos 2 minutos, hasta que finalmente y no sin dificultad, metió su enorme verga negra hasta el fondo de mi ser – te gusta cómo te lo hago putita- me pregunto, a lo que yo le respondí – dale despacio mi vida que es mi primera vez-. Fue la sensación más extraña de mi vida el tener algo por primera vez tan adentro de mi trasero; aunque hoy cuando practico sexo anal con mi pareja, ya que nos consideramos abiertamente liberales frente al sexo; lo recuerdo con picardía y mucho morbo. Pasaron unos minutos de "jaleo anal" hasta que la muy puta saco la verga de mi culo y empezó a lamerla apasionadamente- de seguro no te lo esperabas mi princesa- me dijo entre jadeos, a lo que yo le respondí contrariada con una mueca de risa y pena – a que sabe mi culo putita- le pregunte de inmediato- a lo que ella respondió que a néctar de dioses. Esa respuesta para mí no tenía ningún sentido, como todo lo que estaba pasando en ese momento. En un momento dejo de lamerla y la introdujo nuevamente en mi culo mojado, y en ese instante llamo al otro sujeto y le dijo que me follara mi vagina. El solo escuchar las instrucciones que Darlene le daba a los tipos como una entrenadora de una orgia sexual que ordena a sus anchas, me ponía cada vez más cachonda; y en un lapso de tiempo y sin percatarme tal vez por la oleada de éxtasis combinada con la enajenación de mis sentidos, ya estaba siento penetrada por los dos sujetos, mientras Darlene a su vez le lamia los testículos a uno de los sujetos para luego pasar a lamerle el sudoroso ano del mismo individuo. Pasaron los minutos o las horas, la verdad ya ni me importa, hasta que me acabaron primero en el coño y luego en mi culito. Ya Darlene se notaba exhausta igual que yo, y nuestros rostros ruborizados por tal faena no nos daba para seguir un momento más; en un último acto Darlene me dijo que expulsara mi semen, a lo que yo sumisa procedí expulsando por completo el semen de mi culo y luego el de mi coño sobre las tetas de mi guarra, a lo que esta comenzó a frotárselo por todo su abdomen y finalmente paso un poco sobre sus labios. Posteriormente los tipos se vistieron rápidamente y se fueron sin despedirse.

¿Mire el reloj y eran las 1 de la tarde, como era posible que hubiera pasado tanto tiempo?, a lo que me acorde que mi madre debía regresar a la casa a las 3 p.m. y la habitación de madre era un desastre – creo que tienes trabajo por delante, así que ponte a arreglar la habitación, mi putita- le dije, a lo que ella con notable cansancio y sonriendo me dijo al oído -como ordene mi princesa putita, pero recuerda "todos los días se aprende algo nuevo"-.

Darlene duro trabajando unos tres años más hasta que se mudó a otra ciudad por motivos familiares. A día de hoy seguimos manteniendo contacto vía WhatsApp, contándonos nuestras intimidades de la vida conyugal, y sobre nuevas prácticas sexuales para sorprender a nuestros maridos.

-Vera los niños quieres almorzar- me grito mi esposo desde la habitación mientras terminaba de tomar mi daiquiri en mi silla playera, observando el hermoso atardecer de la costa azul francesa, y a sabiendas de que nuestra vacación familiar terminaba al día siguiente. En definitiva, de nuevo a la realidad.

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