Les voy a contar un suceso ocurrido hace unos meses. Intentaré ser lo más gráfico y fidedigno posible a lo ocurrido.
Mi nombre es Juan tengo 48 años. Trabajo en la industria del petróleo, empleo que me demanda estar lejos de mi casa y mi familia por varias semanas durante el año.
Estoy casado con Malena, hace casi 20 años. Tenemos un hijo que se llama Matías quien juega al fútbol en un club con varios amigos de su escuela. Mi hijo tiene 18 años el cual lleva una vida de un adolescente común. Siendo el fútbol y los videojuegos sus pasiones principales.
Malena tiene 43 años, es vicedirectora en un colegio católico. Físicamente es muy sensual, aunque nunca fue una mujer flaca. Ya que posee 105 cm de busto natural. Súper tetona de caderas anchas y cintura acorde a su cuerpo. A esto hay que sumarle 170 cm de altura. Una mujer grandota de curvas pronunciadas difíciles de ocultar.
Vivimos en un barrio muy acomodado, ya que ambos ganamos lo suficiente para no estar ajustados y así poder darnos algunos gustos.
Malena por lo general es quien lleva a Maty a los partidos, conoce a los chicos del equipo, los entrenadores, los fixtures etc. Yo realmente estoy alejado, pero siempre que puedo voy.
El equipo de Maty jugaba una final zonal por el campeonato. A lo cual todos estaban muy expectantes. Ya que era la primera vez que estos chicos llegaban a estas instancias. Yo no pude asistir por que no me encontraba en la ciudad debido a mi trabajo. El partido terminó 2-1 siendo victoria para el equipo de mi hijo. Malena me iba informando de cómo iba el partido mediante mensajes de texto. Sabía que el partido terminaba a las 4:30 pm, entonces llamé a Maty 5:30 pm para felicitarlo.
-¡hola hijo que bueno que ganaron! ¿Cómo fue el partido?
-¡hola pa! ¡Si ganamos! ¡Hoy vamos a festejar a casa con los chicos a eso de las 8 pm! Me dice con una gran alegría.
Solían venir 5 o 6 jóvenes amigos de Maty a jugar a la PlayStation o a comer. Luego de los partidos o entrenamientos. Reunión que era normal al menos una vez al mes. Los cuales tomaban mis latas de cerveza de la heladera como acto más osado.
Más allá de ser un barrio muy acomodado en dónde vivimos, este último tiempo había mostrado algunas falencias en cuanto a la seguridad. Unos meses atrás, al irnos de vacaciones, unos rufianes entraron a nuestra casa sustrayendo unos pocos dólares y una notebook. Por tanto puse cámaras con audio y visión nocturna sumado a un sistema de alarmas. Para que cosas de este calibre no vuelvan a ocurrir.
Desde cualquier lado del mundo podía ver lo que ocurría en casa con solo abrir una aplicación en mi teléfono móvil. Por supuesto que esto de las cámaras no lo sabían ni Matías ni Malena.
Mi tarde siguió entre reunión y reunión para luego revisar unos planos por cuestiones laborales y terminar cenando rondando las 11 pm. Luego de una larga y fría medida de whisky decidí ver por las cámaras como iban las cosas en casa. Ya que no tenía mucho que hacer, me dije: ¿vamos a ver qué están haciendo?
Abro la aplicación y puedo ver qué era una más de las tantas reuniones que estos jóvenes solían hacer en casa. Si, había unas botellas extras de cerveza, pero era entendible. Estaban festejando su tan ansiado campeonato.
Tres estaban sentados con sus celulares en los sillones. Otros dos jugando con la PlayStation. Malena estaba en nuestra pieza mirando televisión. Mientras se cambiaba para ir a dormir. Lo extraño era que llevaba una remera tipo musculosa blanca muy ceñida al cuerpo. Que teniendo en cuenta las amplias curvas de sus senos, la tela cedía por la presión, dejando ver con claridad la circunferencia de sus enormes pezones. Y un pequeño short deportivo muy diminuto que se encajaba en su cadera el cual dejaba a la vista el comienzo de su gran culo. Es cierto, ella solía dormir así. Le era más cómodo. Pero había 6 hombres jóvenes en la casa. Mientras no ande mostrando las partes iba a estar todo bien, pensé.
Como todo estaba tranquilo decidí irme a bañar, para luego descansar ya que a la mañana siguiente debía levantarme muy temprano.
Luego de mi cita con el baño y al rato de no poder dormir decidí tomarme mi segunda medida de whisky. Ya que no podía conciliar el sueño opté por volver a ver las cámaras.
Las cosas estaban iguales, salvo que Malena estaba en la cocina. Por tanto se había paseado por delante de estos 5 muchachos mostrando de manera muy atrevida y sensual su figura. Podía apreciarse sin ser una eminencia lo parado de sus pezones, mientras se hacía un café.
¿Dónde estaba mi hijo? fue mi pregunta a mi mismo. Debido al alcohol y por su poca experiencia en este menester, dormía en su cama como si estuviera knock out por una trompada de Mike Tyson.
Inmediatamente pongo la cámara del comedor. Donde los muchachos estaba muy alborotados y murmurando entre ellos. Se los podía oír comentando sobre la pasada sensual y lasciva de mi mujer.
-¡Vieron las terribles tetas que tiene, no podía dejar de mirarlas! -Comentaba uno.
-¡Yo se las chupo todas! -decía otro
-¡Cómo me gustaría meter la verga entre esas tetas y llenarla de leche! -Decía un tercero….
-¡Me la re cojo en la cocina! ¿Vieron el culo enorme que tenía? ¡Tengo la pija re dura! -Decía el del fondo.
Los jóvenes estaban súper cachondos por el contoneo ligero e insinuante de la silueta de mí señora por delante de ellos. La cual seguía en la cocina.
Juan Manuel uno de los mejores amigos de mi hijo les dice al resto:
-¡me voy a la cocina a ver más de cerca esas ricas tetas!
Rápidamente partió desde el comedor hacia la cocina.
Dónde se encontró con mi esposa y sus senos casi al aire. Ya que esa musculosa dejaba evidenciar toda su mercadería.
-¡Hola Malena! -Dijo el muchacho sin quitar la vista de los erectos pezones de la señora de la casa-. ¿Siempre venís por acá? -preguntó a modo de chiste.
-Siempre vengo por acá. -Respondió Malena con una sonrisa, sacando pecho y apuntándolos a él. Ante la atónita mirada del pendejo.
El cual no pidió permiso y posó sus dos manos sobre los senos de mí exuberante esposa. Probando su textura y su peso. Pechos los cuales no entraban en su mano.
Juan Martín manoseaba y jugueteaba sobre su abultado busto hasta comenzar a apretarlos desmedidamente. Cada vez con mayor afán debido a su calentura.
-¡Pará! ¡Soy una mujer casada! -pareció decirle Malena.
Rápidamente él levantó la remera de ella para llenar su boca con sus senos. El pendejo irrespetuoso no paraba de morderle los pezones a mi mujer en la cocina mientras con sus manos le bajaba su apretado short.
Luego de sentarla sobre la mesada de la cocina, ella abrió sus piernas para que él comenzara a chuparle toda la vulva. Podía ver en vivo y casi en primer plano como mi señora era devorada oralmente por este veinteañero.
Inmediatamente decido marcar a su móvil.
El plano no tenía desperdicio. Ella gemía retorciéndose de placer con cada embestida de la lengua del joven sobre los genitales de esta.
El teléfono suena y suena hasta que contesta:
-Hola Malena ¿cómo estás? -Pregunté
-Bien, acá acostada mirando una peli, ya con un poco de sueño -Respondió.
A través de la cámara veía como ella posó firmemente su mano sobre la nuca del joven para hundirla en su clítoris, así este no dejara lugar sin succionar.
-Yo no podía dormir y decidí llamarte. -Comenté Mientras veía como el pendejo paleteaba sin asco la caliente raja de Malena.
-¡Sí!, te llamo en un rato que enganché una peli. ¡No te enojes!, por acá estamos todos bien. -Contestó cortando la llamada.
Sin dejarle sacar la cara a Juan Martín de entre sus piernas.
No podía creer lo que ocurría. Para acompañar estas imágenes me serví otra medida de whisky el cual me tomé de un trago.
Luego de catar los fluidos vaginales de mi esposa, Juan Martín se incorporó y estando ya de pie, extrajo de entre su pantalón su pene duro como un mástil.
Dotado de una pija fina pero muy cabezona, ordenó a mi señora que abriera bien las piernas. Para sin más contemplaciones penetrarla a tope. Cada movimiento pélvico de este hacía saltar las tetas de Malena. La cual estaba sentada sobre la mesada de la cocina. Mientras esta lo miraba a los ojos y lo besaba cómo haciéndole el amor. Minutos de largos sacudones con intensos jadeos. Juan Martín seguía aferrado a sus pechos. Luego la empujó por la espalda contra él para que todo el rabo de este mocoso entre dentro de mí señora, logrando hacerla gemir sin control.
El joven usaba a mi esposa como una muñeca inflable. Hasta que después de casi 15 minutos de estar entre sus piernas, se vino en ella en una buena ordeñada producida por la sensualidad de Malena.
Juan Martín retiró su tapón de carne de dentro de mí esposa. Dejándome ver como escurría su semen de dentro del canal vaginal de mi amada mujer. Haciendo un charco de fluidos de ambos, sobre la mesada de mi cocina semejante a helado derretido.
Este subiéndose los pantalones, la tomó de la mano para llevarla semi desnuda al comedor donde estaban los otros 4 jóvenes. Estos comenzaron a desearla con la mirada sin salir de su asombro al ver su cuerpo semidesnudo. Y fue así como de a uno y hasta de a dos empezó a hacerles sexo oral a todos.
Mi cónyuge de rodillas saboreaba cada una de las distintas vergas erectas de estos jóvenes. En lo que era una degustación peneana a cargo de Malena. Sus tetas revotaban al lamer con desesperación, en 4 patas la polla de uno mientras otros hacían fila para usar su boca. Un joven no logró contener el éxtasis generado por la lengua de Malena, corriéndose en su boca. Cosa que mi señora escupió inmediatamente.
Un atrevido le puso su falo entre sus tetas para que le haga una buena turca. Otro la tomó del cabello mientras hundió su pija de manera brutal en su boca hasta llegar a su garganta. Un tercero al ver esto, no dejada de chuparle la argolla para así también chuparle el ano.
-¡No, eso no! ¡No, el culo no! -se escuchó que dijo.
-Tranquila Malenita solo te lo estoy lamiendo.
Se escuchó un murmullo como respuesta ya que un atrevido no le sacaba su pene de la boca.
-¡Vamos a cogerte Malena! -dice uno- ¡pero vamos a tu habitación! -le propone este mientras ella frotaba sus senos sobre su vara de carne.
-¿A mí cama? ¿la que uso, con mi marido? ¿Ahí me van a coger?
-En la cama de tu marido te vamos a hacer de todo. -Se escucha.
-Está bien, ¡pero, pasan de a uno!
Mientras se oían risas humillantes hacia mi persona.
Rodrigo la tomó de la mano llevándola a nuestra habitación.
Donde rápidamente la tiró en nuestro lecho matrimonial. Y en la pose del misionero la penetró sin piedad.
Con esta cámara podía verse las piernas bien abiertas de Malena y a este joven sacudiéndose como un roto martillo dentro de ella. El cual extraía duros gemidos de placer de ella debido al grosor exagerado de su miembro el cual dilataba al límite de la rotura el canal vaginal de mi señora. Mientras succionaba sus duros pechos con bravura. Hacía que mi esposa fuera su hembra. Con movimientos muy rápidos este muchachito la hacía llegar a un clímax de placer. Rodrigo hizo gemir por más de 20 largos minutos a mi esposa como si fuera su vil mujerzuela. Para luego reventar su cartucho de crema masculina descaradamente dentro de ella. Inmediatamente este da la orden a otro que use el cuerpo de mi señora a su antojo.
Malena estaba desparramada en la cama luego de la monumental garchada que le había pegado Rodrigo. Intentando recuperar sus energías. Pero al entrar este otro y verla, sabiendo que tenía vía libre comenzó a pasar la lengua por sus enormes areolas mientras le ordenó que se ponga como un perrito.
Yo ya había tomado 3/4 de la botella de whisky y estaba entrando en una borrachera atroz.
Una vez en esa posición y al ver el enorme culo de mi señora regalarse al joven, el cual sin más contemplaciones la penetró.
Alex poseía un falo descomunal, largo, ancho y venoso. De allí llevaba el apodo de burro. Malena estaba con la cara sobre el colchón y el culo bien parado. Como esperando que este se la empine toda. Mientras este la tomaba de las caderas hundiendo sin piedad su enorme pene una y otra vez, con mayor dureza. Haciendo que mi señora se tomara fuerte con ambas manos de las sábanas. Se observaba como su culo revotaba sobre el joven. Su pelvis aplaudía contra la cola de Malena cada vez que hacía tope dentro de ella. Desgarradores gritos de dolor placentero inundaban nuestra habitación. Mi mujer se retorcía de gozo al sentir como en esa posición, toda la viril vara de este juvenil macho llenaba su coño completamente mojado.
Durante un largo rato le propinó sexo bestial de esta manera. Hasta que ella le suplicó piedad, tomándose el vientre. Seguramente su largo trozo golpeaba en forma desmedida el útero de mi mujer inflamándolo. Este nunca se detuvo. Siguió haciendo que ella matara su erección con su caliente raja. Para luego si invertir la situación y hacer que ella se siente sobre su erguido miembro. Ya así y en medio de un cabalgue extremo mi señora llegaba a otro orgasmo bestial. Alex la sacudía tomándola de sus pezones en forma de pellizcos. Malena no dejaba de saltar sobre este macho el cual la tomaba de la cintura acompañando sus alocados movimientos. Mi esposa pone sus pechos en su cara para calentarlo aún más y así que este acabe. Cosa que resultó casi al instante. Sacudidas magistrales realizaba Malena para extraer todo el jugo de este muchacho. Dejando este, más líquido seminal dentro de mi esposa, rebalsándola por completo.
-¡Seguí sacudiéndote! -le dice mientras acompaña el movimiento de ella tomándola de las nalgas. Y grita:- ¡Marcos! (a otro amigo) ¡vení!
La pija que se estaba volviendo fláccida debido a su orgasmo líquido comenzaba a tener rigidez nuevamente, volviendo a su estado de máxima dureza.
-¡Hijo de mil putas! ¿Me vas a echar dos seguidos?
-¡si, te voy a coger toda la noche en la cama de tu marido! -responde Alex con un tono burlón.
Mientras yo terminaba la botella de whisky tomándola del pico.
-¡No de a dos, no! ¡Dijimos, que no! -dice Malena mientras Alex le estrujaba los senos.
Marcos ya estaba atrás de ella con su sable listo, que no era de los más largos, pero de todas maneras intentaba penetrarla analmente.
-¿No vas a ser tan atrevido Marcos de hacerme el orto no? -pregunta mi esposa con algún dejo de inocencia
-no, nunca lo sería. -Responde Marcos mientras le apoya la puntita en su culo.
-¡ay ay ay!, ¡qué hijo de puta! me la estás metiendo por el culo. ¡Marcos!
-¡Alex, Alex! ¡Marcos me está haciendo la cola! -le dice a Alex mientras abría los ojos de par en par.
-¡encima vos no dejás de cogerme! -el cual ya tenía su poderosa verga dentro del útero de mi mujer para otro round de amor.
Marcos luego de un intento fallido logró penetrarla analmente sobre nuestra cama matrimonial. Esas dos estacas juveniles se clavaban a la par en Malena, la cual aullaba de placer y se sacudía frenéticamente. Gritaba como un chancho suplicando que no paren de hacerle los hoyos de esa manera ruda que tanto le estaba gustando. El culo de Malena era perforado por Marcos el cuál duro pocos minutos dentro de ella. Minutos que bastaron para que este joven se corra regalándole su gran dotación de esperma en forma de catarata saliente por su culo. Dejándole el recto ya dilatado para la próxima verga. Fue así como maxi, tomó esa Posta anal. El cual siguió esta doble penetración junto a Alex, ya que el otro joven no dejaba de bombear dentro de mi señora por delante. Maxi la tomó de los pelos y hundió su carne en el fondo de su delgado esfínter.
-¡Este sí!, ¡sí que la tiene grande! -gritaba mi mujer.
-¡La tengo más grande que tú marido seguro! y eso que te entró la mitad. -Dice desafiándola Maxi.
-¿la mitad nada más? ¡Me van a desgarrar el culo! -Mientras este hundía la parte restante de su trozo empujando toda su carne dentro de su estrecho culo con más fuerza.
-¡Si, es más grande que la de mi marido! ¡y más grande que la de Alex también! -gritaba como loca.
Mientras este entraba como una locomotora por detrás de mi esposa haciendo que esta con la mano golpeé el pecho de Alex, dejándola casi a las puertas de una rotura anal.
Más empujaban sus duros penes, más la hacían saltar de placer. Más la clavaban estos enormes falos, más se mojaba su vagina. Más se la cogían entre todos, más cornudo me hacían.
Al ver esto Maxi y Alex más rápido bombeaban. Usando de manera perversa los completamente estirados orificios de mi señora.
Maxi le daba sin piedad con su enorme miembro ensanchando aún más el ano que ya había roto con anterioridad de quién era mi mujer. A la cual le generaba un terrible placer. Esté apretaba los senos con severa brutalidad. Tan duro la cogieron que hicieron que se meara sobre nuestro lecho matrimonial. Alex durante esa noche, fue quién hizo más intentos pasivos por embarazar a mi esposa regando su útero en forma atroz. Ni Maxi ni Alex retiraron sus enormes miembros del cuerpo ardiente de Malena, humillando mis votos matrimoniales. La cogieron así, por horas rotándose para ver quién vertía más leche de macho dentro de mi amada esposa en nuestro santuario matrimonial el cual era mancillado con desprecio.
Tanto vía anal como vaginal los cinco jóvenes se turnaban para llegar con sus disparos masculinos a los ovarios de mi esposa, y así rebalsar todas las cavidades con sus jugos. Los atrevidos dejaron mi cama y mi casa bajo la claridad del día. Mi señora fue al baño intentando limpiarse la vagina la cual escurría el semen de cinco hombres distintos en una cantidad incontable de eyaculaciones. Estando esta completamente inflamada y ardida. Sus senos marcados, colorados y mordisqueados sumado a su ano con rastros de sangre era la evidencia de los desgarros anales y de la dureza con que la habían cogido estos muchachos dejando en claro lo que había pasado esa salvaje noche.