Si hay un trabajo ideal, es aquel que uno lo hace porque le gusta, el cual si no le pagaran lo haría igual, pero encima le pagan plata, y a veces mucha. Puede ser un hobby, viajar y generar contenido, cocinar, y por qué no, el sexo.
Por un lado yo había llevado a mi mujer a pensar que con el sexo podía hacer plata, habíamos tenido varios encuentros y al final yo le pagaba. Era un engaño, porque la plata de uno iba al otro, pero el segundo la podía gastar libremente y el primero conseguía realizar algunas fantasías, que por los años de matrimonio ya era difícil ejecutar. Peeero, en todo hay un pero, se nos había ido un poquito de las manos en el último encuentro, donde yo le pagué para que tuviera sexo con otro, delante de mí, y ella ante un malentendido y en un momento de furia se largó a trabajar por cuenta propia.
Tuvimos largas charlas y búsquedas de información referente al tema prostitución, las enfermedades, la violencia, pero coincidimos que si no hacíamos de esto un modo de vida y si actuábamos siempre juntos y cuidándonos no iba a haber problemas. La contra que teníamos era vivir en una ciudad chica donde todos se conocen, por lo que tendríamos que movernos en círculos íntimos o fuera de la ciudad, coincidimos en que el encuentro que habíamos tenido con una pareja swinger, la cual no conocíamos, nos podía abrir caminos, bueno, a ella le iba a abrir algo más que caminos. El hecho de que íbamos a ofrecernos siempre como pareja y no individualmente nos protegía, uno siempre sabía lo que el otro estaba haciendo y como la estaba pasando el otro, así no había posibilidad de celos ni malos entendidos y si había una propuesta interesante pero era condición actuar solos lo consultaríamos entre los dos.
La nueva oportunidad no tardó en llegar, la pareja con que habíamos estado hacía un mes en un hotel, me había reenviado una invitación a una fiesta que organizaba anualmente una tercera pareja excéntrica y millonaria, en una casa de campo que alquilaba con ese fin. No sabíamos si habría más gente invitada y aún no nos quedaban claras las reglas. Por lo que pudimos saber, las parejas invitadas tendrían habitaciones separadas que eran inviolables, en los lugares en común se podía tener sexo libremente con cualquiera de los participantes a cualquier hora del día. El organizador de la fiesta corría con todos los gastos incluso los de traslado, hasta allí no dejaba de ser una fiesta swinger, una orgía, pero acá venía no bueno. El tipo tenía una empresa de publicidad que también filmaba películas y se estaba dedicando al porno amateur, iba a aprovechar la oportunidad de filmar a los participantes teniendo sexo, y pagaría a las personas cuyas escenas de sexo fueran incluidas en el la película final.
Estaba todo debidamente aclarado en un segundo mail.
El sexo debía ser sin protección, al llegar cada uno debía presentar un certificado de salud donde especificara no tener ninguna ETS (enfermedad de transmisión sexual). La habitación de cada uno era inviolable y cada uno tenía derecho de ir en cualquier momento del día. Había zonas de aseo dispuestas en toda la casa y en el área de piscina y parrillero que incluían duchas, jabón, toallas descartables, y lubricantes disponibles. Las cláusulas de vestimenta estaban establecidas y sólo se podía vestir a la hora de cenar y desayunar, el resto del tiempo se debía permanecer desnudo. El pago ya estaba estipulado de antemano, por escena incluida en la película final era un monto en dólares por segundo de filmación y si se veía la cara de la persona era el doble, para esto último había que dejar firmado el consentimiento / contrato autorizando a la empresa que editaba el video a usar libremente las imágenes y en caso que la persona no autorizara a publicar imágenes con su cara la persona llevaría una identificación en su muñeca. Nos llegaría una copia del video ya editado, con una lista de las escenas y una transferencia a nuestras cuentas con los importes.
Sólo dependía nuestro, cuan fotogénicos fuéramos y cuan osados a la hora de tener sexo para conseguir la mayor cantidad de apariciones en cámara. Nos consultamos si lo podríamos hacer, tuvimos algunas dudas pero había cosas que nos tranquilizaban, como el tema de los certificados de salud y el cuidado de las imágenes y dimos el OK. Bromeando le dije.
-Nunca en tu vida vas a tomar tanta leche junta
A lo que se rio y me dijo
-Y vos no vas a dejar culo sano. Me dijo.
Aunque quedaba claro que la que dominaría los límites sería ella, porque para un varón hacer performances osadas necesitaba de una mujer que se lo permitiera
Pasaron los días y esperábamos la confirmación de la fecha, iba a ser por mail, y un día llegó un mensaje de [email protected] , la fiesta sexual era en el campo, a cinco horas de distancia de nuestro hogar, por caminos sin pavimentar a cien kilómetros de la población más cercana y a quince kilómetros del vecino más próximo. Teníamos hora de llegada que debíamos respetar con una tolerancia de 10 minutos, nos asignarían la habitación y no podíamos salir de ella hasta que no estuvieran todos los participantes en sus habitaciones, allí nos enteramos que los participantes éramos, además de los dos dueños de casa, seis parejas más, por lo tanto íbamos a ser siete varones y siete mujeres, ya conocíamos de vista a dos participantes, bueno en realidad yo los conocía de vista. Mi mujer sólo conocía mi pija y el pedazo de carne que tuvo adentro y casi la deja desmayada.
Luego de un viaje relativamente largo, llegamos, nos presentamos a la hora justa 10.30 y nos asignaron un lugar donde estacionar el auto y lo taparon con una capa, para que ninguna mirada indiscreta pudiera reconocer nada, me pareció bien, pero para los que sabemos de autos nos dimos cuenta que además de nuestro VW había un JEEP, Posrche, Ford y otro VW. Nos dirigimos a nuestra habitación privada, que tenía todos los servicios, un buen aire acondicionado, buena cama, fresco y ventilado, daba la sombra de un árbol en la ventana, y un cofre donde debíamos dejar los teléfonos apagados y se abriría al finalizar la fiesta. Había un camino de tablas desde nuestra habitación hasta la zona de piscina y la residencia principal. Por las ventanas se veía poco, algunos movimientos de empleados pero no vimos a ninguna otra pareja hasta la hora 12 en que el anfitrión hizo sonar una campana y se presentó desnudo junto a su mujer en una sombra al lado de la piscina.
Tímidamente salimos de las habitaciones y nos fuimos mezclando y formando un apretado grupo casi en contacto cuerpo con cuerpo, donde las parejas en principio se mantuvieron pero al final no. Todas personas aparentaban entre cuarenta y sesenta años, en algunas parejas, los hombres parecían mayores que las mujeres pero podía ser solo una sensación. El dueño de la fiesta aparentaba más de sesenta pero la mujer apenas cuarenta, el estado de ella era diez veces mejor que el de él. Vi la pareja con la cual compartimos mi mujer pero ninguno dio signos de conocer a nadie, en realidad no conocíamos a nadie, tampoco veníamos a eso, sin dudas que la selección había sido muy bien hecha. Todos los penes estaban apuntando al suelo, tal vez de timidez, o de impotencia, unos circuncidados y otros no, unos pequeños y otros que en reposo ya asustaban. El dueño de la fiesta pedía a las mujeres que no olvidaran los anticonceptivos y recordaba que el uso de preservativos no estaba permitido y a los hombres que necesiten un suplemento para mantener la erección tienen disponible en sus habitaciones, también nos presentaron al grupo que filmaba, allí había hombres y mujeres y ellos podían tocar a los participantes o limpiar una escena en pos de lograr una mejor imagen, todos ellos de guantes de látex y anteojos. Y una última aclaración, en la piscina no se podía tener contacto físico y había que entrar luego de una ducha con jabón y las chicas haberse dado una ducha vaginal.
Un par de veces coincidimos con la mirada con mi mujer, ambos sabíamos que si todo andaba mal, nos podíamos refugiar en la habitación y desde allí renunciar e irnos, implicaba perder toda paga.
Terminada la presentación, caminé rápidamente hacia la habitación como la mayoría de los invitados, atrás a pocos pasos me seguía mi mujer, poco dispuesta a ser abordada en ese momento. Luego, ya dentro de la habitación bromeamos con eso. Me pidió que la lubricara y la dilatara, así le evitaba incomodidades y dolores, ella había visto algunos penes realmente grandes, le comenté que iba a tomar una pastilla por lo menos para comenzar, sino tal vez me jugaba una mala pasada y estuvimos de acuerdo que ella iba a salir primero, yo iba a esperar unos minutos e iba a salir después, y buscaría de encontrar algo cerca de ella, nos propusimos estar siempre en contacto visual.
Luego de jugar un rato con mis dedos dentro de su vulva, con mucho lubricante, y ella estar atenta a mi erección decidimos que era hora de comenzar el juego. Le dije
-Recuerda que te van a estar filmando, cuanto más sexo tengas mejor va a ser la paga, y cuanto más extrema la performance mejor, así que si haces sexo oral, trágala toda, y si haces anal, dilata y olvídate del dolor, y luego enseña a las cámaras tus agujeros llenos de leche. Y si se da la oportunidad deja que te hagan una doble penetración.
Ella salió a paso decidido hacia la piscina, tenía un poco de complejo por el cuerpo, algunos rollitos y algo de flacidez, pero sabía que tenía armas y las iba a usar. Yo salí de la habitación a los cinco minutos, la rigidez de mi pene hacía mucho que no la veía ni la sentía, me intenté correr el prepucio para descubrir la cabeza y me dolió por el tamaño que tenía el pene. Allí estaba ella, en la piscina, hablando con un tipo, mas allá otras tres personas, en un sillón un hombre y una mujer haciendo un sesentainueve, dos personas filmaban la escena, y en una baranda que daba al jardín otra dama de pie, mientras el hombre le daba frenéticamente por el culo mientras el que filmaba hacía malabares para captar la imagen. Con el rabillo del ojo veo que mi mujer sale del agua, se seca con una toalla, el tipo de pene erecto que era chico, más bien fino y largo, ella se sienta en un camastro y le empieza a dar una mamada, en eso aparecen una chica iluminadora y un tipo con la cámara, los rodean, ella le lame la cabeza y baja hasta sus testículos, abre la boca, se pone el pene en la boca, saca la lengua y le hace una garganta profunda, habrán demorado un par de minutos y el tipo explotó en su boca, algo de semen cayó de sus labios pero gran parte la conservaba en su boca para mostrarla la cámara antes que se fueran a otra pareja.
Yo hablaba en la piscina, que se había transformado en el punto de encuentro, con una chica mayor que yo, la invité a salir del agua y me dijo que tenía miedo, que ella no quería estar ahí pero su esposo la había forzado.
-Ven, no te voy a hacer daño, le dije.