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Intercambio en una fiesta (2)
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Nuestros acompañantes regresaron a la mesa y parecía que tenían un plan, Lis vino a mí y me dio una corona destapada, Hugo hizo lo mismo con Betty, todos les dimos un buen trago a la vez a las cervezas, cuando las botellas tocaron la mesa todo regreso a su marcha, Lis me tomo por el cinturón y me jalo hacia ella, Hugo presiono a Betty contra la estufa de nuevo. Yo quería ver lo que harían, me daba un morbo inmenso.

Mi verga se volvía a despertar. Sentí una mordida en el pecho y me recorrió un escalofrío por toda la espalda. Deje de verlos a ellos y me dedique a lo mío, la tome con la mano izquierda del cabello de la nuca y la obligue a levantar el rostro para besarla, a la vez que con la derecha desabotonaba su blusa, cuando ya no quedaban más botones por abrir, eche un vistazo de reojo y vi un lindo y pequeño bra de encaje blanco con broche al frete.

De inmediato lo solté, un par de lindos senos con pezones ámbar se asomaron. Dejé de besarla para ver mejor sus senos, en ningún momento solté su cabello. -Ábretela- Le ordene. Con ambas manos abrió su blusa y la dejo caer bajo sus hombros. Tenía unos senos preciosos. Solté su cabello para poner mis pulgares en su coxis y sujetarla, la atraje asía mi para mordisquearle los pechos.

Lis se mantenía casi en las puntas de los pies, sujetándome de los brazos para no caer, dejándome que me recriara en sus pechos. La oía jadear de inmediato, apretaba los labios o se los mordía para no hacer ruido. Me incorpore y la guíe a la orilla de la mesa, pero esta vez ella dándole la espalda a ellos. Pude ver que Hugo estaba besando a Betty y la agarraba con fuerzas por las nalgas mientras ella lo rodeaba con una de sus piernas.

Le desabroche el pantalón y le baje el cierre, separe la tela, vi una tanga blanca completamente lisa de algodón. Le mordí el cuello y sus manos bajaron a mi cinturón, lo desabrocharon y botaron el botón del pantalón, Metió su mano, agarro mi verga después de unos segundo la meneo. Le devolví el favor frotando de arriba a abajo en la mancha húmeda de su tanga, primero con el pulgar suavemente y después un poco más rápido con el dedo medio.

Sentía que apretaba con más fuerza mi miembro y aceleraba el ritmo, mordió de nuevo mi pecho. De repente bajo el ritmo en el que me masturbaba y me pregunto -¿No traes boxers?- Reí -¡No! a veces me gusta sentirme libre. -¿No tienes pelos?- me cuestiono, reí de nuevo. -No, me gusta rasurárselo- Jadeo Betty. -Y a mi a ti- Le respondía a ella que se estaba sacando el suéter de nuevo mientras que Hugo le bajaba el cierre del sus jeans. ¡Como me estaba excitando verlos!

-¡Quiero verlo! dijo Lis. Captamos la atención de Betty y Hugo, la besé y con los ojos le indique que se pusiera de rodillas, me asegure de que quedáramos paralelos a la mesa y ellos pudiera ver todo. Tome el cierre y lo baje teatralmente, mi verga salió fuera del pantalón como si fuera un árbol cayendo al ser talado. Lis lo vio por un instante, lo agarro con una mano, lo levanto contra mi estómago, su otra mano bajo mi pantalón y sin darme tiempo a reaccionar inicio a lamerme las bolas. Betty se puso en igual forma que Lis y Hugo saco su pene.

Ella me miro, le dije que no con un movimiento de cabeza y ella entendió que no quería que se la mamara. Yo no quería besarla y pensar en el pene de mi carnal. Así que ella se dedicó a jalársela y en un punto comenzó a hacerle una rusa. Eso me incomodo un poco, porque a mí me había costado convencerla de que me hiciera lo mismo anteriormente, pero una de cal por las de arena me lo merecía por no dejar que se la mamara y en cabio yo tenía la verga en la boca de Lis.

Verla masturbarlo con sus senos me enojaba y excitaba, sujete la cabeza de Lis e inicie a cogerme su boca más rápido de lo que ella me lo estaba haciendo, por un rato mis testículos golpetearon contra su barbilla escurriendo saliva en ellos. Pare o terminaría mucho antes de lo que quería, le extendí la mano y la ayude a levantarse, le saque la blusa de los brazos y después el bra. La subí de nuevo a la mesa, la hice acostarse boca arriba, me metí entre sus piernas, sujete uno de sus tobillos y lo levante para desabrocharle el botín. Lo tire bajo la mesa, le saque el otro y lo mande junto a su hermano, me acomode los jeans, subí el cierre.

Se veía tan sexy, sus senos subiendo y bajando con su respiración, llevé mis manos a su senos y los apreté, mordí los costados de su coxis y la línea de su tanga sobre su pubis, gemía y tiraba de mi cabello. Con las dos manos tome la cintura de su pantalón y ella instintivamente levanto la cadera para que y se lo pudiera quitar. Su pequeña tanga estaba más mojada de lo que yo creía, se la quite inmediatamente, hice un ademan de botarla, pero bajo la mesa, la enrolle y la metí a mi bolsa izquierda. Lo primero que vi fue una mata de vello púbico que me recordaba a la cabeza de los trolls que estuvieron de moda años atrás.

Betty llevo a la mesa a Hugo. Se quito el pantalón y su bóxer negro de encaje. Acto seguido me lo tiro en la cara, ella y Lis que vieron la escena rieron, abrí la boca y lo sujete con los dientes para gruñir y sacudirlo como lo haría un perro con cualquier trapo. Betty se subió a la mesa y se acostó boca arriba justo como Lis, pero con su cabeza apuntando a mi lado de cocina. Verlas a ambas acostadas, desnudas, una blanca y la otra apiñonada, sus pechos a la misma altura y con tantos contraste, creí que iba a eyacular en mis pantalones sólo de ver esa imagen. Alargue la mano a la boca de Betty, metí mis dedos medios, los chupo como tantas otra veces, con la otra mano abrí la vagina de Lis y la penetre con los dedos que mi novia había empapado. Hugo que se había estado desvistiendo hizo algo similar acariciando el coño de Betty.

A los pocos segundos Lis estaba gimiendo y chillando de placer, mucho más de lo que me gustaba, subió los pies a la orilla de la mesa, no paraba de estremecerse con el ritmo de mi dedos que subían, bajaban, entrando y saliendo. La tome por la nuca y la hice sentarse, gimió y jadeo más fuerte, alguien podría oírla. Aun traía en los dientes el bóxer de encaje, saque mis dedos de ella, tome con esa misma mano los bóxer, hice que chupara los dedos y abriera grande la boca, Metí hechos bola el bóxer en su boca, sujetándola por la nuca y empujando el bóxer hasta el último centímetro de encaje en su boca.

Con mi mano sobre sus labios para que no escupiera los bóxer la volvía a tumbar en la mesa y me baje a comerle la rosada, vagina. Ella tomaba mi muñeca con ambas manos, chupaba su clítoris con rudeza y muy sonoramente, intercalando chupadas y mi lengua que recorría toda la entrada de su sexo o escarbaba dentro de ella. Juro por dios que ahora gritaba con más intensidad, podía sentir en mi mano las vibraciones de sus gritos con fuerza, pero el encaje y mi mano hacían un buen trabajo apagándolos, eso duro un poco más hasta que se vino de golpe, me enterró las uñas con ganas en el ante brazo. Poco a poco se fue relajando todo su cuerpo.

Le mordisqueé al rededor del coño y con cada mordisco ella tenía un pequeño temblor, quería que me recordara bien (al final de cuentas siempre competía con mi carnal) Quite mi mano de su boca y deje que expulsara con la lengua el bóxer, su respiración aún era acelerada. Mire a Betty sujetaba por la cabeza a Hugo y le apretaba la cara con los muslos.

Odiaba que me hiciera eso porque no me dejaba lamer a gusto. Seguramente mi carnal le estaría costando trabajo. Había un truquito para que ella dejara de apretar las piernas así y era que le tirara de los pezones mientras le daba la mamada, así que sin pensarlo alargue mi mano hasta llegar a al pezón izquierdo de Betty, lo torcí y jale a mí. Soltó un gemido, tomo mi muñeca y enterró sus uñas en ella, jalo del cabello a Hugo y separo las piernas. Apreté más fuerte y gimió más.

Cuando ella pujaba y gemía así yo sólo quería cogerla con fuerza, sujetarla y someterla a las envestidas de mi verga. Lis se sentó, metió sus manos bajo mi playera y la levanto. -¡Perdón! dijo. en mi pecho había dos marcas rojizas de sus mordidas. -¡Puede soportar más! pujo Betty. Me quité la playera y le mostré en mi hombro una mancha morada alrededor de una bien delineada marca de dientes, que Betty me había hecho una semana atrás. Lis sonrió y me mordió un pezón volviendo a jalarme mi rasurada verga.

Con la mirada busqué mi mochila, la encontré atrás de mí. Me separe de Lis y fui a ella, regrese con dos Sico le tire uno a Hugo sobre el pubis de Betty, lo abrió, se lo puso y empujo su miembro en ella. Betty puso sus manos en la orilla de la mesa sobre su cabeza y lo rodeó con sus piernas. Le pase el condón a Lis, la bese, quería hacerla gritar mi nombre, ella me puso el condón con poca habilidad, termine de acomodarlo yo con una mano y ella se inclinó un poco asía atrás.

Yo no quería cogérmela así, me acerque para morderle el labio y tomarla del cabello, la baje de la mesa para ponerla boca abajo en la mesa. Tenía unas nalgas casi perfectas salvo por un mancha café oscuro en una de ellas, un lunar que me pareció tener la forma de Monterrey. Me asegure de sujetarla bien del cabello, la hice arquearse cuando me agache para meter mi cara entre sus nalgas y lamer su vagina.

Sin soltar su cabello la deje que se volviera a recostar en la mesa, puse la cabeza de mi pene contra su vagina y lo moví lentamente de arriba a abajo, ella hacía algo similar subiendo y bajando su trasero, con mi mano libre le sujete una nalga abriéndola para poder ver mejor su rosada vagina. La hice parar su movimiento, tomé mi verga y la empuje con fuerza dentro de ella jalándole el cabello y haciéndola arquearse de nuevo. -¡Oh! Grito, la saque y la envestí más fuerte una y otra vez. Sólo más -¡Oh, oh, oh!- Betty me miraba directo a los ojos. -¡Más fuerte!- No sé si se lo dijo a Hugo que estaba entre sus piernas o a mí, pero preferí creer que era a mí. Sin dejar de ver a Betty jale un poco más el cabello de Lis apoye mi codo arriba de su cadera y la penetre más rápido, el sonido de sus nalgas contra mi cuerpo, los gemidos de ambas y el rechinar de la mesa inundaban la cocina.

Perdí la cabeza, la jale para que se parara, la lleve contra la pared, hice que se diera la vuelta para levantarle una pierna. La penetre de nuevo, con fuerza. Me mordió el pecho con más rudeza que antes y con mi mano libre le apreté el cuello ella gemía y yo bramaba. Me enterraba las uñas en la espalda, todo me daba vueltas, mi verga punzaba queriendo vaciarse y yo apretaba tratando de retenerlo tanto como fuera posible. Lo solté todo, me dejé ir hasta la última gota, las rodillas me fallaron y tuve que agarrarme de la pared para que no cayéramos. Me beso entre jadeos y reímos. Volteamos a ver a nuestras parejas y ahí estaban ellos viéndonos recargados en la estufa fumando. no supimos cuánto llevaban viéndonos. Fui por un cigarro y el resto de mi corona.

Esa fue la primera y última vez que estuvimos juntos los 4, la vida y las peleas nos distanciaron a todos. Pero esa noche fue una de las mejores de mi vida.

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