Me llamo Alessandro y tengo 34 años, vivo en la CDMX y mi relato es 100% verídico. Me lo conto mi amiga Lucia. Lo adapte para que sea entendible para ustedes. Espero lo disfruten.
Llegamos al atardecer al Parque Natural Las Estacas en Morelos, México. Tendimos las tiendas de campaña y nos dispusimos a prender una fogata para pasar la noche, viajábamos tres amigos y dos amigas de la universidad, Gerardo y Luis y yo, Lucia y Martha. Lucia era aficionada al gimnasio, tenía 21 años era delgada, tenía muy buenas caderas y unas piernas tan bien formadas por el ejercicio que a cualquiera volvían loco. Martha era de la misma edad que Lucia, era amiga de la infancia y la verdad me gustaba muchísimo, portaba unas tetas enormes y un culo para alucinar. Trabajaba de edecán, tenía un cuerpo de alucine.
Llegamos y tomamos unas cervezas, Luis y Lucia tomaron bastante y un par de horas después se fueron a su casa de campaña, Gerardo también quedo fulminado por el alcohol así que en cuanto se sintió ebrio se fue a dormir.
Solo nos quedamos Martha y yo frente a la fogata.
-¿y por qué terminaste con tu novia, Alex?
-teníamos muchas diferencias, ya no nos llevábamos bien, además, me fue infiel un par de veces así que tomamos la decisión de no seguir juntos, a diferencia de lo que se pueda pensar, a veces la extraño- le dije y tome un sorbo de cerveza.
-No te sientas mal, es complicado a veces para la mujer encontrar a alguien que valga la pena, que nos valore y nos entienda.
-No me digas que una mujer como tu tiene problemas sentimentales, la verdad una mujer como tu puede tener al hombre que quiera.
-Me consentía mucho, pero eso no me llenaba, llega un momento en la vida en que te das cuenta de que lo que necesitas es disfrutar y mi novio no lo hacía, no me hacía disfrutar.
Se acercó a mí y me beso. Mi respiración comenzó a acelerarse y mi miembro comenzó a reaccionar.
Se acercó a mi cuerpo y me recosté, ella estaba sobre mi besándome. Le comencé a agarrar sus tetas por debajo de la blusa, eran enormes. Me sobaba el pene por encima del pantalón y me bajó el cierre. Se acomodó a gatas, me la saco por el cierre y lo comenzó a chupar. Sus dedos rodeaban mis testículos y sobaban mi tronco mientras su lengua recorría de arriba abajo mi verga, succionaba tanto fuerte que sentía que me iba a dejar sin fluidos. Metía toda mi verga en su boca, aghg, agh, ¡mmm! ¿te gusta? sacaba borbotones de saliva, escurría y la recogía con su lengua como sedienta.
Subía y bajaba su cabeza sobre mi falo mientras le quitaba el pantalón y comenzaba a sobar su conchita. La tenía muy mojadita. Traía una tanga de hilo, se lo hice a un lado. Le comencé a sobar su clítoris, se dio vuelta y me puso su panochita en mi cara, un sesenta y nueve perfecto.
Le succionaba sus jugos y jalaba con mis labios su clítoris, mi lengua recorría toda la extensión de su vulva, sus labios vaginales rebosaban sobre mi boca.
-¡Ahhh!, ¡Siii chúpamela!, ¡así, que rico! -Tuvo un orgasmo fenomenal.
Se volteó y me monto, estaba tan húmeda que entro de inmediato, ¡métemela, métemela hasta el fondo! ¡Ahhhh!
Se movía como toda una zorra y jadeaba de placer ¡Ahhh!, me montaba salvajemente a la luz de la fogata, le apretaba sus pezones y se los chupaba, ¡Mmm!, ¡cógeme!, ¡Mmm!
Se escuchaba el aplauso constante de dos genitales chocando. ¡plas!, ¡plas! ¡plas! ¡Sácamela y vuélvela a meteeer! ¡así, que rico! ¡Ahhh!, ¡dame duro! Ese sonido de aplauso tan intenso y excitante no me permitió escuchar que alguien se acercaba.
En cuanto saqué mi miembro sentí que alguien lo tomaba y empezaba a chupar, me recorría con su lengua mi miembro y me lo ensalivaba. No pude ver hasta que me hice a un lado. Era Lucia.
Sonriendo me miro, se acercó y beso a Martha. Mientras me montaba tomaba los pechos de Martha y los chupaba, le acariciaba las nalgas y la nalgueaba.
Martha rebotaba sobre mi aullando de placer, sudando. ¡Mmm!, ¡Ahhh!, ¡me voy a correr, voy a terminaaar! -chillo Martha, ¡Aaaagghh!
-Lucia la sujeto fuertemente de las mejillas a Martha diciéndole; – ¡déjame algo de verga zorra!, yo también quiero.
Lucia se desnudó, se frotaba el clítoris, pero también se enjugaba el culito, se metió un dedo en el ano y se lo sobaba con saliva haciendo círculos. Cuando sintió que estaba lo suficiente dilatada se puso sobre mí y se lo introdujo lentamente por el culo. ¡Uff! ¡Aaaah! Cuando entro toda hasta los huevos comenzó a brincar montada sobre mí. Martha le abría el culo, le daba de nalgadas, sacaba mi verga y me la chupaba antes de volver a meterla en el ano de Lucia, ¡Mmm!, ¡fóllame! ¡Aah! ¡Aah!
Lucia se puso en cuclillas sobre mi cabalgándome brutalmente y besando a Martha. Podía ver bajo sus nalgas como la fogata nos iluminaba, podía ver lo húmeda que estaba mi verga entrando y saliendo en el culo de Lucia. Sus pechos subían y bajaban al ritmo de mis cogidas.
Al ver la escena me excité tanto que ya no pude contener la eyaculación. -¡Aaahh!, me vengooo! -dije.
-Termina adentro de mí, lléname de tu leche- berreó Lucia.
Sentí el casi doloroso placer de eyacular dentro de su apretado culo. Incontables borbotones de leche llenaron el culo de Lucia. Grite de placer. ¡Aaaaggghh! ¡Mmm! ¡Ahhhhh!
Cuando termine de vaciarme Martha saco mi verga y comenzó a limpiarla con su lengua. ¡Mmm! ¡hhhaaa! Me la dejo limpia.
Jamás olvidare que Martha y Lucia compartieron mi leche junto a una fogata.
Espero contar con su opinión y puntos de vista o lo que sea que me deseis contar, también si quieren platicar y contarme sus fantasías, deseos o encuentros, no importa género o preferencia sexual. Mi correo es [email protected]. Saludos.