Empezaba a hacer frío, amanecía tarde y los días eran cortos. Mi marido trabajaba todo el día, mis hijas estaban en el colegio hasta la 3 de la tarde, yo estaba estudiando francés.
Las clases eran aburridísimas, pero se había formado un lindo grupo, éramos todos inmigrantes, nos estábamos adaptando a este nuevo país y a muchos nos estaban pasando la mismas cosas.
Como en todo grupo, uno tiene más afinidad con algunos que con otros, era difícil poder reírnos de las mismas cosas con un chino, o un filipino, pero era mucho más fácil con un peruano, un colombiano o un cubano.
Por momentos uno se olvida que es adulto y te transformas en esa persona que fuiste cuando eras joven. Te divertís con cosas bobas, te haces la linda con los chicos lindos y la graciosa con las chicas de tu grupo.
Un día, y sin buscar nada, me di cuenta que un chico me miraba, me gusto, era algo que no sentía hace mucho, noté que me sonreía e iniciaba conversaciones con migo cada vez que podía, y yo empecé a hacer lo mismo, una de mis amigas me hizo notar que yo le gustaba, a lo que le respondí que no podía ser, él estaba casado y yo también, pero en el fondo yo sabía que algo estaba empezando a pasar. En algunos cursos había que armar grupos, y un día yo le pregunté si quería hacer grupo con migo. Me gusto ver su cara se sorpresa y alegría a la vez. Cuando salíamos en excursiones siempre caminaba a mi lado y a la hora del lunch compartíamos la mesa. Era una amistad, o al menos eso parecía para el resto de la clase, pero los dos sabíamos que había algo más.
Yo mucho no sabía de él, pero siempre, desde que tengo uso de la razón, cuando conozco a alguien atractivo, me gusta imaginarme como hacen el amor, y esto me llevo a comenzar a fantasear, a imaginarme escenarios y hasta posiciones que haríamos, todo en mi cabeza comenzaba a calentarme, por las noches, en casa, con mi marido hacíamos cosas que antes no hacíamos, en el baño, en la cocina, todo este ratoneo me había vuelto más sexy, más erótica y esto a Jorge le encantaba.
Yo sé que el algo sospechaba, él sabía que algo había cambiado en mi, no era la primera vez que pasábamos por esto.
De novios yo había tenido amantes y él lo sabía, lo loco es que nunca le molesto, por lo contrario, le gustaba, me pedía que le cuente y con detalles, se excitaba imaginándome con otro. Pero ya hablé mucho de él por ahora, volviendo al chico que les estaba contando, su nombre era Juan, solo sé que había llegado hace poco, que era cubano, estaba casado y que era el lindo del curso, rubio y con ojos claros, jajaja, siempre escuché buenas cosas de los cubanos y su acento me encantaba.
Pasaron las semanas y nada cambiaba, algunas bromas, con doble sentido, muy clásico en los latinos que daban pie a risas pícaras y miradas lujuriosas. Una mañana en la el descanso entre las clases, con la excusa de buscar un baño, o un café para tomar, nos separamos del grupo y en una escalera escondida, me agarro de la cintura y me beso como hacía mucho no me besaba nadie, nos quedamos ahí unos minutos besándonos apasionadamente, acariciándonos y calentándonos como dos adolescentes. Nos miramos, nos tocamos y nos dijimos cosas que aun hoy me excitan cuando las recuerdo.
Volvimos con el grupo pero esta vez, al final del día lo llevé a su casa, yo estaba muy nerviosa, y supongo que el también, los dos sabíamos lo que estaba por pasar en unos minutos, los dos sabíamos que no estaba bien y esto lo hacía aún más atractivo. Al llegar a su casa, fuimos directo a la habitación, el comenzó a besarme y a desnudarme a la vez. Yo ese día traía botas de invierno, me acosté en la cama y el me las saco, luego yo le saque la remera, lo empecé a besar por el pecho y fui bajando lentamente, desabroché su pantalón y con mis manos busque en su calzoncillo y Encontré lo que quería ,me arrodillé y lo empecé a chupar.
El me agarraba del pelo, y movía mi cabeza hacia adelante y hacia atrás. Luego fue su turno, me chupo, y lo supo hacer muy bien. Después Me puse en cuatro y al fin lo sentí dentro mío, ese momento es único, especial, es como si lo hubiera deseado durante meses, casi como la primera vez, como decía el, se sentía bien rico, pero el problema era que ninguno había llevado condones, y cuando me pregunto que hacer, le respondí que mejor terminara en mi cola, creo que lo sorprendí, su cara cambio, se acomodó y con tan solo un poco de saliva entro fácilmente, noté que su nivel de exultación subió, y el mío también, empezó a decirme cosas, cosas que nunca había escuchado, con ese acento cubano, cuando termino dentro mío sus movimientos fueron más lentos, más suaves, como que quería disfrutar cada segundo que quedaba, fue mejor de lo que esperaba, fue apasionado, pero dulce y tierno a la vez.
Nos quedamos unos minutos relajados en su cama, la cama donde esa noche dormiría con su mujer, sé que no está bien, pero esto sumo a la situación, le dio ese toque prohibido que hace que las cosas sean mejores. Él se quedó en su casa y yo me fui, a la mía, mientras manejaba sentía su leche salir de mi cola, llegue y pensé en bañarme pero preferí esperar, en un rato llegaba mi marido y tenía algo para contarle, algo que yo sabía le iba a gustar.