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Iniciándome como travesti fetichista (Parte 2)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Continuando con mis inicios y de lo que sucedió al día siguiente de haberme puesto la ropa de mi hermana y de haber tenido uno de los mejores orgasmos llenos de lujuria y placer, pensé en que todo había sido una equivocación y que jamás volvería a pasar, pero fue todo lo contrario, al llegar al ensayo después de clases y al ver a mi compañera esta vez no tenía el traje de baile, tenía su uniforme de ejercicios del colegio era un traje deportivo o sudadera, por lo que pensé… bueno lo de ayer no lo volveré a ver si no hasta el día de la presentación, así que fui a prepararme para el ensayo y dejar las cosas así.

Pero cual sería mi sorpresa al cambiarnos para el ensayo y verla en una pantaloneta o short diminuto, con una camisilla blanca un poco transparente que me invitaba a verle su hermoso brasiere color rosa y sus ricas tetas paraditas, pero lo mejor de todo estaba en sus piernas llevaba puestas unas pantymedias de nylon color blanco como las que utilizan las enfermeras o las novias que están a punto de casarse, jamás podré olvidar ese momento, creo que mi rostro lo dijo todo… estaba estupefacto, estaba excitado no pude ocultar la erección que todo esto me producía, mi pedazo de carne duro quería salir de ese pantalón, sentía que estaba derramando muchos líquidos seminales, solo quería realizar el ensayo y tocarle sus piernas y en algún momento poder rozarle mi verga en su delicado y parado trasero.

Era una cosa inimaginable en una semana pase de ser el típico chico pajuelo, a desear poder estar vestido como chica todo el día y a toda hora, sé que mi compañera se había dado cuenta de mi debilidad, me encantaban y me volvían loco las medias veladas o pantymedias y que no podía parar de mirarla y de sentirla, aunque nunca pasó nada con ella, si le agradezco por haber hecho que todos estos gustos despertaran en mi interior y ser lo que soy ahora.

Bueno volviendo al relato al terminar el ensayo todos nos fuimos a las duchas, los casilleros de los dos estaban muy cerca por lo que pude darme cuenta que ella se cambió y en una bolsa dejó la ropa que había utilizado, se colocó otra ropa, salió y se despidió de mi ya que se iba a encontrar con su novio, me quedé unos minutos viendo a su casillero y pude notar que lo había dejado sin seguro por lo que podía tomar sus ropas y deleitarme un rato, empezó mi corazón a palpitar de nervios y emoción al mismo tiempo, ya que a unos metros estaba mi perdición… la ropa de una mujer con la que había soñado el día anterior y que aparte de desearla, deseaba ser ella.

Esperé a que todos se fueran, hice como si ya me fuera para mi casa, me despedí de los pocos chicos que quedaban en el vestidor y me escondí en uno de los salones contiguos a los vestidores, no sé si había sido un plan de ella para ver si yo le registraba su ropa o ella por el afán de verse con su novio había dejado el casillero sin seguridad, espere a que todos salieran, me sentía muy nervioso de que alguien me encontrará inspeccionando un casillero que no era el mío, sabía que podía meterme en problemas, pero poco me importó, así que abrí su cajón y ahí estaban sus prendas sudadas su pantaloneta o short el cual olí hasta la saciedad su aroma era muy delicado olían a sudor con un perfume de frutas que me puso la verga a mil, quería masturbarme y derramar mi leche encima de esas prendas, no lo podía creer, la ropa de aquella chica con la que me había masturbado el día anterior estaban en frente de mi y podía hacer lo que quisiera con ellas ya que me encontraba solo en aquel salón.

Decidí tomar la bolsa y llevarla para un lugar más solitario donde nadie pudiera verme, me escondí en un salón cerca a los baños, sabía que tenía poco tiempo ya que los guardas de seguridad harían la ronda para verificar que todo estuviera bien, sin pensarlo dos veces me despojé de mis ropas de hombre y lo primero que pensé fue ponerme esas delicadas prendas y sentirme Marcela así se llamaba mi compañera, quería caminar por el salón de ensayos con los short, las pantymedias y colocarme ese delicado brasiere color rosa, así que no lo pensé dos veces sabía que algo de esa magnitud no se volvería a presentar me puse toda la ropa de Marcela, no podía dejar de temblar, tampoco podía detener el crecimiento de mi verga la cual parecía que se fuera a explotar, la tenía muy roja, grande de la misma excitación podía ver como chorreaban esos líquidos que estaban manchando las delicadas pantymedias de Marcela y dejando rastro de mi excitación.

No lo pensé dos veces y salí para caminar un rato por aquellos pasillos, sentía el viento rozar mis piernas sobre aquellas hermosas medias blancas, me sentía muy femenina podía sentir el roce de los short y del brasiere color rosa de Marcela en mi cuerpo, quería ser Marcela, en ese momento así como quería ser Marcela también empecé a desear y fantasear con un hombre para sentirme más mujer, jamás en mi vida había fantaseado con un hombre, lo que me hizo excitar aún más quería ser mujer en todo el sentido de la palabra, cada paso que daba las prendas acariciaban mi cuerpo no lo podía creer y antes de llegar al salón de ensayos escuché como una de las puertas se abría, quedé frio, sentí el pánico correr por todo mi cuerpo, me había alejado mucho de donde tenía mi ropa de hombre, toda mi vida pasó por un momento frente a mi, sentí morir y el que me descubrieran traería cualquier cantidad de problemas a mi corta vida.

Por lo que por instinto me escondí en uno de los salones que estaba cerca de mi, pero ya era muy tarde alguien me había visto… Era uno de los guardias de seguridad quien al percatarse salió detrás mío, estaba a punto de morir del terror de ser descubierto, traté de esconderme pero era irremediable el encuentro con aquel guardia, quien al verme así vestido se sonrió, yo estaba aterrado con aquel personaje sabía que si me delataba mi vida estaría en problemas, se quedó mirándome de arriba abajo parecía no entender lo que estaba viendo, era yo un chico en la ropa de una mujer, él era un guardia de unos 45 años estatura media, corpulento y de piel morena, era un poco más bajo que yo, parecía estar estupefacto de lo que estaba mirando, hasta que pregunto:

-Que hace un joven a esta hora solo y vestido de mujer por los pasillos del colegio?

Yo estaba aterrado mis piernas temblaban y lo primero que se me ocurrió fue decir:

-estoy vestido así porque me encuentro preparando un papel para la obra de teatro que vamos a realizar en pocos días.

Sé que no me creyó nada de lo que dije, se quedó mirándome muy lentamente de arriba a abajo y solo dijo:

-Esto lo tengo que reportar al rector del colegio, si en verdad está preparando un papel para la obra de teatro donde se vista de mujer no habrá inconvenientes.

Todo pasó por mi cabeza, sabía que si mis compañeros se enteraban o mi familia sería muy embarazoso y no tendría como poder aclarar aquel evento.

Por lo que con lágrimas en los ojos y la voz temblorosa le dije que por favor no fuera a reportar nada de lo que había visto, que había cometido un error y que nadie se debía enterar de mis gustos ya que me podía ver en serios problemas, el me hizo un gesto de desaprobación y volvió a decirme:

-pero no puedo hacer nada, esto lo debe saber el rector y debe saber de sus andadas y de lo que hace en los pasillos del colegio cuando todos se van.

Yo le supliqué que no lo hiciera que me ayudara, que yo le daría el dinero que él me pidiera a lo que respondió:

-Tu linda deberías ser un poco más ingeniosa, deberías pensar en algo más creativo con lo que podamos arreglar este problema.

Ya no me habló tan serio y se dirigió a mi como si fuera una chica, algo que me causó sorpresa pero a la vez me gustó, él se estaba dirigiendo a mi como mujer y me hablaba más suavemente, así mismo su mirada cambió, sentía como recorría mi cuerpo con su mirada, no dejaba de verme las piernas, a lo que me pregunto?

-Esas pantymedias te quedan muy bien, te ves muy linda y ese brasiere hace verte más rica, te ves como toda una chica, con una peluca podrías pasar como una estudiante más y hasta podrías tener muchos admiradores…

Estaba muy asustado, pero a la vez empecé a sentir unas ganas incontrolables de acercarme a él y entregarme en sus brazos como lo vi tantas veces en las revistas y películas de porno que veía, obviamente queriendo ser la chica y de tocarle el bulto que tenía en su pantalón y que mostraba una gran verga, cuando le miré el bulto él se acercó un poco y me preguntó:

-Ya sabes cómo podemos arreglar este inconveniente? O simplemente voy con el rector y asunto terminado, tú decides…

A lo que se tocó la verga por encima del pantalón, al hacer esto hizo que todo mi cuerpo se estremeciera me quedé paralizado pero dentro de mi quería hacer de todo con este hombre, jamás pensé tener un hombre maduro a pocos metros con ganas de hacerme de todo, de hacerme su mujer, de hacerme sentir toda una zorrita, sabía que si no accedía todo estaría acabado para mi, por lo que le hice una seña con la cabeza aceptando lo que él quería.

Él se acercó tocándose su dura verga, estaba cada vez más cerca y mientras más avanzaba más veía crecer su trozo de carne entre sus piernas, su mirada estaba perdida en mi cuerpo, trate de alejarme pero él me tomó del brazo, sabía que ya no había marcha atrás, me abrazó fuertemente y me besó, jamás una persona del mismo sexo me había besado con tanta rudeza y pasión, me refregó su miembro en mi abdomen y sentí que era todo un toro y que ese pedazo de carne era todo para mi, estaba aterrado por lo que estaba pasando pero algo muy dentro de mi volvió a decirme que esto era único y debía aprovecharlo.

Él se alejó un poco y me dijo:

-déjame verte, camina y modela para mi, siéntete toda una niña, siéntete toda una puta, baila para mi y no te preocupes que solo estamos tu y yo…

Empecé a bailar y a caminar como una mujer con las ropas de Marcela puestas, el de inmediato no lo pensó dos veces se bajó el pantalón y pude ver como una enorme, gruesa y venosa verga de unos 19 cm saltaba de su pantalón, para mi sorpresa esa verga estaba depilada por lo que se veía monstruosamente grande con una cabeza rosada y brillante, la cual se frotaba de manera fuerte parecía que quería terminar de inmediato, aumento su ritmo y cuando se iba a venir, paró y me tomo por el brazo muy fuerte me sentí su mujer, a lo que me dijo:

-Vamos a hacer muchas cositas ricas, tenemos tiempo ya que la próxima ronda de seguridad será en dos horas, vas a ser mi mujer, vas a ser mi puta, tomó mis manos y las puso encima de su gran verga, la cual estaba caliente, la sentí palpitar como si tuviera vida propia y de la punta salía un líquido transparente el cual puso mi verga a mil, obvio que al lado de semejante trozo de carne la mía se veía pequeña.

La piel de su verga era muy suave, yo estaba excitada, me encontraba en otro planeta, la tome muy delicadamente y la empecé a masajear pude ver como llevó la mirada al techo y suspiró profundamente, diciendo entre susurros:

-vas a sentir como un guardia de seguridad te penetra y te hace su mujer, vas a pasarla muy rico mi amor, no te arrepentirás.

Y con un beso profundo y súper delicioso, llevó sus manos a mi cintura acariciando cada centímetro de mi cuerpo, la sensación de ser montada por aquel hombre hizo que perdiera la noción del tiempo.

En una próxima oportunidad contaré la tercera parte lo que ocurrió con aquel guarda de seguridad y lo que hice el día del baile y la obra de teatro.

Espero les haya gustado, un beso.

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