Mi nombre es Javier y en la intimidad Karina, tengo 39 años, vivo en la ciudad de Bogotá y les contaré una serie de anécdotas (todas reales) que han pasado en el transcurso de mi vida, todas relacionadas con el travestismo y gran parte con el fetichismo.
Desde siempre mi fijación se centró en las pantymedias y las faldas de mis hermanas, las cuales son 3 y 6 años mayores y cada vez que podía investigar en sus cajones de la ropa interior siempre llegaba a sus pantymedias y pantaletas las cuales me probaba hasta saciar mis más bajos instintos, hasta cierto día que me descubrió una de mis hermanas y dejé probarme sus ropas por miedo y por la paliza que recibí por parte de mamá.
Transcurrieron unos años, y con 18 años me encontraba en mi último año de secundaria, estudiaba en un colegio mixto con unas chicas muy guapas, para aquel año y por ser el último antes de ir a la Universidad, cada curso debía realizar una presentación para los padres, a mi curso le asignaron una obra de teatro y un baile (Salsa) la verdad no soy muy buen bailarín y de inmediato me inscribí en la obra de teatro en la cual no tenía mucha trascendencia mi papel era de un mayordomo que salía unas dos veces en la obra.
Así pasaron las dos siguientes semanas, hasta ese día en que todo dio vueltas y volví a tener esos sentimientos salvajes por la ropa femenina, todo inició cuando nuestro director de salón nos dio la noticia que uno de mis compañeros se había accidentado junto con su familia y se había fracturado una pierna por lo cual no podía estar en la presentación de Salsa y que uno de nosotros debía apoyar al grupo uniéndose en el baile, nadie se ofreció y el director tomó la determinación de que fuera yo uno de los indicados por mi estatura 1.80 m y al ser delgado me podía quedar el traje de baile que ya habían diseñado para Carlos (mi compañero), la verdad lo tomé con desagrado porque el baile no es lo mío, lo acepté de mal humor pero ya que más daba.
Esa misma tarde debíamos preparar el baile ya que quedaban pocas semanas para la presentación, al entrar en el salón del teatro todo cambió pensé encontrar mis compañeras en el uniforme del colegio, pero no, todos estaban probándose sus vestidos para el baile y cual sería mi sorpresa al ver a mis compañeras en un traje brillante pegado al cuerpo de color verde, tacones altos de color dorado y unas pantymedias de color piel o carne brillantes que le daban ese toque exquisito y delicado a las piernas femeninas, un frio intenso recorrió todo mi cuerpo, llegaron todos esos recuerdos de niño cuando en solitario me probaba las medias, las pantaletas y las faldas de mis hermanas, todos esos recuerdos y sensaciones me aturdieron ya que yo pensaba que todo era parte del pasado, llevándome a otra dimensión, me encontraba inmerso en la excitación solo con ver contonearse a mis compañeras en esas deliciosas zapatillas doradas con esas delicadas y suaves medias brillantes.
Al estar ensayando el baile, la Salsa es de mucho contacto por lo que en varias ocasiones de la presentación debía tomar a mi compañera y tener contacto con sus piernas, lo mejor de todo esto es que me tocó con la mayor del salón ella tenía 18 años por lo que su cuerpo estaba muy desarrollado, tenía unas piernas de ataque, su cintura era pequeña y tenía unos pechos en punta que le hacían perfilar un par de y ricas tetas en ese vestido verde.
Por mi parte estaba extasiado fueron dos horas en las que practicamos el baile, que para mi fueron loa mejores horas de mi vida, mientras ensayábamos tuve por lo menos unas 5 erecciones, sentía que mi pantalón iba a reventar, por un lado me encantaba mi compañera sentir sus piernas y el tacto de sus medias era algo inigualable y por otro lado quería ser ella quería estar en sus zapatos sentirme mujer sentirme toda una linda chica, sé que se dio cuenta de mis erecciones al terminar de ensayar me miro y se sonrió la verdad me dio pena pero ya todo estaba hecho.
Ese día llegué a mi casa y como mis hermanas ya estaban en universidad y mis padres trabajando llegué a colocarme la ropa de mi hermana mayor saqué todo lo que pude de sus cajones, tome unas pantymedias color negro eran muy delicadas y sedosas unos pantys o pantaletas de color rojo con encaje, un vestido color azul el cual me quedaba muy pegado al cuerpo al verme vestida después de tantos años las piernas me temblaban el corazón palpitaba a mil por hora y solo pensaba y fantaseaba que yo era mi compañera, tuve la necesidad de maquillarme, me apliqué labial rojo intenso unas sombras de color gris y un rubor todo eso me tenía en un frenesí alcancé a caminar por la casa un par de veces y practicar los pasos de baile fue tanto el placer que experimenté que sentí la necesidad de acariciar mi ano con el mango de un peine de mi hermana le apliqué crema y lo puse en mi culito al insertarlo un poco y al tocar mi pene enfundado en esas delicadas ropas me vine a chorros, los espasmos fueron lentos e intensos, la sensación que tuve al penetrar un poco mi ano fue maravilloso mi leche cayó hasta en el piso.
Todo absolutamente toda la ropa de mi hermana quedó impregnada con mis fluidos, tuve la necesidad de pasar mi lengua por mi semen y tomarlo sin piedad estaba tibio y el olor que expedía era delicioso, saqué muy despacio de mi año el peine, mis manos temblaban, algo estaba pasando en mi jamás había probado mi semen y tampoco me había intentado penetrar todo lo que sucedió lo hice con locura con pasión y me hizo sentir muy chica, me quite la ropa la limpie y solo pensaba en que lo que había hecho estaba mal, me sentía mal conmigo mismo, levanté la ropa la limpié, me di un baño con agua tibia y me dije que lo que había hecho era un error y que nunca lo volvería a hacer, pero en realidad fue todo lo contrario…
En una próxima entrega les contaré lo que sucedió antes y después del baile y lo que pasó en la obra de teatro… y como fue incrementando mi deseo por la ropa femenina y el mundo que se abrió ante mí con el paso de los años.